El
futuro apocalíptico de china parte IV: Las grandes ciudades chinas seràn inhabitables, algunas ya lo son. .Guerrilleros chinos contra la contaminación. Del diario Elpais.
Nota del autor del blog: creo hay un
cierto error en el titulo pues lo primero que se me ocurrió es relacionarlo con
los guerrilleros chinos musulmanes uigures, que efectivamente son los que
combaten la contaminación y compran cosas y alimentos importados de malasia
etc..
Guerrilleros
chinos contra la contaminación.
http://elpais.com/elpais/2014/01/09/planeta_futuro/1389265873_680227.html
El desarrollo del país más poblado
está provocando un desastre medioambiental
Aunque la conciencia ecológica
todavía no cala hondo, cada vez son más quienes tratan de evitar un cataclismo
Pekín reacciona a la contaminación
FOTOGALERÍA La bruma permanente que
cubre China.
ZIGOR ALDAMA Shanghai
24 FEB 2014 - 20:30 CET20
Según
diferentes estudios, el impresionante aumento del número de vehículos en las
calles –el año pasado se vendieron más de 20 millones de coches en China– es
responsable de un 20% de las emisiones contaminantes. En la foto, un atasco en
Pekín.
ZIGOR ALDAMA
Industria
altamente contaminante y centrales térmicas anticuadas, como estas de la ciudad
de Hailar, en la frontera con Rusia, están en el origen de gran parte de los
males medioambientales de China.
ZIGOR ALDAMA
Zhou
Shufang, bióloga recién licenciada, trabaja en la enfermería del zoológico de
Shanghái y trata de concienciar a los visitantes sobre la necesidad de
conservar la biodiversidad fuera del parque recreativo.
ZIGOR ALDAMA
China vivió
en 2013 la peor contaminación de los últimos 52 años, y su concentración en la
atmósfera continúa creciendo. Imágenes como esta de Leshan, en la provincia de
Sichuan, ya se han convertido en lo habitual. Lo raro es ver el sol.
ZIGOR ALDAMA
El pequeño
pueblo de Guiyu, en la provincia de Guangdong, se ha convertido en la localidad
que más basura electrónica recicla. El proceso se hace sin ningún tipo de
control medioambiental y ha degradado el medio ambiente de la zona hasta un
punto irreparable. Diferentes estudios afirman que el suelo está más contaminado
que en Chernóbil.
ZIGOR ALDAMA
Vista aérea
de Shanghai, una ciudad que estaba relativamente a salvo de los altos niveles
de polución pero que el pasado mes de diciembre vio cómo la concentración de
partículas de tamaño inferior a 2,5 micras se disparaba hasta superar las 600
por metro cúbico de aire.
ZIGOR ALDAMA
Sun Xiaodong
ha hecho de la fotografía de denuncia su trabajo. El fundador de Xihan Action
trata de concienciar sobre la biodiversidad china a través de sus impactantes
imágenes.
ZIGOR ALDAMA
Zhou Reng
posa con el aparato con el que mide en Pekín la calidad del aire. La
trabajadora de Greenpeace aboga por una mayor confrontación entre los
ecologistas chinos para evitar el apocalipsis medioambiental en el país.
ZIGOR ALDAMA
Deng Ping,
coordinadora en Greenpeace China de un controvertido estudio sobre la principal
minera del mundo, posa en la sede de la ONG en Pekín.
ZIGOR ALDAMA
Fan Zhiyong
posa en las inmediaciones de la sede de WWF en Pekín con un tigre amur de
juguete. Es, dice, la especie que está en mayor peligro de extinción en el
país.
ZIGOR ALDAMA
Es un día
extraño en Pekín: luce el sol y el cielo se ha despojado de su grueso manto
gris para vestir un azul intenso.
Pero Zhou Reng está convencida de que es un espejismo.
Armada con
el equipo de medición de Greenpeace, la organización en la que milita, sale a
la calle para certificarlo.
“Hoy, uno de los
mejores días que hemos tenido en la capital en las últimas semanas, el índice
de polución atmosférica sigue superando los 100 puntos”.
Concretamente, el aparato marca una
concentración de 138 partículas de tamaño inferior a
2,5 micras por cada metro cúbico de aire.
En cualquier ciudad europea ese nivel
sería calificado como de polución severa, pero en la capital china, donde el pasado invierno el índice coqueteó con
los 1.000 puntos, parece un día inmejorable para dar un paseo.
No en vano,
aunque ese triste récord de contaminación atmosférica no ha vuelto a repetirse,
estos días la capital convive de nuevo con la alerta naranja, la segunda mayor en una escala de cuatro.
Las
mascarillas se han convertido ya en una prenda más, la población presta más
atención a las previsiones de polución que a las del tiempo, y no faltan
razones para todo ello:
la Academia de Ciencias Sociales de Shanghái considera que
Pekín es una ciudad “casi inhabitable para el ser humano”,
y, en un
estudio publicado el pasado día 12, la sitúa como la
segunda peor ciudad en una lista de 40.
“Estamos ante un gran
momento de inflexión que puede determinar la supervivencia del planeta”, asegura rotunda Zhou. “Los
recursos son limitados, y China los está agotando.
Lo único que importa es
el crecimiento económico, y el respeto por el medio ambiente está en último
plano”.
Zhou sabe de
lo que habla: antes de afiliarse a Greenpeace
trabajó para el Gobierno chino en el departamento de Protección Medioambiental,
y allí vio cómo “las empresas que contaminan saben de antemano cuándo van a llegar
inspectores y pueden así preparar todo para pasar las auditorías”.
Por esa
connivencia existente entre los poderes político, económico, y judicial,
también en lo que respecta al Medio Ambiente, Zhou decidió dejar la seguridad
del funcionariado y embarcarse en una lucha que sólo acabará “cuando
cambie el actual modelo de desarrollo”.
Para ganarla
es imprescindible que la población se involucre, y Zhou cree que nada mejor
para conseguirlo que hacer pública la
situación medioambiental del gigante asiático, calificada por algunos científicos de
apocalíptica.
Estadísticas escalofriantes
Sin duda,
las estadísticas producen escalofríos. 16 de las 20
ciudades más contaminadas del planeta están en China, el país que hace
cuatro años superó a Estados Unidos como el principal emisor de CO2 a la
atmósfera, y solo un 1% de las principales ciudades del país disfruta de
aire considerado saludable por la Organización Mundial de la Salud.
La rápida
industrialización, dependiente energéticamente del carbón y caracterizada por
un bajo nivel tecnológico, se suma a una peligrosa falta de ética empresarial
para agitar un explosivo cóctel que se cobra un elevado precio humano.
El informe
independiente Global Burden of Disease aseguró
la pasada primavera que el número de muertes prematuras por la contaminación ha
aumentado hasta los 1,2 millones, una cifra que supone
el 40% del total. Y otro estudio publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos cuantificó por primera vez el
impacto que la polución atmosférica tiene en la esperanza de vida de los
chinos: 500 millones de personas que
habitan en el norte del país, y que nacieron antes de 1990, momento en el que
comenzó la expansión económica más rápida, vivirán una media de 5,5 años menos que sus compatriotas del sur, donde no
se utiliza calefacción central de carbón.
El número de
fallecidos por cáncer de pulmón se ha disparado
un 465% en las últimas tres décadas
Por si fuese
poco, el año pasado el Partido Comunista reconoció también la existencia de los
polémicos pueblos
del cáncer.
Son unas 400 localidades, situadas cerca de industrias
particularmente contaminantes, en las que la mayoría de sus ciudadanos muere
por esta enfermedad.
A nivel
nacional, el cáncer mata a una de cada cuatro personas,
y el número de fallecidos por la variante que afecta al pulmón se ha disparado un 465% en las últimas tres décadas.
Ningún caso
ha reflejado mejor este problema que el de una niña de ocho años, residente en
la provincia oriental de Jiangsu, que se
convirtió el año pasado en la paciente más joven del país por esta dolencia y
causó una gran conmoción mediática.
Así, no es
de extrañar que ciudades como Chengdu hayan decidido establecer clínicas
especializadas en problemas causados por la contaminación atmosférica, y que en
Pekín estén desarrollando un sistema para lanzar
nitrógeno líquido a la atmósfera y combatir de esta forma el smog.
Son medidas que se enmarcan en el plan
quinquenal del Gobierno que, a través de un sistema que contempla castigos más
duros para quienes contaminan, subvenciones a las energías limpias y una mejor
planificación, pretende reducir de forma sustancial la concentración de
partículas en suspensión en las principales zonas industriales del país.
“En las esferas más
altas del Gobierno están concienciados, pero a nivel regional todavía funciona
el sobre por debajo de la mesa”, denuncia Zhou.
Aguas y tierras en peligro
Además, las
sustancias nocivas no sólo atacan por aire, también lo
hacen por mar y por tierra.
Según las
propias estimaciones del Gobierno, el 64% de los acuíferos están gravemente contaminados,
y algo similar sucede con el agua en las costas del país. Por otro lado, hace
dos años el Gobierno chino encargó un detallado
análisis del suelo.
Lo recibió el pasado mes de abril, y decidió
calificar su contenido como secreto de Estado, una etiqueta que no hace
presagiar nada bueno.
De momento,
en diciembre se hizo público que unos 3,3
millones de hectáreas de tierra están demasiado contaminadas como para ser
utilizadas con fines agrícolas.
Eso supone
nada menos que un 2% de toda la superficie cultivable del país, y muchos
científicos estiman que es un porcentaje muy inferior al real. “Todos
esos químicos son absorbidos a través de la tierra por los vegetales, que a su
vez los pasan a los animales. Así, terminan provocando un grave daño a la salud
de la población, que no tiene más alternativa que los caros
productos importados”, explica Zhou.
16
de las 20 ciudades más contaminadas del planeta están en China
La
situación, además, empeora.
Según el
Ministerio de Protección Medioambiental, los niveles de polución de 2013 han sido los peores en los
últimos 52 años.
De media, la
capital duplicó los niveles máximos de contaminación establecidos por el
Gobierno y ha sufrido 186 días de ‘polución severa’. Incluso
ciudades como Shanghái, que habían disfrutado de niveles de contaminación
relativamente inferiores gracias a su ubicación geográfica, están ya al límite.
La capital
económica de China lo demostró el pasado mes de diciembre, cuando la concentración de partículas inferiores a 2,5 micras batió un
récord y superó las 600 por metro cúbico.
Por eso, la
joven trabajadora de Greenpeace aboga por una mayor confrontación.
“Está en juego mucho
más que nuestro bienestar, así que es necesario plantar cara a los poderosos
que sólo piensan en el dinero rápido”.
Afortunadamente,
en un país que tradicionalmente no ha destacado por su conciencia ecológica, cada vez hay más gente que piensa como ella.
Y por eso se
han multiplicado las manifestaciones, muchas veces violentas, contra proyectos
especialmente perniciosos.
Fábricas de productos químicos,
plantas de procesamiento de uranio e incineradoras están en la diana de la
población.
“La mayoría son
protestas de quienes no quieren esas infraestructuras sucias al lado de su
casa, pero cada vez somos más los que nos preocupamos por la situación del país
en general”.
Sun
Xiaodong es otro de
ellos. Hace diez años que se especializó en fotografía de naturaleza, y hace
cinco que decidió dar a sus imágenes un claro contenido de denuncia.
“Uno de mis primeros
trabajos lo realicé en unos humedales de la provincia
costera de Zhejiang. Regresé allí cinco años después y me encontré con
un panorama desolador. La sequía había hecho estragos, y era imposible
encontrar a la mayoría de las especies animales que había fotografiado en el
primer viaje. Ese fue el momento en el que tomé conciencia de lo que está
sucediendo en mi país”.
Ciberactivismo
medioambiental
Sun
entrevistó a varios lugareños, que confirmaron lo que él había visto: no se
trataba de algo puntual sino de una degradación continua y, aparentemente,
irreversible.
“Regresé a Shanghai preocupado. Y fue entonces
–en 2007– cuando comenzaron a publicarse noticias sobre las desastrosas
consecuencias de nuestra política económica en la naturaleza”.
Eso es lo
que le llevó a crear, junto a otros compañeros, Xihan
Action, una de las pocas ONG locales que tienen como objetivo descubrir
los desmanes de políticos y empresarios que afectan al entorno y proteger la
biodiversidad china. “Una de las principales razones por las que
el pueblo chino no reacciona ante el holocausto natural que sufre es la falta de información. Nosotros queremos llenar ese
vacío”.
El año
pasado, Pekín casi multiplicó por diez los niveles de lo que se considera
contaminación severa
Por eso, Sun
viaja por todo el país armado con su cámara.
Retrata la degeneración
medioambiental y la da a conocer a través de blogs y de las redes sociales.
“Internet, sobre todo Weibo –el Twitter
chino, que tiene más de 550 millones de usuarios–, ha dado al pueblo una
fuerza que antes no tenía. China no es una democracia, no podemos elegir a
nuestro Gobierno, pero ahora sí que podemos ejercer cierto control sobre él y
demandar responsabilidades”.
Eso es lo
que han hecho ya, con éxito, en varias ocasiones. Una de las más sonadas, a
primeros de año, consistió en ofrecer públicamente 100.000 yuanes (12.000
euros) a un político local a cambio de que emulase al Manuel Fraga de Palomares
y se bañase en el infecto río de su localidad, donde van a parar los residuos
tóxicos de varias fábricas textiles.
Lógicamente,
no aceptó. Pero la bola de nieve que se formó en el ciberespacio le obligó a
reconocer la putrefacción que se había
apoderado del arroyo y a redactar un plan para castigar a las empresas que
lo estaban ensuciando.
“Estaremos al tanto de
lo que suceda, y hemos prometido al gobierno local documentar periódicamente el
progreso con fotografías. Es una forma de decirles que no pensamos olvidar el
asunto, y de darles la oportunidad de lavar su imagen si hacen bien las cosas”.
Al fin y al cabo, Sun es consciente de que en
un régimen autoritario, cualquier transformación tiene que incluir al Gobierno.
Un informe sobre la contaminación del
suelo está calificado como 'Secreto de Estado'
Y los
dirigentes chinos reconocen que es vital poner remedio antes de que sea
demasiado tarde. De hecho, diferentes estudios estiman que la contaminación le cuesta a China entre el
7% y el 10% de su PIB.
El propio ex
primer ministro, Wen Jiabao, aseguró en su última rueda de prensa que el
objetivo de China ya no puede ser crecer mucho sino “crecer mejor”.
Eso supone
relajar el ritmo del desarrollo económico –se espera que esté en torno al 7% anual durante la próxima década–,
modernizar las industrias obsoletas, y reducir
la dependencia del carbón, que todavía proporciona el
70% de las necesidades energéticas del Gran Dragón.
Pero la
realidad es terca y, si continúa la tendencia actual a pesar de los titánicos
esfuerzos por aumentar el peso de las renovables y de la nuclear en su menú
energético, la combustión actual de piedra negra en
China se duplicará en 15 años, y no alcanzará su cénit hasta la década
de 2030.
