La caída del comercio mundial y las dudas del capitalismo entre perspectivas y realidades
- Análisis
El comercio mundial de mercancías registró probablemente la mayor caída histórica en el segundo trimestre de 2020, según la última lectura del Barómetro sobre el Comercio de Mercancías de la Organización Mundial del Comercio (OMC), un indicador en tiempo real de las tendencias del comercio mundial.
Otros indicadores apuntan a un repunte parcial del comercio y la producción mundiales en el tercer trimestre, pero la solidez de esa recuperación sigue siendo muy incierta: no se puede descartar una evolución en forma de L (ele), en lugar de V (ve), según la OMC.
Este tipo de evolución en L implica una recesión de la economía y evidentemente su posterior recuperación. No obstante, se trata concretamente, de aquella recesión que se produce de forma pronunciada y cuya recuperación es muy lenta. En este caso, la recuperación de indicadores macroeconómicos como el empleo o el PIB puede durar años, o incluso décadas.
En realidad, es la letra L, en el mundo económico la forma de recesión y recuperación más dramática que existe: la caída suele ser drástica, pronunciada y envuelta de crisis y pánico; mientras que la recuperación suele ser tan lenta que a veces incluso es referida como un periodo de depresión", según indican los manuales económicos (a veces también se utilizan U o W)
Es obvio que la emergencia sanitaria que estamos viviendo a escala mundial desde comienzos de año ha tenido, tiene y tendrá un importante impacto en todos los sectores. Un ámbito en el que la crisis de la Covid 19 incide directamente es en el comercio internacional, que a su vez repercute en la macroeconomía, a escala general, como en las economías nacionales y en sectores específicos como los viajes corporativos.
De hecho, la OMC preveía en junio que el valor de las importaciones y exportaciones mundiales podían caer en 2020, según evolucionen los distintos escenarios, entre un 13% y un 32%. Para comprender la magnitud del peor de los escenarios, si se llegase a un descenso del 32% en el valor de las importaciones, la disminución equivaldría al triple de la caída experimentada en la crisis financiera de 2008.
Gráfico 1 - Volumen del comercio mundial de mercancías, 2000-2022
Índice, 2015=100
Y es que el cierre de mercados por la emergencia sanitaria ha sido prácticamente global, y no como venía sucediendo, puntual y localizado como, por ejemplo, en los casos de mercados afectados por un conflicto bélico en un momento determinado.
Pero, esta tendencia a la baja no es nueva. De hecho, el comercio exterior lleva dos años consecutivos de retrocesos en sus cuentas. La pregunta es, ¿cómo se ha llegado a este punto? Sin dudas que la pandemia ha tenido mucho que ver, pero no es la única culpable.
La guerra comercial entre las dos grandes potencias del mundo, China y EE. UU., ha venido generando unas tensiones en los últimos años que han desencadenado el inicio de ese descenso significativo de los flujos internacionales. Un descenso que ahora, con la llegada de la crisis sanitaria de la Covid-19, lógicamente se ha visto incrementado y que está afectando a todas las zonas del mundo.
En efecto, el comercio mundial de mercancías se estancó en 2019, lastrado por la persistencia de las tensiones comerciales, y hacia el final del año entró en valores negativos.
Esta evolución se refleja en el gráfico 2, que indica los volúmenes trimestrales del comercio de mercancías, ajustados para tener en cuenta las variaciones estacionales y medidos por el promedio de las exportaciones e importaciones. En el cuarto trimestre el comercio registró una disminución interanual del 1,0% y una caída del 1,2% con respecto al tercer trimestre de 2019, la cual, extrapolada, equivaldría a una disminución interanual del 4,6%.
Gráfico 2: Exportaciones e importaciones en el comercio mundial de mercancías, 2015T1-2019T4
Índice, 2015T1 = 100 y variación porcentual interanual
Fuente: Secretaría de la OMC y UNCTAD.
La globalización y sus contradicciones
El proceso inverso a la globalización viene de las propias contradicciones del capitalismo y lleva un tiempo gestándose, pero lo cierto es que esta crisis sanitaria ha sido un punto de inflexión. Un dato relevante es que ocho de cada diez empresas con actividad en el extranjero aseguran que la crisis de la Covid-19 está impactando de forma negativa o muy negativa en su negocio internacional.
Y lo está haciendo porque las empresas, independientemente del área de actividad, se encuentran con problemas en este nuevo contexto como las restricciones de movilidad y el hundimiento de la demanda.
El sentir general es poco favorable a la internacionalización, provocando un paso de perspectiva global hacia una visión más local. En este sentido, la OMC contempla dos posibles escenarios: uno en el que los flujos comerciales se diversifican y se redistribuyen para esquivar las restricciones derivadas de crisis sanitaria; y un segundo escenario en el que se cierran las fronteras y se apuesta de lleno por la producción doméstica.
Ante ambas posibilidades, la OMC se posiciona más a favor de la primera, dado que en el segundo escenario las economías nacionales podrían incurrir en el error de creerse autosuficientes, cuando en realidad ningún país lo es totalmente, en la dinámica actual del capitalismo.
No obstante, a pesar de las recomendaciones de este y otros organismos internacionales dirigidas a evitar el proteccionismo de las economías nacionales, cada vez son más las medidas en este sentido aplicadas por diferentes países para proteger su comercio. Es algo que no surge a raíz de la pandemia.
