La
OTAN busca nuevo empleo
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/04/11/actualidad/1397241761_409730.html
Lo malo es
que sus miembros no hayan encontrado mejores mecanismos para atender a las
amenazas multidimensionales que les afectan.
JESÚS A. NÚÑEZ VILLAVERDE 11 ABR 2014 - 20:42 CET
Pocos
envidiarán al nuevo secretario general de la Alianza
Atlántica, el noruego Jens Stoltenberg, ante el reto que supone
redefinir el rumbo de la organización.
Con su inminente salida de Afganistán la OTAN vuelve a
encontrarse donde ya estuvo hace algo más de 20 años, cuando la implosión de la
URSS y del Pacto Varsovia la arrastró a una crisis de identidad que hizo
tambalear sus fundamentos.
La
desaparición de su enemigo tradicional dejó desorientada a una organización
que, por un momento, pareció condenada asimismo a evaporarse. Y hoy la historia
se repite.
Entonces, en
una clásica reacción corporativa todavía aferrada a la idea de “tener a Estados
Unidos dentro, a Rusia fuera y a Alemania debajo”, la Alianza dio un ampuloso
salto para dotarse de nuevas razones de ser.
Con el
impulso ideológico del impugnable “choque de civilizaciones”, la dramatización
del entonces denominado “arco de crisis” (de Mauritania
a Afganistán) y, más aún, el efecto del 11-S, la OTAN inició una huida hacia adelante para convertirse en un imperfecto policía mundial, rompiendo sus propios
límites geográficos, transformándose en una organización de seguridad (ya no de
defensa) y asumiendo tareas tan impropias para sus capacidades como la aciaga
“guerra contra el terror”.
Salvo en el
mantenimiento de la seguridad de sus propios miembros, no puede decirse que su
balance haya sido satisfactorio en ningún terreno y basta con recordar lo
ocurrido en Georgia en 2008 (y ahora en Ucrania)
y mirar sin anteojeras la situación de Afganistán e Irak
tras las aventureras invasiones militares lideradas por Washington.
Simultáneamente
se han ido incrementado las divergencias entre los 28 miembros de la Alianza
sobre cuál debe ser su papel en nuestros días.
Así,
Washington muestra cada vez más abiertamente su desafección europeísta y su
incomodidad por sentirse comprometido con una Alianza que limita sus ambiciones
y que le obliga a un compromiso mayor del que ve necesario para la defensa de
sus intereses hegemónicos.
Por su
parte, los países importadores de seguridad (principalmente los Europa central
y oriental) sueñan con reconducirla hacia la defensa colectiva, conscientes de
su extrema vulnerabilidad ante la creciente amenaza rusa.
Por último,
los llamados europeístas (liderados aún por París, dado que Berlín no acaba de
resolver sus dudas metafísicas) ni terminan de plasmar en hechos la política
común de seguridad y defensa ni se sienten animados a reforzar el pilar europeo
de la OTAN en mitad de una crisis centrada en la austeridad a toda costa.
En mitad de
estas dudas paralizantes Putin ha dado un paso tan provocador como transgresor
(léase Crimea) que puede acabar siendo el catalizador que termine por
facilitarle a Stoltenberg su trabajo. La sacudida de Moscú —que muchos han
interpretado como un gesto ofensivo y no como un intento por liberarse del
asedio occidental en su zona tradicional de influencia— a buen seguro va a ser
usada como un nuevo leitmotiv que servirá para seguir dando alas a una Alianza
que hace tiempo perdió su rumbo.
Lo malo, en
todo caso, no es que la OTAN vuelva a sus orígenes, potenciando su maquinaria
militar ante un objetivo equivocado, sino que sus miembros no hayan encontrado
todavía mejores mecanismos para atender a las amenazas multidimensionales que
les afectan. La UE, entretanto, sigue en el limbo.
Sígueme en
el blog Extramundi en elpais.com
*Jesús
A. Núñez Villaverde - Codirector del Instituto de Estudios
sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH)
No hay comentarios:
Publicar un comentario