Aniversario sombrío: el Acuerdo Schengen cumple 35 años marcado por las dudas sobre su futuro
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La libre circulación de personas en la UE, aspecto clave de la integración europea, se encuentra suspendida de facto por la pandemia. El virus ha paralizado un acuerdo cuya oportunidad viene siendo cuestionada en los últimos años, cuando se hizo evidente la dificultad de conjugar las crisis migratorias y las políticas de seguridad con la libertad.
Su texto legal fue firmado el 14 de junio de 1985 en la ciudad luxemburguesa de Schengen por los líderes europeos del momento, cuya idea era esbozar un espacio común sin controles en sus fronteras interiores, pero no se hizo realidad hasta diez años después.
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El uso práctico del acuerdo supone que los europeos crucen las fronteras internas de la Unión unas 1.300 millones de veces cada año. En el plano logístico, hasta 60 millones de camiones las franquean, portando mercancías y bienes valorados en 2,8 billones de euros. Pero ya a finales de marzo, la Comisión Europea recibió una cascada de avisos de países que empezaron a instaurar controles debido a la pandemia de coronavirus. También de Suiza y Noruega, que no forman parte de la UE, pero sí del Acuerdo Schengen. El mercado interior quedó paralizado.
La necesidad o no de su reforma
La crisis migratoria desatada en Europa a partir de 2015, también llamada crisis de los refugiados, producto del abrupto incremento del número de personas que llegaban al espacio europeo por el mar Mediterráneo provenientes del continente africano y de países en conflicto de Asia Central y Oriente Próximo, suscitó en determinados ámbitos políticos, incluso a nivel del Eurogrupo, un debate en torno a la reforma del Acuerdo.
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"Yo no creo que los tiros ahora vayan a ir por ahí", explica a Sputnik el politólogo Jorge Verstrynge. "Macron cuando llegó al poder creyó que Merkel acabaría haciendo lo que él dice, lo cual para empezar es difícil porque el propio Macron suele desdecirse tres meses después. Sus propuestas se han ido al garete. Merkel es la que manda, aunque manda sobre una Europa que agoniza".
Este exprofesor de Ciencias Políticas alude así al requiebro del Gobierno alemán respecto de sus propias tesis con tal de salvar el futuro de la UE. "Sólo hay que ver la propuesta de ayuda a los países del sur para hacer frente a la pandemia; no es que de pronto Merkel se haya vuelto particularmente generosa, es que se encontró con la sentencia de la Corte de Karlsruhe, que significaba cargarse Europa", declara, señalando el fallo del Tribunal Constitucional de la RFA que cataloga el programa de compras del BCE como desproporcionado.
"Aquí la crisis de 2008 marca un antes y un después", explica por su parte Víctor Prieto, quien afirma que la constitucionalización del Acuerdo Schengen, emanada del Tratado de Amsterdam de 1997, ha sido cuestionada en los últimos años "por una especie de estado de alarma permanente a consecuencia de las crisis sucesivas que se han ido dando en el seno de la UE". En su opinión, estas crisis se concatenan de manera coherente, como las de la alerta contra el terrorismo yihadista y la suscitada por la crisis de los refugiados, "que es cuando se percibe de manera más nítida todos estos procesos".
Un texto que contempla su reforma
En realidad, el Código de fronteras Schengen prevé tal posibilidad si los Estados miembros decidieran restablecer los controles en sus fronteras de forma temporal y con carácter excepcional.
Perspectivas tras la pandemia
En tiempos de COVID-19, a la profunda crisis económica se añade la crisis estructural de la UE, por lo que un matiz deslucido parece recubrir el 35º aniversario del Acuerdo Schengen. "Todos los aniversarios de la UE tienen ya más pena que gloria, la UE no tiene ni norte ni poder", sentencia Verstrynge, quien apunta que "el poco poder que aún tiene lo detentan los alemanes" y el resto está en manos de EEUU.
"El Acuerdo está prácticamente agonizando. Hay que tener en cuenta que en un momento determinado quedó pulverizado por una decisión que no tiene parangón en la historia de la UE, cuando Merkel decidió permitir la entrada de 1,5 millones de inmigrantes sin pedir permiso a nadie", subraya.
"Esto es muy importante", prosigue en su explicación, "porque demuestra hasta qué punto la nación vuelve, aunque sea a veces con dirigentes que no tienen ni idea o con dirigentes que no perciben directamente el interés de la nación. Aquí Merkel ordenó y los demás callaron. Nadie protestó por esta decisión unilateral que, además, violaba el propio Acuerdo Schengen", dice, afirmando que Macron y Merkel ejecutan unas políticas que "rozan la impericia total".
