Piensen
lo que piensen sobre el Brexit , voten; pero si salen de la Unión Europea se incendiara
Europa comenzando por España ya que Reino
Unido devaluara sin misericordia además que quebraran bancos españoles .
Piensen
lo que piensen, voten
http://elpais.com/elpais/2016/06/03/opinion/1464953867_045815.html
Los
partidarios del 'Brexit' no están exhortando a los británicos a inscribirse
para votar, seguramente porque una mayor participación favorecerá la
permanencia. ¿Acaso les da miedo la democracia?
TIMOTHY
GARTON ASH
8 JUN
2016 - 00:00 CEST
Piensen lo
que piensen, voten
NICOLÁS
AZNÁREZ
La decisión
de que Reino Unido permanezca o no en la UE
puede estar en manos de neozelandeses, australianos y
canadienses.
Una de las
numerosas peculiaridades del sistema electoral británico es que muchos
ciudadanos de la Commonwealth que viven en Reino Unido tienen derecho a votar
en el referéndum, mientras que los franceses e italianos que llevan 30 años
viviendo aquí, no. No tiene ningún sentido, pero, como decía Benjamin Disraeli,
en Inglaterra no gobierna la lógica, sino el
Parlamento.
En cualquier
caso, si tiene usted derecho a votar, sea joven o viejo, inglés, escocés,
irlandés o jamaicano, por favor, inscríbase para hacerlo. El plazo termina el martes, 7 de junio, a medianoche.
Lo único en
lo que están de acuerdo las dos partes de un debate cada vez más enconado es en
que esta es la decisión más importante que van a tomar los británicos desde
hace 40 años. Si creemos en el autogobierno democrático, es obligatorio que
acudamos a votar cuantos más mejor.
El
autogobierno democrático es un punto fundamental de la campaña para el Brexit.
De hecho, es
su argumento más noble, muy alejado del alarmismo sobre la inmigración. En unos
comicios que están perdiendo a toda velocidad cualquier atisbo de respeto
mutuo, me parece importante decir que en el bando favorable a la salida hay
algunos, no recién llegados como Boris sino euroescépticos de toda la vida, que
llevan años hablando de ello.
El
95% de los mayores de 65 años se han inscrito para votar, pero sólo el 70% de
los jóvenes
Y, si el
argumento central de los que quieren marcharse es que los británicos deben
decidir democráticamente sus leyes y su futuro, entonces son ellos quienes
deberían insistir más en que la gente se inscriba para votar. Pero resulta que
pasa todo lo contrario. Los que están exhortando a ejercer el derecho
democrático al voto son los partidarios de seguir en la Unión, mientras que sus
adversarios guardan un extraño silencio al respecto. No me extrañaría que
alguno de los más fanáticos acuse al primer ministro de manipulación
desvergonzada, porque el Gobierno y la comisión electoral —totalmente
independiente— están gastando mucho dinero (6,4 millones de libras en el caso
de la comisión) para animar a los votantes, especialmente a los jóvenes.
El motivo
del extraño silencio de los del Brexit está claro.
Si en los próximos días se inscribe más gente y el 23 de junio hay más
participación, eso favorecerá seguramente a la opción de quedarse. Sobre todo
si esos nuevos votantes son jóvenes. Según el último recuento, las personas con
derecho a voto que se han inscrito son aproximadamente el 95% de los mayores de
65 años, pero solo el 70% de los que tienen entre 20 y 24 años.
Los
de más edad tienden a ser partidarios de marcharse, y los más jóvenes, de
permanecer.
Por tanto,
siendo realista —¿o cínico?—, el bando del Brexit debería querer que los mayores
hagan su larga marcha hasta los colegios electorales y que los jóvenes se
dediquen a llenarse de pastillas y se vayan al festival de Glastonbury, que se
celebra precisamente en esas fechas. En lugar de la mentira de que Gran Bretaña
envía 350 millones de libras semanales a Bruselas, sus autobuses deberían
llevar este lema: “Acude, abuelo; relájate, nieto”.
He hablado
con la comisión electoral para intentar averiguar cómo están las cosas. Un
minucioso estudio realizado en 2014 llegó a la conclusión de que había
alrededor de 7,5 millones de personas mal inscritas, el 15% del electorado.
Desde entonces el nuevo sistema de inscripción electoral ha hecho que hayan
desaparecido de las listas algunas personas y se hayan apuntado otras. Los que
menos se inscriben suelen ser los jóvenes, los que acaban de mudarse de
domicilio y los que viven de alquiler (podemos aventurar que en estas dos
últimas categorías se incluyen muchos jóvenes, aunque también personas más
pobres que, según los sondeos, estarían más dispuestos a votar por el Brexit).
Otro informe indica que en las elecciones generales de
2015 solo votó el 43% del grupo de entre 18 y 24 años, frente al 78% de los mayores de 65. Incluso con el margen de
error de las cifras, es una brecha de edad importante.
La campaña
de momento ha sido una mezcla entre una partida de mentiroso y una riña de bar.
Pero todavía hay tiempo para mejorarla
Una pregunta
interesante pero imposible de responder es hasta qué punto esa abstención es
fruto del azar y de la apatía, de cambios de domicilio sin darse cuenta de que
hay que inscribirse, o más bien una exhibición activa de partidismo. Incluso
entre mis alumnos de Oxford, que no son precisamente el grupo más desfavorecido
del país, me encuentro con muchos que dicen que “si el voto cambiara las cosas,
lo abolirían”: piensan que la política es cosa de unas élites remotas e
interesadas y que el verdadero poder lo tienen las grandes farmacéuticas y
Google. Además, aunque mis estudiantes son mayoritariamente partidarios de que Reino
Unido permanezca en la UE, hay muy pocos que se sientan enardecidos por el
tema.
Algunas de
las medidas dirigidas a los jóvenes recuerdan a una abuelita poniéndose una
minifalda de cuero. David Cameron ha utilizado Tinder, la aplicación de
citas, para convencerlos. Una campaña publicitaria llamada #votin
(votin.co.uk) utiliza una jerga supuestamente juvenil mientras una chica se
sumerge en el océano. Es de vergüenza ajena, y más bien condescendiente.
Pero no me
parece mal que una organización llamada Bite the Ballot (muerde la papeleta),
que asegura que en las últimas elecciones ayudó a inscribir a 500.000 personas,
haya lanzado una campaña para que se apunte la gente antes de que acabe el
plazo. Unos estudiantes de Oxford tienen una página de Facebook, Pledge2Reg, en
la que la gente deja fe de que se ha inscrito. Ofrecen recompensas como 150
donuts y la visita de un camión de helados para los colleges con más inscritos.
Yo he añadido a los donuts un premio de 500 libras al college de Oxford que
tenga mayor porcentaje de alumnos inscritos para votar según la oficina
electoral de la ciudad (un criterio dudoso, lo sé, porque muchos estarán
inscritos en sus domicilios familiares, pero no se nos ha ocurrido nada mejor).
No voy a
negar que espero que esos estudiantes voten por la permanencia, pero les
aseguro que prefiero que voten por la salida a que se abstengan. Pase lo que
pase, este debe ser un gran momento para la democracia deliberativa, igual que
lo fue el referéndum sobre la independencia escocesa en 2014. Hasta ahora, la
campaña de la consulta del Brexit ha sido una mezcla entre una partida de
mentiroso y una riña de bar. Pero todavía tenemos 20 días para mejorarla.
@fromTGA
Timothy
Garton Ash es profesor
de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto
freespeechdebate.com, e investigador titular en la Hoover Institution,
Universidad de Stanford. Su nuevo libro, Free Speech: Ten Principles for a Connected
World, se publicará en primavera.
Traducción
de María Luisa Rodríguez Tapia
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