El
despilfarro llevo a la quiebra de la segunda mayor petrolera de Colombia Pacific
Exploration & Production Corp.; que
fue fundada por directivos venezolanos expulsados por Hugo Chávez
La
caída en desgracia de la petrolera Pacific
http://lat.wsj.com/articles/SB11674580490993444606104582018290062764730?tesla=y
Rubiales fue
el campo más importante de Pacific. PHOTO: JOSE MIGUEL GOMEZ/REUTERS
Sara
Schaefer Muñoz y Anatoly Kurmanaev
miércoles,
20 de abril de 2016
14:40 EDT
BOGOTÁ,
Colombia—La petrolera
privada más grande de América Latina dijo que se acogerá a la protección
judicial por bancarrota luego de llegar a un acuerdo de reestructuración
tentativo que deja a los accionistas con centavos sobre cada dólar que poseían.
El pacto
podría coronar un giro aleccionador de eventos para Pacific Exploration &
Production Corp. (anteriormente Pacific Rubiales), que hasta hace poco estaba
ubicada a la vanguardia del auge petrolero de Sudamérica. Durante su cénit, a
comienzos de la década, su capitalización de mercado ascendía a US$8.000
millones, empleaba a 30.000 personas y tenía tanto efectivo que llevó al
cantante Marc Anthony a una fiesta corporativa.
Pacific se
ha convertido en una gran descalabro en medio de la depresión global de las
materias primas, algo que miembros antiguos y actuales de la junta directiva,
así como empleados, dicen fue exacerbado por una mala gestión, un gasto
descontrolado y malas decisiones de inversión.
“Pacific fue
una historia de éxito pero no tomó las decisiones correctas”, dijo Nathan Piper,
analista de RBC Capital Markets. “No tendría que estar en la situación en la
que se encuentra hoy”.
El vocero de
la empresa colombo canadiense, Tom Becker, dijo
que el equipo de gestión tomó decisiones con base en la mejor información
disponible en el momento.
La
reestructuración pactada el lunes con el fondo de cobertura canadiense The
Catalyst Capital Group Inc. inyectaría US$500 millones y recortaría US$5.000
millones de la deuda de la empresa, a costa de
prácticamente dejar sin nada a los accionistas. El acuerdo necesita ser
aprobado por dos tercios de los acreedores.
Fundada por
ejecutivos del sector petrolero y minero de Venezuela
que habían huido del gobierno socialista de Hugo
Chávez, la pequeña firma creció hasta llegar a ser la segunda mayor empresa de Colombia, después de la
petrolera de control estatal Ecopetrol SA.
También ayudó a convertir al país en el tercer productor de crudo del
continente.
En 2012, la
revista colombiana Dinero puso al equipo gerencial en la portada con el titular
“La magia de
Pacific”.
Los
ejecutivos de la petrolera, Serafino Iacono y Ronald
Pantin, llevaban una vida muy visible. Volaban en jets privados y
construyeron casas de campo de lujo. Pacific patrocinó la selección nacional de
fútbol y un campeonato de golf PGA anual. En 2013, el Congreso colombiano le
otorgó a Iacono la prestigiosa “Orden de la democracia en el grado de Gran
Caballero” por sus actividades empresariales.
El dinero
entraba y salía. La empresa realizó casi una decena de adquisiciones,
diversificándose en gas natural e infraestructura, entre ellas una
participación de 35% en el Oleoducto de los Llanos Orientales y una de 41,6% en
el nuevo puerto de la ciudad de Cartagena de US$600 millones, que la compañía
dijo la ayudaría a crecer y reducir costos de operaciones.
Pero
analistas y empleados dicen que la racha de compras de la empresa,
especialmente la adquisición en 2014 en efectivo de la exploradora
de crudo Petrominerales Ltd. por US$909 millones, acumuló una deuda
insostenible de US$5.000 millones.
