O China toma la iniciativa y apela a la guerra internacional echándole la culpa de sus desgracias al imperialismo como hace el presidente Nícolas Maduro o EEUU promoverá
guerrillas maoístas y/o musulmanas en China para que la dirigencia se entretenga combatiéndolas
unas 2 décadas y deje de ser la primera potencia
mundial en 2030
El
sueño chino se desvanece y los trabajadores se vuelven más beligerantes
http://lat.wsj.com/articles/SB12445316255948543805504581442241551816816?tesla=y
Li Jiang, de
30 años, perdió su empleo en una fábrica en Shenzhen que dejó de producir
debido a los problemas de la economía. Él y su mujer viven separados de su hija
de tres años porque no pueden costear una niñera o mandarla al jardín. PHOTO:
THEODORE KAYE PARA THE WALL STREET JOURNAL
Por MARK MAGNIER
Domingo,
27 de Diciembre de 2015 12:48 EDT
SHENZHEN,
China—La travesía de Li
Jiang desde los campos de arroz de su pueblo a un dormitorio de concreto
repleto de hombres roncando se ha repetido millones de veces, cuando los
trabajadores migrantes se lanzaron a conquistar un pedazo del sueño chino.
Para Li,
después de haber pasado una década en esta ciudad costera, el sueño se evaporó
en octubre, cuando regresó a Fuchang Electronic
Technology Co., luego de unas vacaciones de una semana, y encontró que
el fabricante de decodificadores y armazones de teléfonos móviles había
detenido la producción y que él y cinco familiares estaban desempleados.
En los
avisos colocados en la entrada de la fábrica, Fuchang atribuyó los despidos a
la contracción del crédito y su propia mala gestión.
Al no
recibir ninguna palabra sobre indemnizaciones, Li y un millar de empleados de
Fuchang salieron a las calles. Al día siguiente, según trabajadores y
activistas sindicales, la protesta creció a 3.000
personas. “Seguí llamando a la gente para que se uniera”, cuenta Li, de
30 años. “Mientras más, mejor para construir nuestra fuerza”.
La
manifestación contra Fuchang forma parte de una nueva ola
de conflictos laborales que azota a China, más grandes y furiosas que en
las anteriores, dicen expertos laborales.
China
Labour Bulletin, un
grupo cívico de Hong Kong, dice que las huelgas y protestas laborales en todo
el país casi se duplicaron de 1.207 en los primeros 11
meses de 2014 a 2.354 en el mismo período de este año. El Ministerio de
Trabajo de China indica que 1,56 millones de casos de disputas laborales fueron
aceptados para arbitraje y mediación en 2014, frente a 1,5 millones en 2013.
Detrás de los conflictos hay una
economía que se desacelera más rápido de lo que el gobierno proyectaba, lo que ha provocado
despidos y cierres de fábricas. Los economistas estiman que China ha tenido
problemas para alcanzar su meta de crecer alrededor de 7% en 2015, su menor
ritmo en 25 años. La mayoría prevé una expansión más lenta el año venidero.
China no
publica estadísticas sobre el cierre de fábricas. El número de plantas de
propiedad de empresas de Hong Kong en la provincia sureña de Guangdong, donde se encuentra Shenzhen,
se redujo en un tercio desde un máximo en 2006 a 32.000
en 2013, según un análisis realizado por Justina Yung, de la Universidad
Politécnica de Hong Kong para la Federación de
Industrias de Hong Kong.
Para
trabajadores como Li, tales cierres representan una promesa fallida, el desgaste
de un pacto social bajo el cual los migrantes internos aceptaban turnos
agotadores y condiciones de vida espartanas lejos de sus hogares a cambio de
las perspectivas de un futuro mejor.
“Los empleados
migrantes realmente han ayudado a construir China, pero nuestros derechos no
están protegidos”, asevera Li. “Se nos discrimina y la riqueza en la sociedad no se
distribuye de manera equitativa.”
Fuchang
finalmente ofreció a Li y sus compañeros de trabajo un acuerdo parcial y las
protestas se calmaron. La amargura, sin embargo, no se ha disipado.
Algunos
trabajadores han llevado a Fuchang a los tribunales de arbitraje. Aunque Li y
uno de sus parientes consiguieron nuevos empleos en la misma ciudad con un
salario comparable, dicen que las horas y condiciones de trabajo son peores. Su
esposa, hermano, cuñada y primo siguen desocupados.
