El
Daesh y el califato universal
http://elpais.com/elpais/2015/12/05/opinion/1449332115_867926.html
Una
confrontación armada sólo conduce a la legitimación del Estado Islámico como
contendiente y actor en el conflicto
BALTASAR
GARZÓN
6 DIC 2015 - 00:00 CET
En estos dias todos, absolutamente todos,
estamos traumatizados por los acontecimientos del viernes trece de noviembre en
Paris. Todos hemos emitido opinión sobre la respuesta que los países
democráticos deben dar al Daesh (Estado Islamico). La guerra, de nuevo la
guerra, es la palabra clave que ronda en todas las conversaciones en los
espacios oficiales, políticos y de opinión. No obstante, frente a la decisión
belicista de la mayoría en Francia, Alemania, Gran
Bretaña, Estados Unidos, en España, se descubren otros planteamientos
que, sin duda, tienen un componente electoral. Los políticos temen la reacción
de la ciudadanía frente a una acción bélica como la que tuvo lugar en 2003 en Irak y a su reflejo en las urnas. Estamos, por
otra parte, los que creemos que una confrontación armada contra Daesh no conduce
más que a la legitimación del mismo como contendiente y actor en el conflicto
armado.
La primera
cuestión, escenifica la falta de valor de quienes tienen que tomar decisiones.
Que exista una cita electoral no debería ser obstáculo para decidir qué hacer
frente a una situación de crisis mundial. No soy partidario de la guerra pero,
sin duda, resulta sorprendente que el Gobierno español, y, especialmente su
presidente, se escude para no resolver, en que nadie desde Francia le ha pedido
ayuda. ¿Acaso, cuando existe una catástrofe o cuando se produce una masacre
esperamos a que nos llamen?¿O acudimos a prestar ayuda?
Se puede
estar de acuerdo o no, y reitero mi postura contraria a la guerra, sobre todo
cuando puede ocultar intereses no solo de defensa de valores, sino intereses económicos y geopolíticos,
pero la decisión debe ser tomada en un sentido o en otro porque la cobardía
del silencio es la peor solución.
Creo que la
situación actual no es similar a la de Irak en 2003. Allí
hubo una guerra ilegal a espaldas de la ONU y no existía causa que
justificara el desastre que se fraguó por la incoherente y soberbia decisión de
personas como Bush, Blair o Aznar, entre otros.
Ahora, frente al Daesh, la ONU ha manifestado que es una amenaza global y ha
autorizado a que se usen todos los medios necesarios para acabar con él.
Aunque se
esté en contra de la guerra, resulta sorprendente que el Gobierno español se
escude en que nadie desde Francia le ha pedido ayuda
¿Es necesario declarar la guerra al EI?
¿Acaso no hay ya una guerra en Siria
en la que está implicado el mismo?.
Si es así, para que una coalición internacional sin un objetivo común, ni unas
razones de fondo compartidas por los que se asocian frente a esa amenaza?
De momento,
estamos siguiendo paso a paso la hoja de ruta marcada por Daesh. Unos ataques
terroristas con armas compradas en Alemania, han provocado su reconocimiento
como oponente "digno" en el campo de batalla. Imagino que el Daesh
estará contento por este éxito. En su planteamiento de terror universal ha
conseguido, por la acción de los demás, lo que con las suyas nunca hubiera
alcanzado: que se le tenga como el enemigo universal más peligroso y frente al
cual todos se unen, sin saber bien para que o por qué lo hacen.
En todo
caso, pase lo que pase, hemos
contribuido a que, con la propia sangre derramada, el Daesh se consolide.
Aún en el supuesto de que se le venza,
la semilla ya ha germinado. Hemos demostrado dónde y cómo nos hace daño. Y
esto será explotado en forma constante a lo largo y ancho de todo el mundo. La
acción será permanente y pasará de un lugar a otro, de una organización a otra,
de un grupo al siguiente y así, sucesivamente.
Las razones
de cada uno de los actores de la gran coalición contra Daesh son diversas e
incluso contrapuestas, a modo de lo ocurrido frente a Hitler: todos querían
acabar con él, aunque por motivos diferentes. El problema es que el enemigo
actual no es Alemania, ni otro país, sino un conjunto de personas que con
tierra o sin ella van a seguir actuando y atacando allí donde saben que hacen
daño, y cuya vocación expansionista no pasa por la ocupación territorial sino
por la mental o de las convicciones. El Califato Universal nunca ha estado
reflejado en un lugar físico del mundo sino en las mentes de quienes lo
defienden, de ahí que combatirlo con armas, paliará algunos efectos, pero no
acabara con él.
Hay que
mostrar solidaridad con el pueblo sirio, pero
también con los kurdos y los iraquíes
Desde que
comenzó a fraguarse Al Qaeda, hasta la actualidad del Daesh, han pasado más de
20 años y sus resultados son igual de letales que en 2001 o 2004, solo que, al
acumularse se hacen más insoportables para los ciudadanos.
Efectivamente
ha llegado el momento de combatir este tipo de hechos, pero el desafío va mucho
más allá que acudir a las armas. En todo caso, una guerra es difícil de ganar
desde el aire. Los países de la gran coalición y Naciones Unidas, deberían comenzar
por ponerse de acuerdo en el papel de Siria y de su Gobierno.
La
guerra en Siria, se utiliza como excusa para los equilibrios geoestratégicos y
económicos de las grandes potencias a costa de la población masacrada por unos
y por otros.
Ya es tiempo
de que decidamos realmente apoyar a este país en el terreno y para ello las
naciones coaligadas deben abandonar sus particulares intereses y mostrar una
verdadera solidaridad con el pueblo sirio, pero también con el pueblo kurdo y
el iraqi.
Esta no es
una guerra entre países ni una confrontación de operativos sino una acción
contra los pueblos (sirio, iraqi, kurdo, maliense, entre otros) que son las
víctimas, y, por ende, son estos los que deben recibir el apoyo unánime
internacional frente al Daesh.
La pregunta
es ¿los que deben unir fuerzas están dispuestos a asumir este papel? ¿Están
dispuestos a que luego de triunfar sobre el Daesh, los responsables de los
crímenes cometidos contra ese pueblo, respondan de ellos? ¿Están dispuestos a
no repartirse la piel del león y a contribuir a la verdadera democratización de
esos territorios? ¿Estamos dispuestos a profundizar en el análisis de las
causas y la búsqueda de soluciones? Cuando encontremos la respuesta y aunemos
de verdad los esfuerzos, estaremos en disposición de vencer al Daesh y a
cualquier otra reproducción del mismo en ese u otro lugar, y a erradicarlo de
las mentes de quienes ahora lo defienden.
Mientras
tanto, quizás en el pacto antiterrorista que han suscrito los partidos
políticos en España (salvo Podemos, IU, PNV, entre otros) se podría adoptar, el
acuerdo de derogar la reforma de la Ley que prácticamente hizo desaparecer la
Jurisdicción Universal de España; la no utilización del terrorismo como arma
electoral, con la desaparición de las ruedas de prensa de políticos para dar
publicidad a operaciones policiales más que cuestionables; o medidas claramente
protectoras de la migración que evite revictimizaciones de quienes huyen del
terror; medidas de desarrollo educativo y participación plural que eviten
comportamientos islamófobos... y, medidas que impongan responsabilidad a los
responsables políticos cuyas informaciones atemorizan y desinforman a la
población, por ejemplo.
Baltasar
Garzón es juez
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