Los
países árabes buscan un mensaje común frente a Trump sobre el futuro de Medio Oriente
(parece que se han dado cuenta que la agresión
de Israel contra el pueblo palestino al que roban y matan todos los días, es el pretexto de Irán para combatir a las monarquías
feudales árabes ) Irán hace ver todos los días a los pueblos sunies que sus
autoridades feudales apoyan al régimen Israelí.
La Liga Árabe advierte a EE UU de que
solo aceptará la solución de los dos Estados
JUAN
CARLOS SANZ
Jerusalén
29 MAR 2017 - 16:02 CEST
Jefes de Estado
asistentes a la cumbre de la Liga Árabe en Jordania. RAAD ADAYLEH AP
Los países
árabes se afanan en la búsqueda de un mensaje común que enviar al presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, sobre el futuro de
Oriente Próximo. Es prácticamente el único consenso alcanzado en la
cumbre de la Liga Árabe que se celebra este miércoles en un complejo turístico del mar Muerto en Jordania, en la orilla opuesta de la
Cisjordania ocupada por Israel desde hace casi medio siglo.
Dos
decenas de monarcas, presidentes y jefes de Gobierno no han sabido encontrar un punto
común ante las guerras de Siria, Yemen o Libia,
que dividen a la región. Pero coinciden al menos en declarar que solo aceptarán
la solución de los dos Estados para el conflicto irsaelo-palestino, y en que el
traslado de la Embajada norteamericana a Jerusalén arruinaría el proyecto de
Trump de apadrinar un “acuerdo definitivo” de paz.
En medio de
un gran despliegue de seguridad en Jordania, el rey
Abdalá II ha sido el encargado de recordar que no cabe un entendimiento regional árabe con Israel —al que
aspiran Trump y el primer ministro, Benjamín Netanyahu,
si no se pacta antes la creación de un Estado palestino. “Israel sigue expandiendo los asentamientos [en
territorio palestino ocupado] y destruye las expectativas de paz”,
advirtió en el discurso inaugural de la cumbre el monarca hachemí, citado por
la agencia de noticias estatal Petra.
Israel
pretende que los países árabes revisen el plan de paz que presentaron en 2002
para reconocer al Estado hebreo y entablar relaciones diplomáticas y
comerciales. La llamada iniciativa saudí supone el fin
de la ocupación israelí y el nacimiento de un Estado palestino dentro de las
fronteras anteriores a 1967, con capital en Jerusalén Este. Netanyahu
rechaza la propuesta y sostiene que las condiciones árabes deben ser
“actualizadas” después de 15 años.
Tras haber
quedado en segundo plano durante la primavera árabe, la
causa palestina vuelve a cobrar protagonismo.
La Casa
Blanca ha enviado a Jason Greenblatt, el mediador
presidencial para Oriente Próximo, a la cumbre del mar Muerto.
Este abogado
inmobiliario sin experiencia diplomática cuenta con la plena confianza de Trump, para cuyos negocios trabaja desde hace casi
20 años. El mandatario adelantó en febrero ante Netanyahu que aceptaría
cualquier fórmula pactada por las partes, aunque no fuera precisamente la de
los dos Estados. Greenblatt se reunió en la noche del martes con el presidente
de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, quien
ha declarado a la prensa jordana que no se va a presentar en la cumbre una
iniciativa de paz árabe distinta de la de 2002.
Tanto el
propio Abbas como el rey Abdalá II y el presidente
egipcio, Abdelfatá el Sisi, van a ser recibidos sucesivamente en
Washington durante el mes de abril por Trump, a quien entregarán
previsiblemente en mano el mensaje árabe sobre el plan de paz regional. Las
negociaciones entre israelíes y palestinos se encuentran suspendidas desde
abril de 2014, si bien el proceso de paz apenas ha avanzado desde la firma de
los Acuerdos de Oslo hace más de dos décadas.
Los analistas diplomáticos no esperan resultados sustanciales de
esta cumbre, en especial respecto a la guerra siria después de que el
presidente Bachar el Asad fuese excluido de las
sesiones de la Liga Árabe a finales de 2001. El cónclave jordano, sin
embargo, puede ser escenario del reencuentro entre
Egipto y Arabia Saudí –con visiones enfrentadas en los conflictos sirio y yemení– después de que Riad haya
reanudado desde el mes pasado el suministro de petróleo para reactivar la
maltrecha economía egipcia. Por su parte, Mohamed VI ha
cancelado en el último momento su viaje a Jordania. El rey de Marruecos,
que no asiste a una cumbre árabe desde 2005, recibió la semana pasada la visita
de Abdalá II para invitarle personalmente a acudir a la sesión del mar Muerto.
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