Liu Zehua,
un abogado que representa a Fuchang y su propietario mayoritario, Chen Jinse,
dice que el empresario “es muy honesto y diligente (...) pero tiene
una capacidad de gestión limitada. La gerencia de Fuchang desperdició dinero,
lo que condujo al declive final de la compañía”.
A principios
de la desaceleración, la economía china absorbió a muchos trabajadores como Li
y su familia. Sin embargo, a medida que el bajón se prolonga, los despidos se
han vuelto más comunes y los trabajadores desesperados hallan pocas
oportunidades, una tendencia que funcionarios y expertos laborales dicen que
está cobrando fuerza.
Desesperados
El
empleo fabril en China ha caído durante 25 meses, de acuerdo con un índice de confianza empresarial
publicado por la revista Caixin. El Ministerio de Trabajo prevé que el
empleo se mantenga estable en el corto plazo, pero reconoce que el impacto de
la desaceleración y la reestructuración de la economía no pueden ser ignoradas.
El Ministerio de Seguridad Pública no respondió a las consultas.
Investigadores
chinos y ejecutivos de empresas estiman que las probabilidades de que el
gobierno comunista enfrente el tipo de malestar
social que ha temido durante mucho tiempo están aumentando. Las autoridades
detuvieron recientemente e interrogaron a más de un decena de activistas
laborales, principalmente en la provincia de Guangdong.
“Claramente,
consideran las manifestaciones como una amenaza para la seguridad social, y
están preocupados”, señala Anita Chan, profesora visitante en el Departamento de Política y Cambio Social de la Universidad
Nacional de Australia.
En otro caso
reciente en el delta del río de las Perlas, cerca de Fuchang, una huelga de
unos 270 empleados del fabricante de placas de circuitos
Accurate Electronic Co. sobre salarios atrasados culminó en octubre en
peleas con policías, entre ellos 40 oficiales antiterroristas con escudos,
cuentan los trabajadores y activistas laborales.
Yang
Changsheng dice que estaba grabando la protesta cuando la policía comenzó a
golpear a sus colegas. Yang cuenta que les pidió a los oficiales que se detuvieran,
pero en cambio lo golpearon y lo detuvieron junto con otros trabajadores
durante 15 horas.
Ejecutivos
de Accurate Electronic no quisieron hacer
comentarios al respecto, al igual que la policía y las autoridades en Dongguan, donde la compañía tiene su sede. Un
representante de la rama de Dongguan de la Federación Nacional de Sindicatos de
China, que es controlada por el gobierno, dice que el caso fue mayormente
resuelto.
Huelgas y
manifestaciones laborales como esta en la provincia de Guangdong se han vuelto
más comunes conforme la economía china pierde fuerza. PHOTO: IMAGINECHINA/ASSOCIATED PRESS
En otros
lugares, los trabajadores responden deteniendo a ejecutivos de las empresas
luego de los anuncios de despidos, algo que está ocurriendo con mayor
frecuencia que antes, dice M. Sean Molloy, director gerente en Shanghai de
Control Risks, una consultora londinense de gestión de crisis.
Un ejecutivo
europeo dice que los trabajadores lo retuvieron después de que su empresa
industrial, la filial china de una firma extranjera, anunció una
reestructuración en febrero en Tianjin. Los empleados bloquearon la entrada a
la fábrica con un montacargas y grabaron en video todo lo que decía, con la
esperanza de agotarlo. La policía lo liberó a las 3 de la madrugada, luego de
15 horas, relata.
“Tenemos que ayudar a
los trabajadores a encontrar empleo, de lo contrario se verán obligados a
actuar de forma ilegal”, advierte Zou Suojun, un ex director de una unidad de
componentes electrónicos en Dongguan de la hongkonesa Plainvim Internacional
Ltd.
Zou dice que
los trabajadores de la fábrica lo detuvieron durante siete días a finales de
2013, lo golpearon y tocaron un tambor para privarlo de sueño.
“Si la economía sigue
yendo de esta manera”, advierte, “vamos a tener un malestar social grave en un par de años”. Ejecutivos
de Plainvim no quisieron realizar comentarios. Un empleado confirmó los
detalles de la detención de Zou, diciendo que era comprensible debido al
agitado estado de ánimo de los obreros.
