Avon se va de EEUU agobiado por los impuestos
y traslada su matriz en Brasil
Avon
se rinde, vende su negocio en América del Norte y apunta a Brasil
http://lat.wsj.com/articles/SB10077931010256204336504581422712662832274?tesla=y
PHOTO:
Por Theo Francis, Dana Mattioli y Nathan Becker
Viernes,
18 de Diciembre de 2015
0:07 EDT
Golpeada por una caída de sus ventas por siete años seguidos en
Estados Unidos, donde es más vulnerable a la competencia de las ventas en
línea, Avon Products Inc. emprendió un drástico cambio de estrategia a través
de la venta de sus operaciones en América del Norte y la escisión de sus
negocios internacionales en una empresa que podría
tener su sede en Brasil.
En una
transacción valorada en US$605 millones, la firma de private
equity Cerberus Capital Management acordó comprar 80% de los negocios de Avon en EE.UU. y Canadá y
asumir una participación de casi 17% en Avon Products
Inc., el nombre que mantendrá la porción restante de la popular empresa
de venta directa de cosméticos.
En su
reorganización, Avon Products disociará sus operaciones
en América del Norte en una nueva compañía, que se llamará Avon North
America, en la que retendrá una participación de 19,9%.
Cerberus
controlará el resto y
comprará acciones preferentes en Avon Products, con lo cual acumularía 16,6% de
la empresa matriz.
Las dos
compañías informaron que el acuerdo, ya aprobado por la junta de Avon, apunta a
aumentar el foco de esta en los mercados internacionales y acelerar la
reestructuración de su actividad en EE.UU. Como parte de la reorganización,
Avon suspenderá el pago de dividendos a los accionistas para reinvertir en sus
operaciones.
Cuando
complete la venta de la mayor parte de sus negocios en América del Norte, Avon
se unirá a un club muy pequeño: las empresas que cotizan en bolsa y tienen su sede en EE.UU.,
pero con poco o nada de sus operaciones en ese país.
Sólo un
puñado de otras grandes empresas ha seguido el mismo camino en los últimos
años. Entre ellas se encuentran Philip Morris
International Inc., el gigante internacional del tabaco, y Coca-Cola Enterprises Inc., la gran embotelladora de
refrescos. Esta última está a punto de dejar el club mediante una fusión con
dos grandes pares europeos.
Los expertos
fiscales dicen que la práctica es poco frecuente, por una buena razón: no es
muy eficiente en términos impositivos. Eso es así porque las ganancias que las empresas estadounidenses obtienen en el
exterior son gravadas en EE.UU., a
no ser que puedan argumentar de manera creíble que han reinvertido esas
utilidades permanentemente en el extranjero. Incluso en este último caso,
la repatriación a EE.UU. de las ganancias resultantes —por ejemplo, para
recomprar acciones, pagar dividendos, hacer adquisiciones o para otros fines—,
desencadena la obligación de pagar impuestos.
“No van a querer una
situación de largo plazo en la que tengan una matriz estadounidense sin
operaciones en EE.UU. sentada en una operación internacional que parece muy
rentable”, dice
J. Richard Harvey, profesor de derecho de la Universidad de Villanova y ex
funcionario sénior del Servicio de Impuestos Internos de EE.UU. que participó
en la coordinación de los esfuerzos del gobierno contra la evasión fiscal en el
extranjero. “Usted tratará de hacer algo para conseguir que la matriz
estadounidense salga de la ecuación”.
Philip
Morris International,
por ejemplo, ha mantenido su sede de Nueva York desde que en 2008 se separó de
lo que hoy es Altria Group Inc. En aquel momento, PMI se quedó con lo que
generaba casi dos tercios de los ingresos de la compañía combinada; hoy en día, PMI obtiene todos sus ingresos fuera de EE.UU.
Girar los ingresos a EE.UU. “puede resultar en un costo fiscal residual” en
EE.UU., advierte la compañía a los inversionistas en sus presentaciones ante
los reguladores.
En
2014, sólo poco más de 11% de las ventas de Avon correspondían a EE.UU., mientras que casi 48% se encontraban en América Latina, dijo Avon en su
último informe anual. Toda la ganancia operativa de la compañía de 2014 se
originó fuera de América del Norte, donde la compañía reportó US$72,5 millones en pérdidas operativas.
En una
conferencia telefónica con inversionistas, ejecutivos de Avon no descartaron la
posible relocalización de la empresa. En respuesta a una pregunta de un
analista, quien señaló que eso ayudaría a la empresa para no tener que convertir
las ventas y las ganancias del exterior a dólares, el director financiero,
James Scully, dijo que la compañía considerará todas las alternativas.
Aun así,
Scully dijo que la primera prioridad es “ver cómo podemos alinear nuestra base
de gastos con (...) el resto de nuestro negocio” al trasladar los gastos a
países con monedas más débiles.
Coca-Cola
Enterprises vendió en 2010 sus operaciones en EE.UU. a Coca-Cola Co. y retuvo sólo las operaciones
europeas. El año pasado, sólo 150 de los más de 11.000
empleados de la compañía estaban en EE.UU., según las presentaciones
regulatorias de la empresa, y todas las ventas tuvieron lugar en Europa. La
empresa mantuvo su sede en Atlanta en gran medida para garantizar la
continuidad de la gestión, y porque la mayoría de sus inversionistas estaban en
EE.UU., dice el portavoz Fred Roselli.
Este año,
sin embargo, Coca-Cola Enterprises anunció que se fusionaría con dos grandes
contrapartes europeas para formar Coca-Cola European
Partners Ltd., una compañía con sede en Londres y cuyo 48% pertenecería a los accionistas de Coca-Cola
Enterprises.
“Con la
mayor escala de la empresa propuesta y todos los territorios de embotellado
consolidados estando en Europa, CCCEP será capaz de gestionar de forma
eficiente desde el Reino Unido las operaciones combinadas en Europa”, dijo
Roselli.
Un reciente
comunicado de la compañía combinada al mercado indica que los gerentes de CCE
eran conscientes de que la inusual estructura era fiscalmente ineficiente. El
documento señala que la sede de la nueva compañía en Londres hará más fácil el
manejo del dinero de la empresa, “incluido el acceso al flujo de caja no
estadounidense con beneficios financieros asociados” frente a los de una
empresa registrada en EE.UU.
Hay obstáculos para mudarse al
extranjero, incluso para una empresa con escasa o ninguna operación en EE.UU. El gobierno federal ha adoptado
leyes y normas fiscales diseñadas para dificultar que las empresas
estadounidenses dejen EE.UU. mediante una relocalización,
también conocida como inversión tributaria.
Una de las
formas más difíciles de mudarse es a través de una “autoinversión”, en la que
una empresa simplemente se traslada sin fusionarse con una empresa extranjera. Para que una autoinversión resulte exitosa,
la empresa debe demostrar que genera en el extranjero una cuarta parte de sus
ingresos, y que una cuarta parte de sus activos y de su fuerza laboral
están en el nuevo país sede.
Las
autoinversiones son difíciles, pero Avon podrían ser capaz de cumplir los
requisitos si se muda a Brasil, por ejemplo. Además de reportar el año pasado
que casi 22% de sus ingresos fueron generados en
Brasil, Avon reveló que poco más de 20% de sus activos duraderos estaban
radicados en el país sudamericano. Sólo alrededor de
23% de sus activos duraderos se encontraban en EE.UU.
De
los 6 millones de representantes de ventas que Avon tiene en el mundo, 1,5
millones están en Brasil,
según informó la empresa. En el acumulado hasta septiembre, Avon tenía una facturación de US$2.481 millones en America
Latina, donde al cierre del tercer trimestre registraba una facturación
de US$791 millones y una ganancia operativa de US$34,7 millones. Aunque no
divulga datos financieros por país, Avon indicó que Brasil es hoy su mayor
mercado individual en el mundo, con 40% de las ventas
latinoamericanas.
“No hay
absolutamente razón alguna por la que Avon no emprenda una autoinversión” si
puede, dice Robert Willens, un asesor impositivo y contable de Nueva York.
“Sería muy útil si esta gente completara el trabajo e hiciera una
autoinversión”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario