Wall Street apuesta decididamente por los
republicanos // Un gobierno de Donald Trump será muchísimo más interesante que uno demócrata para el
mundo en general y para este blog en
particular . por Paul Krugman , nobel de economía en 2008
Los
magnates de Wall Street toman partido
http://economia.elpais.com/economia/2015/10/16/actualidad/1445010235_575807.html
Un
presidente demócrata será menos permisivo con los grandes bancos que uno
republicano
PAUL
KRUGMAN
17
OCT 2015
Hillary
Clinton y Bernie Sanders
tuvieron una discusión sobre regulación financiera durante el debate del
martes, pero no sobre si convenía o no ajustarles las riendas a los bancos. La
discusión fue más bien sobre quién proponía un plan más estricto.
El contraste
con los republicanos como Jeb Bush o Marco Rubio,
que han prometido revocar incluso las pequeñas reformas financieras aprobadas
en 2010, no podría ser más marcado.
Por si sirve
de algo, los argumentos de Clinton
fueron mejores.
Sanders se ha centrado en la reimplantación
de la Ley Glass-Steagall, que separaba los bancos comerciales de los
tejemanejes financieros, más arriesgados.
Y la
revocación de Glass-Steagall fue, de hecho, un
error. Pero no fue lo que provocó la crisis financiera, que más bien se debió a
“bancos en la sombra” como Lehman Brothers, que no reciben depósitos pero
pueden, no obstante, causar estragos si quiebran. Clinton ha presentado un plan
para controlar los bancos en la sombra; de momento, Sanders no lo ha hecho.
Pero, ¿resulta creíble la promesa de Clinton de
aplicar mano dura al sector financiero? ¿O, cuando esté en la Casa Blanca,
volverá a las políticas liberalizadoras y blandas con el sector de la década de
1990?
Bueno, si
nos guiamos por la actitud de Wall Street y sus donaciones políticas, los
propios financieros creen que cualquier demócrata, incluida por supuesto la
propia Clinton, se tomaría en serio el control de los excesos de su sector.
Y esa es la razón por la que hacen
todo lo posible para que salga elegido un republicano.
Para
entender la política de la reforma y la regulación financieras, tenemos que
empezar por admitir que hubo una época en la que Wall
Street y los demócratas se llevaban bien. Robert
Rubin, de Goldman Sachs, se convirtió en la autoridad económica más
influyente del equipo de Bill Clinton; los grandes bancos accedían con gran
facilidad al mundo político; y el sector, en general, conseguía lo que quería,
incluida la revocación de Glass-Steagall.
Esta
relación amigable se reflejaba en las contribuciones a las campañas, de tal
forma que el sector bursátil repartía sus donaciones más o menos
equitativamente entre ambos partidos y los fondos de cobertura se inclinaban,
de hecho, por los demócratas.
Pero
luego llegó la crisis financiera de 2008, y todo cambió.
Muchos
liberales tienen la sensación de que el Gobierno de Obama fue demasiado
indulgente con el sector financiero después de la crisis. Al fin y al cabo, los
bancos sin control hicieron que la economía mordiese el polvo, al dejar a
millones de personas sin trabajo, sin casa o ambas cosas. Más aún, los propios
bancos fueron rescatados, lo que pudo suponer un coste muy elevado para los
contribuyentes (aunque, al final, el precio no fuese tan alto). Sin embargo, nadie fue a la cárcel, y los
grandes bancos no se segmentaron.
Nota del autor del blog : ¿porque tendrían que ir a la cárcel
los banqueros y dueños de corporaciones , si ellos son los dueños del país? los
militares jueces , políticos, legisladores e incluso el presidente son sus
empleados .
Sin embargo,
los financieros no se sentían agradecidos por haber salido tan bien parados. Al
contrario, los consumía y les sigue consumiendo la “rabia
contra Obama”.
Esto
refleja, en parte, su resquemor. Desde cualquier punto de vista normal, el
presidente Obama se ha mostrado de lo más comedido en sus críticas hacia Wall
Street. Pero la gran riqueza va acompañada de una gran mezquindad: se trata de hombres acostumbrados a una
deferencia servil, y algunos de ellos se toman como un insulto imperdonable
hasta los comentarios más suaves sobre su mal comportamiento.
Un
presidente demócrata será menos permisivo con los grandes bancos que uno
republicano
Además,
aunque la ley de regulación financiera Dodd-Frank,
aprobada en 2010, fue mucho más blanda de lo que muchos reformistas
deseaban, distaba mucho de ser ineficaz. La Oficina de Protección Financiera al
Consumidor ha resultado ser muy productiva y, aparentemente, las subvenciones a los “demasiado grandes
para quebrar” han desaparecido en su mayoría. Es decir, las grandes
instituciones financieras que probablemente serían rescatadas en una crisis
futura ya no parecen capaces de recaudar fondos de forma más barata que las
entidades pequeñas, quizás porque las instituciones “importantes para el
sistema” están ahora sujetas a normas adicionales, entre ellas el requisito de
aumentar sus reservas de capital.
Aunque esto
sea una buena noticia para los contribuyentes y la economía, a los financieros
les ofende profundamente cualquier limitación de su capacidad para jugarse el
dinero de la gente, y votan a golpe de talonario. Los
magnates de las finanzas ocupan un lugar destacado en el reducidísimo grupo de
familias adineradas que domina la financiación de las campañas durante
este ciclo electoral (un grupo que respalda, en su inmensa mayoría, a los
republicanos).
Antes, los fondos de cobertura
dirigían la mayor parte de sus aportaciones a los demócratas, pero desde 2010,
se han pasado casi todos al Partido Republicano.
Como he
dicho, esta asimetría de las donaciones es un indicio de que la gente de Wall Street se toma en serio las promesas demócratas
de reprimir enérgicamente los excesos de los banqueros.
Y también significa que un demócrata
victorioso no le debería mucho al sector financiero.
Si gana un demócrata, ¿importa mucho
cuál de ellos sea? Seguramente no. Lo más probable es que cualquiera de ellos mantenga las
reformas financieras de 2010 y trate de endurecerlas en la medida de lo
posible. Pero las nuevas reformas de gran calado quedarán bloqueadas a menos
que los demócratas retomen el control de ambas
cámaras del Congreso, lo que es improbable que suceda en un futuro próximo.
En otras
palabras, aunque haya algunas diferencias
en cuanto a política financiera entre Clinton y Sanders, en la práctica son
insignificantes, comparadas con la distancia
abismal que los separa de los republicanos.
Paul
Krugman es premio Nobel de Economía de 2008.
© The New York
Times Company, 2015.
Traducción
de News Clips.
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