La policía
turca lanza una redada contra células del Estado Islámico. Los muertos suben a
44
Vigilancia
en el aeropuerto de Estambul tras los atentados. OZAN KOSE AFP
ANDRÉS
MOURENZA
Estambul
30 JUN 2016 - 17:47 CEST
Turquía cree
que los terroristas de Estambul eran originarios de ex
repúblicas soviéticas Turquía eleva a 42 los muertos en el atentado del
aeropuerto de Estambul
La policía
turca ha lanzado este jueves varias redadas simultáneas contra supuestas
células terroristas del autodenominado Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en
inglés) en Estambul, y la ciudad costera de Esmirna
en las que han sido detenidas más de una veintena de personas, según
confirmaron fuentes del Ejecutivo turco. La operación se ejecuta dos días
después del triple atentado suicida en el aeropuerto de Estambul, que costó la
vida a 44 personas –la última víctima, una mujer, falleció anoche- y dejó
heridas a más de 200.
Fuentes
gubernamentales consultadas por este diario sostienen que la investigación
apunta a que los tres atacantes eran originarios de la región rusa de
Daguestán, Uzbekistán y Kirguizistán. El explosivo que utilizaron, según el
ministro del Interior turco, Efkan Ala, es una mezcla casera de RDX y TNT.
Agentes de
la policía antiterrorista, apoyados por miembros de las fuerzas especiales han
llevado a cabo la redada en un total de 16 domicilios de tres barrios obreros
del extrarradio de Estambul, Pendik, Basaksehir y
Sultanbeyli. La operación está ligada directamente al atentado, según
Cnnturk, y se desencadenó tras encontrar algunas pistas en el registro que se
hizo el día anterior en el barrio de Sofular, donde vivieron los autores de la
masacre. En estos puntos registrados hoy, que una fuente oficial definió como
“pisos francos” del ISIS, fueron detenidas 13 personas, tres de ellas de
nacionalidad extranjera.
En Esmirna
han sido apresadas nueve personas sospechosas de haber estado en contacto con
el ISIS, acusados de financiación del terrorismo, proselitismo y reclutamiento.
Por el momento se desconoce el grado de vinculación de los detenidos con el
ataque de Estambul.
El Gobierno
turco todavía no ha hecho pública la identidad de los tres presuntos yihadistas
que perpetraron la masacre del martes y se inmolaron en el aeropuerto de
Estambul activando las cargas explosivas que portaban. “Aún no hemos sido
capaces de identificar completamente a los atacantes debido al daño sufrido por
sus tejidos corporales”, explicó una fuente del Ejecutivo a este diario: “Un
equipo médico trabaja las veinticuatro horas para concluir la identificación”.
Con todo, la misma fuente, aseguró que “existen grandes posibilidades de que al
menos uno de los terroristas sea extranjero”.
Por otro
lado, se ha hecho público este jueves que dos supuestos militantes que se
mantenían en contacto con operativos del ISIS fueron “neutralizados” en la
frontera turco-siria cuando trataban de cruzar a Turquía el pasado sábado.
Ambos eran de nacionalidad siria y un portaba un chaleco explosivo. Se cree que
pretendían atentar en las ciudades de Adana y Ankara.
Según la
Policía turca, ambos habían viajado en avión desde Damasco a la ciudad
fronteriza de Qamishlo, ciudad bajo control parcial del régimen y de las
milicias kurdas.
El susto ha
sido grande. Y aunque finalmente, el pasado 22 de mayo, en Austria, Norbert
Hofer, el candidato de la extrema derecha, no fue elegido (por un pelín... [1])
presidente de la República, cabe preguntarse qué miedos están sintiendo los
austríacos para que el 49,7% de ellos haya optado por votar a un neofascista.
“En la historia de las sociedades –explica el
historiador francés Jean Delumeau–, los miedos van
cambiando, pero el miedo permanece”. Hasta el siglo XX, las grandes
desgracias de los seres humanos eran causadas principalmente por la naturaleza, el hambre, el frío, los
terremotos, las inundaciones, los incendios, la escasez de alimentos, y por
pandemias epidémicas como la peste, el cólera, la tuberculosis, la sífilis, etc.
Antaño, el ser humano vivía expuesto a un entorno siempre amenazante. Las
desgracias le acechaban incesantemente…
La primera
mitad del siglo XX estuvo marcada por el terror de las grandes guerras, las de
1914-1918, de 1936-1939 y de 1939-1945. La
muerte a escala industrial, los éxodos bíblicos, las destrucciones masivas, las
persecuciones, los campos de exterminio... Tras la Segunda Guerra Mundial y
la destrucción atómica de Hirosima y Nagasaki en 1945, el mundo vivió bajo la
preocupación constante por el apocalipsis nuclear.
Pero este miedo fue extinguiéndose poco a poco con el final de la Guerra Fría
en 1989 y tras la firma de tratados internacionales que prohíben y limitan la
proliferación nuclear.
Sin embargo,
la existencia de estos tratados no ha hecho desaparecer los riesgos. La
explosión de la central nuclear de Chernóbil, en particular, reavivó el terror
nuclear. Más recientemente también tuvo lugar el accidente de Fukushima, en
Japón. La opinión pública, estupefacta, descubrió entonces que incluso en un
país conocido por su alta tecnología como es Japón se trasgredían principios
básicos relativos a la seguridad, poniendo así en peligro la salud y la vida de
cientos de miles de personas.
Los historiadores
de las mentalidades se preguntarán algún día por los miedos de nuestra década
(2010-2020). Descubrirán que, a excepción del terrorismo yihadista que continúa
golpeando a las sociedades occidentales, los nuevos
miedos son más bien de carácter económico y social (desempleo, precariedades,
despidos masivos, desahucios, nuevas pobrezas, inmigración, desastres
bursátiles, deflación), así como de naturaleza sanitaria (virus del
Ébola, fiebres hemorrágicas, gripe aviar, chikungunya, zika) o ecológica (desajustes
climáticos, transformaciones profundas del medio ambiente, mega-incendios
incontrolados, contaminaciones, poluciones del aire). Éstos conciernen de la
misma manera tanto al ámbito colectivo como al ámbito privado.
En este
contexto general, las sociedades europeas se encuentran especialmente
conmocionadas, sometidas a seísmos y a traumatismos de gran violencia. La crisis financiera, el desempleo masivo,
el final de la soberanía nacional, la desaparición de las fronteras, el
multiculturalismo y el desmantelamiento del Estado de Bienestar provocan, en el
espíritu de muchos europeos, una pérdida de referencias y de identidad.
