Otra
enfermedad aparte del zika se cierne sobre los Juegos Olímpicos
http://lat.wsj.com/articles/SB11856589469802833619104582215422660697012?tesla=y
El atleta
brasileño Marcio Jorge trota junto a su caballo Coronel MCJ durante la fase de
inspección de una prueba olímpica en el Centro Ecuestre Olímpico en el Complejo
Deportivo Deodoro en Rio. PHOTO: LEO CORREA/ASSOCIATED PRESS
Por BENJAMIN PARKIN
jueves,
28 de julio de 2016 9:25
EDT
RIO
DE JANEIRO — Una
enfermedad que presenta un serio riesgo para la salud de los competidores está
causando preocupación pocos días antes del inicio los Juegos Olímpicos.
Pero el
culpable no es el Zika, y los atletas no son humanos.
En el mundo
ecuestre sólo se habla de un brote brasileño del
muermo, una enfermedad respiratoria equina mortal, en un momento en que
los principales jinetes de este deporte y sus monturas se preparan para
competir en los eventos del próximo mes en Río de Janeiro.
Altamente
contagioso e incurable,
el muermo ha llevado a las autoridades agrícolas de Brasil
a sacrificar cientos de caballos en todo el país en los últimos dos
años, en un esfuerzo por detener la epidemia. Eso ha enfurecido a algunos
criadores brasileños, que dicen que la amenaza es exagerada.
Entre los
que fueron sacrificados están dos caballos que estuvieron alojados en el Complejo Militar de Deodoro, en la zona oeste de Río,
donde se llevarán a cabo los eventos ecuestres de los Olímpicos.
La
enfermedad ha sido erradicada en gran parte del mundo, y algunos temen que
exponer los caballos al muermo durante los Juegos Olímpicos podría exacerbar el
brote y potencialmente extenderlo a otros países.
Los organizadores
dicen que las instalaciones olímpicas están a salvo y que han seguido los
estrictos protocolos internacionales para crear una zona libre de la
enfermedad. Los caballos competidores que lleguen al aeropuerto internacional
de Río entrarán efectivamente en una biosfera de protección, pasando
previamente por un chequeo extensivo de enfermedades y parásitos antes de ser
llevados a la sede olímpica y mantenidos en cuarentena allí durante todos los
Juegos.
Las medidas
“garantizan totalmente todas las precauciones sanitarias necesarias,
permitiendo la participación y el regreso de los animales a su país de origen”,
dijo Guilherme Marques, el director de la división de salud animal del
Ministerio de Agricultura brasileño.
Ningún
competidor ecuestre se ha retirado públicamente de los Juegos Olímpicos de este
año debido a los temores relacionados al muermo, una señal de que los atletas
están satisfechos con los esfuerzos de Brasil.
La
alemana Isabell Werth,
cinco veces medallista de oro olímpico en la modalidad de dressage, dijo que no
tiene “ninguna preocupación” acerca de participar de los Juegos en Río.
“Los caballos se
alojarán en un sistema de burbuja, sin contacto con otros animales que no sean
los que compiten con ellos”, dijo la atleta en un correo electrónico al The Wall Street
Journal.
Will
Connell, director deportivo de la Federación Ecuestre de Estados Unidos, dijo
que los atletas estadounidenses son “muy conscientes de la gravedad” de la
amenaza, pero que también confían que Brasil ha tomado todas las precauciones
necesarias.
La limpieza
hasta el más mínimo detalle es parte crucial de un deporte donde los mejores
caballos pueden alcanzar cientos de miles de dólares.
Sin embargo,
la posibilidad de competir en un país donde está activa una enfermedad que
amenaza la vida de los caballos puede causar mucha tensión entre los equipos,
dijo Peter Timoney, el ex jefe del Centro de
Investigación Ecuestre Gluck, de la Universidad de Kentucky.
“Hay mucha preocupación
entre los equipos ecuestres sobre el envío de los caballos, caballos de gran
valor, a países donde existe el muermo”, dijo.
Pero fuera
del recinto ecuestre olímpico, los propietarios de caballos brasileños han
cuestionado si el país tiene, en realidad, un serio problema de muermo. Muchos
dicen que el Ministerio de Agricultura de Brasil actuó con demasiada prisa en
su intento de calmar los temores en antelación a los Juegos Olímpicos,
sacrificando a cientos de animales e imponiendo cuarentena a establos con base
en métodos de prueba que a menudo producen resultados inconclusos.
“Han matado a una gran
cantidad de caballos sin saber realmente si tenían o no muermo”, dijo Sophia Baptista de Oliveira,
una criadora de caballos. Las dos granjas de Oliveira en São Paulo y Minas
Gerais fueron puestas en cuarentena durante casi dos años y nueve de sus
caballos fueron sacrificados. “Ellos no saben cómo diagnosticar. Llegan a
falsos positivos tanto como falsos negativos.”
Causado por
la bacteria Burkholderia mallei, el muermo puede
provocar úlceras y lesiones en los
pulmones del caballo, la piel y el tracto respiratorio. Mientras que los burros y mulas tienden a morir rápidamente, los caballos
pueden portar la enfermedad durante años antes de sucumbir al mal. La
enfermedad también puede afectar a los humanos.
El muermo ha
sido erradicado en gran parte de Europa y América del Norte, gracias a
estrictas reglas de sanidad. Hasta hace poco, se pensaba que el muermo estaba
bajo control en Brasil, a excepción de ciertas partes del noreste rural del
país.
Pero en
2013, un brote comenzó en el estado más poblado del país, São Paulo, según la
Organización Mundial de la Sanidad Animal. En 2015, el muermo fue rastreado
hasta el Complejo Militar de Deodoro, en Río. Dos caballos fueron sacrificados
— como parte de un total de 623 caballos a los que se les aplicó la eutanasia
entre 2013 y 2015, según el Ministerio de Agricultura.
Controles
sanitarios laxos en las fronteras estatales permitieron que el muermo se
difundiera a todo el país, que tiene la tercera mayor población equina del
mundo.
Ahora, el
centro de la controversia es la falta de un método definitivo para el
diagnóstico de la enfermedad. Las diversas opciones a menudo producen
resultados no concluyentes y necesitan ser llevadas a cabo en combinación con
otras.
Los críticos
argumentan que los agentes brasileños carecen de los
conocimientos necesarios para realizar las pruebas. Además, debido a los
resultados mixtos producidos, un diagnóstico definitivo a menudo sólo es
posible por medio de una necropsia llevada a cabo después que el animal es
sacrificado. El gobierno brasileño no provee una indemnización por daños
relacionados con el muermo, según el Ministerio de Agricultura.
“Vamos a
tener que aceptar que los caballos con resultados cuestionables sean
sacrificados para poder erradicar la enfermedad”, dijo Elke Reinking, portavoz
del Friedrich-Loeffler-Institut, de Alemania, uno de los principales
laboratorios de investigación del mundo para el muermo.
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