¿PUEDE
SER BANGLADESH EL PRÓXIMO FOCO YIHADISTA?
http://www.revista5w.com/when/puede-ser-bangladesh-el-proximo-foco-yihadista
El futuro del terrorismo en un
olvidado país asiático de 160 millones de habitantes
13
de mayo de 2015
Dacca
no es París. Este año dos blogueros ateos han sido asesinados a
machetazos en la capital de Bangladesh y otro más en el norte del país por censurar el radicalismo islámico,
pero las redes sociales no se han incendiado con mensajes a favor de la libertad
de expresión ni se han creado hashtags de apoyo a las víctimas.
¿Qué pasa en ese país olvidado del
Sur de Asia con 160 millones de habitantes, además de tragedias textiles y
ciclones?
¿Puede
convertirse Bangladesh en el próximo foco yihadista?
¿Sacarán
partida las organizaciones terroristas de su inestabilidad política actual?
SÍ,
BANGLADESH PUEDE SER EL PRÓXIMO FOCO YIHADISTA
1) ESTADO
ISLÁMICO Y AL QAEDA SE ESTÁN MOVIENDO EN UN MOMENTO DE INESTABILIDAD EN EL PAÍS
La partida
de ajedrez entre Estado Islámico (EI) y Al Qaeda
es más compleja si cabe en la vasta región del Sur de Asia. Bangladesh no es
inmune.
En
septiembre de 2014, el líder de Al Qaeda, Ayman
al-Zawahiri, anunció en un mensaje de vídeo la creación de una rama de
la organización en el Subcontinente Indio con el objetivo de “levantar la bandera de la yihad” a lo largo del Sur de Asia.
Zawahiri mencionó Bangladesh y los territorios
con significativa población musulmana de su entorno como uno de los objetivos
de esta expansión.
También ha
habido contactos entre supuestos emisarios de EI y
las organizaciones extremistas vernáculas
Jamaatul
Muyaidín Bangladesh (JMB),
Harkat-ul-Yihad-al Islami (HuJI),
Hizb
ut-Tahrir (HT) y
la emergente Ansarullah Bangla Team.
“Bangladesh
ha sufrido el desafío del extremismo religioso durante muchos años. La irrupción de Estado Islámico y Al Qaeda en el Sur de Asia
hacen que el escenario se vuelva aún más complejo”, apunta Shafqat Munir, experto del Instituto de Bangladesh
para Estudios de Paz y Seguridad (BIPSS).
Según el
analista, EI ha intentando reclutar gente en Bangladesh y las organizaciones
locales se están reagrupando. EI ha ido ganando adeptos a velocidad de crucero
al calor de sus conquistas en Siria e Irak y ya ha dado muestras de presencia
en el Sur de Asia, especialmente en Afganistán y
Pakistán.
“No podemos analizar la
amenaza a Bangladesh sin estudiar las amenazas que se producen en el entorno”, subraya Munir. Otro experto en
yihadismo señala, bajo anonimato, que en el país se están formando “pequeñas
células separadas de los grupos tradicionales, cuyos nombres a menudo se
desconocen”, y recuerda que Bangladesh tiene “un valor estratégico”
para abordar acciones en la India.
Estos
movimientos llegan en un momento de inestabilidad en el país, con los dos principales partidos sumidos en una
tensa confrontación. Desde principios de año al menos 120 personas han
perdido la vida y cientos han resultado heridas en incidentes violentos
ocurridos en una campaña de protesta promovida por la oposición bangladesí.
“El
terrorismo y la violencia aumentan cuando hay un periodo de inestabilidad. La
inestabilidad crea un ambiente propicio para estos grupos”, mantiene el
analista Munir.
Cientos de
jóvenes se congregan en la Plaza de Shahbag de Dacca,
donde en 2013 se inició un movimiento de agitación social para exigir el ajusticiamiento de líderes islamistas.
Diciembre de 2012.Igor G. Barbero
2)
BANGLADESH ES UNA BOMBA DEMOGRÁFICA: SU POBLACIÓN ES JOVEN Y POBRE
Bangladesh
es uno de los países más densamente poblados del mundo, solo superado por
pequeños estados que tienen menos de cuatro millones de habitantes. El 90% de sus 160 millones de habitantes son musulmanes,
lo cual le convierte en el cuarto país del planeta con mayor número de
seguidores de esta fe.
En torno a la mitad de su población es menor
de 25 años, tiene un nivel socioeconómico bajo y hace
un uso intensivo de las redes sociales, una de las herramientas
fundamentales en la labor proselitista.
En torno a un tercio de la población
vive todavía bajo el umbral de la pobreza.
¿Y los que
están fuera? Hay más de 5,5 millones de bangladesíes
trabajando en Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Catar. Esta
diáspora se asienta en países con una visión rigorista del islam, donde podrían
ser captados a través de redes caritativas vinculadas a organizaciones
islamistas. “Algunas personas puede que regresen con ideas radicales, pero la
mayoría van allí a ganar dinero.
La radicalización en Bangladesh procede
fundamentalmente de las madrazas.
Sin embargo,
el escenario actual no es el de hace cinco años. Hoy hay mucha más
interconexión. Lo que está sucediendo en Siria, Irak y otros lugares puede
tener un impacto”, asegura Mustafizur Rehman, director ejecutivo del Centro de
Diálogo Político (CPD) de Bangladesh.
Más
influyente por su nivel socioeconómico es la diáspora bangladesí en países como
EEUU o el Reino Unido, y que podría ser seducida para lanzar ataques en
Occidente.
3) LA
BATALLA ENTRE ISLAMISTAS Y LAICOS ESTÁ FRAGMENTANDO EL PAÍS
La profunda
fractura entre islamistas y laicos que divide a la sociedad bangladesí se ha
puesto de manifiesto con el asesinato, en un intervalo de dos meses y medio, de
tres blogueros ateos, algo que ya había sucedido
en un pasado no muy lejano. El escritor estadounidense
de origen bangladesí Avijit Roy y el menos conocido Washiqur Rahman,
asiduo de bitácoras digitales, fueron asesinados a machetazos por radicales
islámicos en Dacca. En mayo esta modalidad de ataque también se trasladó a Sylhet, con la muerte en esta ciudad del norte del
país de otro bloguero crítico con el fundamentalismo islámico, Ananda Bijoy Das.
En abril,
varios ciudadanos habían abortado otro posible ataque al detener y entregar a
la Policía a dos individuos armados que se acercaban a Imran
H. Sarker, líder del movimiento secular Gonojagoron Moncho. “La
amenaza contra blogueros y librepensadores seculares está en aumento. Las
autoridades no están suficientemente preocupadas”, lamenta Sarker en
una entrevista.
Carroza de
cartón piedra. La mano naranja, que representa el secularismo, atrapa a un
agresor: el fundamentalismo islámico. 14-4-2015.Igor G. Barbero
Si los islamistas se ven fuera del
sistema, su reacción es imprevisible. El Gobierno de la actual primera
ministra, Sheij Hasina, comenzó en 2010 una purga de cabecillas islamistas que
crearon milicias de apoyo al Ejército paquistaní durante la guerra de la
independencia, en 1971.
Dos
tribunales especiales han dictado en el último lustro
casi una veintena de sentencias de muerte, cadena perpetua y otras penas contra
los hoy ancianos líderes del partido religioso Jamaat-e-Islami (JI), de
gran solera en el Sur de Asia y que ha sido excluido de participar en comicios
legislativos.
Dos
convictos han sido ya ejecutados (el último de ellos en abril), otros dos han
fallecido en prisión y en los próximos meses está previsto que se diriman
apelaciones ante el Tribunal Supremo. Las condenas y ejecuciones han desatado
violentas protestas islamistas, a menudo reprimidas con contundencia por las
fuerzas del orden bangladesíes.
Varios
analistas y una fuente diplomática piensan que un acoso político que lleve a JI
a la clandestinidad total podría convertirlo en un actor peligroso, pues su
capacidad de movilizar la calle en ciertas zonas del país es alta.
NO,
BANGLADESH NO SERÁ EL PRÓXIMO FOCO YIHADISTA
1) BANGLADESH TIENE UNA TRADICIÓN
ISLÁMICA MODERADA
Hasta ahora los bangladesíes se han
ganado a pulso el título de musulmanes moderados. La libertad de culto tiene arraigo
en la mayor parte del país. En la esencia de Bangladesh está grabado el respeto
a las minorías y la coexistencia religiosa y, aunque a lo largo de sus 44 años
de historia algunos gobiernos han intentado devolver un papel preponderante al
islam, la identidad nacional viene muy marcada por la cultura bengalí,
compartida con los hindúes. La fiesta más celebrada en el país es el Pohela
Boishakh, el Año Nuevo Bengalí, y no cualquier otra de sus citas del calendario
musulmán, como ocurre en la mayoría de países islámicos.
Fieles
musulmanes rezan en las afueras de Dacca. Aproximadamente el 90% de la
población de Bangladesh sigue la fe islámica. 13–12–2013.Igor G. Barbero
“Bangladesh
es un país mayoritariamente musulmán pero el islam es moderado. La religión es una
parte de nuestra identidad pero también somos culturalmente bengalíes. El
componente bengalí es transversal y va más allá del religioso”, subraya Rehman,
el responsable del Centro de Diálogo Político de Bangladesh. ¿Cuánto apoyo, al
fin y al cabo, tienen las opciones islamistas? En el
Parlamento nacional nunca han tenido cuotas superiores al 5 %. Su máximo
logro han sido 18 escaños en una institución que siempre ha contado con más de
300 diputados. JI ha sido no obstante con frecuencia partido bisagra para
llevar al poder a otras fuerzas políticas.
2) LOS ATENTADOS TERRORISTAS NO SON
FRECUENTES
El ruido
esporádico propio de atentados siempre genera atención, pero lo cierto es que
el número de incidentes de seguridad en Bangladesh relacionados con el
extremismo religioso es de los más bajos de la región y la tendencia histórica
es decreciente. “Bangladesh ha hecho grandes progresos en los últimos diez
años, ha descendido el número de ataques, muchos grupos se han debilitado”,
explica el analista de seguridad Munir.
3) NO HAY PELIGRO DE GUERRA SECTARIA
El
99% de los musulmanes bangladesíes son suníes, según el centro de investigación estadounidense PEW, lo que descarta una pugna sectaria, algo
que está sucediendo en muchos lugares de Oriente Medio e incluso en el Sur de
Asia, como es el caso de Pakistán, donde
hay importantes comunidades de seguidores de la minoría islámica chií.
Los grandes atentados terroristas
contra chiíes que ha protagonizado EI en Irak no son posibles en Bangladesh.
Imagen de
una calle en el barrio antiguo de la capital de Bangladesh en la que se aprecia
el complicado tráfico de Dacca. 12–12–2013.Igor G. Barbero
¿QUÉ PUEDE
DECANTAR LA BALANZA? LA ECONOMÍA
Bangladesh
es pobre, pero su economía genera empleo. Está en crisis casi perenne y se
encuentra ante grandes desafíos en cuanto a sus posibilidades de desarrollo,
pero sus indicadores sociales están progresando. Si Bangladesh logra
convertirse en un país de renta media, el yihadismo tendrá menos espacio para
maniobrar.
En sus
primeras décadas de existencia, Bangladesh fue visto como un basket case, un
país que siempre tendría que depender de fondos de financiación
internacionales. Con todas las carencias y desigualdades propias de un país en
vías de desarrollo, Bangladesh ha encontrado nichos económicos y sus
indicadores sociales y la situación de la mujer han experimentado notables
mejoras en los últimos años. “Ha habido mucho empoderamiento de la mujer
en los últimos años. Hemos reducido la tasa de fertilidad y la mortalidad
infantil”, argumenta Mustafizur Rehman, del Centro de Diálogo Político.
Según Rehman, el crédito no es solo para el gobierno sino para organizaciones
como la entidad concesionaria de microcréditos Grameen
Bank, fundada por el Nobel de la Paz Mohamed Yunus, o
la oenegé BRAC.
Inmediaciones
de la Universidad de Dacca, epicentro de la clase intelectual bangladeshí. Aquí
fue asesinado el escritor estadounidense Avijit Roy. 13-2-2015.Igor G. Barbero
Más allá de
las críticas asociadas a los siniestros y las condiciones de trabajo de los
empleados, la industria textil de Bangladesh, que viste a gran parte del planeta,
es un indudable motor para el país asiático y una de las causas por las que su
economía crece, con crisis y sin crisis, a un estable 6% desde hace una década.
El textil representó el 81 % de sus exportaciones, unos 24.500
millones de dólares en el curso fiscal 2013–14. La nación asiática es la
segunda potencia exportadora de ropa del mundo, solo por detrás de China. Los
patrones bangladesíes del textil pretenden doblar esta marca en seis años.
Varios expertos y fuentes diplomáticas creen que este sector económico podría
continuar siendo un músculo crucial durante al menos un par de décadas más y
convertir así a Bangladesh en un país de renta media.
Pero también
hay sombras. “Todavía quedan muchos desafíos. Necesitamos nuevas industrias. El sector principal sigue siendo el textil. Cada año
dos millones de personas se incorporan al mercado laboral.
La
agricultura representa el 20% del PIB y la mitad de la población trabaja en este
sector. Hay mucha gente que viene de zonas rurales a urbanas en
busca de trabajo. La disparidad de género se ha reducido, pero faltan
trabajadores cualificados. Tampoco tenemos muy desarrollado el sector
servicios”, razona Rehman.
Lo que está
en juego en Bangladesh es mucho más que la economía.
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