Una encuesta
reciente, llevada a cabo en los siete principales países de la Unión Europea
por el Observatorio Europeo de Riesgos, constata que el 32% de los europeos tienen mucho más miedo hoy de atravesar dificultades
financieras que hace cinco años; el 29% tienen más miedo de caer en la
precariedad; y el 31%, de perder su empleo. En España,
la pobreza ha aumentado de “manera
alarmante” en los últimos años, con 13,4 millones de personas –esto es, el
28,6% de la población– en riesgo de exclusión y de recaída en la miseria...
Porque estos temores hacen nacer un sentimiento de desclasamiento: el 50% de
los europeos tienen la sensación de encontrarse en regresión social con
respecto a sus padres.
Así pues,
los nuevos miedos están muy presentes hoy en Europa. La crisis actual bien
pudiera marcar el punto final del poderío europeo en el mundo. Tras la llegada
masiva de cientos de miles de migrantes provenientes de Oriente Próximo (Siria,
Irak) durante estos últimos meses, el miedo a la “invasión extranjera” ha
aumentado. Se extiende la sensación de estar amenazado por fuerzas externas que
los Gobiernos europeos ya no controlarían, como el auge del islam, la explosión
demográfica del Sur y las transformaciones socioculturales que difuminarían su
identidad. Y todo esto se produce en un contexto de crisis moral grave en el
que se multiplican los casos de corrupción y en el que la mayoría de los que
gobiernan, muy impopulares, ven cómo se desmorona su legitimidad. En toda
Europa, estos miedos y esta “podredumbre” son explotados por la extrema derecha
con fines electorales. Como lo demostró la victoria, el pasado 25 de abril, de
la extrema derecha en la primera vuelta de las elecciones legislativas en
Austria. En donde, además, se produjo el derrumbe histórico de los dos grandes
partidos tradicionales (el SPÖ, socialdemócrata, y el ÖVP, democristiano) que
habían gobernado el país desde 1945.
Ante la
brutalidad y el carácter repentino de tantos cambios, las incertidumbres se
acumulan para muchos ciudadanos. Les parece que el mundo se vuelve opaco y que
la historia escapa a cualquier tipo de control. Numerosos europeos se sienten
abandonados por sus gobernantes, tanto de derechas como de izquierdas, los
cuales, además, son descritos sin cesar por los grandes medios de comunicación
como especuladores, tramposos, mentirosos, cínicos, ladrones y corruptos.
Perdidos en el centro de semejante torbellino, muchos ciudadanos comienzan
entonces a entrar en pánico y les invade el sentimiento, tal y como decía Tocqueville, de que, “puesto que el pasado ha dejado
de aclarar el futuro, la mente camina entre las tinieblas”...
En este
caldo de cultivo social –compuesto por miedos, por amenazas sobre el empleo,
por desarraigo identitario y por resentimiento– vuelven a aparecer los viejos
demagogos. Aquellos que, sobre la base de argumentos nacionalistas, rechazan al extranjero, al musulmán, al judío, al romaní o al
negro, y denuncian los nuevos desórdenes y las nuevas inseguridades. Los
inmigrantes constituyen los chivos expiatorios ideales, y los objetivos más
fáciles porque simbolizan las profundas transformaciones sociales y
representan, a ojos de los europeos más modestos, una competencia indeseable en
el mercado laboral.
La
extrema derecha siempre ha sido xenófoba. Pretende paliar las crisis designando a un único culpable: el extranjero. Esta actitud se ve
fomentada en la actualidad por las contorsiones de partidos democráticos
reducidos a preguntarse por la importancia de la dosis de xenofobia que pueden
incluir en su propio discurso.
Con la
reciente ola de atentados odiosos en París y en
Bruselas, el miedo al islam se ha reforzado aún más. Cabe recordar por
ejemplo que hay entre 5 y 6 millones de musulmanes en
Francia, el país que cuenta con la comunidad islámica más importante de
Europa. Y alrededor de 4 millones de musulmanes en Alemania. Según una encuesta
reciente del diario francés Le Monde, el 42% de los franceses considera a los
musulmanes “más bien como una amenaza”. El 40% de los alemanes piensan lo
mismo. En estos dos países, una mayoría de la población considera que los
musulmanes no están integrados en sus sociedades de acogida. El 75% de los
alemanes estima que no están “en absoluto” integrados o que “apenas lo están”;
y el 68% de los franceses piensan de la misma manera.
Hace unos
meses, la canciller alemana Angela Merkel –que luego acogió en su país a más de
800.000 migrantes solicitantes de asilo en 2015–
afirmaba que el modelo multicultural según el cual convivirían en armonía
diferentes culturas había “fracasado por completo”. Y un panfleto islamófobo
escrito por un ex dirigente del Banco Central alemán, Thilo
Sarrazin, que denunciaba la falta
de voluntad de los inmigrantes musulmanes para integrarse, ha sido un éxito
rotundo en las librerías alemanas, y se han vendido nada menos que 1,25 millones de ejemplares.
Un número
cada vez mayor de europeos hablan del islam como de un “peligro verde”, a la manera en la que antaño se imaginaban los
avances de China hablando del “peligro amarillo”. La xenofobia y el racismo
están aumentando en toda Europa. A esto contribuye sin duda el hecho de que
algunos musulmanes de Europa están lejos de ser irreprochables. Especialmente
–en un momento en el que los medios de comunicación evocan la brutalidad de la
Organización del Estado Islámico (OEI), o Daesh, en
Irak y en Siria– los activistas islamistas, que aprovechan el clima de
libertad que reina en los países europeos para desplegar un proselitismo
salafista. Predican el adoctrinamiento de sus correligionarios o de jóvenes
cristianos conversos. Los más extremistas han participado en la reciente ola
terrorista en Francia y Bélgica.
En el ámbito
político, son numerosos los discursos dramáticos que despiertan la preocupación
y la angustia de los electores. Durante las campañas electorales, es común
encontrar discursos que recurren al instinto de protección de los individuos.
Se apela al miedo de forma habitual. Se trata de una manipulación. Y, en la
utilización de este sentimiento, los populistas de derechas –en el contexto
actual de crisis social– se han convertido en expertos. No solo en Austria. En
Francia, por ejemplo, no hay ni un discurso del Frente
Nacional y de su dirigente, Marine Le Pen, en el que no se mencione el
miedo. Le Pen evoca de forma constante las “amenazas” que se cernerían sobre la
seguridad física y sobre el bienestar de los ciudadanos. Y presenta a su
partido, el Frente Nacional, como un “escudo protector” frente a estos
“peligros”.
En todos sus
documentos, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ
por sus siglas en alemán) y su líder Norbert Hofer
insisten en la persistencia de un pasado idealizado y una identidad que hay que
preservar. Promueven el miedo mencionando regularmente a un “enemigo exterior”:
el islam, contra el cual la “nación austríaca” tiene que actuar como un bloque.
