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domingo, 7 de junio de 2020

El New York Times sufrió un récord de cancelaciones de suscriptores tras la publicación de una columna crítica con las protestas raciales

El New York Times sufrió un récord de cancelaciones de suscriptores tras la publicación de una columna crítica con las protestas raciales

El artículo no solo generó el descontento en varios de los afiliados al servicio del reconocido medio norteamericano, sino que además, provocó una rebelión entre los periodistas del propio periódico

Tom Cotton, senador republicano
Tom Cotton, senador republicano
El medio estadounidense The New York Times, ha sufrido el mayor número de cancelaciones de suscriptores en su historia, debido a la publicación de una columna de opinión del senador republicano por Arkansas, Tom Cottonquien apelaba a la intervención del ejército para sofocar las protestas contra el racismo tras la muerte de George Floyd, que se viven cada noche en las grandes ciudades de EEUU.
El artículo no solo generó el descontento en varios de los afiliados al servicio del reconocido medio norteamericano, sino que además, provocó una rebelión entre los periodistas del propio periódico.
Varios redactores del medio, fijaron posición contra la dirección editorial por permitir en sus páginas una opinión que “pone en peligro a los periodistas negros”. Decenas de empleados del New York Times expresaban su rechazo a través del chat interno del periódico, por la publicación de la polémica columna de Cotton, mientras las altas esferas llamaban a la calma y aseguraban que se estaba preparando un comunicado de James Bennett, jefe de opinión del diario.
“Como parte de nuestras indagaciones en estos temas, la sección de Opinión del Times, ha publicado argumentos poderosos que apoyan las protestas, abogan por un cambio fundamental y critican los abusos policiales”, publicó Bennett en su cuenta de Twitter, adjuntando links que llevaban a otros tres artículos que respaldan las protestas anti raciales.
Luego, jefe de opinión continuó: “La sección de Opinión del Times, debe mostrarles a nuestros lectores contraargumentos, particularmente aquellos hechos por personas en condiciones de ejercer la política”.
James Bennett, jefe de opinión del NYT
James Bennett, jefe de opinión del NYT
La respuesta avivó el debate entre los empleados a través del chat, quienes siguieron repudiando la publicación de la columna de Cotton, titulada “Send In the Troops”, o en castellano “Envíen a las tropas”.
“Esta semana, los manifestantes han sumido a muchas ciudades estadounidenses en la anarquía , recordando la violencia generalizada de la década de 1960”, con esa frase empieza el artículo con el que el republicano arremetió fuertemente contra las personas que han protestado en Estados Unidos. Más tarde, el senador compartió el enlace a la nota a través de sus redes sociales, con el mensaje: “La nación debe restablecer el orden. El ejército está listo”.
Algunas élites han excusado esta orgía de violencia en el espíritu de la elegancia radical, calificándola de una respuesta comprensible a la muerte injusta de George Floyd. Esas excusas se basan en una repugnante equivalencia moral de alborotadores y saqueadores a manifestantes pacíficos y respetuosos de la ley. Una mayoría que busca protestar pacíficamente no debe confundirse con bandas de delincuentes”, expresó Cotton en su columna.
Además agregó: “Estos alborotadores, si no se someten, no solo destruirán los medios de vida de los ciudadanos respetuosos de la ley, sino que también llevarán vidas más inocentes. Muchas comunidades pobres que aún tienen cicatrices de los trastornos anteriores se retrasarán aún más”. Y continuó, “la Ley de Insurrección autoriza al presidente a emplear a los militares ´o cualquier otro medio´ en 'casos de insurrección u obstrucción a las leyes´. Esta venerable ley, casi tan antigua como nuestra propia república, no equivale a ´ley marcial´ o al fin de la democracia, como algunos críticos eufóricos, ignorantes tanto de la ley como de nuestra historia, han sugerido cómicamente. De hecho, el gobierno federal tiene el deber constitucional de los estados de ´proteger a cada uno de ellos de la violencia doméstica´”.
Después de la publicación, la columna se viralizó rápidamente a través de las redes sociales y Bennet salió al paso para decir que “la junta editorial del Times ha defendido con fuerza las protestas como patrióticas y criticó el uso de la fuerza, diciendo hoy que la policía a menudo ha respondido con más violencia contra manifestantes, periodistas y transeúntes. También nos hemos cruzado durante años contra las crueldades sistémicas subyacentes que llevaron a estas protestas”.
Tom Cotton, senador republicano
Tom Cotton, senador republicano
Sin embargo, varios de los periodistas del Times continuaron trasladando su descontento a la calle a través de sus redes sociales. “Publicar esto pone en en peligro a los redactores, editores y otros empleados del New York Times en peligro”, dijo la columnista afroamericana Roxanne Gay.
El ex jefe de Opinión del New York Times, Sewell Chan, se sumó a las críticas para decir que “la decisión de publicar a Tom Cotton pidiendo el despliegue del ejército para calmar los disturbios excede la buena práctica periodística”.
El editor Arthur G. Sulzberger aseguró comprender el motivo por el que algunos periodistas sentían que el trabajo del medio había sido “eclipsado por la decepción y el dolor” por el artículo de opinión de Cotton.
“Está claro que muchos creen que esta pieza quedó fuera del ámbito de lo aceptable, representando comentarios peligrosos en un momento explosivo que no debería haber encontrado un lugar en el Times, incluso como un contrapunto a nuestra propia visión institucional”, dijo el editor.
Portada del New York Times
Portada del New York Times
“Ya he escuchado a muchos de ustedes y escucharé a otros más en los próximos días, comenzando con grupos más pequeños de nuestros colegas negros que están cubriendo esta historia y viviéndola al mismo tiempo”, agregó.
Además del descontento de los miembros del New York Times, otro de los peligros que atraviesa el prestigioso medio es la pérdida de uno de sus principales activos: sus suscriptores.
La revista digital norteamericana Slate, tuvo acceso al chat interno por el cual se comunican los empleados del New York Times, y ha podido corroborar cómo algunos de ellos comentaban con gran sombro que las cancelaciones se multiplicaban frenéticamente. “Cada vez que refresco crecen más y más rápido”, comentaba uno de ellos. “203 cancelaciones entre las cuatro y las cinco: la mayor cifra en una hora que hemos tenido nunca”, reveló otro de los trabajadores.

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