Perú:
Al conteo del 51 % de votos ,esta ganado PPK por una diferencia de 1,2 %, faltan
todavía los planillones con el 49 % de votos del Perú rural más alejado de las
ciudades, que demoran entre 2 y 3 días en llegar, como en canoas, por los ríos o
en caballos o mulas por los parajes andinos, y si fuera aun ajustado, faltan
los votos del extranjero que pueden demorar 1 semana como los del Asia y Oceanía.
Nota del autor del blog: a última
hora la ola anti fujimorista no pedía que se vote por PPK sino en contra de Keiko
y sus marchas eran el doble de las de Keiko y las de PPK , luego también una
lideresa de última hora de izquierda envió en las redes sociales discursos en quechua
a que no se vote por Keiko, por último el hermano de Keiko medio que deseaba que
pierda su hermana y como que saboteo en algo las elecciones partidarias internas y no
fue a votar.
El
recuento apunta la victoria por la mínima de Kuczynski en Perú
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/05/america/1465153235_953203.html
Kuczynski
pide vigilar para que no les "roben los votos". Keiko: "Vamos
rumbo a la victoria"
CARLOS
E. CUÉ
JACQUELINE
FOWKS
Lima
6 JUN 2016 - 05:32 CEST
Una fila
para votar en San Juan de Miraflores (Lima). JUANJO FERNÁNDEZ
Los primeros
datos del recuento en Perú confirman lo que apuntaban las encuestas a pie de
urna: una derrota inesperada y por la mínima de la derechista Keiko Fujimori y
una victoria del liberal Pedro Pablo Kuczynski (PPK). A pesar de que quedan
muchas horas para saber el resultado definitivo, los datos empiezan a apuntar
que los Fujimori han repetido su fracaso de 2011, cuando se quedaron sin la
victoria en la recta final frente a Ollanta Humala. De nuevo la ola de
antifujimorismo del final de la campaña, en este caso con un respaldo de última
hora de la izquierda al liberal Kuczynski para frenar a Fujimori, parecen haber
tenido un efecto sorprendente. Con el 51% del
escrutinio oficial, el exministro de Economía de Alejandro Toledo lograba un 50,59% frente al 49,41% de la hija del autócrata
que gobernó Perú entre 1990 y 2000.
Todos los
datos parciales, a la espera del definitivo, apuntaban en el mismo sentido: victoria por la mínima. Según los
primeros recuentos de mesas elegidas que siguen las encuestadoras, el llamado
conteo rápido, PPK ganó por 50,5% frente a 49,5% (datos
de Ipsos) o 50,9% frente a 49,1% (datos de GFK). Sin embargo, los
fujimoristas no reconocían la derrota y preferían esperar a los datos
definitivos. Una diferencia tan escasa y el habitual voto oculto a Fujimori
movían a la cautela a todos los expertos y auguran una larga noche de tenso
recuento en el que puede ser clave el trabajo de los personeros (fiscales o
interventores), y ahí la red del fujimorismo es mucho más potente en todo el
país.
En un
ambiente de gran tensión con diferencias muy escasas y cierto miedo al fraude,
Kuczynski compareció ante sus fieles con una expresión de inquietud muy
contenida. "No hemos ganado todavía, para eso hay que esperar los resultados
oficiales. Tenemos que ser vigilantes para que no nos roben los votos en la
mesa. Pero estoy seguro que la ONPE [la organización electoral] saldrá mañana
en la noche con su veredicto a favor de la democracia. Tendremos un país
democrático. Por eso tomamos estos veredictos oficiales con optimismo pero con
modestia. Nosotros aborrecemos la dictadura y amamos el diálogo",
aseguró el candidato. Y a partir de ahí llamó al diálogo, imprescindible porque
está en minoría en el Congreso. "Somos conciliadores, a pesar de los que
nos dicen vamos a poder gobernar el Perú hacia un horizonte brillante y mejor.
Vamos a conversar con todos. No más pullas ni enfrentamientos".
La tensión
creciente de la noche quedó aún más clara cuando poco después habló Keiko
Fujimori y, lejos de reconocer la derrota, se dio por ganadora y confió en que
se confirmara su victoria cuando empezaran a llegar los votos del interior. "Nos llena de orgullo saber que contamos con el 50% de
respaldo de la población", aseguró. "Es un voto ajustado, pero
vemos la vitalidad de la democracia de nuestro país. Las cifras que vemos en la
televisión nos muestran un empate técnico. Vamos a esperar con prudencia, toda
la noche llegarán los votos de las regiones y el voto rural del Perú profundo.
Por eso estamos optimistas. Hoy hemos dicho no queremos odio, queremos unidad y
reconciliación. Estamos contentos rumbo a la victoria", clamó.
Antes de que
llegaran esos datos de recuento, dos encuestas a pie de urna apuntaban en la
misma línea, a una victoria por la mínima para PPK (50,4% por 49,6%, según
Ipsos, 51,2% por 48,8%, según GFK) mientras otra, de CPI, apuntaba al éxito de
Keiko con un 51,1% frente a 48,9% de PPK. El tradicional voto fujimorista
oculto hacía desconfiar a todos, aunque el recuento de las primeras mesas ya no
es un sondeo sino datos reales.
Fujimori
centró su campaña en la inseguridad buscando el voto de los pobres y hace solo
una semana parecía imparable camino de la victoria, con 5 o 7 puntos de ventaja
sobre PPK. Pero el candidato dio un giro radical a su campaña, endureció sus
ataques, y sobre todo se subió en la ola de
antifujimorismo alentada por la izquierda y por los escándalos que
afectaron al partido de Keiko, cuando su secretario general tuvo que dejar el
primer plano por una investigación de la agencia antidrogas de EEUU, la DEA.
Fujimori
parece ver como se le esfuma una victoria que tenía hecha sobre todo con el
voto de los pobres, que apostaban por ella empujados por la desesperación de la
inseguridad y la sensación de desprotección. En el centro de votación del
colegio Leoncio Prado, en el barrio de Pamplona alta, muy cerca de una barriada
de chabolas donde Keiko arrasa, esa realidad salta a la vista. Los vecinos han
cerrado sus propias calles con enormes verjas, para protegerse de los ladrones.
Cada habitante de esas casas bajas, explica Maribel, que tiene un puesto de
comida, tiene llaves de la valla. Los coches no pueden circular en ningún
momento y por la noche se cierra por completo incluso el paso a las personas.
“Como la municipalidad no nos cuida lo hacemos nosotros, es por los
pandilleros”, cuenta. En Lima casi todas las casas de los barrios de clase
media tienen vallas electrificadas y en todos los cafés y restaurantes hay
correas bajo la mesa para enganchar el bolso y evitar robos. La inseguridad es
un asunto central, sobre todo para los más pobres, que la sufren más.
“Vecinos
unidos contra el robo. Se prohíbe el ingreso de delincuentes. Se dará captura y
castigo en la ronda vecinal”, señala un cartel en otra calle del barrio cerrada
por los vecinos, que da idea de esa autogestión. Es en ese ambiente donde ha
crecido el fujimorismo y sus propuestas de mano dura. Sin embargo, incluso
aquí, en territorio fujimorista, hay gente como Alicia que votará a PPK “porque
tiene más experiencia [77 años frente a los 41 de Keiko]”, señala en el colegio
después de votar. “La gente de las invasiones [barrios de chabolas que se
instalan en un cerro] vota a Fujimori porque están agradecidos por la leche que
les dan por la mañana y los comedores que tienen. Pero yo voy a apoyar a PPK
por el bien del país”, sentencia Teodulfo.
En el
colegio electoral en la universidad privada Ricardo Palma, en un barrio limeño
de clase media, los dos jóvenes que están a la puerta realizando los sondeos a
pie de urna para dos encuestadoras diferentes señalan que “está muy parejo”. Lima es clave porque en esta megaurbe reside un tercio de los
casi 23 millones de peruanos llamados a votar. Y es donde está más
fuerte PPK, que ha recibido un apoyo inestimable de la líder de la izquierda, Verónika Mendoza, y gracias a ella está logrando entrar en
los barrios pobres de Lima y en el sur del país, donde por sí mismo no
tendría ninguna fuerza. Los primeros datos indicaban que PPK ganó en Lima y en
el sur, precisamente gracias a los votos de Mendoza.
