Los tradicionales automóviles de combustión interna gradualmente pierden espacio en el mercado frente a los vehículos eléctricos. Una de las supuestas ventajas de estos últimos es que son mucho más económicos de mantener. Pero, ¿será verdad? El dueño de un Tesla lo puso a prueba.
Steve Sasman compró un Tesla Model S P85, usado, en 2014. El vehículo que ya había recorrido unas 35.000 millas —poco más de 56.000 kilómetros— le costó 79.000 dólares.
A lo largo de cinco años, el estadounidense utilizó ampliamente el coche, llegando incluso a hacer un viaje en el que cruzó casi todos los estados de EEUU.
Sasman gastó un total de 5.415 dólares en el mantenimiento del vehículo, según relató en su blog. Entre otras cosas, pagó 2.215 dólares por una nueva pantalla táctil y 790 dólares por una entrada de recarga. Además, sustituyó la batería de 12 voltios y la manija de una de las puertas.
Cuando vendió el Tesla en agosto de 2019, su odómetro registraba casi 215.000 millas —unos 345.000 kilómetros—.
El nuevo propietario del Tesla siguió conduciendo el vehículo con bastante frecuencia y, recientemente, superó la marca de las 300.000 millas — más de 482.000 km—. Desde que adquirió el coche, su actual dueño gastó otros 5.000 dólares en su mantenimiento.
El gasto para mantener al Model S P85 a lo largo de los años fue de aproximadamente 3,5 centavos de dólar por milla, es decir, unos 2,1 centavos de la moneda norteamericana por kilómetro.
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