The
Economist: El futuro de la TV
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Jueves,
21 de julio del 2016
ECONOMÍA06:00
La pantalla
chica está viviendo, por fin, su momento de revolución digital.
Se suponía
que en estos momentos la televisión en Estados Unidos ya estaría viviendo su
futuro y que este habría semejado un baño de sangre digno de las escenas más
violentas de “Juego de tronos”.
Estaba
previsto que millones ya habrían “cortado sus ataduras” con sus proveedores de TV por cable, empujados por los elevados
precios del servicio, la pésima atención al cliente y el surgimiento de
alternativas menos onerosas como los servicios de streaming
(transmisión) a la carta.
Los
consumidores estarían viendo televisión a través de
Internet y pagando menos por hacerlo, en tanto que muchos canales con poca audiencia habrían dejado de existir.
Esto es lo
que un buen número de gente en el negocio pensaba, pero lo que ha ocurrido es
más bien una muerte lenta de la vieja televisión: los hogares estadounidenses
han comenzado a cancelar sus suscripciones de cable,
pero lo hacen a una tasa de 1% anual.
La audiencia
está en declive, especialmente entre los jóvenes, que son un segmento codiciado
por los anunciantes.
Pero las
empresas de medios siguen apostando porque las tarifas publicitarias
han aumentado y el precio de la TV por cable continúa creciendo.
Si bien el uso
de Netflix y otros servicios de streaming se ha
disparado —la mitad de los hogares está suscrita a al menos uno—, no son
sustitutos sino complementarios al cable. En suma, los estadounidenses están
pagando más que nunca por acceder a la pantalla chica.
Un
nuevo modelo
Esto no
podrá durar demasiado. Los caros y enormes paquetes de 200 canales que ofrecen las empresas de cable se están volviendo
rápidamente anticuados, pues están emergiendo alternativas de streaming más
baratas y con menos canales.
Dos
gigantes tecnológicos, Amazon y YouTube (que pertenece a Google), así como el servicio de streaming Hulu, que es propiedad de Disney, Fox y NBC Universal, están negociando para
comenzar a ofrecer TV en vivo a través de Internet a fines de este año o principios
del próximo.
Su idea es
transmitir las principales cadenas de señal abierta, así como deportes
populares y canales de entretenimiento, a un precio que reduciría a la mitad, hasta US$ 40 o US$ 50, la tarifa mensual típica.
Ello amenaza
con ponerle fin a lo que fue, y todavía es, el mejor modelo de negocio en la
historia de los medios de comunicación: los conglomerados emitían un paquete de
programas para cada segmento — al principio, a un precio razonable —.
La audiencia
crecía junto con el número de canales, lo cual era positivo para los
anunciantes, para los estudios que producían los programas y para las ligas
deportivas que vendían los derechos de transmisión.
Los operadores y empresas de cable ganaban márgenes brutos entre
30% y 60%, y ofrecían en venta nuevos dispositivos como videograbadoras
digitales, así como más canales para sus leales clientes.
Adiós,
lealtad
Pero estos
ya no lo son tanto. La cancelación de suscripciones no
ha sido tan rápida como muchos esperaban, pero ha comenzado a
acelerarse: desde el 2013, el número de personas que
deja la TV por cable supera el de los nuevos abonados.
En un
inicio, las pérdidas fueron modestas, apenas algo más de medio millón de hogares en el periodo 2013-14, de un total de
101 millones de suscriptores. Sin embargo, 1.1
millones abandonaron el servicio el año pasado.
Muchos se
pasaron a un paquete con pocos canales que ofrecía Sling
TV, un nuevo producto de la proveedora de TV
satelital Dish Network. Los inversionistas entraron en pánico.
Cuando el CEO de Disney, Bob Iger, reconoció en agosto pasado
que los suscriptores estaban cortando lazos hasta con ESPN,
la cadena de deportes que es la
propiedad más rentable de la compañía, los
valores bursátiles de las empresas de medios colapsaron.
Desde entonces,
los precios de las acciones de Disney y Fox han caído
cerca de 20%.
Quienes
cancelan su suscripción casi nunca la vuelven a activar, de modo que se suman a
las filas de millennials que tienen como hábito evitar abonarse a la TV por
cable.
Estos
consumidores ya son considerados una causa perdida por el mercado de video a la
carta: Netflix, Amazon Prime Video, Hulu, HBO Now y
otros servicios de ese tipo, cuya tarifa mensual
fluctúa entre US$ 10 y US$ 15.
Para
compensar esas pérdidas, los operadores de cable pueden ofrecer paquetes
“triples” que combinen servicios de banda ancha, televisión y teléfono. También
pueden apuntar a los televidentes de más edad, que pasan más tiempo frente al
televisor que cualquier otro grupo etario.
De hecho,
ahora ven más TV que antes y su número está en aumento, además que no optarán
por otras alternativas.
Hay que
advertir que los servicios de Internet podrían sufrir fallos cuando transmiten
programas de TV.
Por ejemplo,
sucedió recientemente con el que ofrece HBO (de propiedad del conglomerado Time
Warner), que se interrumpió justo cuando estaba por comenzar un episodio
largamente esperado de “Juego de tronos”, lo que enfureció a los clientes.
Esto podría
provocar que quienes todavía no se han abonado prefieran esperar hasta que se
solucionen esos problemas.
Ganadores
y perdedores
A medida que
pase el tiempo, los cambios amenazan con
inutilizar a varios rubros que hoy subsisten bajo el modelo de los grandes
paquetes de canales: las grandes empresas de medios con una programación
poco atractiva, como Viacom — que podría vender
una parte significativa de su estudio cinematográfico al conglomerado chino del
entretenimiento Dalian Wanda Group, para
levantar efectivo —; canales independientes que se han beneficiado por formar
parte de los paquetes y los proveedores satelitales, que tienen poco que vender
aparte de televisión.
Los ganadores y
sobrevivientes serán las compañías de medios que proveen la televisión con
interés para la mayoría y los canales con programación para segmentos
específicos.
El contenido
codiciado será la fuerza dominante, tal como se apreció en la reciente venta de
una liga de artes marciales por US$ 4,000 millones. Las empresas de cable
podrían seguir en el mercado vendiendo Internet de
banda ancha y, quizás, servicios de streaming.
Los claros
ganadores serán los consumidores. En el 2008, los suscriptores de cable tenían 129 canales para elegir y veían un promedio
de 17 a la semana.
Cinco años
después, contaban a su disposición con 189 canales,
pero seguían viendo un promedio de 17.5, es
decir, menos de la décima parte de la oferta. Pero las
tarifas que pagan, a diferencia de su ingreso disponible, se han duplicado durante este siglo.
El hecho de
que más televidentes no se hayan pasado a un modelo más moderno es mayormente
el resultado de dos factores. El primero es que todavía son adictos a la TV en vivo, especialmente a los deportes, y los
paquetes caros les siguen brindando ese acceso.
Las empresas
de medios pagan enormes derechos de transmisión: US$
24,000 millones en el caso de ESPN y TNT (de Time Warner) para los
partidos de la NBA por los próximos nueve años,
casi el triple del monto que pagaban bajo el anterior contrato.
El segundo
factor es que los clientes no habían tenido, hasta ahora, opciones más
confiables y económicas.
Esto está
cambiando con la llegada de servicios como Sling TV,
que ahora tiene 700,000 suscriptores según estima Michael
Nathanson, de la investigadora de mercados MoffettNathanson.
Otro servicio con un paquete de canales menos abultado, Sony PlayStation Vue, recientemente superó los 100,000
suscriptores.
Lo
que se viene
Muchos más
podrían terminar pasándose a Hulu. Sus
propietarios parecen haber aceptado los riesgos de reinventar el modelo a fin
de mantenerse en el mercado y atender a una audiencia más joven; y sus
negociaciones con los canales parecen ir bien. Como producto, Hulu continúa
siendo el concepto altamente rentable del paquete de canales.
Uno de sus
dueños, NBC Universal, es propiedad de Comcast,
una empresa de cable que podría perder mucho con la cancelación de
suscripciones, pero no puede interferir en las operaciones de Hulu y,
probablemente, no tenga otra alternativa que participar bajo las normas de
competencia fijadas por los reguladores. En tanto, Time Warner está evaluando
integrarse a la propiedad de este servicio de streaming.
Hulu está probando combinaciones de
canales a varios precios, incluyendo US$ 40 a US$ 50 mensuales, similares a los
paquetes que ofrecen Sling TV y Sony PlayStation Vue.
Ello significaría un margen pequeño, pero su CEO, Mike Hopkins, señala que el
precio es el factor decisorio para el público.
Pero podría
rentabilizar servicios adicionales como opciones para streaming en dispositivos
múltiples, grabar y almacenar shows en la nube, y suscripciones a canales
premium.
Es seguro
que Amazon y YouTube seguirán generando atención
mediática, aunque sus planes continúan bajo siete velos. Es que los jugadores
tradicionales ya saben que los operadores que dominarán
la TV por cable del futuro podrían ser los gigantes de Internet.
Los nuevos
competidores no las tendrán todas consigo, como sucedió con Apple, que el año pasado fracasó en el lanzamiento de su servicio de TV en vivo. Quizás debido a
que no pudo ponerse de acuerdo con los canales locales afiliados de las cadenas
sobre cuánto debía pagarles por derechos de retransmisión.
Pero las
cadenas de cable están plenamente conscientes de lo que ocurrió con el negocio
de la música luego de que iTunes (de Apple) y otros servicios de streaming
desagregaran el contenido de los CD. Está claro que harán todo lo posible para
evitar que la TV se convierta en una nueva versión de Spotify
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