Denuncian al Otro, al extranjero, como un
peligro para la cohesión de la comunidad nacional. En todos los discursos
populistas de derechas se encuentra este miedo al Otro que, obligatoriamente,
es el enemigo. Se rechaza al Otro porque no comparte los valores de la “Patria
eterna”.
En sus
discursos, los líderes de las nuevas extremas derechas también atacan a la
Unión Europea (UE). La acusan de todos los males, sobre todo de “poner en
peligro” a los Estados-nación y a sus pueblos. La UE se designa como culpable
de la fragmentación de las naciones. Al mencionar “las
tinieblas de Europa”, Norbert Hofer sumerge a sus oyentes en la
inquietud. Porque, en la cultura occidental y cristiana, las “tinieblas”
designan por lo general la nada y la muerte. Así pues, el FPÖ se presenta como
un partido “salvador”, aquel que conseguirá llevar a la nación austríaca hacia
la luz.
La mayoría
de los populistas de derechas en Europa, actualmente, proceden a una
amplificación de los peligros y a una dramatización de los peligros. Sus
discursos sólo proponen ilusiones. Pero en un periodo de dudas, de crisis, de
angustia y de nuevos miedos como el actual, sus palabras consiguen captar mejor
a un electorado desconcertado y presa de pánico.
(1)Tras el recuento de 900.000 sufragios
por correo, el candidato ecologista Alexander Van der Bellen, catedrático
emérito de Economía, de 72 años, resultó elegido nuevo Presidente de Austria
con un 50,3% de los votos frente al 49,7% del aspirante ultraderechista,
Norbert Hofer, quien había resultado vencedor de la primera vuelta con el 35%
de los sufragios.
REUTERS/Kai
Pfaffenbach/File photo TPX IMAGES OF THE DAY - RTX2D2M4 PHOTO: REUTERS
jueves,
30 de junio de 2016
11:15 EDT
FRÁNCFORT (EFE Dow Jones)--Las acciones de
Deutsche Bank AG cayeron el jueves a un mínimo de 30 años después de que el
Fondo Monetario Internacional y la Reserva Federal
estadounidense afirmaran que la entidad alemana supone un riesgo
significativo para la estabilidad financiera internacional.
El
FMI señaló que Deutsche Bank es la institución bancaria con más riesgo del mundo y una fuente
potencial de conmociones externas para el sistema financiero. Esta declaración
se produjo un día después de que la Reserva Federal de Estados Unidos anunciara
que la filial estadounidense de Deutsche Bank no había superado las pruebas de
solvencia para casos de crisis.
Los títulos
de Deutsche Bank perdían 2,3% y se ubicaban a 12,37euros después de haber tocado un mínimo durante
la sesión de 12,05 euros, su nivel más bajo en 30 años. Las acciones de
Deutsche Bank y de otros bancos europeos se desplomaron el viernes y el lunes
como consecuencia del referendo por el que el Reino Unido decidió abandonar la
Unión Europea.
Un operador
señaló que las críticas de la Fed sobre la planificación del capital del banco
podrían dificultar futuras ampliaciones de capital del mismo. La entidad se
encuentra inmersa en una amplia reestructuración después de haber registrado
una pérdida de 6.800 millones de euros en 2015.
Suvi
Platerink Kosonen,
analista de ING, indicó que “después del rendimiento del año pasado, los
fracasos no sorprenden”
En un
momento en el que hace las paces con antiguos aliados —Rusia
e Israel— el atentado pone de relieve la fragilidad de un país que se ha
visto arrastrado por los acontecimientos y ciertos proyectos personalistas de su
presidente
ANDRÉS
MOURENZA
Estambul
30 JUN 2016 - 05:36 CEST
En un
momento en que Turquía parecía dispuesto a aprovechar el recambio al frente del
Gobierno para enmendar las líneas de su política exterior y hacer las paces con
antiguos aliados a los que se había enfrentado en los últimos años —Rusia e Israel— el atentado de Estambul ha vuelto a
poner de relieve la fragilidad de un país que se ha visto arrastrado por los
acontecimientos y ciertos proyectos personalistas de su presidente, Recep
Tayyip Erdogan, hacia el creciente caos de Oriente Próximo.
Funeral de
una de las víctimas del atentado del martes en Estambul
Funeral de
una de las víctimas del atentado del martes en Estambul GETTY IMAGES
El ataque
suicida, que causó 41 fallecidos y 239 heridos y, según los primeros
indicios, lleva la marca del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés),
se ha producido en un momento en el que Ankara intenta normalizar sus
relaciones con varios países estratégicos. Ha iniciado el deshielo de sus
relaciones con Israel tras seis años de enfrentamientos y ha pedido disculpas a
Rusia por el derribo en noviembre pasado de un caza en la frontera de Siria,
conflicto al que el Kremlin respondió con sanciones que ahora se dispone a
levantar.
El atentado
ha golpeado en el aeropuerto Atatürk de Estambul a la aerolínea de bandera del
país euroasiático, Turkish Airlines, que con su número creciente de destinos
por todo el planeta, sus grandes patrocinios y sus anuncios con estrellas como
Leo Messi y Kobe Bryant se había convertido en un símbolo de la nueva y pujante
Turquía que Erdogan quería presentar al mundo. Un sueño que en los últimos dos
años se ha ido esfumando progresivamente a medida que el país se sumía en la
polarización y el conflicto, con constantes acciones armadas a manos del
yihadismo y de grupos nacionalistas kurdos.
En un país
como Turquía que lleva sufriendo durante décadas diversos tipos de acciones
terroristas, sólo tres de sus aeropuertos habían sido objeto de ataques. El
primero, el de Ankara, en 1982 corrió a cargo de pistoleros del grupo armenio
ASALA que abrieron fuego de manera indiscriminada en la terminal del aeropuerto
capitalino. El siguiente, el pasado mes de diciembre, el grupo armado kurdo
lanzó un proyectil desde el exterior del aeropuerto Sabiha Gökçen de Estambul,
que dañó varias aeronaves y mató a una señora de la limpieza. Y el tercero, el
ocurrido este martes y que todos los expertos en seguridad creen que fue
“cuidadosamente planificado”.
Si bien el
Gobierno sostiene que no se produjeron errores en la seguridad, un guarda de
seguridad privada encargado de los controles de acceso explicó que ellos nada
pudieron hacer para detener a los atacantes antes de que interviniesen agentes
del cuerpo de policía, cuando ya era demasiado tarde: “Nosotros no podemos
hacer nada porque no vamos armados”, dijo el empleado. Con todo, una fuente de
seguridad consultada por este diario opinó que “los policías hicieron bastante”
considerando “la diferencia de potencia de fuego”.
“Este tipo
de atentados sólo pueden ser prevenidos con información de inteligencia,
durante la fase de planificación”, aseguró el analista Hakan Çelik en CNN-Türk.