Ya hace dos años, según datos del informe anual de 2019 de la Comisión Europea sobre barreras comerciales y de inversión, avalados por la OMC, se notificaron 45 nuevas barreras al comercio internacional, llegando así a contabilizarse 425 medidas restrictivas al libre comercio en 2018.
Tampoco es un misterio que Donald Trump -desde que asumió como presidente de los EEUU- ve con malos ojos esta organización símbolo del multilateralismo, donde los grandes acuerdos tienen lugar por unanimidad de sus 164 miembros, (y algunas empresas) en un momento en que el mandatario estadounidense se ha lanzado en una larga guerra comercial con China.
Pese a que la mayoría de las resoluciones de la OMC, desde un punto de vista estadístico, hayan beneficiado en muchas ocasiones a los estadounidenses, Trump nunca le perdonó a que dejara entrar entre sus miembros a Chinan en el 2001, que desde entonces se convirtió en un gigante del comercio mundial.
Para la OMC, llueve sobre mojado. Después de que desde el 11 de diciembre 2019 su máxima institución administrativa, el Órgano de Apelaciones, el tribunal llamado a decidir sobre los conflictos internacionales, quedara bloqueado sin poder funcionar ante la negativa de Donald Trump de consensuar la renovación obligatoria de uno de sus miembros, gran parte de su fuerza política se había diluido.
¿Qué impacto tendrá en ello la crisis sanitaria?
La repercusión del brote de la COVID-19 en el comercio internacional todavía no es visible en la mayoría de los datos comerciales, pero algunos indicadores oportunos e importantes pueden dar ya pistas sobre el alcance de la desaceleración y su comparación con crisis anteriores.
Son especialmente útiles los índices de nuevos pedidos de exportación derivados de los índices de gestores de compras. El índice de gestores de compras global de JP Morgan correspondiente a marzo – al inicio de la pandemia– mostraba que los pedidos de exportación de mercancías se redujeron al 43,3 en relación con un valor de referencia de 50, y que las nuevas actividades de exportación de servicios cayeron al 35,5, lo que indica una recesión grave.
Gráfico 3: Nuevos pedidos de exportación según los índices de los gestores de compras, enero de 2008 - marzo de 2020
Índice, base = 50
Nota: Los valores superiores a 50 indican una expansión, mientras que los inferiores a 50 indican una contracción.
Y de cara al próximo año, la OMC señala que, si la economía se recupera a un ritmo lento, este hecho influirá en un menor crecimiento del comercio internacional, que alcanzaría solo el 5% en 2021, un incremento considerablemente inferior a las cifras que se manejaban antes de la pandemia.
No obstante, este sería el escenario más pesimista. Por el contrario, en caso de ponernos en el mejor de los escenarios, ante una ágil recuperación de la economía, el crecimiento del comercio alcanzaría alrededor del 20% en 2021. Y para que se dé uno u otro escenario, “las decisiones de política monetaria, fiscal y comercial serán importantes para determinar el ritmo de la recuperación”, señalan desde la OMC.
Perspectivas del comercio en 2020 y 2021
Es inevitable que la conmoción económica causada por la pandemia de Covid-19 invite a hacer comparaciones con la crisis financiera mundial de 2008-2009. Aunque algunos “especialistas-expertos en el capitalismo neoliberal”, sostienen que estas crisis son similares en ciertos aspectos, pero difieren mucho en otros.
Al igual que en 2008-2009, los gobiernos también han intervenido a través de la política monetaria y fiscal para contrarrestar la recesión y proporcionar a empresas y hogares ayuda temporal a los ingresos.
Sin embargo, como consecuencia del recurso a restricciones al movimiento y al distanciamiento social con el fin de ralentizar la propagación de la enfermedad, la oferta de trabajo, el transporte y los viajes se ven hoy día directamente afectados como no se habían visto en la crisis financiera. Se han cerrado sectores enteros de las economías nacionales, como los de los hoteles, los restaurantes, el comercio al por menor no esencial y el turismo, así como partes importantes del sector manufacturero.
Pero atreverse a ponerle números al colosal parón económico provocado por el coronavirus no deja de ser un ejercicio de alto riesgo. Nadie sabe a ciencia cierta cuál será la trayectoria de la pandemia, ni cuánto durarán las medidas de contención, si habrá una segunda oleada del virus –como se está produciendo en Europa – o cómo y cuándo se reactivará la economía.
Pero hasta las proyecciones más conservadoras arrojan un escenario pavoroso para el 2020. El propio Fondo Monetario Internacional (FMI), ya lo advirtió, la economía mundial vivirá este año su peor descalabro desde la Gran Depresión (1929-1933) del siglo pasado. En la caída, nadie se salva, ni los países ricos ni los emergentes.
No es el apocalipsis, pero se le parece bastante. Sea como sea, lo cierto es que la economía mundial transcurre en el campo de batalla de la globalización capitalista, con más factores de incertidumbre, o al menos más relevantes, que los que había al empezar el año...
Hasta ahora la maquinaria occidental sostenida por la tabla de billetes del Banco Central Europeo (BCE)a golpe de miles de millones de euros navegan en las aguas borrascosas de las economías occidentales, pero entre la L y la V hay un mundo gigante donde se perpetua la miseria.
- Eduardo Camín, Periodista uruguayo acreditado en ONU-Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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