“Desde el
lunes haremos una oposición vigilante”, señalaba Mendoza después de votar en
Cusco, su tierra. Ella ha dejado claro que apoya al liberal PPK solo para
evitar que gane Keiko, pero luego será su opositora. Ese es otro de los grandes
problemas. Si PPK da la sorpresa y se alza con el triunfo en esta segunda
vuelta, se encontrará con un Congreso controlado por los Fujimori. Algunos
analistas creen que muchos parlamentarios fujimoristas
se aliarían con PPK y además auguran que si Keiko pierde por segunda vez
se abrirá una guerra familiar con su hermano Kenji, que aspira a sucederla, y
que solo el padre encarcelado podría dirimir. Para confirmar ese análisis,
Kenji hizo un gesto claro de distancia con su hermana y no acudió a votar. En
cualquier caso el de PPK sería un Gobierno con dificultades parlamentarias.
La guerra de
fondo es total pero Perú es un país donde las formas siempre se respetan y
todos trasladan una enorme tranquilidad y respeto. Los candidatos mantuvieron
un ritual especial en un país que tiene una de las cocinas más famosas del
planeta: el copioso desayuno electoral frente a las cámaras. En ambiente
festivo, los candidatos abren sus casas o algún local partidario para desayunar
ante los objetivos con coberturas en directo de todas las cadenas.
Kuczynski desayunó
con su esposa, Nancy Lange –prima de la actriz Jessica Lange- en La Victoria,
una barriada popular. "Que hoy ganen la democracia, la unidad y el
diálogo, Voten con alegría", pidió a sus seguidores. Keiko Fujimori
desayunó ante las cámaras con sus hijas y su marido, Mark Vilanella, además de
su hermano Kenji y su madre, Susana Higuchi, que en los 90 se divorció de su
padre y denunció la corrupción fujimorista. Esta vez las parejas de los dos
candidatos son ciudadanos de EEUU. "Es un día de fiesta, llego contenta,
con ilusión", señaló Fujimori antes de votar. Solo el recuento determinará
para quién es la fiesta esta vez.
LOS
FLANCOS DÉBILES DEL PROCESO ELECTORAL
J.FOWKS
En Perú, no
son solo importantes las distancias geográficas debido a su difícil geografía e
insuficiente infraestructura de transporte. Hay urnas que tienen que se
transportadas en canoa en medio de la selva varios días antes de la votación y
solo se pueden recontar un día después. Además, pocos ciudadanos están
informados respecto de qué es legal y qué no en las elecciones, y esa ventaja
es aprovechada por quienes quieren impugnar votos o invalidar una mesa. El
empate técnico augurado por las encuestas aumenta la tensión. El fantasma del
fraude del 2000, cuando se reeligió Alberto Fujimori por tercera vez,
incrementa el alerta de quienes tienen memoria.
La jornada
fue más tranquila que la primera vuelta, con muchas menos colas –era más
sencillo con dos candidatos y se establecieron medidas adicionales- pero sí
hubo problemas en algunas mesas porque no llegaron los miembros y los que según
la ley tienen que hacerse cargo, esto es los ciudadanos que están primeros en
la cola para votar, no querían asumir esa responsabilidad.
Otros
ciudadanos reportaron numerosas irregularidades, una de ellas común desde
elecciones anteriores: las cédulas previamente marcadas por uno de los
candidatos. En mesas en Lima y Arequipa hallaron cédulas a favor de Keiko
Fujimori antes de que los electores voten. El presidente de la mesa 37891 en
Lima rompió una. Sin embargo, ese comportamiento podría no repetirse en lugares
sin fiscalización electoral y sin observación ciudadana.
En Lima
personas se identificaron en las mesas de votación como personeros
(interventores, fiscales) de un candidato, cuando en realidad eran infiltrados
del contendor: los personeros defienden los votos de su partido pero deben
registrarse previamente en la organización política y capacitarse. En Facebook
difundieron fotos de una mujer que se hizo pasar por personera de Peruanos por
el Kambio, y trató de confundir a los representantes de la Oficina Nacional de
Procesos Electorales (ONPE) y a los verdaderos personeros registrados.
Por otro
lado, el viernes algunos ciudadanos distribuyeron en Facebook fotos de un
ánfora de la ONPE trasladada desde una casa particular en Lima a un taxi,
cuando las urnas deben ser transportadas en grandes cantidades por la movilidad
contratada formalmente por dicha entidad, por lo general camiones.
Además,
especialistas en informática han alertado desde la primera vuelta que no hubo
auditores independientes que revisaran tanto el servidor central de la ONPE,
para detectar posibles hackeos o infiltraciones, como el software y servidor
del voto electrónico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario