El
acero en EEUU ( la bobina laminada en caliente)
subió a US$ 615 la tonelada por imponer aranceles de 266 % al acero chino que
cuesta US$ 361, con lo cual los productos industriales de EEUU como autos etc.,
han subido mucho y pierden
competitividad.
Las
barreras contra el acero importado tienen doble filo en EE.UU.
http://lat.wsj.com/articles/SB11586443799963974199604582103163380553668?tesla=y
Nuevos
aranceles han beneficiado a las atribuladas siderúrgicas de EE.UU. PHOTO:
REUTERS
Por JOHN W. MILLER
miércoles,
1 de junio de 2016 19:58
EDT
PITTSBURGH—Nuevos aranceles sobre las
importaciones están impulsando los precios del acero en Estados Unidos, lo que
ha resultado un salvavidas para sus atribuladas siderúrgicas, pero ha elevado los costos para los fabricantes de
bienes, desde oleoductos hasta autos.
Los
productores de acero que perdieron miles de millones de dólares en medio de una
avalancha de importaciones baratas están listos para aprovechar la restricción
de la oferta y los precios más altos. Esto representa un cambio en la dinámica
de la cadena de suministro, que dependía del acero no estadounidense barato.
“Nuestro gobierno ha
hecho un muy buen trabajo al sacar a los tipos que estaban importando el acero
más barato”,
dice Stuart Barnett, propietario de Barsteel Corp., un
procesador y distribuidor de acero de Chicago que vende a varios fabricantes.
“Pero el temor más
grande que tenemos es que China se quede con el acero barato y fabrique
productos que socaven otras industrias”.
Los
aranceles sobre productos de acero de China, Brasil,
India, Japón y otros países han contribuido a que el índice de
referencia en EE.UU. de bobina laminada en caliente
haya subido más de 60% este año, a US$615 por tonelada,
tras caer 33% en 2015. En Europa, el índice de referencia ha ascendido 34%.
Durante el
primer trimestre de 2016, las importaciones de acero en EE.UU. cayeron a ocho
millones de toneladas, una reducción interanual de 29%. Los inventarios también
disminuyeron.
En el
segundo trimestre, los principales productores de EE.UU. enviaron una serie de
cartas anunciando un alza de precios no negociable. Por ejemplo, U.S. Steel
Corp. escribió el 15 de abril a sus clientes que “efectivo de forma inmediata,
los precios base de todos los pedidos nuevos de productos de laminado plano aumentan US$60 por tonelada”.
El alza en
los precios en EE.UU. responde a la medida del Departamento de Comercio de imponer aranceles en respuesta a un exceso
de oferta en la industria del acero, especialmente proveniente de China. Algunos impuestos a las
importaciones llegan hasta 266%.
Esos
aranceles, que se imponen durante un año electoral marcado por promesas de
proteger a los trabajadores estadounidenses, les ha dado a las siderúrgicas más
poder para fijar los precios y ha limitado las importaciones de algunos
productos de acero que son fabricados de forma más barata fuera de EE.UU. Puede
que algunos de estos productos ni siquiera se manufacturen en el país
norteamericano. Eso está ayudando a los productores estadounidenses. Por
ejemplo, los precios de U.S. Steel casi se han
duplicado este año.
No obstante,
la tendencia está creando problemas para algunos compradores de acero. Brookville Equipment Corp., que fabrica equipo
de minería, requiere 10 toneladas de acero para producir una locomotora minera,
dice Marion Van Fasson, presidente de la empresa con sede en Brookville,
Pensilvania. Los aumentos de costos redujeron el margen de ganancia en una de
dichas máquinas en unos cuantos miles de dólares. “No me está matando, pero me
encantaría tener acero de menor precio”, agrega Van Fasson.
Una sólida
demanda de los sectores de la construcción y automotor
también ha ejercido una presión al alza sobre los precios, dicen
analistas y ejecutivos.
Para
aprovechar el mercado más ajustado, las siderúrgicas están impulsando la
actividad. En abril, EE.UU. produjo 6,6 millones de
toneladas de acero bruto, un alza interanual de 2,5%, según la
Asociación Mundial del Acero.
En tanto, la
producción global total descendió 0,5%, a 135 millones
de toneladas. En China, el principal productor de acero del mundo, la
producción subió 0,5%, a 69,4 millones de toneladas. Los bajos costos y los
subsidios permiten que el país asiático ofrezca acero a un precio más bajo. El índice de bobina laminada en caliente de China es de
US$361 por tonelada, cerca de 40% menos que en EE.UU.
“Existen
quejas de que las acereras están aprovechando un mercado ajustado y que el alza
de precios es demasiada y muy rápida”, dice Lisa Goldenberg, presidenta de
Delaware Steel Co., de Pensilvania, una empresa de comercialización y
procesamiento de acero.
La reducción
de inventarios se siente a lo largo de la cadena de suministro. Los tiempos de entrega promedio en EE.UU. han aumentado a 6,2
semanas, frente a 3,6 semanas a comienzos de año, según el índice del
acero de Platts.
Las empresas
que compran acero de las fundidoras y lo procesan indican que los fabricantes
tienen problemas para hallar suministros. Universal Metals LLC, de Toledo,
Ohio, que factura US$30 millones al año, dice que vendió
10.500 toneladas de acero al mes en abril y mayo, en comparación con 4.000 toneladas al mes el año pasado y a comienzos de 2016.
Sus
clientes, proveedores del sector automotor y fabricantes de acero para
construcción, se están apresurando a comprar todo el
metal posible, dice Mike Sawyer, vicepresidente de la empresa. “Las
siderúrgicas se han vuelto un poco codiciosas”, señala sobre las alzas
de precios. “Nadie tiene tiempo de reiniciar su inventario”.
El ejecutivo
asegura que es un mercado cíclico. “Nadie pensó en comprar cuando los precios
estaban bajos y ahora todos están tratando de comprar cuando los precios están
altos”, agrega.
Algunos
fabricantes se han resistido. En una carta enviada al Departamento de Comercio
de EE.UU., James Kean, presidente ejecutivo de Steelcase Inc., solicitó una
excepción y explicó que los aranceles impuestos sobre una clase especial de acero japonés podrían costarle a una
de sus subsidiarias entre US$4 millones y US$5 millones al año.
La filial,
Polyvision, fabrica pizarras escolares blancas en una planta en Oklahoma, donde
emplea unas 50 personas. “Si nada cambia, tendremos que cerrar nuestra planta
en Oklahoma”, escribió. “Las escuelas no pueden pagar más por estas pizarras,
así que si elevamos los precios para nuestros clientes, usarán substitutos de
menor calidad que probablemente no sean fabricados en EE.UU.”
Las automotrices también han estado
haciendo lobby contra los aranceles sobre el acero. En un documento presentado el 17 de
mayo ante la Comisión de Comercio Internacional, abogados de Ford Motor Co.
expresaron preocupación por los impuestos. “La innovación y la calidad de
producto son atendidas mejor por una industria siderúrgica estadounidense de
vanguardia y competitiva, no una protegida de la competencia”, escribieron. “La
disponibilidad de importaciones que se comercien justamente es importante
incluso para consumidores industriales como Ford, que tiene una historia larga
y demostrada de preferencia de facto por (el acero) producido en EE.UU.”.
Los
presidentes ejecutivos de las dos principales siderúrgicas de EE.UU. dijeron
que las cotizaciones simplemente habían vuelto a la normalidad. “Los
precios están de nuevo donde deberían estar cuando el acero se comercia de
forma justa”, afirmó John Ferriola, presidente ejecutivo de Nucor Corp.
El año
pasado, “los precios bajaron debido al dumping”, agregó Mario Longhi,
presidente ejecutivo de U.S. Steel, que en 2015 perdió US$1.500 millones, cerró
plantas y despidió a miles de trabajadores.
Los dos
ejecutivos hablaron en el marco de una reciente conferencia sobre acero en
Pittsburgh, donde el principal evento fue un panel sobre el exceso de capacidad
de China.
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