La
quiebra de Oi en Brasil repercute en las acciones bancarias
http://lat.wsj.com/articles/SB10519361958350764032604582143360624263308?tesla=y
Tienda de Oi
en el centro comercial Eldorado, en São Paulo. PHOTO: BLOOMBERG NEWS
Por
Luciana
Magalhaes,
Rogerio Jelmayer y
Patricia Kowsmann
miércoles,
22 de junio de 2016 0:02
EDT
SÃO
PAULO—Las acciones de
algunos de los principales bancos de Brasil recibieron un golpe el martes
después de que la compañía telefónica Oi S.A. presentara la solicitud de
protección por bancarrota más grande en la historia del país, aumentando así la
probabilidad de fuertes pérdidas para los acreedores de la compañía telefónica,
que adeuda unos US$19.000 millones.
El martes,
las acciones de Banco do Brasil SA cayeron 4,5%
al final de la sesión. Las acciones de Oi perdieron 18%. Por su parte, los
títulos de Itaú Unibanco Holding S.A. y Banco Bradesco S.A. abrieron a la baja
pero se recuperaron al cierre de la jornada.
Oi declara
la mayor quiebra en la historia de Brasil.
Se estima
que la deuda de Oi con Banco do Brasil asciende a más de 5.000 millones
de reales (US$1.400 millones), mientras que su deuda con Itaú y Bradesco sería de alrededor
de 1.500 millones de reales cada una (US$440 millones), de acuerdo con João
Pedro Brugger, analista de la firma de inversión Leme Investimentos. Los tres
bancos declinaron hacer comentarios.
A finales de
marzo, alrededor de una cuarta parte de los 50.000 millones de reales
(US$14.750 millones de dólares) que Oi adeuda a sus prestamistas estaba en
manos de bancos comerciales. La telefónica debe miles
de millones más a la agencia tributaria de Brasil, el ente regulador de
telecomunicaciones y otros. El pedido de protección por bancarrota hecho el
lunes por Oi y seis subsidiarias indicaba una deuda
total de 65.400 millones de reales (US$19.260 millones).
Una brutal
recesión ha hecho crecer enormemente el
número de solicitudes de quiebras en Brasil, obligando a los bancos a
aumentar sus reservas. El proceso de
bancarrota de Oi pesará fuertemente en el sector financiero brasileño, dijo
Luis Miguel Santacreu, analista de la calificadora de riesgo Austin Rating.
“Esto sucede
en un momento difícil (para Brasil) y las solicitudes de protección por quiebra probablemente
continuarán aumentando”, dijo.
La
negociación de las acciones de Oi fue suspenda varias veces durante el martes;
el precio de sus acciones preferentes cayó hasta 30% poco después de haber
comenzado la sesión. Las acciones llegaron a caer hasta 31% durante el día y
cerraron 18,2% a la baja, al tiempo que el índice Ibovespa ganó 1%.
Fitch
Ratings, Standard & Poor’s y Moody’s Investors Service rebajaron sus
calificaciones de Oi el martes. Fitch había reducido la nota de Oi el viernes
pasado, citando la “endeudada y precaria estructura de capital” de la compañía
y el flujo negativo de efectivo.
Oi, la
cuarta empresa de telecomunicaciones de Brasil, atribuyó su colapso financiero
a una serie de factores, entre ellos el fuerte endeudamiento al que incurrió
para completar una serie de fusiones y adquisiciones que sin embargo no han
ayudado a la empresa a cerrar la brecha tecnológica con sus principales
competidores.
Hoy en día,
los clientes de telecomunicaciones favorecen los teléfonos móviles y el acceso
a Internet de banda ancha. Oi ha tenido menos éxito que sus competidores en
penetrar en estos dos mercados. Dos de las fusiones de la compañía, con Brasil Telecom S.A. y Portugal Telecom SGPS S.A., no
tuvieron el efecto deseado en la mejora de su balance.