Y de hecho, según publica el diario Hürriyet, los servicios secretos turcos
habían alertado durante este mes de la posibilidad de que se produjesen
atentados, señalando que el Aeropuerto Atatürk era uno posible objetivo de los
yihadistas, pese a lo cual no se incrementó la vigilancia.
Las
investigaciones iniciadas por la sección de Lucha Antiterrorista de la Fiscalía
se mantienen bajo secreto de sumario y, al contrario que en el caso de las
víctimas, no se han dado detalles sobre la identidad de los autores, si bien
algunos medios locales apuntan a que podrían ser extranjeros. Por el momento sólo
ha trascendido que se han hecho registros en dos domicilios —aunque no se
especifica dónde ni qué se halló— y que el taxista que llevó a los atacantes al
aeropuerto fue interrogado por la policía.
El primer
ministro Yildirim ya apuntó a las pocas horas del atentado que “los indicios”
señalan al ISIS, si bien esta organización no ha reivindicado prácticamente
ninguna de sus acciones en Turquía, lo cual sigue intrigando a propios y
extraños.
El primer
ministro afirmó que, al no poder superar el control de seguridad, los
terroristas "sacaron sus armas de las maletas y abrieron fuego
indiscriminado. Uno se hizo estallar fuera en el exterior del puesto de
control, y los otros dos aprovecharon el pánico desatado durante el tiroteo
para colarse y hacerse estallar", dijo, según informa Associated Press.
De acuerdo a
algunos analistas locales, esta es una estrategia para enfrentar
a turcos y kurdos, pues de esta manera los segundos siempre sospechan de
la implicación de un Estado que, al menos hasta hace un año, miraba hacia otro
lado respecto a las actividades de los grupos yihadistas que combaten Siria.
Por otro
lado, el presidente Erdogan mantuvo durante el día conversaciones telefónicas
con varios mandatarios, entre ellos el de EE UU, Barack Obama, que le transmitió
sus condolencias, y el de Rusia, Vladimir Putin, quien tras meses de tensión
con Turquía tendió la mano para que “ambas potencias regionales” actúen
conjuntamente.
El
Estado Islámico ataca Turquía por que le presta a EEUU la base aérea de
Incirlik y no reivindica sus atentados
para que haya duda entre si son ellos o lo kurdos del PKK o los de las fuerzas democráticas
de siria kurdas.
Ankara ha
virado desde la connivencia hacia los yihadistas a participar en la guerra en
su contra
ANDRÉS
MOURENZA
ÓSCAR
GUTIÉRREZ
Estambul
/ Madrid 29 JUN 2016 -
20:49 CEST
Atentado en
Estambul Tanques turcos cerca de la frontera noroeste siria. AFP
La ciudad turca de Kilis, de unos 100.000 habitantes, es
un buen ejemplo, a pequeña escala, para entender cómo el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) ha
hecho virar su violencia hacia Turquía. Unos años atrás, cuando la guerra siria
había alcanzado prácticamente todo el territorio, esta localidad era paso
habitual hacia la vecina Siria para milicianos armados, de uno u otro grupo,
que querían combatir a las fuerzas del régimen de Bachar el Asad -era fácil ver
desde el lado sirio cómo muchos de ellos llegaban hasta la frontera, aparcaban
sus armas y cruzaban a Turquía, para volver unas horas más tarde-.
Kilis, como muchas otras ciudades turcas fronterizas, colindantes con las
provincias sirias de Alepo e Idlib, fue también zona libre y porosa para el
cruce de yihadistas. Fue este uno de los motivos por los que el Gobierno de
Recep Tayyip Erdogan recibió acusaciones de connivencia con el ISIS. En los
últimos meses, sirva de contraste, proyectiles lanzados desde la trinchera
controlada por este grupo en el noroeste sirio han causado la muerte de más de
una veintena de personas en Kilis. El Ejército turco ha respondido con fuego de
artillería.
El atentado
terrorista perpetrado este martes en el aeropuerto Ataturk
de Estambul apunta a un nuevo golpe asestado por miembros del ISIS en
territorio turco, precisamente cuando se cumplen dos años de la proclamación
del califato. El modus operandi recuerda al de Bruselas del pasado 22 de marzo,
llevado a cabo por los resquicios de la célula de París. Pero también es
similar al de otros grupos terroristas, desde Laskhar e Taiba, responsable del
ataque en Bombai de 2008, a cualquiera de la última docena de atentados
cometidos por Al Shabab en hoteles de Somalia. A
saber: hombres armados descerrajan sus fusiles automáticos de forma indiscriminada
para activar más tarde su carga explosiva adherida.
Pese a que
grupos de origen kurdo como los Kurdistan Freedom
Falcons han cometido atentados con bomba en los últimos meses, las
primeras pesquisas apuntan a hombres del ISIS. Los objetivos de los milicianos kurdos suelen ser miembros de las fuerzas de
seguridad y no reclamos turísticos, como sí ha hecho el grupo
sirio-iraquí para dañar la economía.
El Gobierno
responsabilizó al ISIS tanto del ataque en la concurrida mezquita de Sultanahmet de enero (siete muertos) como del de la
céntrica calle Istiklal en marzo (cuatro muertos). Todas las víctimas fueron
extranjeras.
El ISIS y sus brazos mediáticos se muestran
habitualmente raudos al asumir la autoría de un ataque -incluso si no están
tras su organización, como ocurrió en Orlando-, pero el campo turco es más
particular. El grupo no suele asumir aquí sus ataques,
según coinciden los analistas, para sembrar dudas y ahondar en la brecha entre
kurdos y turcos. Los kurdos podrían así pensar que es el Estado el que
está impicado.
El Gobierno
de Erdogan apenas tomó medidas para frenar al ISIS durante los primeros meses
de su gran explosión. Pero desde que, a raíz del ataque en París a la
publicación francesa Charlie Hebdo, las presiones de los socios occidentales se
incrementaron, Ankara comenzó a detener a miembros del
grupo. Y a reforzar la frontera con Siria. La organización yihadista
inició entonces su campaña de atentados en suelo turco. El hecho de que en un
principio los atentados se dirigiesen hacia opositores al Ejecutivo islamista,
especialmente kurdos (Diyarbakir, Suruç, Ankara...),
y los indicios de que la policía había hecho la vista gorda ante la actividad
de los yihadistas, llevaron a muchos a acusar a Erdogan de pasividad con el
ISIS.
La presión
de la comunidad internacional no es baladí. Según los documentos de entrada
sellados por la Dirección General de Fronteras del ISIS y filtrados por un
desertor, muchos de los reclutas cruzan a Siria desde alguna localidad turca.
Según la clasificación del think tank estadounidense The Soufan Group, Turquía
es además el cuarto país que más nacionales aporta (2.000-2.200) al contingente
de combatientes extranjeros en Siria e Irak. Alrededor de 600 habrían
regresado.
El viraje
turco llevó a Ankara a sellar el pasado verano su adhesión a la campaña aérea
contra el ISIS. Al mismo tiempo, Turquía ha intentado promocionar a grupos
rebeldes sirios para que luchen contra el ISIS en el norte de la provincia de
Alepo. La connivencia turca es ahora hacia la guerra al ISIS. Estados Unidos ha utilizado el aeródromo turco de Incirlik para lanzar su ofensiva en el norte
sirio. Fuerzas norteamericanas han usado de igual modo suelo a ambos lados de
la frontera para entrenar y asistir a las nuevas Fuerzas
Democráticas Sirias (SDF, en sus siglas en inglés), formadas por milicianos árabes anti-Asad, pero sobre todo hombres
armados kurdos.
Las SDF, en
su intento de avance en dirección a Kilis y con el apoyo diario de los
bombardeos estadounidenses arrebataron recientemente a los yihadistas del ISIS
la estratégica localidad de Manbij, vital en el
abastecimiento del grupo a través de la frontera con Turquía.
Un local de
Home Depot en Nueva Jersey. PHOTO: MICHAEL
NAGLE/BLOOMBERG NEWS
Por PAUL ZIOBRO
miércoles,
29 de junio de 2016
19:39 EDT
CONROE,
Texas, EE.UU.— Home
Depot Inc. está imponiendo una nueva filosofía en sus enormes locales de
productos para la mejora del hogar: menos es más.
En lugar de
llenar hasta el techo sus enormes estanterías con taladros Makita, rollos de
aislamiento Owens Corning y latas de pintura Rust-Oleum, la cadena minorista
quiere que haya menos productos y que estén al alcance
de los clientes.
“Siéntanse cómodos con
días de inventario, no semanas” es el mensaje que Home Depot
está enviando a las tiendas, dice Tom Shortt, vicepresidente sénior de cadena
de suministro. El minorista tiene una meta de crecimiento de ventas de casi 15%
para 2018, pero quiere mantener los niveles de inventario estables o
ligeramente en descenso.
El cambio en
realidad está ocurriendo en todo el
sector minorista en momentos en que las empresas tratan de encontrar nuevas
formas de atender de manera rentable las crecientes necesidades de los compradores en línea y, al mismo tiempo, reducir los
costos de sus redes de tiendas. Las cadenas deben predecir si la demanda provendrá de internet o de una visita al local,
y si los pedidos en línea van a ser enviados a los compradores desde un centro
de distribución o de una tienda. Cada movimiento de inventario es un costo
añadido que come los ya flacos márgenes.
Las
compras en línea “han obligado a la industria a repensar no sólo la matemática
y la ciencia detrás del inventario, sino también la estrategia”, explica Scott Fenwick, director
sénior de Manhattan Associates Inc., firma que
produce software para la cadena de suministro.
Wal-Mart
Stores Inc. y Target Corp.
están buscando reducir el número de paquetes de pañales, cajas de cereal y
botellas de detergente almacenados en sus depósitos y trasladar más rápidamente
los productos a las góndolas. Wal-Mart también
ha ampliado los pasillos de sus locales para reducir aún más la cantidad de
productos en los estantes, mientras que Target ha trasladado objetos
voluminosos, como los muebles de jardín, a
centros de distribución en lugar de mantenerlos en las tiendas.
Kohl’s
Corp. tiene como
objetivo reducir las existencias en 10% para fin del próximo año; en los
últimos cinco años crecieron 15% mientras la cadena de tiendas por
departamentos trataba de aumentar su presencia en internet.
En el primer
trimestre, el inventario de Wal-Mart aumentó más lentamente que sus ventas, lo
que ayudó a mejorar los márgenes de ganancia bruta. “Es como oxígeno en la tienda”, dijo
Doug McMillon, presidente ejecutivo de Wal-Mart, en la reunión anual de la
compañía el mes pasado. “El peso del inventario se ha aliviado hasta cierto
punto. Y creo que es un buen augurio para el futuro”.
El
inventario es uno de los costos más altos de los minoristas. Cualquier
reducción en el nivel de capital inmovilizado en bienes no vendidos libera
recursos para invertir en otras áreas, tales como el desarrollo de las
operaciones en línea o aumentos salariales. Sin embargo, la disminución de
existencias no está exenta de riesgos. Los estantes vacíos son una gran
molestia para los compradores que se toman el trabajo de ir a la tienda para
hacer sus compras.
“Si tengo demasiado
inventario fuera de las tiendas, entonces parece que estoy quebrado”, recalca Rodney Sides, vicepresidente
de la práctica minorista de Deloitte LLP.
Cuando
empezaron a vender en línea, muchas cadenas establecieron centros de
distribución para abastecer a sus operaciones de comercio electrónico. No
obstante, corrían el riesgo de duplicar el inventario. Luego intentaron hacer
que sus tiendas funcionaran también como centros de
distribución para las compras en línea y fusionaron los sistemas que
administraban los inventarios en línea y los físicos. Almacenar los productos
más cerca de los clientes ayuda a reducir los gastos de envío, pero también
implica más trabajo para los empleados de la tienda.
“Idealmente, uno pone
menos inventario en las tiendas pero lo repone con más frecuencia”, dice Brian Gibson, profesor de
cadena de suministro de la Universidad de Auburn. “Es preferible satisfacer
basado en la demanda que basado en la previsión”.
Home
Depot ha navegado el
cambio de hábito de los consumidores hacia las compras en línea mejor que la
mayoría. Sus ventas en tiendas existentes crecieron hasta al menos 5% en cada
uno de los últimos tres años, ayudadas por la recuperación continua del mercado
de la vivienda. Aun así, aligerar los niveles de inventario será un reto,
especialmente porque la empresa está tratando de aumentar los ingresos anuales
a US$101.000 millones en 2018, o US$12.500 millones más
que el año pasado, sin necesidad de abrir más tiendas en Estados Unidos.
Para
afrontar este desafío, Home Depot revisó gran parte de su cadena de suministro
de tiendas físicas y creó el “Project Sync”
(algo así como Proyecto de sincronización), una serie de medidas que incluyen
el desarrollo de un flujo más constante de entregas de proveedores a su red de
18 centros de clasificación. En lugar de recibir cinco camiones dos veces por
semana, por ejemplo, Home Depot ahora quiere que sus proveedores le envíen dos
camiones cinco días a la semana.
Los ahorros
obtenidos gracias al flujo de inventario sincronizado son fundamentales para
lograr el objetivo de elevar el margen operativo de Home
Depot del actual 13% a 14,5% para 2018 y para mejorar el retorno sobre
el capital invertido, una métrica seguida de cerca por el sector. Las entregas
más frecuentes también ayudan a mejorar los niveles de inventario, cuyo
crecimiento Home Depot trata de mantener bajo control.