“Teníamos un excedente
gigantesco justo cuando las cosas se pusieron mal”, dijo un ex ejecutivo, quien agregó
que los miembros de la junta obtuvieron más préstamos para pagar por
Petrominerales en lugar de pagar de forma más prudente con acciones.
Aun así, los
inversionistas estaban dispuestos a apostar por la empresa. El conglomerado
mexicano Grupo Industrial Alfa SAB elevó en 2014
una pequeña participación a 19% por US$1.000 millones.
Analistas
también dicen que Pacific sobreestimó las reservas, inflando la demanda por su
deuda y acciones mucho después de que el precio del crudo había caído y la
producción se había vuelto menos rentable.
Becker, el
vocero de Pacific, dijo que la empresa contrató analistas de reservas
independientes ajustándose a las leyes de valores.
La compañía
con la tarea de calcular las reservas de Pacific, la canadiense Petrotech Engineering Ltd., dijo en 2013 que Pacific
tenía más de 30 millones de barriles de reservas
comprobadas en su bloque CPE-6, en los Llanos Orientales de Colombia, incluso
mientras el dueño de la otra mitad del bloque, Talisman
Energy Inc., de Canadá, dijo que sus propios cálculos de reservas para CPE-6 daban cero.
En una
entrevista, el fundador de Petrotech, John Yu,
dijo que basó sus cálculos en varios factores permitidos bajo las leyes
canadienses, incluyendo un estimado del precio futuro del petróleo que era más
alto que lo que resultó en realidad.
Personas dentro
y fuera de la empresa dicen que los miembros de la junta de Pacific basaron su
presupuesto de 2015 en un barril de petróleo a US$80 cuando el mercado de
futuros ya estaba poniendo en la senda de descensos adicionales. Becker asegura
que a fines de 2014, la gerencia empezó a reducir inmediatamente costos y
presupuestos para reflejar la nueva realidad del precio del crudo.
A medida que
los problemas de Pacific se acumulaban a comienzos de 2015, un grupo de
inversionistas venezolanos jóvenes vio una oportunidad para quedarse con la
empresa a un precio barato y conseguir así un vehículo para expandirse en el
masivo sector de hidrocarburos de su país.
El grupo
acumuló una participación de 20% en la empresa por
US$290 millones. Esos inversionistas, representados en la firma O’Hara Administration Co., son liderados por el
contratista del sector eléctrico Alejandro Betancourt,
cuya empresa, Derwick Associates, ha sido investigada por las
autoridades estadounidenses por soborno.
Un portavoz
de Derwick indicó que la investigación fue suspendida después de que el
Departamento de Justicia de EE.UU. revisó sus cuentas bancarias. El
Departamento de Justicia declinó comentar sobre el estatus de la investigación.
Apenas días
después de que O’Hara elevara su participación, la
mexicana Alfa junto con su socio estadounidense Harbour Energy Ltd. ofrecieron
comprar Pacific por 6,50 dólares canadienses (US$5,1) por acción con la
idea de usar la empresa en las nuevas licitaciones petroleras de México.
Pacific también cotiza en Toronto. Pero los nuevos accionistas venezolanos
bloquearon la oferta, con la esperanza de quedarse ellos con el control de la
petrolera.
La oferta de Alfa por Pacífico era
“un milagro” en
medio de los bajos precios mundiales del petróleo, dijo Ian MacQueen, analista
de Paradigm Capital. “También fue [increíble] que la oferta fuera rechazada”.
Cuando el
acuerdo fracasó, las acciones de Pacific se desplomaron
45% más, a 2,85 dólares canadienses en la bolsa de valores de Toronto. A
medida que los precios del crudo siguieron hundiéndose, también lo hizo el de
sus acciones y el grupo O’Hara perdió 70% de su
inversión inicial.
Ahora,
O’Hara y el resto de los accionistas de Pacific podrían enfrentar una pérdida total si el acuerdo de reestructuración es
aprobado. La alta gerencia, sin embargo, podrá mantener hasta 10% de las
acciones de la empresa reestructurada bajo el plan de incentivo ofrecido por Catalyst.
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