Entrevista
al ex presidente Lula Da Silva: el arquitecto
del espejismo Brasileño
Lula:
“La destitución de Rousseff no tiene ni base jurídica ni sentido”
El ex
presidente brasileño asegura que el impeachment obedece a una venganza política
EL PAÍS
Brasil: “O impeachment se tornou um processo de vingança contra o PT”
ANTONIO
JIMÉNEZ BARCA
São Paulo
10 DIC 2015 –
Luiz Inácio
Lula da Silva. / MAURICIO PISANI
El ex
presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva
(Caetés, Pernambuco, 1945) recibe a EL PAÍS el lunes, en São Paulo, días después
de haberse desencadenado el proceso de destitución parlamentaria a la
presidenta Dilma Rousseff, lo que añade aún más suspense a la explosiva
situación política de Brasil y más incertidumbre a su moribunda situación
económica. Pero Lula, que participará el viernes en Madrid en un seminario
organizado por este periódico titulado El Desafío de los Emergentes, se
confiesa optimista. Superó un cáncer, perdió tres elecciones y ganó dos. Fue
presidente desde 2003 a 2010, años en que Brasil creció casi milagrosamente.
Los golpes que le arrea a la mesa para subrayar sus ideas suenan como bombazos.
A veces, para lo mismo, posa cariñosamente sus dos manos sobre las del
periodista. Es pragmático, expansivo, pillo, afectuoso, convincente, algo
demagogo, simpático y hablador.
Pregunta. ¿Va a progresar la
destitución parlamentaria a Rousseff, el denominado impeachment?
Respuesta.
No, no tiene ni base legal o jurídica ni sentido. Lo que la presidenta Dilma
Rousseff ha hecho es lo que todos los presidentes hacen alguna vez: financiar
proyectos sociales y pagarlos después a través del Estado. El presidente de la
Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, actúa por venganza contra el Partido de los
Trabajadores, (PT, partido de Rousseff y Lula), de una manera irresponsable, sin
tener en cuenta el país.
Volverán las
oportunidades. En Brasil estamos acostumbrados a trabajar la desgracia, a que
las cosas no funcionen, pero el país tiene muchas cosas positivas
P. Pero inevitablemente, el
impeachment se va a convertir en un mero
juicio político.
R. Bueno,
pues eso no debería ser así. Y tanto Cunha como los otros 512 diputados saben
que fueron elegidos para mejorar la vida del pueblo brasileño. Con el
impeachment no se juega. Las
publicaciones internacionales más serias del mundo entero están contra este
proceso de impeachment.
P. Usted siempre dice que hay que
desatascar la economía del país. ¿Cómo?
R. La crisis
no es algo solo de Brasil. En el mundo desarrollado se perdieron 62 millones de
puestos de trabajo. En Brasil, aplicamos una política anti cíclica y generamos
10 millones de empleos. Hubo exención de impuestos para ayudar a las empresas y
mantuvimos programas sociales. Por eso salía más dinero del que entraba, y ahí
uno tiene que parar, ninguna economía casera aguanta eso, y menos un Estado…
P. Pero Dilma Rousseff lo hizo justo
después de ganar las elecciones…
Lula,
durante la entrevista. / MAURICIO PISANI
R. Ganó las
elecciones y decidió que era necesario ordenar la economía. Lo que pasa es que
las medidas que adoptó tardaron mucho en ser aprobadas por el Congreso por
culpa de la crisis política. Ahora bien: cuando acaben toda estas turbulencias,
la presidenta debería impulsar una política de crédito para financiar
determinadas empresas, o a los millones de pequeños empresarios o
microemprendedores en Brasil, o incluso a los trabajadores. Si no, la economía
va a quedar bloqueada. Si los empresarios no invierten por causa de la crisis
política, el Gobierno no invierte porque recauda menos y los Estados y los
alcaldes tampoco porque no tienen dinero, ¿quién invierte aquí? Hay que
trabajar también para atraer la inversión extranjera. Ahí Brasil tiene una
ventaja porque necesita construir muchas infraestructuras. Hay un plan del
Gobierno para que las empresas privadas construyan por valor de 200.000
millones de reales (50.000 millones de euros) en infraestructuras. Por otro
lado, Brasil ha crecido durante muchos años seguidos. Un país así no puede
tener miedo ahora porque viva un momento difícil.