El
viaje de Li
Migrantes
internos como Li proveyeron el sudor detrás del milagro chino.
Cientos de
millones dejaron el campo para construir carreteras y viviendas y ensamblar
desde zapatos hasta iPhones. Para muchos, la brillante promesa económica
ameritaba incluso estar lejos de sus hijos.
Li y su
esposa, Guo Ping, de 26 años, quien trabajaba en otra fábrica de Shenzhen
cuando se conocieron, viven en el octavo piso de un apartamento sin ascensor al
lado de una carretera ruidosa.
Papel
periódico cubre las ventanas. Su hija de 3 años vive con sus abuelos en su
ciudad natal de Hubei, a más de 1.000 kilómetros, porque no pueden pagar una
niñera o una escuela en Shenzhen.
Ella es uno
de los 61 millones de niños que crecen
en China sin uno o ambos padres, o 22% de
todos los menores del país, según la Federación Nacional de Mujeres de China,
un ente oficial.
La llaman
por teléfono cada pocos días “para que no nos olvide”, señala Li, pero la ven
sólo una vez al año. “Cuando veo a los padres en Shenzhen que viven con sus
hijos, me siento triste e inútil”, admite.
Después de
los despidos, Li y su esposa se quedaron en Shenzhen a buscar trabajo mientras
que su hermano Li Li, de 32 años, su cuñada y su primo regresaron a Hubei para
ver a sus hijos.
Yaoxing, el
pueblo donde se criaron los hermanos Li, es típico de la China rural, lleno de
ancianos y pocos residentes en edad de trabajar.
La casa de
barro de la familia, con goteras y sin calefacción ni agua potable, es una de
varias decenas de viviendas mayormente vacías en un paisaje dominado por campos de arroz y pollos escuálidos.
Li Li habla
de sus opciones mientras juega con su hijo Li Zihang, de 6 años, y la hija de
su hermano, Li Zixin. Siente que su ciudad natal le queda chica, pero no está
seguro acerca de las perspectivas de empleo en otras ciudades. Probablemente
volverá a Shenzhen, asevera.
No obstante,
las oportunidades en las ciudades
industriales pueden estar empeorando.
Zeng
Xiangquan, director del Instituto de China para la Investigación de Empleo de la
Universidad de Renmin y ex asesor del Partido Comunista, afirmó en un
foro de noviembre que el país enfrenta una nueva ola de
despidos a medida que las compañías se reestructuran, según la agencia
estatal de noticias Xinhua. Zeng no quiso hacer comentarios al
respecto.
Los cierres de fábricas generan un
efecto dominó. El
colapso de Fuchang obligó a su proveedor Jun Yi Co., que pule teléfonos
móviles, a despedir a la mitad de su personal de 16 empleados a causa del
dinero que le debe el fabricante explica su propietario, Chen Jun.
“Es
increíblemente estresante. Los acreedores llaman a todas horas”, cuenta Chen
(que no es familiar del dueño de Fuchang) tras colgar la llamada de un
acreedor. A su esposa le preocupa que pueda suicidarse, dice entre lágrimas.
“Es como una cascada. Fuchang cae, luego caemos nosotros”.
Liu, el
abogado de Fuchang, se niega a revelar detalles sobre las deudas.
Particularmente
intensos son los conflictos laborales que involucran a trabajadores de más
edad, con menor nivel educativo y con opciones de trabajo limitadas, dice
Molloy, el consultor de gestión de crisis. El asesor
recomienda a sus clientes —empresas occidentales y algunas multinacionales
chinas— cerrar el acceso a sus fábricas, evacuar a los ejecutivos y asegurar
que la producción pueda continuar en otro lugar antes de anunciar las malas
noticias a los trabajadores.
“Están cada
vez más desesperados”, dice de los empleados más experimentados. “No van a
conseguir otro trabajo”.
Li Jiang
señala que su nuevo trabajo es agotador y que no sabe cuánto tiempo podrá
aguantar. Su esposa y sus tres familiares siguen sin empleo, así que necesitan
el dinero.
“No quisimos
salir a las calles. Si nos dan buenas prestaciones, no necesitaríamos hacer
esto”, manifiesta. “Estoy haciendo esto por nuestra hija. Espero que nunca
tenga que trabajar en una fábrica”.
—Pei Li contribuyó a este artículo.
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