Por eso, la
propia Greenpeace considera que es de vital importancia modernizar el sector
del carbón, algo que, como ha demostrado la primera investigación que la ONG
internacional realiza contra una empresa estatal china en particular, no se
está haciendo.
Deng
Ping es la joven que ha
coordinado el estudio, tan controvertido que el gobierno central ha prohibido a
todos los medios de comunicación que se hagan eco de él y ha borrado todos los
mensajes que lo mencionan en las redes sociales.
“Es una muestra de que
hemos hecho bien nuestro trabajo, pero nos apena porque censurando la
información no se solucionan los problemas”, asegura Deng.
Su equipo ha
dejado al descubierto cómo la principal compañía minera
del mundo, Shenhua, está provocando una grave sequía en una zona de la provincia de Mongolia Interior en la que ha puesto en
marcha el primer proyecto piloto para obtener diesel a
través de la licuefacción del mineral.
Un movimiento de Internet ofreció a
un político 12.000 euros por bañarse en un río contaminado. No aceptó
“Hemos demostrado que
el proyecto es extremadamente dañino para los recursos hidrológicos de la
región, que se está quedando seca, y que si se expande como está previsto, puede
provocar una crisis a gran escala”.
No en vano,
China sólo cuenta con un 7% de la capacidad
hídrica del planeta para abastecer al 22% de su
población.
“Si se cumplen los
planes detallados en el 12º Plan Quinquenal, que prevé 16 nuevos centros de
carbón, China necesitará 10.000 millones de metros
cúbicos de agua, lo que supone una cuarta parte del caudal del Río
Amarillo”,
explica Deng.
Según
cálculos de la investigadora, provincias carboneras como Shaanxi no tendrán agua suficiente para abastecer a
esta industria en 2015. “No actuar ahora saldrá mucho más
caro que hacerlo en el futuro”, sentencia Deng.
A casi 3.000
kilómetros hacia el suroeste, en la región tropical de Xishuangbanna,
Li Minguo es de la misma opinión. Consciente de que denunciar una situación
no es suficiente, hace ya años que se puso manos a la obra.
Y su gran
proyecto personal ha conseguido proteger un pedazo de tierra de los promotores
inmobiliarios sin escrúpulos.
Li
es la viuda del biólogo alemán Josef Margraf, un hombre que, hasta su muerte en 2010, se empeñó en
reproducir el ecosistema de la frondosa jungla original para revertir la
destrucción que asuela la región, fronteriza con Laos y
Birmania y víctima de la avaricia de empresas y de gobernantes
corruptos.
Juntos
crearon Tianzi –literalmente semillas del cielo–, un parque natural privado que
guarda 600 especies vegetales, muchas en peligro de extinción, en otras tantas
hectáreas. “Lo hacemos por nuestros hijos”, asegura Li en el caserón de
madera desde el que dirige el parque. Su marido consiguió crear un microcosmos
en la parcela-laboratorio que rodea la sede de Tianzi, y ahora ella busca
trasladarlo en gran escala a la montaña.
“China vive una
transformación brutal que supone una grave amenaza para la naturaleza. Primero
hacemos dinero, luego ya haremos el bien, piensan muchos”, denuncia la mujer.
En unas 400 localidades cerca de zonas contaminantes, la mayoría de la gente muere de cáncer
Sus palabras
toman forma durante las tres largas horas de viaje por carreteras imposibles
hasta la reserva. A ambos lados quedan nuevas urbanizaciones de lujo, centros
comerciales, y un monótono desierto verde. Cerca de la entrada a Tianzi todavía
son visibles las quemaduras provocadas por el incendio que, en 2011, amenazó
todo el proyecto. Li es incapaz de contener las lágrimas ante la visión de la tierra ennegrecida, y recuerda
los grandes intereses a los que se enfrenta.
“Somos molestos para
mucha gente poderosa que se alegraría si desapareciésemos, pero me reconforta
ver cada día cómo más y más chinos se interesan por proyectos como el nuestro y
toman conciencia de lo que está sucediendo en el país”.
