Pfizer
quiso evadir impuestos en EEUU no de la forma de Panama papers, sino comprando
una compañía (Allergan ) a la que llamaría fusión y trasladando su matriz a Irlanda
para pagar menos impuestos, pero el gobierno federal de Barack Obama impidió el
negocio.. Aparte que ahora está prácticamente prohibido hacer estas cosas según
las nuevas normas regulatorias.
Sin
la fusión con Allergan, Pfizer apunta ahora a una división y a nuevos blancos
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AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGe
Por Jonathan D. Rockoff, Liz Hoffman y Richard Rubin
jueves, 7 de
abril de 2016 0:02 EDT
Pfizer
Inc. dejó de lado sus
planes de fusión con la irlandesa Allergan PLC
en el último revés en los esfuerzos que por años ha desplegado el gigante
farmacéutico estadounidense por superar lo que su presidente
ejecutivo, Ian Read, ha definido como una desventaja competitiva frente
a rivales extranjeros que pagan impuestos más bajos.
Ahora Pfizer
debe encontrar nuevos blancos de adquisición para aumentar sus ingresos y y
crecer, según una fuente cercana. En forma complementaria, Pfizer también puede reactivar su plan de dividir el
conglomerado en distintas empresas por segmentos de negocios, un plan
que había pospuesto cuando alcanzó un entendimiento con Allergan sobre una
posible combinación.
The Wall
Street Journal informó el martes que la junta directiva de Pfizer —que tiene
sede en Nueva York— había votado por poner
fin a la combinación y luego comunicó su decisión a Allergan, domiciliada en Dublín. La cancelación se produjo luego de
que el gobierno de Barack Obama apuntó sus baterías
contra una operación que habría
trasladado a Irlanda a la mayor farmacéutica de EE.UU. para reducir su carga fiscal.
El fracaso
del acuerdo con Allergan reactiva los planes de división que ejecutivos de la
farmacéutica estadounidense evaluaron durante años pero que habían pospuesto
por el temor de que esas nuevas empresas no resultaran suficientemente grandes
para preservar su independencia. El pacto con Allergan era visto como una forma
de apuntalar la presencia de Pfizer tanto en
medicamentos de alto precio y con gran potencial de crecimiento como en
el segmento de fármacos más antiguos, de bajo costo.
Pfizer
informó el miércoles que tomará una decisión acerca de cualquier posible
división antes de fin de 2016 y que tiene “la fortaleza y flexibilidad
financiera para buscar el desarrollo de negocios atractivos” y tomar medidas
que beneficien a sus accionistas.
Allergan
reconoció estar decepcionada de la cancelación del acuerdo con Pfizer, pero
subrayó que sus negocios siguen siendo sólidos. La firma irlandesa ofrecerá una
actualización de sus planes para simplificar sus operaciones el 10 de mayo,
cuando anuncie sus resultados del primer trimestre y tras completar la venta de
su división de genéricos a la israelí Teva Pharmaceutical Industries Ltd. por cerca de
US$40.500 millones en efectivo y acciones.
Se trata del
segundo intento fallido de Pfizer por adquirir una empresa no estadounidense con propósitos de relocalización fiscal.
La farmacéutica trató infructuosamente en 2014 de comprar la británica AstraZeneca PLC. Siguió explorando
alternativas de asociación, hasta que llegó a un entendimiento con Allergan.
Al
combinarse con Allergan y mudar su sede a Irlanda, Pfizer no sólo habría
reducido su tasa de impuestos, sino también hacer uso
de los miles de millones de dólares en ingresos que guarda fuera de Estados
Unidos para evitar pagar más impuestos.
La
combinación también tenía beneficios no tributarios para Pfizer, incluido el
acceso a la cartera de productos de alto crecimiento de Allergan, como el
tratamiento antiarrugas Botox, el tratamiento
para la sequedad de ojos Restasis, y el nuevo
medicamento para intestinos irritables Linzess.
La combinación también habría facilitado a Pfizer deshacerse de su portafolio
de medicinas más antiguas que siguen generando ingresos.
Los acuerdos
de inversión impositiva se han vuelto comunes entre las empresas
estadounidenses e incluso han sido un tema de debate en la campaña
presidencial, en la cual ciertos candidatos han atacado el desarraigo de las
compañías estadounidenses y la pérdida de ingresos fiscales que ello acarrea. Tanto postulantes republicanos como
demócratas han criticado la fusión entre Pfizer y Allergan.
Hasta ahora,
Washington no había podido hacer mucho para detener las inversiones
tributarias, pero eso cambió con la publicación el lunes de una tercera serie
de propuestos cambios regulatorios, esta vez con un
rigor que sorprendió al mundo de negocios.
Con un
énfasis especial en lo que el Departamento del Tesoro llama “inversionistas
tributarios seriales”, las nuevas regulaciones no tendrán en cuenta el valor de
las adquisiciones de los últimos tres años al determinar el componente de
capital extranjero en una compañía bajo el código tributario.
La medida
desbarató los cuidadosos cálculos que son cruciales en combinaciones como la de
Pfizer y Allergan. Para obtener los máximos beneficios, los accionistas de la
empresa que cambia su jurisdicción fiscal, en este caso Pfizer, deben poseer entre 50% y 60% de la entidad combinada.
Una relación
de entre 60% y 80% también sería aceptable, pero
reduciría los beneficios tributarios.
Por
encima de 80%, tales ventajas se perderían por completo.
Esto
significa que las empresas estadounidenses necesitan socios de inversión
impositiva que sean al menos un cuarto de su tamaño, e idealmente de dos
tercios.
Cuando se
selló el pacto con Allergan el año pasado, la capitalización de mercado de
Pfizer rondaba US$200.000 millones y la de Allergan US$120.000 millones. Con
esa proporción, los accionistas de Pfizer tendrían 56%
de la compañía combinada.
No obstante,
al excluir el valor de las adquisiciones de Allergan en los tres años previos,
las cifras no cierran: al descontar el valor de las empresas que acumuló la firma irlandesa (Warner Chilcott, Forest Laboratorios y
Actavis), el valor neto de Allergan para el
Departamento del Tesoro sería de unos US$30.000 millones. Allergan contribuiría con algo menos de 20% al valor
de la compañía combinada y sería una socia demasiado pequeña para Pfizer.
Descartada
la fusión con Allergan, una opción que le queda a Pfizer es volver a los planes
de desmantelamiento que tuvo por años en carpeta En 2014, Pfizer gastó US$150
millones para crear sistemas de contabilidad separados y registrar firmas con
diferentes personalidades jurídicas y prepararse en general para una posible
división. Gastó otros US$164 millones con el
mismo propósito en el primer semestre de 2015,
dijo en julio a The Wall Street Journal el director financiero de Pfizer, Frank
D’Amelio. La decisión sobre una separación, según el ejecutivo, tendría que
ejecutarse antes de fin de 2016, para añadir otros US$1.000 millones de costos
relacionados hacia comienzos de 2017.
Ahora que el
acuerdo con Allergan quedó de lado, el presidente ejecutivo de Pfizer está
reflotando el calendario original, con el compromiso de tener una respuesta
sobre la posible división para fin de 2016. Tras años de deliberación, una
decisión está tal vez, finalmente, a no más de ocho meses de distancia. Si se
mantiene en ese camino, comenzaría el proceso de
ruptura, que podría abarcar la mayor parte de
2017.
— Kevin Kingsbury contribuyó a este artículo.
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