El
futuro de los suministros de energía mundiales parte II del WSJ
La
revolución energética abre camino para un barril de petróleo a US$75
http://online.wsj.com/article/SB10001424052702303532704579480082682669174.html?dsk=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB10001424052702303532704579480082682669174.html
SPANISH April 4, 2014, 12:02 a.m. ET
Los nuevos y vastos hallazgos de
crudo y gas natural auguran una reducción en los precios petroleros.
Por GENE EPSTEIN | Barron's
A largo plazo, los precios globales
del petróleo bajarán,
tal vez en forma significativa.
Nuevos y vastos hallazgos de crudo y gas
natural alrededor del mundo auguran una reducción de los precios de los US$100 por barril actuales a US$75
por barril en los próximos cinco años.
Los cambios
en la demanda también intensificarán la presión sobre la supremacía del
petróleo.
Por primera vez en sus 150 años de historia,
el motor a combustión puede
funcionar en forma eficiente con distintos combustibles, entre ellos el gas natural.
Conforme
estos combustibles alternativos empiezan a ser adoptados, el consumo global de
crudo crecerá en forma más lenta y luego se estabilizará.
Edward
Morse, jefe de investigación global de commodities de Citigroup, C -1.16% opina que la combinación
de un estancamiento en el consumo y una mayor producción provocará un precio
promedio de US$75 con un máximo de US$90.
Las
proyecciones marcan un enorme contraste con el paradigma dominante en los
últimos 40 años, que postulaba que, por un lado, las economías en desarrollo se
expandirían, incrementando la demanda y, por el otro, la producción global y el
suministro caerían. En los últimos cinco años, por el contrario, se han
descubierto fuentes no convencionales de crudo por un
total de más de 1 billón (millón de millones) de barriles, equivalentes a más de 30 años de suministro adicional. La mayoría es recuperable a US$75
o menos, y gran parte de este crudo está siendo explotado.
Nota del autor del blog: dice barril
equivalente, ósea no es un barril de petróleo y ese barril equivalente debe ser
el gas natural normal y el otro gas de esquisto que es lo mismo pero mucho más
destructivo y contaminante, si surge un movimiento ecologista mundial podría parar
en seco ese gas de fractura hidráulica.
Un alza en
la producción de Estados Unidos debería
convertir a ese país en un exportador neto en los
próximos cinco años. "EE.UU. ya no tendrá que preocuparse de
interrupciones en el suministro que podrían alterar su economía. Es por eso que
lo llamamos la era de la independencia energética norteamericana",
dice Morse.
Por el lado
de la oferta, fuentes no convencionales de crudo
están siendo explotadas en países como India, Bahréin y
Uganda. Por el de la demanda, un tercio del parque automotor de Brasil ya
no necesita gasolina para funcionar.
Amy
Jaffe, directora ejecutiva de Energía y Sostenibilidad de la Universidad de
California en Davis,
predijo en un reciente trabajo con Mahmoud El-Gamal,
profesor de la Universidad de Rice, que salvo que una guerra destruya
las instalaciones físicas de producción y transporte de petróleo, su precio
"caerá
estrepitosamente a un plazo medio de tres a cinco años".
Jaffe
añade que el precio
promedio del crudo podría caer por debajo de US$75,
en parte debido a que los costos de producción no son fijos.
A medida que
los precios bajan, la demanda de plataformas de perforación y equipos
relacionados cae, lo que reduce el costo de explotación, afirma.
En los
próximos años, el auge global del crudo y gas podría ser una prueba de fuego para la economía rusa,
que "depende
enormemente de sus exportaciones de energía", según un estudio de
la Oficina de Información Energética de EE.UU.
Eso juega a
su favor cuando los precios suben, pero la perjudica cuando caen.
Algunos
analistas, como Philip Vergeler, sugirieron al
gobierno de EE.UU. liberar los casi 700 millones de
barriles de las reservas estratégicas de petróleo como forma de castigar
a Rusia con una reducción forzada de los precios del crudo, la fuente de 70%
de las exportaciones de ese país y más de la mitad de sus ingresos fiscales.
Rusia exporta más de siete millones de barriles de crudo al día, siendo superada sólo
por Arabia Saudita.
Una
diferencia clave entre Rusia y el primer exportador del mundo es que más de 60% del petróleo de Rusia se produce en Siberia, donde
los costos son mucho más altos.
Una caída en
el precio global del barril de petróleo de US$100 a US$75 tendría un impacto
mucho mayor en los ingresos netos que Rusia percibe del petróleo que los que
van a parar a las arcas sauditas.
El descenso
del precio del crudo pondría también bajo presión a Venezuela.
"La economía y el
presupuesto de Venezuela son todavía más dependientes de las exportaciones de
petróleo que Rusia",
dice Jaffe.
"El gobierno tomó
préstamos de China por US$60.000
millones y ahora está recibiendo menos ingresos porque debe enviar a su
acreedor una parte importante de sus exportaciones como pago de deuda. El
gobierno venezolano tiene mucho menos efectivo que en la época de Chávez,
cuando este disponía a la vez del dinero de los préstamos y de los pagos por el
petróleo vendido a China".
Venezuela ha
pagado con petróleo entre un cuarto y un
tercio de los créditos otorgados por China.
Asimismo,
con la abundancia de gas natural en
países desde Australia y Sudáfrica hasta Brasil y
Argentina, en los próximos cinco
años podría desarrollarse algo parecido a un mercado global de gas natural
licuado.
Eso acabaría
con el monopolio interno de los rusos y
permitiría a los europeos comprar de otras fuentes.
Los factores
que están cambiando las reglas del juego por el lado de la oferta son los tres
nuevos tipos de producción:
Petróleo de
aguas profundas,
De esquisto
y
De arenas bituminosas.
Cada una de estas fuentes podría
traducirse en más de 300.000 millones de barriles de crudo, para sumar más de 1 billón
de barriles.
Se trata de
una incorporación enorme a las reservas que antes se estimaban en 1,5 billones de barriles.
La firma noruega Rystad Source estima que hay unos 317.000 millones de barriles de petróleo en
aguas profundas, y que de ese total, unos 75.000
millones serían recuperables en las costas de Norteamérica.
La actividad
exploratoria en aguas profundas también está en marcha al este de África —donde se podrían aprovechar 63.000 millones de
barriles— y en Asia-Pacífico —donde
habría otros 32.000 millones.
El gobierno
de EE.UU. estima que el crudo de esquisto, que
se extrae principalmente a través de la fracturación hidráulica, representaría
reservas equivalentes a 345.000 millones de barriles,
de los cuales 58.000 millones serían recuperables en EE.UU.
Las
arenas bituminosas,
según un informe de BP, se encuentran sólo en Canadá, con 167.800 millones de barriles, y en Venezuela,
220.000 millones.
Sin embargo,
no está claro si esta producción será
viable a US$75 el barril de crudo.
Según Eric Lee, analista de Citigroup, una buena porción del billón
extra de barriles podría ser recuperable a US$75 por barril o menos, debido a
que los costos de producción de esquisto y en aguas profundas podrían seguir
bajando.
Aunque Jaffe
dice que un descenso de precios puede complicar la explotación de los yacimientos offshore de Brasil en los campos llamado pre sal (que están por debajo de la capa de sal del lecho marino), Lee
señala que
"Brasil
tiene varios proyectos hasta 2020 con costos estimados por barril de entre
US$40 y US$70".
El fuerte de
Argentina, indica, está en los proyectos de
esquisto de la cuenca neuquina, en el sur del país.
"Hay un proceso de aprendizaje en marcha, y puede que allí haga falta
nueva infraestructura, pero sus costos pueden estar también en el rango de los
US$40 a US$80 por barril", afirma. "La geología argentina ha ayudado
a estos proyectos hasta ahora. La pregunta es cuándo se llevarán a cabo".
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Lee dice que
los proyectos de arenas bituminosas de Venezuela, como
los de Junín, también podrían desarrollarse a un costo del orden de los US$70 por barril, "pero allí las cosas dependen mucho más
de la política y de la participación de las empresas extranjeras antes que de
la geología".
Según David Vaucher, gerente sénior del equipo de
investigación en costos de exploración y producción en IHS,
los yacimientos que requieren tecnología más intensiva, como los de aguas
profundas y arenas bituminosas, se mantendrían económicamente viables mientras
el precio del barril del petróleo de referencia WTI
(West Texas Intermediate) oscile entre US$45 y US$95.
Joseph
Stanislaw, fundador y
presidente de The JAStanislaw Group, una
consultora de energía de Boston, no considera
que el barril pueda llegar en el corto plazo a US$75, pero si eso ocurriera, obligaría a proyectos como los de arenas
bituminosas a esperar.
"Desarrollar un
nuevo campo de arenas bituminosas se justifica con un barril a entre US$80 y
US$90", dijo.
En EE.UU.,
donde nuevas tecnologías han reducido constantemente los costos en los últimos
años, poner en producción un campo de esquisto supone
un costo que oscila entre US$65 a US$90 el barril.
"En definitiva,
depende del estado de desarrollo de un campo", explica Stanislaw. Si el
campo está en producción, el precio por barril tendría que cubrir por lo menos
el costo operativo. Pero si hay que empezar de cero, un hipotético precio de US$75 por barril obligaría a demorar algunos proyectos".
Por el lado
de la demanda, el monopolio del crudo sobre el mercado del transporte también
enfrenta el desafío de la abundancia de gas natural de esquisto. Según
estimaciones de Advanced Resources International,
los recursos de gas de esquisto de EE.UU. alcanzarían 1.161 billones de pies
cúbicos sobre un total global de 7.795 billones de pies cúbicos.
En un
estudio con otros analistas, Morse, de Citigroup,
calculó que hay un enorme potencial de
ahorros si los camiones, autobuses, barcos y vehículos de pasajeros empiezan a
usar gas natural en lugar de combustibles petroleros.
El transporte representa casi la
mitad del crudo que el mundo consume cada año, y sólo los camiones usan casi uno de
cada nueve barriles que se consumen.
"La historia de la
humanidad",
dice Morse,
"al menos desde la
invención de la rueda, es una historia de energía cada vez más barata. La
civilización moderna sería imposible sin energía barata. Creo que estamos
entrando en otro período de energía más barata que debería durar 50 años o más".
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