Especies en peligro
Otra de las
organizaciones que trabaja sin descanso para que así sea es WWF. No en vano, se trata de la primera ONG internacional que, en la década los ochenta,
consiguió el permiso para trabajar en China. “En aquel momento, nuestro
objetivo se limitaba a salvar al oso panda, y hemos conseguido proteger el 65%
de su hábitat, pero ahora trabajamos en muchas otras áreas”, explica Fan Zhiyong, director del programa para la Protección
de las Especies.
Las que más
quebraderos de cabeza les dan son el tigre amur
–sólo quedan 20 ejemplares en libertad–, el
leopardo de nieve, y los delfines del río Yangtsé.
La urbanización y la deforestación ligada a ella están acabando con ellos.
“Otro de los problemas
llega de la propia legislación china, que prohíbe a las ONG internacionales
recaudar fondos en el país. Así que los programas se tienen que financiar desde
el extranjero, y los donantes tienen la potestad de elegir a qué especie
quieren que vaya destinado su dinero. Eso hace que los animales menos
fotogénicos estén en desventaja. Es el caso del panda rojo, cuyo proyecto
mantenía Canon y que hemos tenido que cancelar cuando la empresa ha dejado de
apoyarlo”,
explica Fan.
“Así es complicado
trabajar en la recuperación de todo un ecosistema, que debería ser el fin
último, y nos vemos obligados a preservar pequeños espacios en los que se
mantienen pequeñas poblaciones semilla de especies para volver a introducirlas
después en el medio salvaje, como se ha hecho con éxito con el visón europeo”.
Las muertes
prematuras por la contaminación llegó a 1,2 millones,
un 40% del total
A pesar de
todo, Fan considera que los avances no son suficientes:
“Es evidente que se
están haciendo cosas. Por ejemplo, China ha modificado su vademécum de medicina
tradicional para retirar especies en peligro de extinción. Pero la velocidad a
la que se está degradando el Medio Ambiente es tal que puede que el daño sea ya
irreversible. Por eso, tenemos que trabajar con más ahínco y exigir al Gobierno
que implemente las leyes que ya existen. La civilización ecológica que promueve
la nueva cúpula del poder tiene que ser algo más que un eslogan para salvar la
Tierra. Esa es nuestra lucha”.
Pero poco
pueden hacer los dirigentes si la
población no toma conciencia.
Y Zhou Shufang, una recién licenciada en Biología que
trabaja con crías del zoo de Shanghái, cree que todavía queda mucho camino por
recorrer hasta conseguir que el activismo ecológico cale hondo.
“No hace
falta más que ver cuál es la actitud de muchos de los visitantes. Creen que
sólo porque han pagado la entrada ya pueden tratar a los animales de cualquier
forma. Y eso es lo que sucede en todas partes. Los chinos creen que su dinero
les da inmunidad para comportarse sin ética alguna, y el entorno es lo que
menos respeto merece. Si esa mentalidad no cambia rápido, no habrá nada que
hacer”.
Alerta
en Pekín
Tras recibir
intensas críticas por la incapacidad de solucionar un problema cada vez más
preocupante, el Gobierno chino dio el pasado viernes un paso adelante ante la
contaminación que estrangula Pekín.
Las
autoridades municipales decretaron por primera vez la
alerta naranja, el segundo nivel más alto de un máximo de cuatro. Ese
día, según las mediciones de la embajada de Estados Unidos en la capital china,
la concentración de partículas finas o PM2,5 alcanzó
los 378 microgramos por metro cúbico, 15 veces
más que los límites indicados por la Organización Mundial de la Salud.
Uno de los
datos que reflejan la gravedad de la situación es el abultado aumento de los
casos de cáncer de pulmón entre la población de
Pekín: en una década se han incrementado en un 59%.
Nota del autor del blog: felicitaciones por el articulo esta super.
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