P.
Hay quien dice que el lulismo es gobernar para los pobres sin enfrentarse a los
ricos. ¿Dilma Rousseff ahora se enfrenta a todos?
R. Yo no
tenía tiempo de estar peleando con el Gobierno anterior, ni con los empresarios
o con los ricos. Yo sostuve siempre que gobernaría para todos, pero que mi
preferencia serían los más pobres a fin de que subieran por lo menos un
escalón. Por eso colocamos el hambre como el compromiso primordial. Y
conseguimos acabar con el hambre. Dilma Rousseff ha continuado haciendo eso.
Los primeros cuatro años de Dilma fueron positivos desde el punto de vista de
distribución de riqueza e incluso de crecimiento. Volverán las oportunidades.
En Brasil estamos acostumbrados a trabajar la desgracia, a que las cosas no
funcionen, pero el país tiene muchas cosas positivas…
P.
El mayor empresario del país está en la cárcel, hay decenas de políticos
envueltos en la red de corrupción de Petrobras… Eso también es la imagen del
país que sale afuera…
R. ¿Y usted considera que eso es
malo?
Se lo decía
a mis compañeros: no puedo fallar, porque si fallo jamás otro trabajador va a
ser presidente de de la República
P.
Hombre, muy positivo no es…
R. Pues se
debería reconocer que durante estos 12 años hemos creado leyes y hemos dado la
autonomía necesaria a jueces y policías para que se investigue la corrupción.
Hay dos maneras de luchar contra la corrupción: taparla, esconderla debajo de
la alfombra, o investigarla, caiga quien caiga, sea un empresario, un político
del PT o no del PT. Lo que se debe exigir es que la justicia actúe
democráticamente y que haya derecho de defensa.
P.
¿Mientras estuvo en el poder nunca sospechó del agujero de corrupción de
Petrobras?
R. Uno solo
se entera de la corrupción si alguien te lo dice. Si alguien denuncia o si la
policía descubre la trama. Aquí ni la Fiscalía sabía ni la prensa denunció. A
veces pasan años antes de que usted descubra una banda de malhechores. Cuando
sale, eso sí, es como un tumor, y cuanto más se apriete más va a salir. Lo que
es necesario es que la empresa no se quede paralizada.
P. La Fiscalía también le está
investigando a usted por tráfico de influencias durante sus viajes al
extranjero…
R. No, la
Fiscalía me ha pedido determinadas informaciones por un asunto ligado a una
revista, que ya desmentí. El Ministerio Público ya ha recibido las
informaciones. Todos esos viajes y las conferencias que he dado eran públicos,
no hay viajes secretos. Así que quien quiera saber, sea el Ministerio Público o
EL PAÍS, no tiene más que pedir la información.
P. Hay una investigación también
abierta a su hijo.
R. La
respuesta es simple. Mi hijo debe respetar y cumplir la misma constitución que
yo y los otros 204 millones de brasileños. Si él cometió algún desliz y la
policía lo demuestra, mi hijo pagará el precio que tenga que pagar. Igual que
yo o cualquier otro. No hay diferencia.
P.
Usted consiguió que millones de brasileños salieran de la pobreza. ¿Teme que
vuelvan ahora para atrás por la crisis?
