Canadá:
EEUU pierde a un aliado contra el Estado Islámico, Trudeau combatirá el calentamiento
climático, establecerá relaciones diplomáticas con Irán, mejorara sus
relaciones con Rusia ,flexibilidad monetaria , menos austeridad, probablemente
se retirara del TPP (en Perú se comenta que Trudeau es como el Kenneddy de Canadá )
Nota del autor del blog:
El conservador Harper mas parecía que
gobernaba a favor de Norteamérica, .
Canadá voto contra el conservador Harper, aliado
de los republicanos norteamericanos, y el carismático Trudeau retira a laso
El
nuevo Trudeau impulsa el cambio en Canadá
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/20/america/1445370249_628024.html
El futuro
primer ministro reclama los valores canadienses tras la década conservadora de
Harper
Trudeau pone
fin a una década conservadora en Canadá
MARC
BASSETS
Montreal
(ENVIADO ESPECIAL)
20 OCT 2015 - 23:17 CEST
Justin
Trudeau posa con una seguidora en Ottawa. / SEAN KILPATRICK (AP)
La
victoria arrolladora del liberal Justin Trudeau en las elecciones canadienses del lunes otorgará al
nuevo primer ministro un mandato para rectificar las políticas de su antecesor
en el cargo, el conservador Stephen Harper. El cambio
que abandera el quebequés Trudeau, hijo del mitificado primer ministro Pierre Elliott Trudeau, propicia un regreso al Canadá
de siempre, el del consenso en el interior y el multilateralismo en el
exterior. La década de revolución conservadora de Harper ha transformado el
país, pero algunas tendencias, como el desplazamiento del poder hacia el Oeste,
son irreversibles.
Las
elecciones se plantearon como un referéndum: Harper, sí o no. En esa línea,
había dos alternativas: cambiar tras una década de gobierno conservador, o
evitar los experimentos. Durante la campaña, Harper, de
56 años, retrató a Trudeau, de 43, como un político inexperto y liviano.
Ganó el no y
ganó el cambio (“Los canadienses han elegido el cambio. El cambio verdadero”,
dijo Trudeau en el hotel de Montreal donde los liberales celebraron la
victoria), y la lista de prioridades es larga. Destaca una, la que centró su
discurso de campaña, una campaña milagrosa, la más larga en el Canadá moderno, 78 días, en la que Trudeau empezó tercero en los sondeos y
acabó, no sólo ganando, sino con mayoría absoluta en el Parlamento de la
capital, Ottawa.
La prioridad es subir los impuestos a
los más ricos y bajarlos a la clase media.
El
de Trudeau es un discurso contra las desigualdades y contra la austeridad. Quiere aprobar presupuestos con
déficit para invertir en infraestructuras y en servicios sociales. No es
revolucionario, pero rompe con la doctrina conservadora —Estado mínimo, rebajas
de impuestos, desconfianza hacia lo público— que Harper inyectó en la política
canadiense.
Más cambios.
Trudeau ha planteado retirar a Canadá de la misión aérea contra el Estado Islámico
(ISIS en sus siglas en inglés). Quiere restablecer relaciones
diplomáticas con Irán e implicarse a fondo en la lucha contra el cambio climático, que Harper veía con
escepticismo. Sus asesores hablan de una diplomacia proactiva, sin los acentos
neoconservadores de Harper en las intervenciones militares, las relaciones con Rusia e Israel e incluso con EE
UU.
La falta de
sintonía con el presidente Barack Obama alineaba a Harper con el Partido
Republicano. En la derecha estadounidense,
exasperada ante la supuesta falta de nervio de Obama, Harper
es un ídolo, un líder con la claridad moral que aparentemente le falta a
su presidente. Una de las acusaciones lanzadas en
Canadá contra Harper fue la de ser demasiado estadounidense: por su
arraigo en el Oeste —una región culturalmente más cercana, en algunos aspectos,
al Oeste de EE UU que al núcleo histórico de Canadá, en la cuenca del río San
Lorenzo— y por su conservadurismo, alejado de la moderación del partido
tradicional de la derecha, el Partido Progresista Conservador, cuyo nombre era
una declaración de principios.
A Harper se le acusaba de haber
importado de EE UU los métodos políticos que llevaban a la demonización del rival, a la manipulación emocional de los votantes y a la polarización de la
vida pública.
