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¿Es el dólar la solución a la hiperinflación en Venezuela?
Así lo cree el candidato Henri Falcón, que se asoma como el principal rival de Nicolás Maduro el 20 de mayo en unas elecciones presidenciales que buena parte de la oposición considera fraudulentas.
Francisco Rodríguez, un hombre de Wall Street convertido ahora en asesor económico de Falcón, es la persona detrás de la idea más concreta y controvertida de la campaña.
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Tras casi 20 años de chavismo, siempre crítico con el capitalismo de Estados Unidos, Rodríguez y Falcón proponen dejar a un lado el bolívar, la moneda que lleva el nombre del mayor prócer de la patria y libertador, Simón Bolívar, y sustituirlo por el dólar.
De esta manera, Venezuela podría ser el cuarto país de América Latina en adoptar la moneda estadounidense después de Panamá, El Salvador y Ecuador.
Rodríguez cree que el principal problema económico que enfrenta Venezuela es la hiperinflación, que hace que los precios crezcan sin control y que merme el poder adquisitivo de los venezolanos.
"Lo primero que hay que hacer es detener la hiperinflación", me dijo hace unas semanas al hablar sobre los diversos problemas de una economía en crisis.
Y para eso propone un plan que considera "creíble" y "exitoso": la dolarización.
"Es imposible que fracase"
"Tiene una virtud: es imposible que fracase como política de estabilización. La gente va a saber que no va a haber inflación. Eso la hace creíble", asegura.
El gobierno no tendría forma de recurrir al Banco Central para emitir moneda, una de las causas de la hiperinflación, según los economistas críticos con Maduro.
El proceso de dolarización sería voluntario. El ahora muy devaluado bolívar coexistiría con el dólar, posiblemente la moneda más creíble del mundo.
Rodríguez propone establecer un tipo de cambio cuatro veces inferior al del mercado paralelo, que es el que hace que el precio de muchos productos esté de facto dolarizado. Los salarios, en cambio, se mantienen en bolívares.
Esto hace que Venezuela presente ahora una brecha entre los que tienen dólares, capaces de sortear la crisis, y los que no, que son los que más sufren una moneda que pierde valor por minutos.
"Planteamos retirar los bolívares a cambio de dólares con un tercio de las reservas del Banco Central", me explicó Rodríguez, que ve así posible ir incrementando los salarios.
"Chicago boy"
Maduro, que asegura que la inflación en Venezuela es "inducida" y que hay una "guerra económica" contra el bolívar, está en contra de la propuesta.
Llama a Rodríguez "Chicago boy", en referencia a los economistas liberales formados en los años 70 en la Universidad de esa ciudad, y "hombre del Fondo Monetario Internacional".
El presidente socialista afirma que votar el 20 de mayo es elegir entre el bolívar y el dólar, pese a que él mismo propone también como solución la criptomoneda petro.
"Se están enfrentando dos polos, uno patriótico y un polo de entreguistas, traidores, apátridas que se atreven a proponer destruir y acabar con la moneda nacional", dijo recientemente, vinculando la candidatura de Falcón al "imperialismo" de Estados Unidos.
El caso de Ecuador
Venezuela ofrece similitudes con Ecuador, que en 2000 adoptó el dólar como moneda, medida que no revirtió después un gobierno de izquierdas y crítico con Estados Unidos como el de Rafael Correa, presidente de 2007 a 2017 y afín a Hugo Chávez y a Maduro.
"La situación en ambos casos es muy similar, pero el nivel de gravedad es peor en Venezuela", compara en diálogo con BBC Mundo el profesor Steve Hanke, experto monetario de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, y consejero del gobierno de Ecuador durante el proceso de cambio del sucre por el dólar.
Hanke es firme defensor de la dolarización, que define como "única solución garantizada para estabilizar Venezuela inmediatamente" y el primer paso de un largo camino para mejorar la situación económica.
Ecuador sufrió también a final de los años 90 un grave problema de subida descontrolada de precios y de devaluación de su moneda, aunque menor que el actual de Venezuela, que podría llegar a superar el 15.000% anual de inflación.
En enero de 2000 el entonces presidente de Ecuador, Jamil Mahuad, tomó la decisión de dolarizar. Doce días después fue depuesto, pero su sucesor siguió con la idea.
El proceso no estuvo exento de problemas. Cayeron los salarios, las pensiones y los ahorros, pero finalmente la economía de un país petrolero como Venezuela se recuperó: el Producto Interno Bruto (PIB) creció y la inflación cayó de manera rápida y radical.
"Es una historia muy exitosa", dice Hanke. "El comportamiento de Ecuador es uno de los mejores de América Latina", agrega el experto. Los altos precios del crudo y el envío de remesas ayudaron.
¿Y Bolivia y Perú?
El profesor Hanke afirma que otras soluciones para Venezuela "serían arriesgadas y probablemente fracasarían".
Pero las hay. Y lo demuestran los casos de Bolivia y Perú en los años 90. Sufrieron una fuerte y prolongada inflación, sopesaron la dolarización, pero tomaron otras medidas de ajuste más tradicionales que resultaron exitosas sin renunciar a su moneda.
"Tratar de vender la dolarización como único mecanismo capaz de parar la hiperinflación no es del todo correcto", asegura a BBC Mundo el economista venezolano Omar Zambrano.
"La experiencia de estabilización en América Latina es una excepción y se reduce al caso de Ecuador", agrega.
Zambrano afirma que Bolivia y Perú establecieron un tipo de cambio flotante y con bancos centrales fuertes e independientes revirtieron sus situaciones.
"Desde el punto de vista de estabilización de precios, crecimiento y reducción de la pobreza han sido más exitosos que Ecuador", compara.
El economista ve riesgos porque Venezuela es un país con una producción concentrada en una sola materia prima, el petróleo, cuyo mercado es muy volátil, por lo que el país queda expuesto a "choques externos".
"Con la dolarización pierdes capacidad de hacer depreciaciones y apreciaciones del tipo de cambio", explica.
La caída del precio del petróleo ha incidido en que Ecuador lleve varios años de estancamiento y no tenga ahora mecanismos para adaptarse. Mientras, Perú y Bolivia, igualmente dependientes de materias primas, han seguido creciendo.
"La dolarización es plausible, sí, pero tiene sus riesgos", insiste Zambrano, crítico con el gobierno de Maduro, pero también con la propuesta estrella de su principal rival el 20 de mayo.
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