La
guerra que ganan los kurdos : Los clarividentes líderes kurdos de Siria cuando ocurrieron
las revueltas contra Assad , vieron que las protestas degenerarían en una lucha
sectaria entre Chies y sunies y prefirieron mantenerse al margen y formar un Gran
Kurdistan en el futuro y no permanecer como los siervos de los alawitas o de los
sunies
La
guerra que ganan los kurdos
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/14/actualidad/1457956519_674106.html
La minoría marginada por el régimen
ha sacado provecho del caos de la guerra civil
ANDRÉS
MOURENZA
Estambul
14 MAR 2016 - 18:43 CET
Milicianos
de las YPG kurdas, en una posición en el frente de Hasaka, en julio de
2015. REUTERS
Antes de la
guerra, Idris Nassan era un modesto profesor de inglés en una anodina ciudad
kurda del norte de Siria. Militaba en un
partido político kurdo clandestino, pero ni en sus mejores sueños habría
podido imaginar que los kurdos, reprimidos y marginados por el Gobierno de
Bachar el Asad, podrían convertirse en un actor de tamaña importancia. “Nosotros,
que apostamos por la democracia y el laicismo, no luchamos por sustituir un
régimen dominado por los alauíes por otro dominado por los suníes, sino por
cambiar la mentalidad dominante. Y la comunidad internacional depende de
nosotros en la batalla contra el extremismo religioso y para llevar la
democracia a la región”, sostiene Nassan, ahora viceministro de
Exteriores del cantón de Kobane.
Las
organizaciones kurdas se unieron a la revuelta en sus primeros compases, con
protestas en Kobane, Amuda, Qamishlo y otras
localidades de la Siria septentrional. Su lista de agravios frente al régimen
de El Asad era muy superior incluso a la del resto de sirios: 300.000 kurdo-sirios estaban privados del derecho a la
ciudadanía, lo que era un obstáculo para cualquier gestión cotidiana, y
toda organización que reivindicase los derechos de los kurdos era reprimida con
dureza. El periodista Juan Akkash fue detenido
en 2006 por dirigir una publicación pro-kurda y liberado, tras cinco años de
cárcel y torturas, en junio de 2011, en un intento del Gobierno por aplacar las
protestas. “Antes, todos los partidos kurdos debían moverse en la clandestinidad
porque había mucha persecución. Sólo en 2009, el régimen detuvo a más de 3.000
personas vinculadas al PYD (Partido de la Unión Democrática)”, explica
Akkash por teléfono.
Los intentos
de incluir a las formaciones kurdas en el grueso de la oposición se fueron
tempranamente al traste, pues el Consejo Nacional
Sirio, dominado por
organizaciones árabes suníes, no estaba interesado en asumir las demandas de
autonomía de los kurdos.
“Cuando se hizo patente que
la revuelta se convertía en un enfrentamiento sectario entre suníes y chiíes
alauíes, abandonamos la oposición”, relata Nassan. “Además, la oposición ve al PYD con suspicacia porque lo
considera como un colaborador del régimen”, apunta Lina Khatib,
profesora de la Universidad de Londres.
En los
inicios de la guerra, la oposición se
sentía poderosa y respaldada internacionalmente, mientras
los kurdos estaban divididos en más de 30 facciones, por lo que carecían
de fuerza, algo que cambiaría con la retirada del
Ejército sirio de las zonas del norte de Siria para centrarse en
defender lugares más estratégicos. Esto
permitió que los kurdos se hiciesen con el control de estos territorios,
donde declararon sus cantones autónomos y organizaron una democracia de corte
asambleario aunque fuertemente controlada por el PYD,
nacionalista de ideología marxista.
La guerra que ganan los kurdos
El experto turco en Oriente Próximo
Oytun Orhan explica
que el PYD dedicó los primeros años de la revolución a reforzar su control en
las áreas kurdas gracias a las milicias YPG (Unidades
de Protección Popular), muchos de cuyos miembros habían sido entrenados
por el grupo armado kurdo-turco PKK. “Después de
eliminar por la fuerza a las otras
organizaciones kurdas rivales, el PYD pudo unificar al movimiento kurdo y
se convirtió en una fuerza importante definiendo su estrategia como una tercera
vía: ni con el régimen ni con la oposición”, sostiene Orhan: “Desde
entonces han seguido una política de alianzas muy pragmática, luchando junto a
la oposición en zonas como Afrin y Alepo, y
junto al régimen en otras como Hasaka o Qamishlo”.
Lo que
verdaderamente convirtió en un actor de talla internacional a los kurdos de
Siria fue precisamente la amenaza del Estado Islámico (ISIS), especialmente a
raíz de la heroica resistencia de los kurdos en el asedio de Kobane (septiembre 2014-enero 2015), de la que hombres
y mujeres combatiendo codo con codo lograron expulsar a las huestes yihadistas
. EE UU se fijó en ellos como una fuerza capaz
de derrotar al ISIS e incluso Rusia ha comenzado a
cortejar al PYD.
Gracias a la
cobertura aérea, los kurdos han arrebatado al ISIS importantes extensiones de
territorio y se han situado a sólo 35 kilómetros de
Raqa, la capital siria del califato. Sus victorias, han llevado a que
antiguas unidades que combatían en las filas de la oposición se unan a los
kurdos, forjando la coalición Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), en las que
están presentes grupos árabes, turcomanos y cristianos.
Sin embargo, Khatib considera improbable que los kurdos intenten tomar el
bastión del ISIS en Siria: “Los kurdos parecen poco interesados en
liberar zonas en las que no sean mayoría. Raqa es una ciudad árabe y no serían
bien recibidos, porque la oposición percibe a las SDF como un simple intento de
EE UU de dar una imagen más plural al frente kurdo”.
Más probable
es, según Orhan, que los kurdos progresen al oeste
del río Éufrates para tratar de unificar sus
posesiones del noreste de Siria con el cantón de Afrin
(noroeste) y obtener un “corredor kurdo” a lo largo de la frontera con
Turquía, un país que ve con horror la expansión kurda. “EE UU no está muy
contento con los avances kurdos en esta zona, porque en Afrin han arrebatado
terreno a grupos de la oposición a los que apoya y porque no quiere comprometer
su alianza con Ankara”, asegura el experto: “Pero Rusia, como modo de castigar a Turquía, sí
que podría apoyar a los kurdos en esta zona”.
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