Colombia
autoriza a las FARC a que exporten marihuana para que generen ingresos legales.
Colombia
apunta a la marihuana para generar empleos para ex combatientes
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Un hombre
con una camiseta con la cara de Pablo Escobar fuma marihuana en un parque de
Medellín. PHOTO: RAUL ARBOLEDA/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES
Por KEJAL VYAS
miércoles,
29 de junio de 2016
19:39 EDT
BOGOTÁ—Colombia concedió su primera
licencia de producción y exportación de derivados de cannabis a una empresa
canadiense-colombiana, conforme el país apuesta a la marihuana para generar
empleos rurales.
El gobierno
considera su incursión en la industria de la marihuana medicinal como un
creador de trabajos en zonas rurales en momentos en que el gobierno del
presidente Juan Manuel Santos se acerca a un acuerdo de paz con los rebeldes marxistas, incluyendo los guerrilleros desmovilizados
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Colombia puede ser el
ganador en este mercado emergente de marihuana medicinal”, dijo el ministro de Salud, Alejandro
Gaviria, el martes.
El clima del
país, su tierra fértil y los menores costos laborales beneficiarán a la
industria local y le darán una ventaja competitiva sobre productores de Canadá y Estados Unidos, afirma Federico Cock-Correa,
presidente ejecutivo de la empresa que recibió la licencia, PharmaCielo Ltd.
Los
extractos, resinas y aceites de marihuana se utilizan para tratar a pacientes de cáncer, epilepsia y
esclerosis múltiple, entre otras enfermedades.
“Es un reto y la
oportunidad de cambiar la imagen de Colombia a una que crece plantas que
mejoran y curan”,
dice Cock-Correa.
El
contrabando de marihuana creció en los años 70 a lo largo de la costa caribeña
de Colombia, cuando agricultores pobres de las montañas de Sierra Nevada
comenzaron a descartar cultivos legales para sembrar esta hierba más lucrativa.
Los traficantes de drogas se iniciaron en el negocio de enviar marihuana a
EE.UU. luego se volcaron al comercio de cocaína, hundiendo a Colombia en un mar
de violencia que sólo se ha calmado en los últimos años.
Sin embargo,
a fines del año pasado, el gobierno
legalizó el uso de marihuana medicinal y estableció un marco legal para el
cultivo de la planta, su procesamiento y la exportación de productos procesados.
En
EE.UU., 25 estados también han legalizado el uso medicinal, mientras que
Uruguay ha estado levantado los impedimentos para su consumo recreativo
desde 2013.
“Si el plan
está bien regulado, con salvaguardias y supervisión apropiadas para asegurar
que ni el producto ni las ganancias terminen en el mercado ilegal, entonces
este es un esfuerzo perfectamente legítimo”, señala Adam Isacson, analista del
centro de estudios Washington Office on Latin America (WOLA). “Siempre y cuando
se satisfagan esas condiciones, podría ser emblemático de cómo Colombia podría
evolucionar desde un pionero del comercio ilegal de drogas a un pionero de un
enfoque más creativo y maduro respecto de las drogas. Y debido a que el
cannabis médico es una nueva industria, no hay necesidad de convencer a
empleadores cautelosos y establecidos desde hace mucho tiempo para que asuman
un riesgo al contratar a ex combatientes desmovilizados”.
Funcionarios
del Ministerio de Salud de Colombia dicen que se están apresurando para aprobar
más licencias de producción en las próximas semanas. El ministerio está
estudiando otras seis propuestas de empresas nacionales y extranjeras
interesadas en la fabricación de derivados de marihuana para propósitos
medicinales y de investigación y no ha fijado un límite sobre la cantidad de
licencias que pondrá a disposición.
“Este es un mercado libre”, asevera Juan Diego Álvarez, un
asesor de Gaviria que gestiona el programa de derivados del cannabis.
Las
licencias de cultivo estarán a disposición este año y se prevé que productos de
marihuana medicinal aprobados lleguen al mercado interno en 2017, indicó el
ministerio.
PharmaCielo,
con sede en Toronto, está trabajando con un grupo de 300
inversionistas internacionales y fue el primero en solicitar este año una
licencia para producir derivados de la planta de cannabis.
Catorce
países que se han abierto a las importaciones de marihuana medicinal, entre
ellos EE.UU., Canadá, Alemania, España y Holanda, son considerados potenciales
clientes, dice Álvarez. Por ahora, la ley colombiana sólo permite la
exportación de derivados procesados, no marihuana pura.
“Esta es la
materialización de una nueva política de drogas”, explica Álvarez. “Estamos
tratando de desmitificar el uso de drogas y comenzar a explorar su potencial”.
Esto se da
en un momento propicio, con el esperado desarme de 7.000 combatientes de las
FARC, el mayor grupo rebelde de Colombia, en los próximos meses. Encontrar
oportunidades de empleo para los ex guerrilleros se ha vuelto un punto de
fricción en el proceso de paz que ha creado divisiones en Colombia.
Eduardo
Díaz, quien supervisa la estrategia del gobierno colombiano para zonas post
conflicto saturadas de cultivos de drogas ilegales, dice que la marihuana legal
y licenciada será una nueva opción para algunas regiones como el departamento
de Cauca, en el sudoeste del país. Las mayores regiones productoras de cannabis
de Colombia han estado desde hace mucho tiempo en territorios de la guerrilla,
señala Díaz, así que sería lógico que los combatientes desarmados se incorporen
a este sector.
“Esta podría
ser una opción para la gente afectada por el conflicto”, añade.
—Juan Forero
contribuyó a este artículo.
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