Brillante oportunidad para que Al Qaeda + El Estado
Islámico limen asperezas y capturen la Península Arábiga (ya son dueños del sur de Yemen)
Nota del autor del blog: en época de
las cruzadas cuándo los árabes peleaban contra los cruzados , vino un tercer enemigo
a invadir toda Arabia y parte de Europa (eran
los descendientes de Gengis Kan ) entonces los árabes pidieron a los cristianos
que sean neutrales y los árabes derrotaron a los mongoles en el histórica
batalla de Ain Yalut que cambio el destino de la humanidad,. La Batalla de Ain Yalut fue
una de las más importantes en la historia del Islam y del mundo.
http://economiaytecnologiaentrujillo.blogspot.pe/2012/03/la-batalla-de-ain-yalut-fue-una-de-las.html
Cuento esto para que los huties habrán un
corredor a través de la cadena de montañas a las fuerzas de Al Qaeda y del
Estado islámico y lleguen hasta la Meca.
Arabia
Saudí busca salir de Yemen en medio de un gran vacío de poder
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/17/actualidad/1458236916_960243.html
La
intervención militar ha logrado frenar a
los rebeldes Huthi, pero ha permitido el avance de Al Qaeda
ÁNGELES
ESPINOSA
Dubái
20 MAR 2016 - 19:23
Combatientes
progubernamentales patrullan en la ciudad de Taiz, el pasado 13 de marzo. ANEES
MAHYOUB REUTERS
A punto de
cumplirse un año de la intervención militar liderada por Arabia Saudí en Yemen,
el relativo éxito de Riad en frenar a los rebeldes
Huthi y sus aliados se ve eclipsado por el avance de Al Qaeda y el Estado Islámico
en las regiones teóricamente liberadas.
La falta de proyecto común de las distintas facciones
anti-Huthi, apenas agrupadas por el dinero saudí, ha creado un vacío de
poder que amenaza la estabilidad de toda la península
Arábiga.
El reino y
sus socios de coalición están buscando una estrategia de salida para cerrar la
controvertida campaña en el país más pobre del mundo árabe. El martes, los
bombardeos causaran
119 muertos, la mayoría civiles,en un
mercado de la provincia de Hajja, al norte de Yemen.
Ban condenó con firmeza ese ataque, que calificó como “el más mortífero desde
el inicio del conflicto”.
Según el
alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid
Raad al Husein, los bombardeos de la coalición árabe “parecen haber
causado el doble” de muertes que el resto de las fuerzas en combate.
“Las capacidades
militares de los Huthi y de las fuerzas leales a[l expresidente Ali Abdalá]
Saleh se han reducido y sus pérdidas humanas son enormes; también se han
marginado los lazos iraníes”, afirma Mustapha Noman, exviceministro yemení de Exteriores
ahora en el exilio. La obsesión saudí con la influencia de Irán en Yemen fue
sin duda clave en la decisión de intervenir para restaurar en la presidencia al
escasamente popular Abdrabbo Mansur Hadi, a quien los rebeldes habían apartado
del poder.
“Ha habido
un relativo éxito en cuanto a frenar a los Huthi; en lo
militar están perdiendo terreno en Taiz y en el centro del país.
Pero ha
costado mucho más de lo que incluso los más entusiastas esperaban”, declara por
su parte Adam Baron, investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, en sus
siglas en inglés).
Este experto
en Yemen, donde vivió entre 2011 y 2014, subraya que
Saná, la capital, y la región entre esta y la frontera saudí, “aún siguen bajo
firme control de los Huthi”. Más preocupante le parece no obstante que
“el caos que se ha instalado en las zonas de donde les han echado”, como por
ejemplo en Adén,
cuya liberación se anunció hace seis meses y ahora hay una operación contra Al Qaeda en marcha. Lo mismo sucede con la
mayoría de las provincias del sur del país y la casi totalidad de la franja
costera.
“Han logrado echar a los Huthi, pero
no hay una fuerza del Estado que los sustituya. El mayor peligro para Yemen y para toda la península Arábiga
es el vacío de poder”, resume Baron convencido de que el país “está peor que hace
un año”.
Es una
opinión que confirman los datos. No solo la inseguridad se ha generalizado, los bombardeos y los combates han destruido centrales
eléctricas, fábricas, hospitales y escuelas, dejando a la población
extremadamente vulnerable. Según estimaciones del Ministerio
de Planificación yemení, el producto interior bruto (PIB) per cápita
(que ya era el más bajo del mundo árabe) cayó un 35 %
el año pasado hasta quedar en 320 dólares.
