El
futuro del internet de banda ultra ancha y del espionaje de la NSA es por fibra
óptica y cable coaxial, Extraído de Le Monde Diplomatique del mes de abril del 2014
Nota del autor del blog: Las redes inalámbricas
están congestionadas y sus acciones se devalúan rápidamente; (cuidado con comprarlas),
salvo haya pagado una coima astronómica para seguir operando.
Todos
bajo control
http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=07475aa5-a767-45df-8d2d-43b28a21877b
Nº: 222 Abril
2014
Ignacio Ramonet
En la
película Her (1), que acaba de ganar el Óscar al
mejor guión original y cuya acción transcurre en un futuro próximo, el
personaje principal, Theodore Twombly (Joaquin
Phoenix), adquiere un sistema operativo informático que funciona como un
asistente total, plegándose intuitivamente a cualquier requisito o demanda del
usuario. Theodore lo elige con voz de mujer y mediante su teléfono inteligente
se pasa horas conversando con ella hasta acabar perdidamente enamorado.
La metáfora
de Her es evidente. Subraya nuestra creciente adicción respecto al mundo
digital, y nuestra inmersión cada vez más profunda en un universo
desmaterializado.
Pero si
citamos aquí este film no es sólo por su moraleja sino porque sus personajes
viven, como lo haremos nosotros mañana, en una atmósfera comunicacional aún más hiperconectada.
Con alta densidad de phablets, smartphones,
tabletas, videojuegos de última generación, pantallas domésticas gigantes y
ordenadores dialogantes activados por voz...
La demanda de datos y de vídeos
alcanza efectivamente niveles astronómicos.
Porque los usuarios están cada vez más
enganchados a las redes sociales.
Facebook, por ejemplo, ya tiene más de 1.300
millones de usuarios activos en el mundo;
Youtube, unos 1.000 millones;
Twitter, 750 millones;
WhatsApp, 450 millones... (2).
En todo el
planeta, los usuarios ya no se conforman con un solo modo de comunicación sino
que reclaman el “cuádruple play” o sea el acceso
a Internet, televisión digital, teléfono fijo y móvil. Y para satisfacer esa
insaciable demanda, se necesitan conexiones (de banda ultraancha de muy alta velocidad) capaces de aportar los
enormes caudales de información, expresados en cientos de megabits por segundo.
Pero ahí
surge el problema. Desde el punto de vista técnico, las redes ADSL (3) actuales –que nos permiten recibir Internet
de banda ancha en nuestros smartphones, hogares u oficinas– ya están casi saturadas...
¿Qué hacer?
La única
solución es pasar por las rutas del
cable, ya sea coaxial o de fibra
óptica.
Esta tecnología garantiza una óptima calidad
en la transmisión de datos y de vídeos de banda ultraancha, y casi no tiene límites de caudal.
Estuvo en
boga en los años 1980. Pero fue arrinconada porque requiere obras de
envergadura de alto coste (hay que cavar y enterrar los cables, y llevarlos
hasta el pie de los edificios).
Sólo unos
cuantos cableoperadores siguieron
apostando por su fiabilidad, y construyeron con paciencia una tupida red
cablera.
La mayoría
de los demás prefirieron la técnica ADSL más
barata (basta con instalar una red de
antenas) pero, como hemos dicho, ya casi saturada.
Por eso, en
este momento, el movimiento general de las grandes firmas de telecomunicaciones
(y también de los especuladores de los fondos de capital riesgo) consiste en
buscar a toda costa la fusión con los cableoperadores cuyas “viejas” redes de
fibra representan, paradójicamente, el
futuro de las autopistas de la comunicación.
Este
contexto tecnológico y comercial explica la reciente adquisición, en España, de
ONO, el mayor operador local de cable, por la firma británica Vodafone (4) a cambio de 7.200
millones de euros. Cuarto operador español, ONO dispone de 1,1 millones de
líneas móviles y 1,5 millones de líneas fijas, pero, sobre todo, lo que le da
valor es su extensa red de cable que alcanza los 7,2 millones de hogares. El 60% del capital de ONO ya estaba en manos de fondos
internacionales de capital riesgo sabedores, por las razones que acabamos de
explicar, que las firmas gigantes de telecomunicaciones desean adquirir, a
cualquier precio, a los cableoperadores.
En todas
partes, los fondos buitre están
comprando los operadores de cable independientes con el propósito de realizar
importantes plusvalías al revenderlos a algún comprador industrial.
Por ejemplo,
en España, los tres operadores de cable regionales –Euskaltel,
Telecable y R– han sido objeto de adquisiciones especulativas.
