El
Khorasan (Afganistán Pakistán,india y
Cachermira ) del Estado Islámico se desintegra y sus disidentes se vuelven a
unir al movimiento talibán en Pakistán y en Afganistán con fluidas relaciones
con Al Qaeda. ya controlan un tercio de Afganistán y en Pakistán tienen amplias
zonas liberadas.
el mapa de colores probablemente es antiguo pues el articulo hace referencia principalmente al movimiento taliban en Pakistán
Pakistán:
El Talibán se reagrupa
http://www.alainet.org/es/articulo/183342
Guadi Calvo
07/02/2017
En noviembre
de 2014, el líder de Estado Islámico, Abu-Bakr
al-Bagdadí o el califa Ibrahim, declaró que el mullah
Omar: “era un simple señor de la guerra analfabeto, que no estaba
preparado para dirigir la creación de un Estado Islámico en Asía Central”.
El fundador y jefe del Movimiento Talibán, para entonces llevaba
más de un año muerto, por entonces la noticia era el
secreto mejor guardado, por los comandantes talibanes, por lo que el
desafió de al-Bagdadí, igual tuvo consecuencias.
Abu-Bakr
al-Bagdadí, con la clara voluntad de rivalizar con el movimiento Talibán afgano, y aprovechando, la pugna interna
que los talibanes pakistaníes mantenían desde
finales desde 2013, tras la muerte de su jefe, Hakeemullah Mehsud, abatido por un
dron norteamericano en la provincia de Waziristán del
Norte.
Al-Bagdadí
se aprovecha de la debilidad del nuevo líder talibán
Mullah Maulana Fazlullah, para crear el Walayat e Khorasan, que incluía Afganistán, Pakistán, India y Bangladesh,
colocando en su jefatura a Hafiz Saeed Khan
(muerto en julio de 2016).
Fue por esto
que a partir de enero de 2015 el Movimiento Tehreek e-Taliban
Pakistan (TTP) comienza a sufrir una importante ola de deserciones
que estuvieron a punto de hacerlo desaparecer.
Fueron
varias las organizaciones que integraban el TTP, como Jamaat-ul-Ahrar o Lashkar-e-Islam,
que realizaron juramento de lealtad o bayat a al-Bagdadí.
La más
poderosa de las organizaciones Mehsud Mujahideen o
Movimiento de los Talibanes en Waziristán del Sur, de la que Khalid Mehsud (muerto
en noviembre de 2015), tomó el mando tras la muerte del Hakemullah, si bien
esta facción nunca se incorporó a Walayat e Khorasan, se separó del TTP, en
enero de 2014, por disputa con el liderazgo de Mullah
Fazlullah.
El
Mehsud Mujahideen concentró
sus operaciones en la región Waziristán del Sur. Otro de los grupos que emigró del TTP y opera de manera independiente es Baitullah Mehsud capitaneado por Sheheryar Mehsud, radicado en Waziristán, del norte.
Por su parte
Hafiz Mohamded
Saeed (no confundir con el líder de Estado Islámico ya nombrado Hafiz Saeed Khan) controla una importantísima
organización de bien público, Jamaat-ud-Dawa (JuD,)
prácticamente un estado autónomo dentro de Pakistán, que en realidad
enmascara una organización terrorista llamada Lashkar-e-Taiba (LeT). El JuD posee
un extenso complejo en Muridke, al noroeste de Lahore,
en la provincia de Punjab, una ciudad al que no tienen acceso las
autoridades pakistaníes.
Hafiz Mohamded Saeed está sometido a arresto domiciliario
desde este último 31 de enero, por las autoridades de Islamabad, acusado, por
el gobierno hindú, de haber sido el cerebro de los ataques de 2008, en la
ciudad de Bombay, que dejaron 166 muertos. Hafiz Mohamded Saeed ya estuvo bajo
arresto domiciliario entre 2001 y 2008, sin que sus actividades pudieran ser
interrumpidas.
Según los
seguidores de Saeed, esta nueva detención se produjo por presiones del
presidente norteamericano Donald Trump, quien habría intercedido a pedido de
Nueva Delhi.
A pesar de
que Washington ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por Hafiz Mohamded
Saeed y existe una alerta roja de Interpol para su captura, por los
atentados de Bombay, Saeed transita libremente por Pakistán, participa en
reuniones públicas y de actos donde figura como el principal orador. Según las
autoridades indias la organización Lashkar-e-Taiba controlada por Saeed, es
responsable además de lo de Bombay, de otros ataques terroristas en la
Cachemira hindú.
Tanto
Washington como Nueva Delhi, han presionado a Islamabad para que desmántele su
red terrorista Lashkar-e-Taiba y la organización
“humanitaria” Jamaat-ud-Dawa, que sirve de gran
tapadera a la primera. Hafiz Mohamded Saeed “reclamado”, desde hace más de diez
años por los Estados Unidos, dentro de Pakistán es un intocable.