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"La respuesta de la UE a la crisis sanitaria ha sido un caos", conviene el politólogo Víctor Prieto. "Solo ulteriormente se ha logrado organizar una especie de mutualización de la alerta sanitaria, pero que no ha llegado a ser tal". Prieto piensa que hay desmitificar el Acuerdo Schengen, "porque en realidad nunca ha llegado a ser lo que pretendía ser".
"Schengen se ha quedado como una declaración de intenciones. Flexible, pero expuesta a las coyunturas sociales, políticas y económicas que se han ido viviendo a lo largo de estos 35 años", afirma.
"Estamos ante el retorno de la nación y el Estado, e incluso de los imperios. Y también ante el retorno de la protección, la gente quiere que el Estado la proteja", recuerda Verstrynge. "Pero, ¿cómo puede asumir esto una ordoliberal como Merkel o un liberal a secas como Macron? No pueden. Así que, en cuanto puedan, volverán al liberalismo y librecambismo, a la libertad de circulación sin ningún tipo de limitación. ¿Qué el virus viene de China y no conoce fronteras? ¡Entonces qué he hecho yo tres meses confinado!", se queja.
¿Schengen como traba al futuro de la UE?
La actual suspensión del Acuerdo Schengen por fuerza mayor y los problemas que plantea su aplicación en relación a la protección de fronteras frente a la infiltración de grupos terroristas o a la llegada de inmigrantes en masa, podría suponer una traba más que comprometa la supervivencia del proyecto europeo. ¿Una chispa que podría hacer volar la UE?
"La UE no explotará sólo por esa chispa. El problema es que cada vez hay más", precisa Verstrynge. En su opinión la UE tiene garantizado su futuro a corto plazo, dado que "se ha prometido a una serie de países que van a cobrar". "Pero vamos a ver si lo que cobrarán lo van a tener que devolver y con qué cuantía".
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Schengen como motor de especialización de los países de la UE
El Acuerdo Schengen se enmarca dentro de un contexto amplio en el que los países de la UE operan dentro de un sistema de centro y periferias, cuyas relaciones protagonizan dos bloques diferenciados; los países del norte y los países del sur. "Pero este sistema ha ido agudizando las contradicciones internas de la propia UE", señala Víctor Prieto.
Este politólogo afirma que el paso del tiempo ha demostrado que al Acuerdo Schengen cabe relacionarlo "con una división nacional del trabajo dentro de la UE" antes que con unos principios normativos del proyecto comunitario único, como pudo ser la garantía de una convivencia pacífica después de la II Guerra Mundial.
"Ahí es donde tiene su coherencia el establecimiento de la libertad de movimientos, y vinculada no tanto a la circulación de personas como a la de capitales. En los últimos 30 años no podemos entender una cosa sin la otra. Hay que tener en cuenta que el Acuerdo Schengen es anterior al Tratado de Amsterdam y se sitúa como condición previa de la unión monetaria", afirma.
Las contradicciones a las que alude Prieto se han evidenciado con más fuerza aún si cabe a partir de la crisis económica global desatada en 2008. "Así que no se puede explicar la situación actual partiendo de la crisis sanitaria", razona. "El proceso es mucho más largo y la crisis sanitaria sólo ha agudizado muchos de los procesos que ya se estaban dando, pero no deja de ser una profundización", concluye.
El PP también pidió la suspensión del acuerdo Schengen
En España también ha habido voces que en algún momento han pedido la reforma o suspensión ad hoc del Acuerdo Schengen. Así sucedió en 2018, cuando el vicepresidente del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, exigió al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que suspendiera en España la aplicación del Acuerdo de Schengen.
¿Es Schengen expresión de una UE que no ofrece alternativas?
El modelo por el que se gobierna la Unión Europea y que rige en sus procesos de integración es de corte neoliberal cada vez más acusado y menos flexible. "El modelo ya no se basa en el consumo interno, sino que se fija como objetivo la competitividad de la producción de los países del norte", recuerda Prieto.
"Esta es la razón por la que la UE está ahora más expuesta en la actual situación de quiebra de los flujos de personas y mercancías", subraya.
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Es en materia de inmigración donde España, en tanto que uno de los puntos por donde las costuras del Acuerdo Schengen podrían romperse, tal vez aportara una visión propia sobre una ulterior reforma. Pero en opinión del politólogo Jorge Verstrynge, es poco probable que suceda con el actual Gobierno. "Ni PSOE ni Unidas Podemos van a entrar en ese tema", afirma. "Si tocar el acuerdo Schengen significara una regulación de la inmigración mayor de la que hay ahora, van a decir que ni hablar", concluye.
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