Cuando las
mercancías llegan a las tiendas, los trabajadores las llevan directamente a los
estantes más bajos, lo que elimina la
necesidad de almacenar y buscar los productos de los estantes superiores
utilizando escaleras y montacargas. Esas actividades son algunas de las
partes más costosas de la cadena de suministro, dicen los ejecutivos de Home
Depot. El ahorro puede ser utilizado para tener más trabajadores en las tiendas
o para buscar más rápidamente los productos que los clientes compran en línea y
recogen allí.
Esto también
evita que la mercancía acumule polvo en los depósitos. “Se podría apilar en
alto, pero no funcionaría”, dice Jessica Thibodeaux, gerente de un Home Depot a
las afueras de Houston.
Un hombre
con una camiseta con la cara de Pablo Escobar fuma marihuana en un parque de
Medellín. PHOTO: RAUL ARBOLEDA/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES
Por KEJAL VYAS
miércoles,
29 de junio de 2016
19:39 EDT
BOGOTÁ—Colombia concedió su primera
licencia de producción y exportación de derivados de cannabis a una empresa
canadiense-colombiana, conforme el país apuesta a la marihuana para generar
empleos rurales.
El gobierno
considera su incursión en la industria de la marihuana medicinal como un
creador de trabajos en zonas rurales en momentos en que el gobierno del
presidente Juan Manuel Santos se acerca a un acuerdo de paz con los rebeldes marxistas, incluyendo los guerrilleros desmovilizados
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Colombia puede ser el
ganador en este mercado emergente de marihuana medicinal”, dijo el ministro de Salud, Alejandro
Gaviria, el martes.
El clima del
país, su tierra fértil y los menores costos laborales beneficiarán a la
industria local y le darán una ventaja competitiva sobre productores de Canadá y Estados Unidos, afirma Federico Cock-Correa,
presidente ejecutivo de la empresa que recibió la licencia, PharmaCielo Ltd.
Los
extractos, resinas y aceites de marihuana se utilizan para tratar a pacientes de cáncer, epilepsia y
esclerosis múltiple, entre otras enfermedades.
“Es un reto y la
oportunidad de cambiar la imagen de Colombia a una que crece plantas que
mejoran y curan”,
dice Cock-Correa.
El
contrabando de marihuana creció en los años 70 a lo largo de la costa caribeña
de Colombia, cuando agricultores pobres de las montañas de Sierra Nevada
comenzaron a descartar cultivos legales para sembrar esta hierba más lucrativa.
Los traficantes de drogas se iniciaron en el negocio de enviar marihuana a
EE.UU. luego se volcaron al comercio de cocaína, hundiendo a Colombia en un mar
de violencia que sólo se ha calmado en los últimos años.
Sin embargo,
a fines del año pasado, el gobierno
legalizó el uso de marihuana medicinal y estableció un marco legal para el
cultivo de la planta, su procesamiento y la exportación de productos procesados.
En
EE.UU., 25 estados también han legalizado el uso medicinal, mientras que
Uruguay ha estado levantado los impedimentos para su consumo recreativo
desde 2013.
“Si el plan
está bien regulado, con salvaguardias y supervisión apropiadas para asegurar
que ni el producto ni las ganancias terminen en el mercado ilegal, entonces
este es un esfuerzo perfectamente legítimo”, señala Adam Isacson, analista del
centro de estudios Washington Office on Latin America (WOLA). “Siempre y cuando
se satisfagan esas condiciones, podría ser emblemático de cómo Colombia podría
evolucionar desde un pionero del comercio ilegal de drogas a un pionero de un
enfoque más creativo y maduro respecto de las drogas. Y debido a que el
cannabis médico es una nueva industria, no hay necesidad de convencer a
empleadores cautelosos y establecidos desde hace mucho tiempo para que asuman
un riesgo al contratar a ex combatientes desmovilizados”.
Funcionarios
del Ministerio de Salud de Colombia dicen que se están apresurando para aprobar
más licencias de producción en las próximas semanas. El ministerio está
estudiando otras seis propuestas de empresas nacionales y extranjeras
interesadas en la fabricación de derivados de marihuana para propósitos
medicinales y de investigación y no ha fijado un límite sobre la cantidad de
licencias que pondrá a disposición.
“Este es un mercado libre”, asevera Juan Diego Álvarez, un
asesor de Gaviria que gestiona el programa de derivados del cannabis.
Las
licencias de cultivo estarán a disposición este año y se prevé que productos de
marihuana medicinal aprobados lleguen al mercado interno en 2017, indicó el
ministerio.
PharmaCielo,
con sede en Toronto, está trabajando con un grupo de 300
inversionistas internacionales y fue el primero en solicitar este año una
licencia para producir derivados de la planta de cannabis.
Catorce
países que se han abierto a las importaciones de marihuana medicinal, entre
ellos EE.UU., Canadá, Alemania, España y Holanda, son considerados potenciales
clientes, dice Álvarez. Por ahora, la ley colombiana sólo permite la
exportación de derivados procesados, no marihuana pura.
“Esta es la
materialización de una nueva política de drogas”, explica Álvarez. “Estamos
tratando de desmitificar el uso de drogas y comenzar a explorar su potencial”.
Esto se da
en un momento propicio, con el esperado desarme de 7.000 combatientes de las
FARC, el mayor grupo rebelde de Colombia, en los próximos meses. Encontrar
oportunidades de empleo para los ex guerrilleros se ha vuelto un punto de
fricción en el proceso de paz que ha creado divisiones en Colombia.
Eduardo
Díaz, quien supervisa la estrategia del gobierno colombiano para zonas post
conflicto saturadas de cultivos de drogas ilegales, dice que la marihuana legal
y licenciada será una nueva opción para algunas regiones como el departamento
de Cauca, en el sudoeste del país. Las mayores regiones productoras de cannabis
de Colombia han estado desde hace mucho tiempo en territorios de la guerrilla,
señala Díaz, así que sería lógico que los combatientes desarmados se incorporen
a este sector.
“Esta podría
ser una opción para la gente afectada por el conflicto”, añade.
La recesión mundial no entiende de Brexit (da a entender que el Brexit es solo un catalizador,
la crisis ya estaba además la gran banca
europea está seriamente dañada hace tiempo, fruto de la debilidad económica de
la UE) (en EEUU hay un estancamiento y están escondiendo un deterioro de las
finanzas de los bancos, de las familias y de las pequeñas y medianas empresas)
Los
finos analistas que aparecen por cada esquina han puesto en marcha la teoría
que el Brexit puede desencadenar una recesión a nivel global, simplemente
porque el Reino Unido ha decidido salir de lo poco que le quedaba de
comunitario. Estas soflamas se aventuran, incluso, a cuantificar la caída del
PIB mundial, y por supuesto el de España que,
aparentemente, será una de las grandes perdedoras en este juego que
algunos predicen no será de suma cero.
