Denuncian
fraude en Venezuela (la oposición debería haber ganado por mayor margen ) :Por Mary Anastasia O´Grady
Opinión:
La oportunidad de los venezolanos para deshacerse del chavismo
http://lat.wsj.com/articles/SB11818608491931414669104581400564038343374?tesla=y
La oposición
confía en la victoria en las elecciones para la Asamblea Nacional
PHOTO:
EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY
Por
MARY ANASTASIA O’GRADY
Domingo,
6 de Diciembre de 2015
19:55 EDT
Venezuela
llevó a cabo elecciones el domingo para adjudicar 167 escaños en la Asamblea
Nacional. La legislatura unicameral, que se renueva cada cinco años, ha estado
bajo el control de la revolución bolivariana de Hugo Chávez durante más de 15
años.
Al cierre de
esta edición, los resultados oficiales no habían sido anunciados, pero los
partidos de oposición confiaban contar esta vez con suficiente apoyo popular
para quitarles el control mayoritario a los chavistas.
No obstante,
Venezuela no ha llevado a cabo una elección justa o transparente en más de una
década y el presidente Nicolás Maduro anunció en octubre que la “revolución”
nunca cedería el poder. Si el Consejo Nacional Electoral, controlado por el
gobierno, anuncia una victoria para el Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de Maduro y su aliado, el Partido
Comunista, no sorprendería ver a un electorado molesto saliendo a las
calles.
Esto podría
generar otra sangrienta represión. El gobierno aplastó el año pasado las
manifestaciones en todo el país deteniendo a más de 3.000 personas, la mayoría
de ellas estudiantes. Muchos fueron torturados. El asesinato al estilo de
pandillas de un activista de la oposición en una protesta el mes pasado es un
recordatorio de que el gobierno y sus instructores cubanos han fomentado un
profundo odio entre sus simpatizantes para proteger su poder. Sin embargo, la rebelión se calienta a fuego lento y los
problemas económicos podrían causar que hierva y se desborde.
Venezuela
alberga una de las mayores reservas petroleras del mundo y por décadas ha sido
muy dependiente del oro negro para obtener divisas extranjeras. Como importador
de muchos alimentos, así como autopartes, electrónicos y materias primas para
fabricar desde automóviles hasta detergente, necesita dólares para pagar sus
facturas.
Cuando los
precios del petróleo estaban por encima de US$80 el barril, Chávez compró la
conformidad del público, tanto los pobres como algunos miembros de la clase
empresarial, para consolidar su poder.
Confiscó propiedades, silenció a los
medios y destruyó a los empresarios disidentes. Muchos de los más productivos
dejaron el país. A otros, como el magnate de medios Gustavo Cisneros, se les
permitió mantener sus activos siempre y cuando aceptaran autocensurarse.
Cuando los
gerentes y trabajadores de la petrolera estatal PDVSA se declararon en huelga
para protestar por la toma de poder de Chávez, esta los despidió y los
reemplazó con personal leal. La pérdida de profesionales golpeó a la
producción, los ingresos y el crecimiento.
Ahora, el
banco central se está quedando sin reservas internacionales, la capacidad
productiva ha sido mermada y el banco central imprime divisa local a pedido del
gobierno, generando una hiperinflación. Desde el 11 de noviembre, cuando los
controles de precios fueron impuestos sobre los huevos, ya no se consiguen
huevos en los mercados formales. “Eso les costará”, me escribió un venezolano
la semana pasada, refiriéndose al PSUV.
Es
improbable que esta elección sea justa. Ni el gobierno de Chávez (1999-2013) ni el de Maduro han permitido que las actas electorales sean auditadas
independientemente.
Maduro rechazó una misión observadora
de la Organización de Estados Americanos.
En cambio,
aceptó al ente multilateral sudamericano conocido como Unasur, controlado por
los gobiernos procubanos de Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y Brasil.
Nota del autor del blog: son países cómplices
del chavismo
Voluntarios
de la oposición hicieron su mejor esfuerzo para actuar como supervisores
electorales. Pero en muchos precintos era
peligroso mantenerse en las estaciones de votación al caer la noche debido a
las altas tasas de delincuencia y a las pandillas pro gobierno y es
probable que el miedo obligara a muchos a regresar a casa. De ser así, muchos
operativos del gobierno no tuvieron supervisión al momento de contar los votos.
Para cantar
victoria, la oposición necesitaba ganar por un amplio margen. Se supone que las urnas cerraban a las 6:00
p.m. hora local, a menos que hubiera votantes en fila. Miembros de la
oposición me dijeron que en la última elección presidencial, en abril de 2013,
las mesas de votación se mantuvieron abiertas después de las 6:00 p.m. aunque
no había filas. Aseguran que activistas
progubernamentales usaron esos minutos para identificar a los electores que no
se presentaron y sufragar en su nombre, dándole a Maduro su estrecha victoria.
El Consejo Nacional Electoral ha favorecido al gobierno
al redibujar los distritos electorales y diseñar boletas de votación para
confundir a los electores.
Además,
cada uno de los 24 estados recibe automáticamente dos escaños, sin importar su
población. Así que una victoria abrumadora para los
candidatos de la oposición en un estado grande tiene el mismo efecto que una
victoria apretada de los chavistas en un estado con baja población que el
gobierno controla fácilmente. Muchos de los políticos más populares de la
oposición pasaron las elecciones en la cárcel y se les prohibió postularse.
Incluso si el régimen permite una
apretada victoria de la oposición, es difícil imaginarse que Maduro ceda el
poder. Es más
probable que una derrota del gobierno sea seguida del encarcelamiento o
expulsión de congresistas de oposición, como ha sucedido, o que sean comprados.
Otra carta que tiene Maduro a mano es la “ley de poder popular” al mejor estilo
soviético, que haría que los consejos locales bolivarianos sean los
legisladores y el Congreso pase a ser irrelevante.
Las
formalidades de cómo se quedarán los chavistas en el poder aún se desconocen.
Pero que no quepa duda de que planean quedarse.
Escriba a O’Grady@wsj.com
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