Los residentes latinos establecidos de manera
legal en EEUU votaran por Trump para que expulse a los latinos ilegales y tengan más trabajo.
Los
hispanos que apoyan a Trump enfrentan la ira y las burlas de sus detractores
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Los partidarios latinos del candidato
republicano sienten la animosidad que reina en las elecciones
Seguidores
del candidato republicano Donald Trump durante un acto de campaña en Las Vegas.
PHOTO: CHIP SOMODEVILLA/GETTY IMAGES
Por Michael C. Bender y
Miguel
González
martes,
1 de noviembre de 2016
19:21 EDT
El Mariachi
Loco, un supermercado latino en la costa oeste del centro de Florida, ha sido
celebrado durante dos décadas en la prensa local como un símbolo del
crecimiento de la región y la diversificación de su población. Un reseñador
llegó a elogiar sus tacos y sopes diciendo que se sentía “maravilloso de estar
vivo”.
Luego, la
semana pasada, la página de Facebook del local de repente fue bombardeada con
quejas de que su pan estaba pasado, un mal servicio al cliente y una invasión
de cucarachas. Sin embargo, las quejas no se debían a una infestación real o
alimentos rancios en el local de Sarasota, Florida. La causa era un cartel de
Donald Trump colocado en el césped de la casa de la dueña del negocio, una
inmigrante colombiana.
“Rezo para
que Dios meta algo de sensatez en esa frágil cabeza tuya”, escribió una persona
en la página de Facebook del local. “Espero que Trump vaya a tu tienda y compre
una bolsa de papitas. Jaja. Vas a necesitar cada dólar después de hoy. Que
tengas una buena noche”, dijo otro.
Las
emociones se disparan en los últimos días de cualquier elección presidencial.
No obstante, el antagonismo y la animosidad entre los estadounidenses por la
contienda entre el candidato republicano y su rival demócrata, Hillary Clinton
—dos de los candidatos presidenciales que han despertado mayor antipatía en la
historia de Estados Unidos—, ha estado hirviendo por muchas semanas.
Entre los
votantes hispanos, su pasión a menudo se manifiesta en duras críticas contra
los partidarios del candidato republicano. En esta elección tienen un nivel de
interés inusualmente alto comparado con otros grupos demográficos y en gran
medida están unidos detrás de Clinton, según indican las encuestas.
Trump, quien
respalda medidas de deportación enérgicas así como la construcción de un muro a
lo largo de la frontera con México, tiene el apoyo de menos de uno de cada
cinco votantes hispanos, según una encuesta de The Wall Street Journal/NBC News
realizada en octubre.
Si bien los
estadounidenses en general ven a Trump como mejor o tan bueno como Clinton a la
hora de manejar la economía y los asuntos de comercio, los electores hispanos
le dan una ventaja a la candidata demócrata.
En la
pregunta sobre qué candidato es más honesto y directo, Trump tiene una ventaja
de 4 puntos porcentuales sobre Clinton entre todos los votantes registrados. Entre los electores hispanos, el republicano está debajo por
34 puntos porcentuales.
Sin embargo,
tal vez lo más preocupante para Trump sea que 68% de los votantes hispanos dijo
estar interesado en la elección de este año, 1 punto porcentual más que hace
cuatro años. Casi todos los demás grupos de votantes están menos interesados,
según la encuesta.
La campaña
de Trump no respondió a una solicitud de comentarios.
La avalancha
de ira de algunos latinos contra el supermercado de Rosalia Holmlund, una mujer
de 65 años que posee la ciudadanía estadounidense, se produjo pese al hecho de
que no respalda a Trump. El cartel fue instalado por su esposo, Kenneth
Holmlund, de 79 años, quien no es hispano y desde hace mucho tiempo apoya al
Partido Republicano.
El hecho de
que la demostración de su preferencia política haya desatado los ataques contra
el negocio familiar en los medios sociales es, según ella, un ejemplo del
fracaso de los líderes políticos estadounidenses a la hora de inspirar al país.
“Ahora, estoy
pagando las consecuencias”, cuenta.
Entrevistas
con más de una decena de partidarios de Trump en recientes eventos de campaña
muestran que sus seguidores en gran parte están de acuerdo en que un muro al
sur del país frenará la inmigración ilegal.
Muchos de
ellos están separados por una o dos generaciones del momento en que sus padres
o abuelos se naturalizaron, pero aun así dicen que les preocupa que una nueva
ola de inmigrantes traiga delincuencia y narcotráfico a sus comunidades.
“Hay todo
tipo de personas contra nosotros”, dijo Elma Sánchez, una seguidora de Trump de
60 años que tenía un broche que decía “Hillary para Prisión” en un evento en
Pueblo, Colorado. “Pero no hemos cambiados, ellos han cambiado y los políticos
han cambiado. No cumplen sus promesas, así que voy a ir con Trump y ver lo que
puede hacer”.
Muchos de
ellos dicen que su apoyo a Trump ha afectado su relación con familiares y
amigos.
“Oh sí,
muchos parientes y amigos se ríen de mí”, contó John Elizondo, un chofer de 65
años de Summerlin, Nevada. Elizondo dijo que su madre nació en México.
En un
reciente evento de campaña de Trump cerca de Las Vegas, Elizondo llevaba un
paquete de papel higiénico con una etiqueta que decía: “Hora de limpiar la
mierda de Washington”.
“Trump tiene razón: algunos
inmigrantes que vienen son violadores, y algunos son delincuentes”, dijo Elizondo. “Pero no se trata sólo de los
mexicanos. Son los sudamericanos, son los musulmanes, son cualquiera. Y cuando
él construya ese muro, seré yo el que se ría”.
—Carol E. Lee contribuyó a este artículo.
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