Editorial
del diario El país pide la guerra santa con tropas dentro del Califato , pide la
activación de la cláusula de solidaridad prevista en el artículo 222 del
Tratado de la UE, (justo lo que desea EEUU poner el dinero y Europa ponga los muertos)
Europa,
unida contra el desafío terrorista
http://elpais.com/elpais/2016/03/22/opinion/1458671585_735549.html
El brutal
atentado yihadista de Bruselas exige una respuesta común de la UE
23
MAR 2016 - 00:00 CET
Despliegue
policial en Bruselas tras los atentados del 22 de marzo. CHRISTIAN HARTMANN
REUTERS
El
autodenominado Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) volvió ayer a
asestar un durísimo golpe en el mismo corazón de Europa. El doble atentado
yihadista perpetrado en Bruselas, que ha causado al menos 30 muertos y decenas
de heridos, no supone un atentado más
en una de las capitales europeas (como los de París, Londres o Madrid), sino un auténtico desafío a las instituciones de la Unión Europea y,
por lo tanto, a todos sus ciudadanos que pueden ser víctimas de la violencia en
cualquier momento.
Este reto
exige una respuesta común de todos los Estados miembros que incluya medidas de carácter político, militar, policial y de inteligencia.
Si el viejo continente quiere ganar la guerra al terrorismo yihadista debe
superar las actuaciones nacionales y poner en marcha un auténtico plan europeo
que haga frente al mayor desafío —junto al de la inmigración— que tiene por
delante. No hay que olvidar, además, que los refugiados que llegan a Europa
huyen de los mismos terroristas que atacan nuestras ciudades.
En noviembre
pasado, tras la matanza de París, el Gobierno francés renunció a solicitar la activación de la cláusula de solidaridad prevista en el
artículo 222 del Tratado de la UE, que hubiera implicado una respuesta
colectiva y coordinada por parte de la Unión. Por el contrario, prefirió actuar
en solitario, amparándose en el artículo 42, que situaba la respuesta en el
plano intergubernamental y fuera de las instituciones europeas.
Cuatro meses
después esa decisión se ha demostrado errónea, teniendo en cuenta que es
probable que los terroristas que actuaron en Bruselas formaron en parte de los
mismos comandos que asesinaron en París. Ni uno ni otro atentado buscaban
atacar a una ciudad o a un país, sino a un grupo de
Estados que han creado un modelo de civilización libre, próspero,
solidario y tolerante con todas las culturas.
No estamos
hablando de lobos solitarios ni de grupos marginales, sino de jóvenes europeos
radicalizados que odian ese modelo y están dispuestos a matar y morir en una
guerra sin cuartel. Son comandos bien organizados, con apoyos locales y
formación en la guerra en Siria o en algunos países de África.
La
inseguridad, la crisis de asilo y refugio y el auge populista pueden destruir
el espíritu europeo
Europa se
enfrenta a un desafío enorme y muy delicado, al que los Estados miembros no se
pueden enfrentar de forma individual. Es necesario abordarlo en común para
evitar que los errores claros en la inteligencia de determinados países
permitan nuevos atentados de este tipo.
La respuesta
exige, en primer lugar, un gran acuerdo político de las instituciones y de
todos los países para actuar de forma coordinada. Hace tiempo que la UE no
tiene fronteras internas (aunque en los últimos meses se hayan cerrado por la
crisis de los refugiados) y es imprescindible buscar respuestas europeas,
porque la inseguridad terrorista, combinada con la crisis de asilo y refugio —y
el auge de los populismos—, puede llevarse por delante el espíritu que hizo
grande a Europa.
El desafío
requiere también medidas comunes en el terreno militar,
policial y de inteligencia. Hay que actuar
militarmente contra el ISIS, cuando y como se pueda (y con el apoyo de
las otras potencias mundiales y de los países árabes afectados), y
policialmente contra los comandos que esperan su momento para matar. Pero,
sobre todo, hay que perfeccionar los sistemas de inteligencia y definir las
reglas del juego en la UE para investigar
a los miles de ciudadanos potencialmente peligrosos: sin violar el
principio de presunción de inocencia, pero sin pecar de inocentes y atarnos las
manos a la espalda cuando toda Europa se enfrenta a una amenaza clara y
rotunda.
Gracias al
proyecto europeo de integración, varias generaciones de ciudadanos no han
conocido la guerra. Pero sí han conocido y sufrido el terrorismo, y van a tener
que vivir bajo su terrible amenaza durante mucho tiempo. Es el signo de nuestra
era. No se trata de abrir un debate nominalista sobre si estamos en guerra o
no: lo importante es tener claro que ante un nuevo modelo de terrorismo,
salvaje y e indiscriminado, no son suficientes las viejas respuestas militares
ni policiales.
En España, la práctica totalidad de los partidos ha
sabido responder con unidad, dejando a un lado las luchas ideológicas o
preelectorales, en línea con los acuerdos contra el terrorismo yihadista
firmados en los últimos meses. Podemos está al
margen de ese gran pacto y debería darse cuenta de que de nada sirven los
mensajes de solidaridad cuando se mantiene como mero observador en una lucha en
la que hay que comprometerse.
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