Perú
olvida su miedo a Fujimori ante el aumento de la inseguridad
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/04/america/1465071708_401475.html
Quince años
después de que el padre se fugara a Japón y renunciara por fax, la hija está a
punto de volver al poder
CARLOS
CUE
JACQUELINE
FOWKS
Lima
5 JUN 2016 - 08:42 CEST
.
La candidata
presidencial Keiko Fujimori saluda a sus seguidores. MARTIN MEJIA AP
La futura
realidad del Perú se va a decidir por un puñado de votos. El país que dio
ejemplo al mundo al encarcelar a su autócrata, Alberto Fujimori, en 2007, está
a punto de darle el poder a su hija Keiko.
A última hora las encuestas detectan que el
otro candidato, el liberal Pedro Pablo Kuczynski, se está acercando, pero Keiko
sigue en cabeza.
La
resistencia al fujimorismo, aún importante, se debilita. La mayoría de los
expertos consultados cree que la clave está en una sociedad desarmada, arrasada
en los 80 por el terrorismo y la hiperinflación, con una desigualdad enorme y
una escuela pública devastada.
La
inseguridad, que ha explotado en los últimos años, es el drama en el que se monta el
fujimorismo para volver al poder.
La realidad
de Perú es engañosa.
Por un lado
están las grandes cifras, el milagro económico, con tasas de crecimiento del
3,25% ahora y del 9% hace pocos años, y una reducción de la pobreza del 50,5%
de 2000 al 21,8% actual.
Los
espectaculares restaurantes del chef Gastón Acurio y sus pupilos, las calles
impecables con carril bici de Miraflores y sus cafés frente al Pacífico dan una
idea idílica de un país pujante.
Las cifras
de crecimiento harían pensar en una sociedad que avanza.
Y sin embargo, el malestar, el hartazgo, la
desconexión con la política se perciben en todas las conversaciones.
Y
la sensación en los barrios más humildes no es de crecimiento, sino de
emergencia total por la inseguridad. De miedo y desprotección.
Fujimori
padre creció alentado por el terrorismo, la hija crece gracias a la ola de
delincuencia armada. “Te matan por un
celular”, se escucha por todas partes. “Aún no hemos procesado
el trauma de la guerra, que dejó 69.000 muertos. No lo hemos procesado como
sociedad, persiste de alguna manera el miedo, es un duelo no resuelto”, cuenta
Matilde Caplansky, una famosa psicoanalista.
Según el
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 88% de los peruanos se siente inseguro.
Perú
tiene el índice más alto de victimización por delincuencia en América Latina
(30%) según el
Latinobarómetro 2014. Es decir, quienes declaran haber sido víctimas en el
último año. En 2014, según el INEI, el delito más frecuente fue el robo de
dinero, cartera o celular que afectó a 16 de cada 100 habitantes.
Los delitos
con arma de fuego se incrementaron de 6% en 2011 a 8.7% en 2014.
El otro gran
drama, que explica esa sociedad desarmada, es la educación pública. Según el
Latinobarómetro 2014, entre 22 países, Perú es el país cuyos ciudadanos son los
más insatisfechos con los servicios de la escuela
pública (45 en una escala de 0 a 100), por debajo de Haití. El informe
PISA indica que Perú tiene la relación más elevada (0,36) en Latinoamérica de
los alumnos más pobres que estudian en escuelas con recursos educativos de
menor calidad. Ante la baja calidad de la educación pública, las familias de
los sectores socioeconómicos medios, e incluso bajos, se esfuerzan por
matricular a sus hijos en escuelas privadas, que suelen ser también de muy baja
calidad.
“El problema
es el nivel de educación: las humanidades y ciencias sociales han desaparecido
de la educación primaria. No hay
comprensión de lectura ni costumbre de leer, y escribir, ni siquiera entre los
padres de la patria.
Antes
la clase media o alta iba a las universidades nacionales, ahora van a privadas
donde los estándares de ingreso se han caído”, explica el historiador y antropólogo Luis Millones.
Las cifras
de reducción de la pobreza son espectaculares, pero hay otras que las matizan.
Los datos de PNUD (Naciones Unidas) indican que un 40% de los peruanos son
vulnerables, es decir, con las fluctuaciones de los precios pueden volver a
caer debajo de la línea de pobreza.
Y la sensación de
desprotección que deja un Estado débil es muy fuerte.
Entre el 65% y el 70% de los peruanos
trabaja de manera informal, sin derechos, uno de los índices mayores de Latinoamérica. El trabajo
en negro llega al 94% en el caso de los pobres, según datos del INEI de 2015.
En este
contexto, la política no ha funcionado como se esperaba en Perú tras la caída
de Fujimori, que en 2000 dimitió por fax desde Japón en medio de una ola de
protestas. Ollanta Humala, que logró frenar al
fujimorismo en 2011 gracias sobre todo al voto de una parte de los pobres, ha
quedado como un presidente desacreditado, desaparecido, sin capacidad siquiera
para presentar un candidato propio. Todos
huyen de su herencia y en Lima lo mejor que se dice de él es que no hizo nada.
Los partidos
tradicionales fueron dinamitados en la época de Fujimori, que cerró el Congreso
en 1992 con el autogolpe y se dedicó a destruir las formaciones históricas y
los sindicatos, desaparecidos también en Perú. La única red con implantación y
fuerza en todo Perú es precisamente la de Fujimori, construida con tesón y
enormes cantidades de dinero de dudosa procedencia.
Todo estaba
preparado con precisión desde el fujimorismo para una victoria aplastante.
Kuczynski, a
sus 77 años y con su imagen de exbanquero “pituco” (rico) parecía incapaz
hacerle frente.
“Los sectores D y E, los
más pobres, masacran a PPK.
Keiko logró construir la imagen de voto
antiestablishment, que en Perú gusta mucho, y no hay nadie más establishment
que PPK”, explica Eduardo Dargent, analista político y profesor de la
Universidad Católica.
Sin embargo,
a última hora el antifujimorismo y sobre todo la izquierda, que sí tiene
presencia en los barrios pobres, ha echado el resto para empujar al liberal PPK
como mal menor frente a Fujimori.
Verónika
Mendoza, líder de la
izquierda, pidió el voto el lunes para PPK.
Julio
Guzmán y César Acuña,
candidatos fuertes que quedaron eliminados, hicieron lo mismo. Y la diferencia
se ha acortado.
“PPK no
conseguía entrar en los sectores pobres y en la última semana lo está logrando
con el apoyo de Mendoza, Acuña y Guzmán, también en el sur y en el norte”,
señala Manuel Saavedra, director de la encuestadora CPI, con los últimos datos.
La batalla está abierta hasta el último minuto pero parece difícil que esta
vez, con un Perú desarmado socialmente, se le escape la victoria a Fujimori, a
pesar del rosario de escándalos que han jalonado la campaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario