La
pobreza se convierte en el eje de las disputadas elecciones en Venezuela (tome
una foto en el padrón electoral pues lo modificaran con el fraude masivo)
http://lat.wsj.com/articles/SB12454352014805874776004581394534022918492?tesla=y
Según un
estudio de Encovi, un consorcio de profesores universitarios, 76% de los venezolanos vive en situación de pobreza.
PHOTO: GEORGE CASTELLANOS/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES
Por KEJAL VYAS
Viernes,
4 de Diciembre de 2015
0:12 EDT
FILA
DE TURGUA, Venezuela—El
fallecido presidente Hugo Chávez ganó la lealtad de parte de la población
mediante la distribución de miles de millones de petrodólares para sacar a
millones de venezolanos de la pobreza. El dinero, sin embargo, se ha agotado
para el sucesor que él eligió a dedo: el presidente Nicolás Maduro.
Menos de
tres años después de la llegada de Maduro al Palacio de Miraflores, la economía del país está en ruinas, perjudicada por
los bajos precios del petróleo, y la pobreza es más prevalente que cuando el
chavismo, el movimiento de izquierda promovido por Chávez, tomó el poder hace
casi 17 años.
Los males
económicos de Venezuela han convertido la pobreza en un tema central de campaña
con miras a las elecciones legislativas del domingo. Según las encuestas, el gobernante Partido Socialista Unido podría perder
su mayoría, en momentos en que los ciudadanos enfrentan una inflación de tres dígitos, una
escasez crónica de alimentos y un colapso general de las instituciones del
estado de bienestar que alguna vez repartieron lo que parecía una interminable
reserva de comida barata y vivienda gratuita.
“En vez de sacarnos de
la pobreza, este gobierno nos ha dejado más pobres que nunca”, dice Yamileth García, una asistente
escolar que por 26 años ha vivido en Fila de Turgua,
un enclave montañoso empobrecido al sur
de Caracas.
Los
problemas que enfrentan unos 20.000 residentes de Turgua, que tiene cuatro
clínicas públicas pero ningún médico, reflejan la decadencia de los estándares
de vida que está empujando a millones de personas de vuelta a la pobreza.
Muchos de
los residentes del pueblo viven en casuchas de adobe y techo de hojalata, con
suministro restringido de agua y electricidad. Mercal, un minorista del
gobierno, limita las compras de bienes marcadamente rebajados a una vez por
semana, pero hace poco permaneció cerrado por tres semanas seguidas. Cuando
abrió, permitió la compra de una porción de carne por cliente, y aparte de eso
ofrecía sólo arroz, pasta y leche en polvo. “Eso no es suficiente para una
familia”, dice García. “Realmente necesitamos un cambio”.
Un nuevo
estudio realizado por Encovi, un consorcio de profesores universitarios
venezolanos, indica que 76% de los ciudadanos viven ahora en situación de
pobreza cuando se mide por ingresos, el nivel más alto desde 1975. Eso se
compara con un máximo de 55% y un mínimo de 21% durante la presidencia de
Chávez.
La medición
de la pobreza, algo complicado en cualquier parte, es aún más difícil en
Venezuela por la escasez de datos. El gobierno dejó de publicar estadísticas de
pobreza tras la llegada de Maduro al poder en 2013 y no ha dado a conocer
indicadores económicos básicos como la inflación y la producción desde fines de
2014.
Otra pieza
del rompecabezas es el engorroso sistema cambiario, que al componerse de cuatro
tasas de conversión muy diferentes para el dólar dificulta la comparación
internacional de los ingresos de los venezolanos. Al
cambio oficial de 6,3 bolívares por dólar, los venezolanos parecen ganar
US$1.500 al mes.
No
obstante, con el precio
del mercado negro que la gente usa en la calle, el salario se reduce a unos US$12 al mes, la mitad del ingreso de un
cubano promedio.
Los
controles de precios del gobierno, que mantienen baratos productos básicos como
el arroz y la harina de maíz, también causan distorsiones. Los artículos bajo
este control son escasos, lo que lleva a los venezolanos a pagar en el mercado
negro varias veces más que el precio fijado por el gobierno.
Una familia
típica necesita el equivalente a ocho salarios mínimos para comprar un mes de
suministro de alimentos, según el grupo de investigación Cenda. Un reciente
sondeo de Consultores 21, una firma de consultoría de Caracas, indicó que casi
un tercio de los venezolanos no puede tener tres comidas al día. “En general,
los avances que lograron bajo el gobierno de Chávez han desaparecido
completamente en los últimos dos años”, dice Daniel Fermín, investigador de
políticas de la Universidad Católica Andrés Bello, quien ha estudiado el
colapso de los servicios públicos en Turgua.
El
pueblo está a kilómetros de la capital, pero pocos buses se atreven a tomar las carreteras a medio
pavimentar para llegar allá.
En octubre,
el gobierno suministró tres autobuses fabricados por la china Yutong para
aliviar el aislamiento. Sin embargo, dadas las condiciones decrépitas de las
vías, los funcionarios locales dicen que es cuestión de tiempo para que los
vehículos terminen como los últimos tres que entregó el gobierno, oxidándose en
un lote vacío porque la escasez de dólares ha reducido la capacidad de importar
repuestos.
“El gobierno
nos lanza los autobuses sin ningún apoyo de mantenimiento”, dice Gustavo
Cisneros, un vocero del consejo comunitario. “Es un desperdicio”.
El declive
de los estándares de vida es demasiado evidente para Ludiana Altuve, directora
del colegio privado Mano Amiga La Montaña, en Turgua.
Después de
investigar quejas de profesores de que dos estudiantes (de 4 y 6 años) llegaban
a clase débiles y desorientados, Altuve descubrió que la familia de los chicos
no tenía dinero para darles desayuno. Los dos niños le habían pedido ayuda al
guardia de seguridad, que sólo algunas veces pudo comprarles comida. Los
menores fueron inscriptos en un programa de desayunos gratuitos de una
fundación católica que ahora alimenta más del doble de estudiantes que hace un
año. “El
problema es que el gobierno nunca sacó a nadie de la pobreza aquí dándoles
educación o algo sostenible”, señala Altuve.
La
delincuencia rampante, otro problema que pesa de forma desproporcionada sobre
los pobres, también ha golpeado el colegio y la comunidad que lo rodea, lo que
ha convertido el lugar en un caldo de cultivo para pandillas violentas que
reclutan a los jóvenes desilusionados y secuestran a víctimas a cambio del pago
de rescates.
El año
pasado, el cuerpo de Eliecer Otaiza, un concejal pro gobierno de Caracas, fue
encontrado en Turgua con cuatro balazos. Una mañana reciente, relata Altuve,
los estudiantes que llegaban a Mano Amiga hallaron el cuerpo de un hombre
asesinado a tiros en la puerta del colegio. En agosto, una de sus profesores
fue asesinada por un familiar joven al que ella había intentado sacar de una
pandilla.
En el escuela
estatal Creación Turgua, ubicada poco más arriba en la sierra, el rector Elvis
Andrade dice que el establecimiento de 10 aulas es a menudo víctima de
apagones, y en semanas recientes sufrió el robo de un televisor, tres monitores
de computadora, ventiladores e incluso una de las dos bombas de agua del
edificio. “Tratamos de no pensar mucho en eso y seguir pa’lante”, dice Andrade.
—Anatoly Kurmanaev contribuyó a este artículo.
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