Lima
en peligro de una hecatombe (de ocurrir se sobre entiende que habria una furia tan grande contra la mineria que las acciones caerían a casi cero )
el articulo dice que las lluvias ya estarian disolviendo parte del arseico y cianuro que se esta filtrando al río .
Lima en peligro de una hecatombe
http://diariouno.pe/2017/03/19/lima-en-peligro-de-una-hecatombe/
Por Diario
UNO el marzo 19, 2017
Depósitos de
relaves tóxicos de Tamboraque pueden colapsar en
cualquier momento y caer sobre el río Rímac si las lluvias llegan a
desestabilizarlos. Sería el mayor huaico de la historia, afirma
ingeniero Óscar Cáceres, experto en la materia.
Arturo Cruz
El ingeniero
Óscar Cáceres López es un sobreviviente del aluvión del 13 de diciembre de 1941
en Huaraz, cuando una masa de lodo de 50 metros de
altura y 200 metros de largo borró media capital de Ancash, causando
7,500 muertos. Hoy es un experto en la materia y fue uno de los técnicos
convocados a comienzos de marzo por la congresista Marisa Glave para examinar
el grave problema de los relaves de Tamboraque.
Con esos
recuerdos de niño y sus conocimientos profesionales, nos dice: “Ya vemos hoy las colas de gente que esperan recibir unos
litros de agua de los camiones cisterna. ¿Cómo sería si en lugar del
racionamiento de agua potable se tuviera que soportar en Lima una escasez
total, realmente total, de dos o tres meses? Esa amenaza es tan real
como los múltiples huaicos que vienen ocurriendo, porque los enormes depósitos
de relaves mineros de Tamboraque, a 93 kilómetros al
este de Lima, remojados por las intensas lluvias pueden deslizarse en
cualquier momento sobre el lecho del río Rímac y bajar hacia Lima como un
gigantesco aluvión.”
Ing. Óscar
Cáceres, alertó al gobierno que relaves contienen arcénico cianuro y otros.
Esta avalancha
gigante de 400 millones de metros cúbicos de lodo y
rocas, señala el ingeniero Cáceres, alcanzaría 100
metros de altura en los tramos estrechos del valle y unos 50 metros en
los más anchos; sería el más grande de la historia.
Esta
situación se ha denunciado varias veces en los últimos 30 años, las
instituciones y los funcionarios se tiran la pelota, pero hasta ahora no se ha
movido ni un gramo de esas materias tóxicas.
Al
producirse el deslizamiento a causa de lluvias o de un fuerte sismo, explica el
especialista, se produciría allí un embalse
que luego desfogaría y bajaría por todo el valle destruyendo 200 metros en
ambas riberas, incluso La Atarjea, dejando a
Lima sin agua potable por tiempo indefinido. ¿Se espera primero la tragedia
para actuar después?
LO
QUE PODRÍA PASAR
Una
avalancha como nunca se ha visto en el Perú se deslizaría sobre Lima desde Tamboraque, un punto en el río Rímac, a 93 kilómetros
al este de la capital, causando una mortandad inimaginable. Pero además de la
cifra altísima de muertos, quedaría Lima sin agua potable.
Por
lo pronto, ya en la situación actual los relaves de Tamboraque están
contaminando las aguas del río Rímac, cosa que todavía no se percibe precisamente por la
ocurrencia de huaicos e inundaciones que atraen la atención mediática. Pero las
filtraciones de los relaves ya están en las aguas que bajan por el lecho del
Río Hablador.
Narrando una
pesadilla, el ingeniero Óscar Cáceres López, asesor del Comité Nacional de
Salud Ambiental del Consejo Nacional de Salud, alertó a los concurrentes a una
mesa redonda que organizó recientemente la congresista
Marisa Glave, Su relato de un desastre no deseado para Lima, es el
siguiente:
Si se
produjera un sismo de grado siete en Lima o una intensa
y reiterada lluvia, se vendrían abajo la cuarta
parte de los edificios de la ciudad. En los minutos siguientes, mientras
los asustados pobladores estuvieran tratando de reponerse y rescatar los
cuerpos de sus muertos y sus heridos, la continuación de la tragedia se estaría
gestando en las alturas.
LA
AMENAZA
En
Tamboraque, el sismo habría producido el desplazamiento de voluminosos relaves
mineros que están aparentemente cuajados sobre las faldas arcillosas de un cerro que también resbalaría hacia el
río. De esa manera se formaría un gigantesco embalse.
Con la
confusión de esas horas, las autoridades del gobierno central no tendrían
conocimiento del embalse. Y aun sabiéndolo, tendrían que repartir su atención,
entre las crecientes necesidades de salud, defensa civil y de ayuda
humanitaria. Seis horas después, como el río seguiría corriendo desde las
alturas hasta Tamboraque, el agua se
acumularía hasta el borde mismo de la presa natural..
De pronto,
como si se rajara la tierra, la pared oeste del embalse que mira a Lima, se
abriría vertiendo en el lecho del río más de 400
millones de metros cúbicos de aguas y lodos tóxicos, un volumen mucho
mayor que el del reservorio de Tinajones, que pugnaría por ir río abajo, hacia
el mar.
HORRENDA
DEVASTACIÓN
En su camino
destructor, la gigantesca avalancha alcanzaría más de
100 metros de altura en los sectores más estrechos del valle, y unos 50 metros
de altura en los más anchos, sepultando hidroeléctricas, incluso la
planta de tratamiento de agua de La Atarjea,
colegios, hospitales, mercados y muchas viviendas.
El desastre
no terminaría con el avance de la avalancha: desaparecería el suministro de
agua a través de La Atarjea causando ausencia de agua potable en un área mucho
mayor que la dañada directamente por la avalancha.
Una segunda opción sería que los relaves de Tamboraque caigan
sobre el río sin que ocurra un sismo. En todo caso, la gravedad siempre
dependerá en mucho de la hora en que ocurran los acontecimientos.
LA
SOLUCIÓN DE FONDO
INVERTIR
O MORIR
Para el
ingeniero Óscar áceres, una solución razonable que evitaría incluso el peligro
de mover los relaves y provocar deslizamientos, sería intervenir el río antes
de la zona de los relaves y mediante entubamientos desviar su curso para
retomarlo más adelante.
Esta
solución, señala, demandaría una inversión de 500 millones de dólares que
evitaría pérdidas incalculables. El monto en referencia debería incluirse dentro de los montos que se
piensa invertir, tanto en refaccionar, rehabilitar y
completar las redes públicas de vialidad,
eléctrica, de salud, educación y otras, puesto que la finalidad última
de dichas inversiones es dar calidad de vida y seguridad a los peruanos,
incluyendo por supuesto a los moradores de Lima metropolitana.
En la
práctica, dijo Cáceres, puede decirse que esta opción es más razonable y
práctica que retirar los relaves, pero esta posibilidad choca con los intereses
y el poder económico de quienes durante décadas han logrado que no se haga allí
nada. Y ni siquiera pagan las sucesivas multas a las que se han hecho
acreedores.
Represa en
Tamboraque
Indolencia
ante el peligro
Tras
clausurar la reunión sobre el tema convocada por Marisa Glave y a la que
asistieron representantes de casi todas las instituciones que tienen que ver
con los relaves acumulados por décadas en Tamboraque, la congresista del
movimiento Nuevo Perú expresó su malestar. Como si se tratase de una reunión
más, cada institución convocada envió funcionarios de segundo o tercer nivel.
—¿Su
conclusión?
—Se
confirman nuestros temores por el abandono en que se encuentra Tamboraque. No
se trata solo de un punto en riesgo. Se trata de una zona donde los relaves
literalmente besan las orillas del río Rímac transmitiéndole sustancias
letales. Y es más, millones de toneladas se pueden venir sobre Lima en
cualquier momento.
—El
Ingeniero Óscar Cáceres hizo una descripción espeluznante de lo que podría
pasar. ¿Eso no les interesa a las autoridades?
—Esa es
nuestra lucha en estos momentos. No es posible que teniendo la amenaza en las
puertas de nuestras casas, nadie parezca impresionarse no obstante existir
altas posibilidades de que eso ocurra en cualquier momento.
—Usted ha visitado Tamboraque, ¿cuál es su impresión?
—Que el
Estado debe actuar cuanto antes. Lamentablemente, todo el mundo se lava las
manos. Todos creen que cumplen su tarea al acumular papeles, estudios, y
evaluaciones que las autoridades de paso muchas veces ni leen. El problema de
fondo es que no hay una gestión del territorio. Cada uno ve de manera
compartimentada su propio actuar y con eso cree que hizo su trabajo.
—¿Y
de las exposiciones de las instituciones?
—Hoy día OEFA nos ha dicho que sí ha visto una situación de
riesgo, en el cuarto relave más viejo de Tamboraque que es el de Triana, y que
ha tenido una acción preventiva pero nada más, porque tiene las manos atadas
por el paquetazo ambiental, la Ley 30230 hasta
ahora vigente. Por su lado, Osinergmin dice que como ya hay un plan de abandono
del año 97, ellos ya no pueden actuar sobre el lado de Triana sino solo por el
lado 1 y 2 y la ampliación sur. Pero no lo hacen, esperando que alguien se los
ordene. Y que por mientras están cumpliendo con hacer un seguimiento y
fiscalización a la empresa encargada de la remediación de la zona que desde el 2008 tiene casi 5 millones de soles en multas impagas,
por no cumplir sus compromisos de obras.
—¿Qué
dice la empresa?
—Ha venido a
decir aquí que retirar el relave puede poner en peligro el cerro y que por eso
no se deben tocar los relaves y deben seguir allí. Yo creo que ello no se puede
usar como pretexto para no hacer nada que aleje el peligro, y se les ha dicho
que retirar los relaves tiene que hacerse junto con asegurar el cerro. En el 2008 se descubrió que el cerro tiene una base arcillosa
y eso lo hace más peligroso. Yo me pregunto ¿cómo la
empresa consigue seguir sin hacer las obras, y que nadie le cobre las multas?
—¿Cuál
es el siguiente paso?
—Por ahora,
cada institución ha podido ver qué están haciendo los otros. Y también han
escuchado de boca de un experto qué es lo que puede ocurrir en todo el valle del Rímac hasta hacer crisis total en Lima. Haremos
todo lo que sea necesario para mover a las instituciones. No se trata de
alarmismo. Se trata de salvar a la capital de una hecatombe de la que es viable
salvarnos en estos momentos.
ALGO MÁS
El mayor
peligro si los relaves se vuelcan al río –ya sea por un sismo fuerte o por
lluvias intensas como las de estos días– sería la destrucción de las instalaciones de La Atarjea, o sea que no se podría producir
agua potable, y tampoco funcionarían los desagües. ¿Cuánto duraría esa
restricción? Esto sería estratégica y logísticamente más grave que un
terremoto.
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