“Oi tiene
problemas financieros y de operaciones, la competencia es dura, el mercado está
muy regulado y la
tecnología se vuelve obsoleta rápidamente”, dijo Alexandre Furtado
Montes, analista de telecomunicaciones de Lopes Filho, una consultora con sede
en Rio de Janeiro.
La compañía
registró una pérdida neta de 1.640 millones de reales (unos US$476 millones) en
el primer trimestre, en comparación con una pérdida de 447 millones de reales
en igual período del año anterior. Los ingresos netos se redujeron 4% durante
el mismo período.
Oi, que
tiene una participación de 34,4% en el mercado de telefonía fija de Brasil y unos 70 millones de clientes, pidió
el lunes en la noche a un juzgado de Rio de Janeiro protección contra sus
acreedores, el equivalente al Capítulo 11 en Estados Unidos, pocos días después
de que fracasaran sus conversaciones de reestructuración de deuda.
A principios
de este mes, renunció el presidente ejecutivo, Bayard Gontijo, mientras las
conversaciones aún estaban abiertas. La compañía no dio ninguna razón
específica para la partida de Gontijo, pero personas cercanas al ejecutivo
dijeron que éste había respaldado una propuesta para convertir deuda en capital
y dar a los tenedores de deuda una participación de control en la empresa
reestructurada.
Ese plan fue
rechazado por el principal accionista de la compañía, Bratel BV, una firma
creada por antiguos accionistas de Portugal Telecom bajo el nombre oficial de
Pharol SGPS, que controla 27,2% de las acciones de Oi directa e indirectamente
a través de sus subsidiarias.
“La
principal razón para la solicitud de protección por quiebra de Oi es Pharol”,
dijo Montes, quien señaló que Oi tiene una capitalización de mercado de
alrededor de mil millones de reales y que debe más de 30 veces su valor a los acreedores internacionales.
Los accionistas “perdieron
la empresa hace mucho tiempo, ya no es más de ellos”.
Pharol apoyó
el plan de declaración de quiebra de Oi y rechazó la oferta favorecida por
Gontijo porque no quería diluir su participación tan bruscamente, dijeron
personas familiarizadas con la situación. Pharol dijo el martes que “(reafirma)
su determinación de seguir defendiendo el valor de su principal activo”.
Los
accionistas, incluyendo Pharol, habían estado negociando con los acreedores,
representados por el banco de inversión Moelis & Co., que según una persona
cercana a las negociaciones continuará representando a inversionistas
internacionales como Pacific Investment Management and
Co., o Pimco, Citadel LLC y Wellington Management Co.
Según
algunos analistas, la endeudada empresa también podría venderse o fusionarse
con una firma local o internacional de telecomunicaciones.
Oi también
podría vender sólo un negocio específico o una de sus filiales, dijo Arthur
Almeida, analista legal de Debtwire Analytics, basado en São Paulo. Su gran
base de clientes de telefonía fija podría ser útil para un competidor que desee
ampliar sus negocios en otros segmentos, señaló Almeida.
“Es posible
que una de las más grandes empresas de telecomunicaciones que operan en Brasil
puedan mostrar interés en Oi. También es viable que aparezca un candidato
internacional, ya que Brasil es barato para los extranjeros”, dijo Brugger.
Oi ha estado
sacudida por la inestabilidad de su gestión y por fallidos intentos de
encontrar nuevas fuentes de capital. Marco Schroeder, que sustituyó a Gontijo a
principios de este mes, es el sexto presidente ejecutivo de la compañía desde
2011. En febrero se frustró un posible acuerdo con el multimillonario
ruso Mikhail Fridman para ayudar a financiar una fusión con la unidad
brasileña de Telecom Italia SpA.
Los medios
de comunicación locales han informado que el multimillonario
egipcio Naguib Sawiris, dueño de Global Telecom, estaría considerando la
compra de parte de Oi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario