Las carìsimas viviendas en Israel:Con el cuento del ataque a las instalaciones
nucleares iraníes, distraen al pueblo israelí; y es que los banqueros askenazis, ponen a sus candidatos
en el gobierno, para que pongan numerosas trabas burocráticas a los emprendimientos
inmobiliarios nuevos y así puedan lucrar y especular con las viviendas; además que
se protegen de la quiebra masiva, pues el 40% de sus créditos se apoyan en una
gigantesca burbuja. Extraído de Aurora Digital
El acceso a la vivienda en Israel.
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Tecnologia/57364/
Publicado 03/04/2014 11:43
Benito Roitman
las 2 ultimas fotos las encontré en este blog:
http://pcastell.blogspot.com/2010/07/palestina.html
Esta primavera viene cargada.
Llega repleta de
promesas y desbordando amenazas.
Es, por lo visto, una primavera normal.
La inflación anual
se mantiene por debajo del 3%, aunque la gente
sospecha que cada vez le cuesta más conseguir que su salario le alcance; el mes
pasado nos enteramos que el Primer Ministro y el Ministro de Defensa -de
acuerdo a lo que informara el periódico Haaretz-
habrían ordenado al ejército continuar
preparándose para un posible ataque militar a las instalaciones nucleares de
Irán; el espectáculo con mayor rating en la televisión es el que sigue
diariamente los avatares del juicio a algún alto funcionario, en este caso el
veredicto dictado al ex Primer Ministro Ehud Olmert
y las demandas contra el Ministro de Energía Silvan
Shalom; las conversaciones que habrían de conducir a negociaciones de paz con los palestinos
corren el riesgo de cancelarse;
sigue la huelga de los
funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, pero es difícil enterarse de ello
porque ni los periódicos la mencionan casi; varios ministros de la coalición
amenazan con renunciar si el gobierno de la coalición -es decir, su gobierno-
cumple lo que ha prometido (por ejemplo, completar la liberación de presos
palestinos acordada en su momento con las autoridades americanas).
En fin, se trata
efectivamente de los inicios de una primavera normal.
Mientras tanto, las estimaciones sobre el crecimiento de la
economía israelí continúan siendo positivas, aunque sensiblemente inferiores al
promedio de los últimos 10 años.
El crecimiento del PIB en el 2013
habría sido de un 3,3% (incluyendo un 0,8%
por el efecto de la producción de gas) y se estima -por parte del Banco de Israel- que en el 2014
la economía crecerá al 3,1% (incluyendo 0,3% por
efecto del gas) (1). Con base en estas estimaciones, el crecimiento del PIB por habitante estará cercano a 0.
Pero la
preocupación económica del momento parece centrarse en el acceso a la vivienda,cada vez más dificil en función de
su precio.
Testimonio de esa preocupación son los diferentes planes,
programas y proyectos que se manejan con el loable propósito de reducirlo.
Es así que se nos asegura que el precio de la
vivienda va a caer
pronto, con las medidas inmediatas que está tomando el gobierno; vale pena
entonces ubicarlas en el contexto más amplio del funcionamiento económico y
social -y también político- del país.
En una nota anterior se recordaba que la vivienda ha incrementado su precio, en los últimos 6/7 años, en más del
50% en términos reales, y se mencionaban una serie de interpretaciones
tendientes a explicar el porqué de ese incremento.
Entre esas interpretaciones, la referencia a la existencia de
una “burbuja” que estuviera inflando
el precio y que pudiera súbitamente explotar (con un eventual impacto desastroso sobre el sistema financiero
bancario, cuyos préstamos hipotecarios representan el
40% de sus activos), sería una interpretación ya descartada en los
círculos especializados (al menos, hace un tiempo ya que se habría dejado de
mencionar).
Lo que parecería explicar de manera más generalizada esos
incrementos es una combinación de circunstancias, entre las que cabe señalar:
.-una oferta relativamente rígida, que se ha situado en el
orden de las 30,000/35,000 viviendas terminadas
anualmente en los últimos años (2007 al 2012);
.- una probable aceleración de la demanda de viviendas por
parte de inversores nacionales y extranjeros, en vista de la caída de las
rentabilidades financieras en el país y en el exterior, especialmente a partir
de la crisis del 2008;
.-la fuerte disminución de la participación publica en la
construcción y oferta de viviendas, en particular a partir del 2005/2006.
A todo ello cabe agregar la extensión en el tiempo de los
procesos de construcción de viviendas, desde su programación,
obtención de terrenos, permisos y procesos de construcción, que en su conjunto
insumen hasta 11 años; con esos ritmos, la esperanza de que en las
actuales circunstancias pudiera preverse en el corto plazo un incremento
suficiente de la oferta que lleve a estabilizar -e incluso a bajar- el precio
de la vivienda, parece poco razonable.
Es necesario, sin duda, que la oferta se incremente
rápidamente como una de las condiciones centrales para regularizar el mercado
de la habitación, pero para que esa oferta incrementada se materialice en el
futuro inmediato se requieren cambios drásticos en el funcionamiento de todo el
proceso.
