Una
moneda débil ya no tiene el impacto de antes en Europa y Japón , pero sí la
tiene en EEUU y Brasil (es por el porcentaje de insumos importados en sus
exportaciones)
Una
moneda débil ya no tiene el impacto de antes
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PHOTO: JULIO
CORTEZ/ASSOCIATED PRESS
Por PAUL HANNON
Lunes,
28 de Diciembre de 2015
0:03 EDT
Este año,
los bancos centrales alrededor del mundo relajaron la política monetaria con la
esperanza de reducir el valor de sus monedas e impulsar las exportaciones.
Esta clase
de medidas provoca habitualmente acusaciones cruzadas de guerra de divisas, en la
que un país devalúa su moneda para obtener una ventaja competitiva sobre sus
vecinos. En esta ocasión, sin embargo, tales temores se han desvanecido.
Una
evidencia creciente apunta a una razón: un cambio en la dinámica del comercio
global amortigua el impacto de una moneda barata.
La tendencia
cobra mayor relevancia en momentos en que las políticas monetarias de los
bancos centrales más poderosos del mundo —la Reserva Federal de Estados Unidos
y el Banco Central Europeo— se encaminan en direcciones opuestas, lo que
posiblemente afectará el valor del dólar y el euro.
Lo que ha
cambiado es el lugar donde las empresas consiguen los materiales que necesitan
para fabricar los productos que exportan. Tradicionalmente,
los fabricantes encontraban la mayor parte de los componentes que necesitaban
en sus respectivos países. Ahora, los empiezan a buscar en otros lugares.
El resultado es que las exportaciones incorporan muchas
más importaciones.
Cuando una
moneda como el euro se debilita, por ejemplo, disminuye el precio de los bienes
vendidos por los fabricantes alemanes en EE.UU., pero también aumenta el costo
de los insumos que las empresas alemanas necesitan para producir tales
exportaciones.
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Medir el
impacto de las cadenas globales de suministro en los flujos comerciales es la
tarea de un proyecto que realizan en forma conjunta la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Usando datos
detallados de países alrededor del mundo, los economistas de ambas entidades
han medido la cantidad de contenido extranjero en las exportaciones de cada
país.
Las cifras
confirman un incremento considerable a partir de mediados de los años 90. Por
ejemplo, el contenido foráneo de las exportaciones francesas
pasó de 17% en 1995 a 25% en 2011, lo que refleja cambios parecidos en
Euro
pa.
Los
economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y
el Banco Mundial han utilizado estos indicadores para evaluar si los
movimientos de divisas han tenido el mismo impacto que antes sobre las
exportaciones e importaciones. Los analistas descubrieron que el efecto se ha
reducido en una proporción que en algunos países llega a 30%.
Los
gobiernos han comenzado a tomar nota. “A medida que los países se vuelven más
integrados verticalmente a través de las cadenas de valor globales, las
variaciones en los tipos de cambio tendrán un impacto más reducido en los
términos del comercio”, señaló en un reciente discurso en California Benoît Coeuré, miembro del comité ejecutivo del Banco
Central Europeo. El funcionario concluyó que el proceso reducirá el papel de
los movimientos cambiarios como “amortiguadores” que trasladan la demanda desde
las economías fuertes a las débiles.
Japón ofrece la indicación más clara de
que las grandes depreciaciones de divisas no impulsan las exportaciones como
antes. A inicios de 2013, el Banco de Japón lanzó un gigantesco programa de estímulo que aumentó la oferta
de yenes y depreció la moneda frente al dólar y el euro.
La
estrategia fue uno de los ejes de un paquete de medidas orientadas a sacar a la
economía de un prolongado período de estancamiento. El
debilitamiento del yen, sin embargo, tuvo un impacto limitado sobre las
exportaciones y no logró reactivar la economía. En busca de una explicación,
las autoridades japonesas apuntaron a la debilidad de la demanda global, pero
aunque estén en lo cierto, los exportadores japoneses tendrían que haber ganado cuota de
mercado.
Algo
parecido ocurrió tras la decisión de enero del BCE de iniciar un programa de
flexibilización cuantitativa. El euro se
debilitó, al igual que el yen, y acumula una caída de alrededor de 20% frente al dólar desde comienzos de 2014.
Se preveía
que el lanzamiento de la flexibilización cuantitativa apuntalara las
exportaciones de la zona euro en 2015 y, de esta manera, estimulara el
crecimiento económico. No obstante, el impacto del debilitamiento de la moneda
ha sido modesto. El crecimiento de la zona euro fue frenado por un avance más
rápido de las importaciones frente a las exportaciones en el tercer trimestre,
mientras que la producción industrial se estancó.
Esto no
quiere decir que los movimientos cambiarios de cara a la divergencia de
políticas monetarias entre la Fed y el BCE no
tendrán ningún impacto. Esa es una de las principales preocupaciones de las
empresas estadounidenses después de que la Fed elevó en un cuarto de punto
porcentual su tasa de interés de referencia, por primera vez en casi una
década. El BCE, en cambio, se dirige en la dirección
opuesta. Muchos economistas prevén que las exportaciones de EE.UU.
perderán bríos y las de la zona euro se fortalecerán.
Además, como
lo han señalado economistas del FMI y del Banco Mundial, el grado en el que un
movimiento cambiario aumenta o disminuye las exportaciones depende de la
magnitud de su contenido foráneo.
En el caso
de Brasil, el contenido extranjero pasó de 7,8% en 1995 a 10,7% en 2011, uno de
los más bajos entre los países del G-20. Eso sugiere que las exportaciones brasileñas pueden ser más
sensibles a los movimientos cambiarios que las de la mayoría de los otros
miembros del G-20.
Nota del autor del blog: creo Brasil debe 500,000 millones
de dólares y si devalúa deberá mucho más en reales; además su joyita Petrobras esta súper endeudada en dólares .
En el caso
de EE.UU., tal cifra se ubica en 15%, frente a 25% de Alemania. “EE.UU. es un caso más
complicado debido al bajo margen de contenido extranjero”, señaló Sebastian
Miroudot, economista de la OCDE.
—Takashi Nakamichi contribuyó a este artículo.
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