Trudeau promete romper con esto, y en el
discurso de la victoria retomó algunos estribillos de la campaña: que un
conservador no es un enemigo, sino un vecino; que la política es un trabajo
honorable; y que no hay lugar para la destrucción personal del contrario.
Un cínico
dirá que se trata de las palabras habituales del recién llegado al poder
—oficialmente, y hasta que no jure el cargo, Trudeau es primer ministro
designado— y que los liberales canadienses son
especialistas en el transformismo ideológico, en moverse de la izquierda
al centro, o a la derecha incluso, sin despeinarse. O puede recordar que
precisamente el padre de Trudeau —primer ministro entre 1968 y 1984, con una
breve interrupción— fue el gran polarizador de la política canadiense.
Justin
recupera el legado de su padre en tanto que líder del Partido Liberal, defensor
de la unidad canadiense y los valores del federalismo y el multiculturalismo.
Pero, como dijo en la noche electoral Stephen Clarkston, biógrafo de Pierre
Elliott Trudeau, su hijo, como político, se parece bien poco. Pierre era un
intelectual con ideas claras, inflexible, por ejemplo, en su oposición feroz a
los soberanistas de Quebec —como solo un quebequés podía serlo— pero también
implacable en la defensa del bilingüismo oficial en todo el territorio
canadiense. Justin es menos rígido ideológicamente, menos agresivo, menos
carismático también, más proclive a escuchar que a imponer.
El
país idealizado
Hay en
Trudeau una voluntad, quizá ingenua, de regresar al idealizado Canadá de
siempre, el del diálogo y el Estado del bienestar, la Norteamérica más
igualitaria y menos violenta, la burbuja de bienestar, el del respeto casi
sagrado a los usos y costumbres de los inmigrantes, un país que a veces peca de
superioridad moral. Este país no despareció con Harper. Pero él introdujo
matices en la canadeidad —lo que significa ser canadiense— y una parte del país
lo vio como una agresión.
Por el
propio carácter de Canadá, y de Trudeau, es probable que el cambio sea suave. Y
no todo el legado de Harper es descartable. John Ibbitson, biógrafo de Harper y
teórico de la transformación de Canadá en esta década, escribe en el diario Globe and Mail
que hoy Canadá es una nación más orientada al Pacífico.
Cita tres causas: la inmigración de esos países, los acuerdos comerciales en la
región y la mayor implicación del Oeste en el gobierno federal. En todo esto,
no hay marcha atrás.
El
hartazgo con Harper fue clave para la victoria
Las
elecciones del lunes en Canadá eran legislativas. Se decidían los 338 escaños
de la Cámara de los Comunes, uno por circunscripción. El Partido Liberal, de
centroizquierda, obtuvo una mayoría absoluta con 184.
El Partido Conservador, 99. Los socialdemócratas
del NDP, 44. Los soberanistas francófonos del Bloque Quebequés, 10. Y Los
Verdes, uno.
La victoria
del liberal Justin Trudeau fue una sorpresa. Se explica por el hartazgo con el
primer ministro conservador Stephen Harper, en el poder desde 2006. No es
insólito que tras un periodo similar los votantes quieran un cambio.
Al hartazgo
se suma una animosidad hacia Harper. Harper no era ni quiso ser nunca un líder
simpático. Entiende la política como una batalla de ideas, y sus ideas no
coinciden con las de la mayoría de canadienses. Muchos votantes no votaron a
favor de Trudeau, sino que vieron en Trudeau, más que en Tom Mulcair, candidato
del NDP, un voto útil para derrotar al primer ministro.
El estilo de
Trudeau —amable, humilde, conciliador y hostil a la descalificación— y su
estrategia electoral —muchos kilómetros y muchas conversaciones con canadienses
de a pie— le ayudaron.
Harper buscó
el cuerpo a cuerpo. En sus mítines se oían pocas propuestas y muchas
descalificaciones. Se metió en un asunto delicado en el Canadá multicultural
cuando criticó el uso del velo que cubre el rostro de algunas mujeres
musulmanas durante una ceremonia de jura de la ciudadanía. Y se dejó
fotografiar con Rob Ford, el exalcalde de Toronto, conservador como Harper y
famoso por las imágenes que le muestran fumando crack.
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