En 2011, el
fondo de capital riesgo estadounidense The Carlyle
Group compró el 85% del operador de cable asturiano Telecable.
En 2012, el
fondo italiano Investindustrial y el estadounidense
Trilantic Capital Parners se hicieron con el 48% del operador vasco
Euskatel.
Y el mes
pasado, el fondo británico CVC Capital Partners
(5) adquirió el 30% que le faltaba del operador gallego R (6), al que ahora
controla en su totalidad.
A veces las
fusiones se hacen en sentido inverso: el cableoperador es quien adquiere una
compañía de telecomunicaciones. Acaba de suceder en Francia,
donde la principal firma de cable, Numericable
(5 millones de empresas u hogares conectados), está tratando de comprar, por
casi 12.000 millones de euros, al tercer operador
francés de telefonía, SFR, propietario de una red de fibra óptica de
57.000 km...
Otras veces
son dos cable-operadores los que deciden unirse.
Está sucediendo en Estados Unidos, donde los dos principales cable-operadores, Comcast y Time Warner Cable (TWC), han decidido
unificarse (7). Juntos, estos dos titanes tienen más de 30 millones de abonados
a quienes procuran servicios de Internet de banda ancha y de telefonía móvil y
fija. Ambas firmas, asociadas, controlan además un tercio de la televisión de
pago. Su megafusión se haría bajo la forma de una compra de TWC por Comcast por el colosal precio de 45.000 millones de dólares (36.000 millones de euros).
Y el resultado será un mastodonte mediático con una cifra
de negocios estimada en cerca de 87.000 millones de dólares (67.000
millones de euros).
Suma
astronómica, como la de los demás gigantes de Internet, en particular si la
comparamos con la de algunos grupos mediáticos de prensa escrita.
Por ejemplo,
la cifra de negocios del grupo PRISA, primer
grupo de comunicación español, editor del diario El
País y con fuerte presencia en Latinoamérica, es de menos de 3.000 millones de euros
(8). La del New York Times es inferior a 2.000 millones de euros. La del grupo Le Monde no pasa de 380 millones de euros, y la de
The Guardian ni siquiera alcanza los 250 millones de euros.
En términos
de potencia financiera, frente a los mastodontes de las telecomunicaciones, la prensa escrita (aún con sus sitios web),
pesa poco. Cada vez menos (9). Pero sigue siendo un indispensable factor de
alerta y de denuncia. En particular de los abusos que cometen los nuevos
gigantes de las telecomunicaciones cuando espían nuestras comunicaciones.
Gracias a las revelaciones de Edward Snowden y de Gleen
Greenwald, difundidas por el diario británico The Guardian, hemos
conocido que la mayoría de los colosos de Internet fueron –y siguen siendo– cómplices de la
National Security Agency (NSA) para la aplicación de su programa
ilegal de espionaje masivo de comunicaciones y uso de redes sociales.
No somos
inocentes. Cual esclavos voluntarios, y aún sabiendo que nos observan, seguimos
dopándonos con droga digital. Sin importarnos que cuanto más crece nuestra
adicción más entregamos la vigilancia de nuestras vidas a los nuevos amos de
las comunicaciones. ¿Vamos a seguir así? ¿Podemos consentir que estemos todos
bajo control?
(1)
Director: Spike Jonze, 2013.
(2) Es
interesante anotar, en este contexto, la reciente compra, por Facebook, de WhatsApp,
"el servicio de mensajería más popular del mundo" (450 millones de usuarios), por la monumental suma de 19.000 millones de dólares.
(3) ADSL:
sigla del inglés Asymmetric Digital Subscriber Line (Línea digital asimétrica
de abonado). Es una tecnología de acceso a Internet de banda ancha.
(4) En 2011,
Vodafone compró el cableoperador británico Cable&Wireless, y en 2012
adquirió el principal cableoperador alemán Kabel Deutschland.
(5) CVC
Capital Partners ya adquirió, en 2010, la empresa helvética Sunrise, segundo
operador de telefonía en Suiza, que posee más de 7.500 km de red de fibra
óptica.
(6) R Cable
y Telecomunicaciones Galicia S. A. ofrece servicios de Internet de banda ancha,
televisión, telefonía móvil y fija a cerca de un millón de viviendas y empresas
de unas 90 localidades gallegas.
(7) Este
proyecto de megafusión aún no tiene el visto bueno de la División antitrust del
Departamento estadounidense de Justicia.
(8)
Exactamente de 2.726 millones de euros. PRISA
registró, en 2013, una pérdida neta de 649 millones de euros, más del doble que en 2012.
(9) Léase
Ignacio Ramonet, La explosión del periodismo, Clave Intelectual, Madrid, 2012.
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