¿Qué
respuesta a los atentados de París?
http://www.swissinfo.ch/spa/terrorismo-islamista_-qu%C3%A9-respuesta-a-los-atentados-de-par%C3%ADs-/41780674
Por Samuel Jaberg
16
DE NOVIEMBRE DE 2015 -
11:10
Al día
sugiente de los atentados que ensangrentaron la capital francesa se ofició una
misa frente a la Catedral de Notre-Dame.
(Reuters)
Después del
choque de los sangrientos atentados en París, la mayoría de los diarios suizos
estiman que la respuesta militar no será suficiente para acabar con el
terrorismo islamista. Para muchos editorialistas, Francia y Occidente están involucrados
en una larga batalla que debe implicar una redefinición de las alianzas en
Oriente Medio.
La respuesta
se inició en la noche del domingo. Un diluvio de fuego cayó sobre Raqa, la
“capital” del Estado Islámico (EI o Dáesh), la organización terrorista que
reivindicó los atentados de París. Un puesto de comando y un campo de
entrenamiento fueron destruidos por el ejército francés, solamente dos días
después de la ola más grave de atentados que Francia haya conocido en su
historia moderna (la cifra provisional es de 129
muertos y más de 350 heridos).
Suiza
refuerza seguridad Suiza adoptó una serie de medidas para reforzar la seguridad
luego de la ola de atentados que dejó más de un centenar de víctimas fatales en
París el viernes 13 de noviembre.
Los efectivos
en los puestos fronterizos fueron reforzados, así como la presencia policial
alrededor de inmuebles diplomáticos franceses y en las principales estaciones
ferroviarias del país.
Del mismo
modo, se incrementó la vigilancia de las personas en contacto con medios
islamistas radicales.
Gran
parte de la prensa suiza
se interroga este lunes sobre la eficacia de estas acciones militares. “El
enemigo es y debe seguir siendo Dáesh. Sin embargo, los ataques aéreos de la
coalición en la que participa Francia no serán suficientes para desalojarlo de
Siria e Irak. Únicamente una solución política que conduzca a la salida de
Bashar al-Assad del poder en Damasco permitirá cortar el mal de raíz, por lo
menos hasta que (EI) encuentre una nueva herida sangrante para vampirizarla”,
subraya ‘La
Liberté’, de Friburgo.
Para el ‘Aargauer Zeitung’, Occidente está atrapado en un
círculo vicioso. “Cuanto más se involucra militarmente, más alimenta a los terroristas
islamistas”. La misma historia en el ‘Tages-Anzeiger’, para el que el
terrorismo practicado por el Estado
Islámico en Europa no es un problema militar, sino político.
El cotidiano
de Zúrich recuerda que la intervención militar estadounidense en Irak después
de los ataques del 11 de septiembre de 2001 ha sido la que, irónicamente, sentó
las bases para el surgimiento de EI. “Una razón de más para ser prudentes en el
uso y la aplicación de la retórica de guerra”.
Francia
ya estaba en guerra
‘Le Temps’ clama también la moderación de
Francia: “Dos días después del horror que sembró el terror en Francia, la sangre
fría, que François Hollande pidió también, es una necesidad absoluta. Estos
actos terroristas, de una amplitud sin precedentes, también requieren lucidez”.
Lo anterior
porque, como lo recuerda el diario de Ginebra, Francia
no entró en guerra el viernes: “Ya estaba en Afganistán, Siria, Libia en 2011,
cuando intervino en Malí, donde su ejército está presente. Estas
guerras, en el contexto de un absceso muy mal cicatrizado de la
descolonización, hacen que el territorio francés, y en especial su capital,
símbolo de tantas luchas, permanezcan como objetivo en el radar de los
extremistas. Una escalada de ataques aéreos no será suficiente. El laberinto
del terror será difícil de desmontar. La victoria contra el terrorismo es una
lucha larga. No puede ser decretada”.
Más crítico, ‘Le
Courrier’, cotidiano ginebrino de izquierda, estima que la “pretensión” de imponer la democracia con
bombardeos muestra sus límites. Especialmente cuando estas operaciones también
cubren ambiciones imperiales, como durante la segunda Guerra del Golfo”.
“Escalada
sin fin”
En un
extenso editorial, Thierry Meyer, editor de ‘24 Heures’, se pregunta sobre
la eficacia de la respuesta militar.
“¿Qué estamos
dispuestos a hacer para responder a la barbarie, o por lo menos para
contrarrestarla? ‘Estamos en guerra’, dice François Hollande. Pero, ¿con qué
medios, qué estrategia, con qué propósito? Afganistán, luego Irak, luego Libia
y luego Siria nos han mostrado, durante quince años, que todo el poder militar
del mundo, que todas las bombas producen nada más que una escalada sin fin”.
