La recesión mundial no entiende de Brexit (da a entender que el Brexit es solo un catalizador,
la crisis ya estaba además la gran banca
europea está seriamente dañada hace tiempo, fruto de la debilidad económica de
la UE) (en EEUU hay un estancamiento y están escondiendo un deterioro de las
finanzas de los bancos, de las familias y de las pequeñas y medianas empresas)
http://vozpopuli.com/blogs/7411-ainurrieta-la-recesion-mundial-no-entiende-de-brexit
Los
finos analistas que aparecen por cada esquina han puesto en marcha la teoría
que el Brexit puede desencadenar una recesión a nivel global, simplemente
porque el Reino Unido ha decidido salir de lo poco que le quedaba de
comunitario. Estas soflamas se aventuran, incluso, a cuantificar la caída del
PIB mundial, y por supuesto el de España que,
aparentemente, será una de las grandes perdedoras en este juego que
algunos predicen no será de suma cero.
Esta
serie de elucubraciones nos llevan a mezclar capital regulatorio del sistema
financiero con la capitalización bursátil de las entidades
Las
predicciones de algunos sobre el efecto
del Brexit responden más a ideas preconcebidas que a conocimiento real
La
razón última y más poderosa es que las pérdidas históricas del IBEX35, un
mercado irrelevante a nivel mundial desde la óptica de capitalización y también
en términos de empleo en el caso español, puede desencadenar una profunda
recesión.
Pero
otros también anticipan que el movimiento de la libra
puede degenerar en algo estructural y generar un proceso de
empobrecimiento y reducción drástica del turismo
británico, uno de lo que menos ingresos nos dejan en términos relativos.
Otros fantasmas también
alertan del parón en la compra de viviendas en España, tan necesitados
como estamos de un nuevo aluvión de ladrillo, verdadera droga de la sociedad y
política española. Esta serie de elucubraciones, más propias de chamanes que de
economistas, nos llevan hasta el paroxismo de mezclar capital regulatorio del
sistema financiero con la capitalización bursátil de las entidades, algo
realmente inaudito.
El
efecto sobre la bolsa y sobre la libra no se puede predecir si será permanente
o simplemente transitorio
La
realidad es que nadie puede predecir qué ocurrirá a partir de ahora, máxime si
tenemos en cuenta que no se conocen los términos del
acuerdo que, sin duda, firmará la UE con UK, especialmente en términos
comerciales, que será sin duda la clave para el devenir de las empresas
españolas, pero también del resto de multinacionales. Del resto de contingencias,
trabajadores, sanidad, entre otras, se solventarán con acuerdos bilaterales,
como se tienen con otros países no miembros de la UE. De ahí que todos los
pronósticos catastrofistas estén, cuanto menos, puestos en cuarentena hasta que
se vislumbre el nuevo mapa político que se plasme tras la salida ordenada de
UK.
Pero
lo que no parece de recibo es relacionar la probabilidad de recesión a nivel
mundial con este movimiento político que se produce, eso es verdad, en un
momento de gran incertidumbre sobre el devenir de la economía mundial.
Salpicada en el caso español con la incapacidad política de conformar mayorías
de gobierno que puedan manejar el escaso pastel sobre el que pueden decidir los
políticos españoles, entregados en su gran mayoría a las directrices de la
troika de Bruselas. Este entreguismo se produce por la propia dinámica perversa
del funcionamiento institucional del euro, pero también por una dependencia
ideológica que les lleva a diferenciarse simplemente entre ellos en el ritmo
del ajuste fiscal, explicitando el fracaso de la política dentro del seno de la
UE.
La
gran banca europea está seriamente dañada hace tiempo
La
probabilidad de recesión mundial tiene entereza suficiente por sí misma sin que
sea determinante el Brexit
Entre
tanto, los economistas preocupados por el sistema financiero, que fue el más
dañado por el brusco shock de la jornada del Brexit, deberían saber que la gran banca europea está seriamente dañada hace tiempo,
fruto de la debilidad económica de la UE, pero también del impacto de
los productos basura que tanto florecieron y que
ahora todavía siguen dañando los balances bancarios. No hay que olvidar la mala
situación de la banca italiana, española y la alemana,
siendo el Deutsche Bank es más perjudicado por las mañas decisiones de
inversión. Si a esto unimos la política monetaria del BCE que trata de mantener
los tipos a cero, e incluso negativos, el negocio bancario tradicional está
próximo a colapsar, salvo que comience una nueva burbuja de crédito.
Esta
mala percepción de la banca en Bolsa no es, por tanto, futo del Brexit, sino
que responde a hechos objetivos y conocidos, y no a elucubraciones más propias
de la reacción histérica de unos mercados que están, de por sí, muy afectados
por la mala coyuntura económica que se avecina ya antes del Brexit.
La
situación en EEUU es de cierto estancamiento, a
pesar de tener la tasa oficial de paro en mínimos, lo mismo que el Reino Unido.
Estas cifras macro están escondiendo un deterioro de
las finanzas de los bancos, de las familias y de las pequeñas y medianas
empresas, como lo ha probado en España la publicación de la Encuesta de
Presupuestos Familiares de 2015.
Lo
que han hecho los británicos, tal vez, sea anticiparse a una debacle
institucional que puede llevar a la UE a disolverse
Estamos
ante un enorme espejismo con algunas cifras muy preocupantes, como el consumo de cemento en España en niveles de los años
70 o el propio gasto de los hogares apenas un poco mejor que en 2008. La
realidad microeconómica es tozuda.
Un 34% de las familias en España depende del ingreso de un
pensionista,
lo cual dice mucho de cómo se está distribuyendo el ingreso en nuestro país.
Esta fragilidad de los hogares es similar a la que tienen muchas empresas que
apenas ven despegar sus cuentas de resultados, incluso a pesar del viento de
cola que nos sigue empujando, fundamentalmente el precio del crudo o los tipos
de interés.
En
resumen, no echemos la culpa al Brexit de las dificultades económicas que vamos
a pasar en los próximos meses. La realidad económica internacional es
manifiestamente negativa, y solo se puede agravar si las decisiones de la UE y
UK no van en la línea lógica de permitir un status similar al noruego al Reino
Unido, y también Trump en EEUU logra una victoria y con ello reducir aún más el
comercio internacional, cumpliendo con su programa de máximos.
Todo
ello simplemente empeorará ya un panorama económico que tiene todos los mimbres
para desencadenar una nueva recesión a nivel mundial, fruto de la falta de
inversión y empleo y gracias, sin duda, al exceso de financiarización de la
economía mundial. Lo que han hecho los británicos, tal
vez, sea anticiparse a una debacle institucional que puede llevar a la UE a
disolverse, salvo que alguien inteligente sustituya a los que nos han
llevado hasta aquí. La aportación española, con los mimbres que van a ser
elegidos, no tiene visos de ayudar mucho en esta difícil tarea.
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