Una parte significativa de esos cambios depende de la capacidad del propio gobierno -y de su voluntad- para
superar las redes de intereses que ligan a
vastos sectores de la burocracia estatal con las grandes corporaciones de la industria; y esa
superación incluye encarar con valentía las modalidades kafkianas que
caracterizan en el país el manejo de las autorizaciones del uso de tierras para
la construcción.
En el intertanto, estaría en marcha el programa gubernamental
para construir 150.000 unidades de vivienda para renta;
al menos, habría sido aprobado por el Ejecutivo y se habría instalado la
compañía gubernamental que lo debería llevar a cabo.
Pero esta iniciativa -que en principio aparece como un
importante aporte para la solución de los problemas de vivienda por la vía de
una oferta incrementada de unidades para renta, en paralelo con el mercado de
venta de nuevas viviendas- corre el
riesgo de empantanarse en los caminos de la burocracia y en las modalidades
kafkianas arriba referidas, por lo que en las actuales circunstancias -y en
el mejor de los casos- se requeriría de un muy largo proceso hasta llegar a
concretar sus soluciones.
En este contexto, el Gabinete de
Vivienda del Ejecutivo ha aprobado la propuesta del Ministro de Hacienda Yair Lapid para deducir el IVA en
la compra de viviendas nuevas a parejas jóvenes que cumplan ciertas
condiciones, tales como que se trate de su primer compra de viviendas; que el
precio sea igual o inferior a 1,6 millones de shékels; que se tome en cuenta el
haber hecho el servicio militar y que la pareja tenga al menos un hijo.
Ese Gabinete aprobó simultáneamente una propuesta del Primer
Ministro dirigido a disminuir el precio de viviendas nuevas, a través de un
esquema que implica la venta de tierras
estatales a empresas constructoras a precios subsidiados, aunque es preciso
reconocer que resulta difícil entender con claridad cuales son los mecanismos,
en esa propuesta, que realmente conducirían a una disminución del precio de las
nuevas viviendas (se menciona hasta una baja del 20%).
Está demás decir que ambas propuestas han sido objeto de
fuertes críticas y aún de rechazos generalizados -como en el caso de la
propuesta de eliminación selectiva del IVA- pese a que el Ministro de Vivienda,
al igual que el Ministro de Finanzas, han declarado que ya en el 2015 se
notarán los efectos de esa política gubernamental en el precio de la vivienda.
Como resulta notorio,
el acceso a la vivienda se ha tornado en un problema económico y social central.
Pero además, constituye una muestra del funcionamiento de los
procesos de toma de decisiones del Gobierno, en el marco de una concepción
ideológica dentro de la cual aparece como anatema pensar siquiera que el Estado
podría estar en condiciones de cumplir ciertas funciones que la sociedad
requiere, y que la actividad privada y el mercado no ofrecen u ofrecen de
manera insatisfactoria.
En efecto, frente a los importantes
aumentos en el precio de la vivienda y a la relativa rigidez de su oferta,
resulta claro -y así lo reconoce incluso el Gobierno- que la solución ha de
buscarse en un aumento significativo de esa oferta, así como en una
estructuración de la misma que tome en cuenta las necesidades de la mayoría de
la población.
Sin embargo, no se prevén aumentos
significativos en la capacidad de producción de viviendas del sector público;
por el contrario, los datos disponibles muestran una pronunciada caída de esa
participación, como lo señala la Oficina Central de Estadística: “En períodos
en que hubo un gran número de inmigrantes y la industria de la Construcción
debía responder rápidamente a la alta demanda de viviendas, la participación de
la construcción pública aumentó...En los 90´ la participación de la
construcción pública subió a un promedio anual del 36% (en el año pico, 1991,
la participación llegó al 74%). En los 2000´ la participación de la
construcción pública declinó a un promedio del 20% anual y en el 2010 fue del 12%” (2).
Tampoco se ha puesto sobre el tapete de la discusión pública la posibilidad de establecer un sistema de financiamiento
público de la vivienda, que facilite acceder a créditos hipotecarios
razonables a las parejas jóvenes que no cuentan con posibilidades en el sistema
actual.
No debería ser tan descabellado promover y organizar el
funcionamiento de un Instituto Público de Crédito Hipotecario, al alcance de
las grandes mayorías, pero claro está que en un modelo donde se busca excluir sistemáticamente al Estado de ese tipo de
actividades (salvo cuando se
trata de rescatar a alguna corporación que es “demasiado grande para
desaparecer”) esas posibilidades parecen estar
excluidas.
¿Qué tipo de
manifestaciones y de protestas serán necesarias para cambiar esta forma de
pensar y de actuar?
1. Estimaciones del Banco de Israel
actualizadas y publicadas el 27de marzo.
2. Oficina Central de Estadísticas de Israel
“Construcción y condiciones de vivienda en Israel 1985-2010”, pág.4
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