Existen
fuertes indicios de que la organización Lashkar-e-Taiba
es utilizada por la Inter-Services Intelligence o ISI,
inteligencia pakistaní, a la hora de realizar operaciones militares y
terroristas encubiertas en los territorios en disputa con India, como Jammu y
Cachemira.
Lashkar-e-Taiba es una de las más poderosas
organizaciones de Asia Central, y se la considera desde hace mucho tiempo un aliado de al-Qaeda.
Lashkar-e-Taiba ha llegado a tener centros de entrenamiento en la provincia afgana de Kunar, en las provincias pakistaníes de Khyber y Pakhtunkhwa y en la Cachemira
pakistaní.
La red Jamaat-ud-Dawa a lo largo del país cuenta con
hospitales, clínicas, escuelas, mezquitas, madrassas, entre otros servicios. Su
financiación, más allá de las fuentes locales, proviene, como siempre en estos
casos, de las monarquías wahabitas del golfo, particularmente Arabia Saudita y
Qatar.
Tras el
terremoto de 2005 en Cachemira y las inundaciones de 2010 Jamaat-ud-Dawa tuvo
mucha más presencia que el propio estado pakistaní, atendiendo con sus recursos
a millones de damnificados.
Viejos
aliados, viejos rencores
La presencia
del Daesh o el Walayat e Khorasan ha comenzado a
desdibujarse, el nuevo giro que está tomando la lucha del Talibán en Afganistán, que durante 2016 se ha afianzado en
más de la tercera parte del país tiene bajo su control más de 2 millones de
habitantes, ha dado nuevos impulsos a sus hermanos pakistaníes.
Además de
las fuertes derrotas que el Daesh, está sufriendo en Siria,
Irak y Libia.
Este último
dos de febrero el Tehreek e-Taliban Pakistan
anunció que la poderosa Mehsud Mujahideen,
también conocido como el Movimiento de los Talibanes en Waziristán del Sur se
ha reincorporado a su seno.
En mayo de
2015, después de poco menos de un año, la temible, Jamaat-ul-Ahrar,
también se reincorporó al TTP. Aunque esta última organización ha operado con
un importante grado de autonomía. Como bien lo demuestra el ataque realizado
por uno de sus comandos contra los visitantes a un parque de la ciudad de
Lahore, cuando una multitud festejaba la Pascua cristiana en abril pasado, en
que murieron 72 personas mayoritariamente niños y resultaron más de 300
heridos.
Los grandes
ataques de estos últimos meses fueron revindicados tanto por el talibán como
por el Daesh, como el de agosto pasado en Quetta, que dejó 71 muertos, lo que
hace más difícil discernir quien está en realidad con más operatividad.
Según se
cree el ataque de septiembre contra la base militar India que dejó una veintena
de muertos fue obra de algunos dirigentes medios que habían abandonado el TTP y
se incorporaron a Walayat e Khorasan.
Otro de los
letales terroristas que cabalgan entre Estado Islámico y El Talibán es el que
la prensa califica como “el hombre más odiado de Pakistán”, Khalifa Umar Mansour, el comandante del grupo Tehreek-i-Taliban Geedar, a quien se le adjudica el
haber organizado el ataque a la escuela de
Peshawar, en diciembre de 2014, masacre que terminó con la vida de 141
personas, de ellos, 132 niños, o el ataque contra la universidad de Bacha Khan
en el Charsadda, donde quedó un saldo de 25 muertos. A Khalifa
Umar Mansour también conocido como naray, voz pastún que significa
flaco, fue quien en 2012 dio la orden de asesinar a la militante Malala
Yousafzai, Nobel de la Paz 2014.
Otros de los
líderes talibanes, que ha tomado gran injerencia a partir del reagrupamiento,
es Omar Khalid al- Khurasani, de fluidas
relaciones con al-Qaeda y particularmente con su
jefe, Ayman al-Zawahiri. Al-Khurasani está
obsesionado con conseguir armas nucleares, lo que en un país con los altos
niveles de corrupción oficial, no sería nada descabellado, de creer posible.
Teniendo en
cuenta la escalada en aumento del talibán afgano, en estos últimos dos años,
que está obligando a los Estados Unidos a rediseñar su política respecto Afganistán, y este reagrupamiento en Pakistán, están
convirtiendo nuevamente, a ese rincón de Asia Central, en el epicentro de la
violencia integrista.
Guadi Calvo
es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en
África, Medio Oriente y Asia Central.
En Facebook:
https://www.facebook.com/lineainternacionalGC
No hay comentarios:
Publicar un comentario