Esta
serie de elucubraciones nos llevan a mezclar capital regulatorio del sistema
financiero con la capitalización bursátil de las entidades
Las
predicciones de algunos sobre el efecto
del Brexit responden más a ideas preconcebidas que a conocimiento real
La
razón última y más poderosa es que las pérdidas históricas del IBEX35, un
mercado irrelevante a nivel mundial desde la óptica de capitalización y también
en términos de empleo en el caso español, puede desencadenar una profunda
recesión.
Pero
otros también anticipan que el movimiento de la libra
puede degenerar en algo estructural y generar un proceso de
empobrecimiento y reducción drástica del turismo
británico, uno de lo que menos ingresos nos dejan en términos relativos.
Otros fantasmas también
alertan del parón en la compra de viviendas en España, tan necesitados
como estamos de un nuevo aluvión de ladrillo, verdadera droga de la sociedad y
política española. Esta serie de elucubraciones, más propias de chamanes que de
economistas, nos llevan hasta el paroxismo de mezclar capital regulatorio del
sistema financiero con la capitalización bursátil de las entidades, algo
realmente inaudito.
El
efecto sobre la bolsa y sobre la libra no se puede predecir si será permanente
o simplemente transitorio
La
realidad es que nadie puede predecir qué ocurrirá a partir de ahora, máxime si
tenemos en cuenta que no se conocen los términos del
acuerdo que, sin duda, firmará la UE con UK, especialmente en términos
comerciales, que será sin duda la clave para el devenir de las empresas
españolas, pero también del resto de multinacionales. Del resto de contingencias,
trabajadores, sanidad, entre otras, se solventarán con acuerdos bilaterales,
como se tienen con otros países no miembros de la UE. De ahí que todos los
pronósticos catastrofistas estén, cuanto menos, puestos en cuarentena hasta que
se vislumbre el nuevo mapa político que se plasme tras la salida ordenada de
UK.
Pero
lo que no parece de recibo es relacionar la probabilidad de recesión a nivel
mundial con este movimiento político que se produce, eso es verdad, en un
momento de gran incertidumbre sobre el devenir de la economía mundial.
Salpicada en el caso español con la incapacidad política de conformar mayorías
de gobierno que puedan manejar el escaso pastel sobre el que pueden decidir los
políticos españoles, entregados en su gran mayoría a las directrices de la
troika de Bruselas. Este entreguismo se produce por la propia dinámica perversa
del funcionamiento institucional del euro, pero también por una dependencia
ideológica que les lleva a diferenciarse simplemente entre ellos en el ritmo
del ajuste fiscal, explicitando el fracaso de la política dentro del seno de la
UE.
La
gran banca europea está seriamente dañada hace tiempo
La
probabilidad de recesión mundial tiene entereza suficiente por sí misma sin que
sea determinante el Brexit
Entre
tanto, los economistas preocupados por el sistema financiero, que fue el más
dañado por el brusco shock de la jornada del Brexit, deberían saber que la gran banca europea está seriamente dañada hace tiempo,
fruto de la debilidad económica de la UE, pero también del impacto de
los productos basura que tanto florecieron y que
ahora todavía siguen dañando los balances bancarios. No hay que olvidar la mala
situación de la banca italiana, española y la alemana,
siendo el Deutsche Bank es más perjudicado por las mañas decisiones de
inversión. Si a esto unimos la política monetaria del BCE que trata de mantener
los tipos a cero, e incluso negativos, el negocio bancario tradicional está
próximo a colapsar, salvo que comience una nueva burbuja de crédito.
Esta
mala percepción de la banca en Bolsa no es, por tanto, futo del Brexit, sino
que responde a hechos objetivos y conocidos, y no a elucubraciones más propias
de la reacción histérica de unos mercados que están, de por sí, muy afectados
por la mala coyuntura económica que se avecina ya antes del Brexit.
La
situación en EEUU es de cierto estancamiento, a
pesar de tener la tasa oficial de paro en mínimos, lo mismo que el Reino Unido.
Estas cifras macro están escondiendo un deterioro de
las finanzas de los bancos, de las familias y de las pequeñas y medianas
empresas, como lo ha probado en España la publicación de la Encuesta de
Presupuestos Familiares de 2015.
Lo
que han hecho los británicos, tal vez, sea anticiparse a una debacle
institucional que puede llevar a la UE a disolverse
Estamos
ante un enorme espejismo con algunas cifras muy preocupantes, como el consumo de cemento en España en niveles de los años
70 o el propio gasto de los hogares apenas un poco mejor que en 2008. La
realidad microeconómica es tozuda.
Un 34% de las familias en España depende del ingreso de un
pensionista,
lo cual dice mucho de cómo se está distribuyendo el ingreso en nuestro país.
Esta fragilidad de los hogares es similar a la que tienen muchas empresas que
apenas ven despegar sus cuentas de resultados, incluso a pesar del viento de
cola que nos sigue empujando, fundamentalmente el precio del crudo o los tipos
de interés.
En
resumen, no echemos la culpa al Brexit de las dificultades económicas que vamos
a pasar en los próximos meses. La realidad económica internacional es
manifiestamente negativa, y solo se puede agravar si las decisiones de la UE y
UK no van en la línea lógica de permitir un status similar al noruego al Reino
Unido, y también Trump en EEUU logra una victoria y con ello reducir aún más el
comercio internacional, cumpliendo con su programa de máximos.
Todo
ello simplemente empeorará ya un panorama económico que tiene todos los mimbres
para desencadenar una nueva recesión a nivel mundial, fruto de la falta de
inversión y empleo y gracias, sin duda, al exceso de financiarización de la
economía mundial. Lo que han hecho los británicos, tal
vez, sea anticiparse a una debacle institucional que puede llevar a la UE a
disolverse, salvo que alguien inteligente sustituya a los que nos han
llevado hasta aquí. La aportación española, con los mimbres que van a ser
elegidos, no tiene visos de ayudar mucho en esta difícil tarea.
Los
ciudadanos del Reino Unido han tomado una de las decisiones más importantes en
varias décadas: dejar la Unión Europea (o Brexit).
Los
ciudadanos del Reino Unido han tomado una de las decisiones más importantes en
varias décadas: dejar la Unión Europea (o Brexit).
Como
respuesta a este evento inesperado, la aversión al riesgo de los mercados
financieros ha aumentado violentamente generando pérdidas en los activos de
riesgo (principalmente acciones) y ganancias en activos refugio (dólar, yen, oro y bonos del tesoro americano).
En
este artículo revisaremos brevemente las ventajas de pertenecer a la Unión
Europea (UE) y las potenciales consecuencias de la salida del Reino Unido. Todo
indica que desde el punto de vista macroeconómico, Brexit
traería consecuencias negativas para el Reino Unido en particular y de manera
más general para la economía global.
La
principal ventaja de pertenecer a la UE es el acceso a un mercado único
conformado por los estados miembros, el cual comprende no sólo bienes y servicios sino también factores productivos
(capital y trabajo).
Adicionalmente,
cualquier estado miembro tiene acceso automático a los tratados de libre
comercio firmados entre la UE y otros países. Esta apertura comercial incrementa la competencia, la entrada de firmas más
eficientes, mayores economías a escala (al acceder a mercados más
amplios) y la difusión de las ideas (tecnología) (ver por ejemplo Melitz y Trefler 2012). Como consecuencia, los precios
relativos tienden a reflejar de manera más fiel los valores sociales de los bienes y servicios, lo que incrementa
la productividad, la riqueza y el bienestar.
Los
efectos anteriormente señalados han marcado la historia económica del Reino Unido. Su actividad económica y financiera
presenta un alto grado de apertura a los mercados externos. Por ejemplo, el
comercio (exportaciones más importaciones) representa
64% del ingreso y los activos externos representan 530% del ingreso.
Adicionalmente, a pesar de ser una economía enfocada en
servicios (80% del PBI), el Reino Unido ha logrado expandir su frontera
productiva en la generación de servicios transables (ejemplo,
servicios financieros, consultoría, entre otros). Así, aproximadamente 40% de las exportaciones de
servicios tienen como destino algún estado miembro de la UE.
No
todo lo que brilla es oro. El libre comercio tiene efectos colaterales
contraproducentes sobre la equidad y el orden político que pueden sembrar las
semillas de su propio fracaso en el largo plazo. En muchos casos, la apertura comercial tiende a beneficiar
desproporcionalmente a cierto tipo sectores, empresas y/o factores
productivos (por ejemplo, empresas más eficientes o
trabajadores calificados), elevando así la desigualdad económica (ver
Burstein et. al. 2011).
Este
incremento de la desigualdad puede generar la sensación de desconexión de la
población con los beneficios de ciertas medidas económicas, lo que provoca el
descontento público y fortifica la polarización política (ver por ejemplo
Rodrik 1999).
En
consecuencia, si
la inequidad no es contrarrestada con
otras políticas públicas de redistribución del ingreso, se fortalece el voto anti-sistema y se agudiza la
confrontación. Esta interacción podría ser parte de la explicación del Brexit
(ver Campbell).
¿Cuáles son las consecuencias económicas del Brexit?
Enfoquémonos
primero en las consecuencias de largo plazo para el Reino Unido, las cuales
dependen del marco regulatorio que reemplazaría a la UE. Existen tres opciones:
(a) área de cooperación económica,
(b) tratado bilateral de
comercio,
(c) Organización Mundial del
Comercio.
Todas estas opciones implicarían el aumento de los aranceles y el cierre
parcial de ciertos mercados. El informe del Ministerio de Hacienda del Reino
Unido (HM 2016a) muestra que los costos económicos de estas tres alternativas
sobrepasan sus beneficios en un horizonte de 15 años. Los
cálculos indican una pérdida permanente del ingreso entre 3.8% y 7.8%, aunque existe un alto grado de
incertidumbre sobre estos números. Las pérdidas estimadas son menores bajo la
alternativa (a) y mayores bajo la alternativa (c).
Dado
las consecuencias de largo plazo, qué efectos podrían observarse en el corto
plazo. Los análisis del Ministerio de Hacienda del Reino Unido (HM 2016b) y del
Fondo Monetario Internacional (ver IMF 2016) enfatizan en tres posibles
canales:
Canal comercial. El menor comercio está básicamente ligado
al incremento de las barreras de mercado. Las
industrias británicas que más sufrirían en el corto plazo son aquellas que
dependen de la regulación de la UE y exportan una parte importante de sus
ventas a dicho mercado (por ejemplo, industrias
farmacéutica, financiera y aeroespacial). Lo mismo aplica para empresas
y países del bloque Europeo que comercian intensivamente con el Reino Unido.
Incertidumbre. Dado que no está claro qué marco
regulatorio reemplazaría a la UE, se elevaría la incertidumbre sobre los
términos de intercambio (por ejemplo, precios relativos, aranceles, etc.). Como
consecuencia, los agentes económicos optarían por posponer sus decisiones de
gasto e inversión, especialmente en aquellas actividades que son irreversibles
(ver Bloom 2014).
Deterioro
de las condiciones financieras. Ante el riesgo de un menor crecimiento, los
mercados financieros ya se han tornado más adversos al riesgo. Como
consecuencia, las primas por riesgo exigidas para
financiar capital se elevarían, especialmente para empresas del Reino Unido
y Europa y de manera más general para el mundo. Ello se refleja en la
depreciación de los activos de riesgo luego del Brexit.
En
resumen, el Brexit es definitivamente un retroceso en
el proceso de unificación europea. Aunque existe una gran incertidumbre
sobre sus efectos en el corto y largo plazo, se prevé un entorno de crecimiento
más complicado para el Reino Unido. Dado que se trata de una economía
importante globalmente, Brexit ciertamente trae consecuencias económicas y
financieras negativas sobre el resto del mundo, especialmente en lo que
concierne a la reactivación de la inversión. En lo político, las ramificaciones
de este evento pueden fortificar la creciente polarización en otras regiones
(por ejemplo, Estados Unidos, España, Francia, entre otros), elevando la
incertidumbre en el futuro.
Referencias
Alastair Campbell, Brexit: Representation of Political
Division, Inequality. Disponible en
http://www.msn.com/en-us/money/money/brexit-representation-of-political-division-inequality/vi-AAhAwbm
Nicholas Bloom, 2014.”Fluctuations in Uncertainty,”
Journal of Economic Perspectives, American Economic Association, vol. 28(2),
pages 153-76, Spring.
Ariel Burstein & Javier Cravino & Jonathan
Vogel, 2011. “Importing Skill-Biased Technology,” NBER Working Papers 17460,
National Bureau of Economic Research, Inc.
Marc J. Melitz & Daniel Trefler, 2012. “Gains from
Trade When Firms Matter,” Journal of Economic Perspectives, American Economic
Association, vol. 26(2), pages 91-118, Spring.
HM Government, 2016a. “HM Treasury analysis: the
long-term economic impact of EU membership and the alternatives”.
HM Government, 2016b. “HM Treasury analysis: the
immediate economic impact of leaving the EU”.
International Monetary Fund, 2016. United Kingdom, IMF
Country Report No. 16/169
Rodrik, D. (1999), “Where did all the growth go?
External shocks, social conflict and growth collapses”, Journal of Economic
Growth, 4(4), 385-412