“Miren a Siria, miren a
Yemen. La idea de que hay un ganador en estos conflictos ha perdido cualquier
sentido. Todos están perdiendo y las mayores víctimas son las poblaciones
civiles”,
declaraba el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, durante una reciente
visita a Omán.
Según la
ONU, el conflicto de Yemen ha dejado por lo menos 6.200 muertos, la mitad de
ellos civiles, desde que la coalición liderada por Arabia
Saudí inició su intervención el 26 de marzo de 2015. Al menos 2,7
millones se han visto obligados a abandonar sus hogares y se encuentran
desplazados dentro de Yemen o en los países vecinos. Aun así, apenas llegan
refugiados hasta Europa, lo que también les ha restado visibilidad.
“La situación
geográfica es un obstáculo para que los yemeníes abandonen su país; las
fronteras más cercanas son la saudí o, a través del mar, África”, constata Noman.
El peligro
es evidente. Los rebeldes respondieron a los bombardeos aéreos de la coalición
con ataques en la frontera saudí que han causado cerca de
un centenar de muertos dentro del reino. Significativamente, una tregua
alcanzada a mediados de marzo a través de la mediación de líderes tribales en
la zona (y el paralelo intercambio de prisioneros) ha sido la primera señal de
que Riad está buscando la forma de poner
fin a una guerra que nunca pensó que fuera a prolongarse tanto.
“Es un buen signo;
supone un tremendo ejercicio de confianza por ambas partes, pero hace falta
avanzar en la vía política”,
señala Baron
convencido de que “todas las partes quieren acabar el conflicto”. En su
opinión, Estados Unidos y la UE han aumentado su
presión sobre Riad porque les preocupa el avance de Al Qaeda; los Huthi
y Saleh están al límite; la coalición teme los riesgos para la península, y los
yemeníes ven cómo su país se está cayendo a pedazos.
Todos los
observadores coinciden en la necesidad de una salida política. Pero tal como
constató hace unas semanas el mediador de la ONU, Ismail
Ould Cheikh Ahmed, las “profundas divisiones” entre las partes aún
impiden celebrar negociaciones de paz. No obstante, el embajador
saudí ante la ONU, Abdalá al Muallimi, ha confirmado el hasta ahora
rumor de que dos representantes de los rebeldes han participado en una reciente
tentativa en ese sentido dentro del reino.
“Desde mi
punto de vista, los Huthi tienen que comprometerse a no atacar la frontera
saudí para que el proceso pueda ir adelante. Entonces, debe convocarse una
conferencia de reconciliación nacional, al estilo del
Acuerdo de Taif que puso fin a la guerra civil libanesa [en 1989]”,
sugiere Noman. “Por supuesto, hay que corregir los errores que acompañaron a aquel,
como permitir que Hezbolá [el grupo chií libanés con el que ahora se compara a
los Huthi] mantuviera sus armas”, precisa.
De momento,
el portavoz de la coalición, el general Ahmed al Asiri,
ha declarado que las grandes operaciones militares se acercan a su fin, algo
que Arabia Saudí ya anunció sin resultados al mes de iniciar la intervención.
“Resulta más fácil
empezar una guerra que acabarla tal como estamos viendo”, concluye Baron tras constatar la
falta de entusiasmo del Gobierno yemení en el exilio hacia la posibilidad de
negociaciones y la ausencia de cooperación de las diferentes facciones
yemeníes.
………………………………………..
EMERGENCIA
HUMANITARIA
El 82% de
los 26,5 millones de yemeníes necesita ayuda humanitaria; 14,4 millones no logran cubrir sus necesidades alimenticias;
19,4 millones carecen agua potable y saneamiento (la mitad de ellos
debido a la guerra) y 14,1 millones no disponen de asistencia sanitaria, según
datos de la ONU.
Durante este
año de conflicto, cerca de 600 centros de salud han
cerrado debido a daños causados por los combates, la falta de material
médico básico o la insuficiencia de personal sanitario. Un tercio de ellos
facilitaban tratamiento para la malnutrición aguda, lo que ha dejado a
numerosos niños sin ese apoyo clave. El resto de las instalaciones médicas
operan muy por debajo de su capacidad por las mismas razones.
Además, 1,8 millones de escolares se han quedado sin colegio
desde que empezó la intervención militar en marzo del año pasado, lo que casi ha duplicado el número de niños sin escolarizar hasta
los 3,4 millones. A enero de este año, 1.170 escuelas estaban fuera de
uso por haber resultado destruidas, albergar a desplazados internos o estar
ocupadas por grupos armados.
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