La
agricultura urbana como cultivar verduras en los techos de los edificios de las
ciudades y transformar viejas fábricas en granjas cubiertas en EEUU es en realidad una empresa de tecnología.
esta iluminado para que haya fotosintesis de noche.
La
promesa de la agricultura urbana choca con la realidad en EE.UU.
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Jenn
Frymark, de Gotham Greens, en un invernadero de la empresa instalado en una
azotea de Chicago. PHOTO: MARTHA IRVINE/ASSOCIATED PRESS
Por RUTH SIMON
jueves,
14 de abril de 2016
19:04 EDT
En una
muestra de creatividad, una serie de startups de
Estados Unidos ha surgido en los últimos años con la meta de cultivar verduras en los techos de los edificios de las
ciudades y transformar viejas fábricas en granjas cubiertas. No
obstante, su empeño por producir lechugas localmente se ha topado con la dura
realidad de los negocios.
BrightFarms
Inc. canceló el año
pasado la construcción de un invernadero en Washington, D.C., después de pasar
10 meses gestionando los correspondientes permisos. La empresa ya había archivado
el desarrollo de una granja bajo techo en Brooklyn, Nueva York. FarmedHere LLC, que opera una granja en una ex fábrica
de cajas en las afueras de Chicago, suspendió sus operaciones por seis meses el
año pasado para reformular su estrategia.
La construcción
de granjas en las azoteas de los edificios en las ciudades es “un esfuerzo
ingenuo” debido a los costos más altos y el tiempo adicional que se necesita
para conseguir los permisos, señala Paul Lightfoot, presidente ejecutivo de
BrightFarms.
La empresa,
que ha recaudado más de US$25 millones en capital
y US$15 millones en financiamiento de proyectos,
ahora se ha enfocado en la explotación de granjas invernadero fuera de los
centros urbanos.
“La escala crece muy
lentamente y se gasta el dinero de los inversionistas”, dice Lightfoot en alusión a los
proyectos en ciudades. El costo de una instalación en Washington, D.C., sería
un 20% mayor que el invernadero de US$8,5 millones que la empresa construyó en
el área suburbana de Virginia, indicó.
Las startups
con fines de lucro financiadas por capital de riesgo han tratado de transformar
la agricultura cultivando productos como lechugas y hierbas en las grandes
ciudades o cerca de ellas. La idea es que las granjas urbanas prometen una
provisión continua de verduras, con menos despilfarro y transporte más barato
que los productos de California o México.
Esto tiene
poco que ver con los jardines comunitarios ubicados en estacionamientos vacíos
que muchos asocian con la agricultura urbana. Gotham
Greens Farms LLC, que ha levantado unos US$30 millones, informa que
vende más de 20 millones de cabezas de
lechuga y verduras de hoja al año a restaurantes, empresas de servicios
alimentarios y cadenas de supermercados como Whole
Foods Market Inc. La empresa, fundada en 2009, opera cuatro
invernaderos, incluyendo uno en una fábrica en Queens, Nueva York, que antes
albergaba a Ideal Toy Co., un fabricante de osos de peluche y cubos de Rubik.
La
agricultura interior de alta tecnología puede demandar inversiones de millones de dólares y una combinación sofisticada de un profundo
conocimiento de cosechas, uso de fertilizantes, iluminación y sistemas de
sensores para monitorear condiciones como la temperatura y la humedad.
“Esta es, en esencia, una
empresa de tecnología”, dice David Rosenberg, presidente ejecutivo de AeroFarms LLC, una firma
de Newark, Nueva Jersey, que opera una granja comercial interior y una granja
para fines de investigación y desarrollo en un colegio de la zona.
AeroFarms dice que recaudó más de US$70
millones en financiamiento corporativo y de proyectos. La compañía no es
rentable, pero prevé que cada una de sus granjas tenga un flujo de caja
positivo en su primer año.
FarmedHere, que reanudó sus operaciones en
febrero, dejó de lado el modelo acuapónico que dependía de una granja de tilapias para generar el fertilizante necesario para
cultivar lechugas, albahaca y otros vegetales verdes. Ahora, la empresa, que ha
recaudado unos US$13 millones, usa fertilizantes orgánicos derivados de
plantas.
La acuaponía
suena como un concepto “muy elegante”, dice Nate Laurell, quien acaba de asumir
la presidencia ejecutiva. Sin embargo, “es mucho más sencillo usar nutrientes
orgánicos que administrar un cardumen y toda la biología y la química”
que acarrea. El cambio reducirá en 30% el costo total de los cultivos, estimó.
La mayoría
de las startups cultiva lechugas y hierbas de ciclos breves de crecimiento y de
buena adaptación a ambientes controlados. Edenworks,
una empresa de Brooklyn, asegura que puede producir múltiples variedades de
mini lechugas en su granja bajo techo en apenas 18 a 21
días, comparado con un ciclo de entre 28 a 35
días para las cultivadas en forma tradicional.
“Nuestra economía por
unidad es mejor que la de un agricultor que cultiva unas 400 hectáreas en
Salinas, California”, señala Jason Green, presidente ejecutivo de Edenworks, quien resalta que
un ciclo de desarrollo más corto y una operación durante los 12 meses del año
les permiten recoger su cosecha más a menudo que los competidores que operan en
granjas tradicionales. Igualmente, al estar ubicados más cerca de los
compradores, Edenworks disminuye los costos de transporte y almacenamiento,
asevera.
De todos modos,
no es fácil cuadrar las cifras. En una segunda granja interior que todavía no
ha construido, Edenworks contempla reducir los
costos laborales en más de 50% al automatizar actividades como plantación de
semillas, cosecha, lavado, secado, embalado y rotulado. “Los números no
calzarían de otra manera”, dice Green.
El sabor es
otro aspecto complicado. No hay un consenso en el sector sobre qué combinación
de iluminación, fertilizantes y métodos de cultivo produce los vegetales más
sabrosos al menor costo. Algunas startups operan invernaderos, mientras que
otras colocan bandejas de plantas una
encima de la otra en las llamadas granjas verticales que dependen de sistemas
de iluminación en vez del sol.
“Para los agricultores
hidropónicos es más difícil lograr el mismo sabor que los productos o hierbas
que provienen de las granjas tradicionales”, señaló Elly Truesdell, comprador de
Whole Foods, que adquiere frutas y verduras de varios proveedores de alta
tecnología. En la agricultura hidropónica, las plantas se alimentan de agua
rica en nutrientes. Truesdell afirmó que los clientes están dispuestos a pagar
más por productos cultivados localmente.
En Nueva
York, un paquete de cinco onzas (unos 2,2 kg) de lechuga de Gotham Greens
cuesta US$3,99, más o menos lo mismo que un paquete un poco más grande de
verduras verdes orgánicas de marca propia de California y US$1 más que una
cabeza de lechuga orgánica de una granja tradicional.
Viraj Puri,
el presidente ejecutivo de Gotham Greens, señaló
que la compañía tuvo que experimentar con decenas de variedades de col rizada,
o kale, antes de optar por una que creciera bien en invernadero sin adquirir un
sabor más amargo; también tuvo problemas para hallar una lechuga de hoja verde
que no adoptara un sabor demasiado fuerte justo antes de la cosecha. “Las
plantas no son un artefacto”, dijo Puri. “Hay muchas variables dependientes”.
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