¿Qué
hacer? ‘24 Heures’
proporciona algunas pistas. “El discernimiento recomienda acciones en múltiples
niveles y de largo aliento. Rechazar con intransigencia el discurso extremista,
golpear fuerte y duro los nidos de radicalización parece una medida necesaria y
urgente. Pero ¿qué pasa con las personas
involucradas? ¿Encerrarlas y fabricar así bombas humanas de efecto retardado?
Si movilizar a unos pocos miles de soldados que vigilan las calles de París
toma unos pocos días, ponerse al día en los suburbios, educar, crear esperanza,
integrar, federar a estos niños perdidos de la República (y en otros lugares,
porque ese fenómeno no se limita a Francia) tomará, en todo caso, una
generación de esfuerzos sostenidos y coherentes. No estoy seguro de que la
agenda política, alimentada de populismo y soluciones simplistas, permita ese
tiempo y esos medios”.
‘Le
Courrier’, exhorta a una
reflexión que implique un profundo cuestionamiento sobre las alianzas militares
y geoestratégicas en el Medio Oriente.
“El sistema de la ONU
está paralizado, sin ningún tipo de credibilidad en esa región. Y el riesgo es
que la conmoción provocada por los atentados del viernes por la noche evite un
enfoque más completo, más matizado, menos ideológico y más relevante en la
región. Al menos, se deben poner en tela de juicio las alianzas con algunos
regímenes que no solamente compran aviones de combate de Francia, sino que
también mantienen vínculos con la organización Estado Islámico. Y ¿qué pasa con
Turquía, fiel aliada ‘otanista’ de Occidente y de su turbio papel, en la
búsqueda de una manera de debilitar a las organizaciones kurdas a través de la
expansión del yihadismo?”
La ‘Tribune de Genève’ pide a las autoridades
musulmanas y a todos los musulmanes romper con los locos, sin ambigüedades.
“Que no se contenten con condenar los ataques sino, que emprendan acciones en
sus comunidades para desenterrar y exponer a los terroristas. Todos queremos
escucharlos, verlos actuar. ¿Ingenuo? Tal vez. Sin embargo, debe hacerse. Los
regímenes que impunemente financian a las redes terroristas, Arabia Saudita, Qatar, por nombrar unos pocos, también
deben ser puestos bajo presión. Sin ello, la amalgama tan temida solamente aumentará”.
¿El
fin de la “ingenua cultura de acogida”?
Los diarios
suizos de línea editorial más de derechas insisten en la necesidad de controlar
mejor el flujo de migrantes en las fronteras. El domingo, el ministro de
Defensa, Ueli Maurer, miembro de la derecha conservadora, la tomó
particularmente contra los acuerdos de Schengen-Dublín,
“que evidentemente ya no funcionan”. El ‘Neue
Zürcher Zeitung’ (NZZ) estima que el mundo político deberá plantearse la
“pregunta incómoda” de los efectos de la reciente ola migratoria sobre la
seguridad en Europa. “Aquellos que como Alemania abandonan el control en sus
fronteras exteriores, generan, obviamente, nuevos riesgos”, anota el diario de
Zúrich.
Pero también
hay que tener en cuenta las consecuencias a largo plazo de esta ola masiva de
migración, continúa el NZZ. “Las sociedades europeas se vuelven más
heterogéneas, lo que conducirá a un mayor riesgo de tensiones sociales. Ya
resuenan en Europa las voces que piden una distribución de los refugiados
musulmanes en la UE. Los que rechazan esa discusión y no toman en serio esos
temores alimentan a demagogos como Le Pen. Los ciudadanos europeos quieren
respuestas y no excusas”.
Aún más
virulento, el ‘Basler Zeitung’, cotidiano
cercano a la derecha conservadora, dice que los ataques marcan el final de “la
ingenua cultura de acogida” de los países europeos. La cuestión de la
culpabilidad ha quedado atrás, así como es el tiempo para el debate, afirma el
'Basler Zeitung', que utiliza un vocabulario marcial en su editorial. “Entramos
en guerra y las víctimas son civiles. Es una guerra que Europa y Estados Unidos
deben asumir si queremos que nuestros valores sobrevivan (...) El discurso de 'Amor,
Paz y Felicidad' de las fronteras abiertas era bonito y un poco narcisista.
Pero considerado en el largo plazo, resulta fatal”.
Traducido del
francés por Marcela Águila Rubín, swissinfo.ch
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