R. En los 12
años de Gobierno del PT, del 2001 a 2014 elevamos a 40
millones de personas a un nivel de consumidores de clase media. Y sacamos a 36
millones de la miseria absoluta. No van a caer. Como si dijéramos que en
vez de comer carne todos los días van a comer arroz. Esto es pasajero. Cuando
yo llegué al poder, ¿sabe?, tenía miedo de acabar como Lech Walesa. Se lo decía
a mis compañeros: no puedo fallar, porque si fallo jamás otro trabajador va a
ser presidente de de la República. Por eso hablé con empresarios, con
banqueros, con trabajadores, con parados, con recogedores de cartón, con todos.
Hubo un banquero español, Emilio Botín, que vino a visitarme en 2002. En aquel
tiempo había mucha desconfianza, muchos rumores de fuga de capitales si Lula
ganaba. Y Botín, después de hablar conmigo, dijo a la prensa: "Si Lula
gana, voy a continuar invirtiendo aquí. El Santander no tiene miedo de
Lula". Para que el trabajador esté bien, es necesario que la empresa esté bien.
Si el sistema financiero quiebra, lo que quiebra es el país. Y la cosa
funcionó. Muchos dicen que Lula tuvo suerte. Pero suerte es lo del Barcelona,
que tiene a Neymar, a Luis Suárez y a Messi jugando juntos. Fueron años buenos,
exitosos, en los que los banqueros ganaron dinero, los trabajadores ganaron
dinero, los desempleados tuvieron empleo y los pobres tuvieron programas
sociales como la Bolsa Familia. La gente empezó a creer en ellos mismos, el
pueblo brasileño empezó a gustarse.
P.
El PT también está en crisis. Es debido a la corrupción, a la crisis o
porque han perdido el contacto con la calle?
R. Un
poquito de cada cosa. Todo el Gobierno que pasa mucho en el poder sufre un
desgaste. Eso vale para el PT, vale para el PSOE español, para el PP, para el
PS francés o para los demócratas americanos. Y la caída del PT no ha
significado la subida de otros partidos así que las personas salieron pero
pueden volver, y eso va a depender mucho del PT. Todos estamos de acuerdo en
que el PT tiene que evolucionar, tiene que cambiar. Pero no podemos dejar de
divulgar el legado del PT: ¿qué sería de Brasil sin el PT?.
P. Y usted, ¿va a ser candidato para
2018?
R. No digo
ni que sí ni que no. Me gustaría que fuese otro. Pero si tengo que presentarme
para evitar que alguien acabe con la inclusión social conseguida durante estos
años, lo haré.
P. ¿Qué opina de las elecciones de
Venezuela?
R. Las
elecciones demuestran lo que mucha gente ya sabía: el
pueblo estaba cansado de desabastecimiento. Ningún país logra vivir así,
con ese problema de cambio monetario, con la falta de dólares para comprar
exportaciones….Todo eso se sabía. La muerte de Hugo Chávez cambió muchas cosas.
No es fácil ser un líder como Chavez. Él conseguía gobernar Venezuela aún con
todas las dificultades. Hay una diferencia muy grande entre el liderazgo de
Chávez y el de cualquier otro en Venezuela. Maduro ha pagado un poco eso.
Aunque aún tiene tiempo, lo que pasa es que no tiene que hacer lo que ha hecho
hasta ahora.
P. ¿Y qué piensa de las elecciones
españolas?
R. Creo que
están muy interesantes. Por primera vez no existe esa dualidad PSOE-PP, hay
cuatro fuerzas políticas. Y yo creo que así es mejor, con más opciones. Vamos a
ver cómo le va a Podemos. Podemos, como todo partido nuevo, se parece al PT
cuando alcanzó su primera alcaldía: muchas ambición, mucha voluntad, uno piensa
que puede hacerlo todo. Después surgen los problemas con las instituciones o
con la burocracia. Pero me gustaría que ellos tuvieran un gran éxito. Soy amigo
desde hace años de muchas personas del PSOE pero pienso que Podemos constituye
una extraordinaria novedad. También ahora ha surgido ese partido nuevo,
Ciudadanos, que dicen que está más a la derecha. Pero bueno, yo tampoco quiero
hacer un examen a la política española…
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