Se
forma una tormenta perfecta para Petrobras
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REUTERS
Por Will Connors y Paul Kiernan
Jueves,
19 de Noviembre de 2015
0:06 EDT
RIO
DE JANEIRO— Petróleo
Brasileiro SA pasó gran parte de la última década tomando crédito barato del
mercado internacional en su campaña para convertirse en uno de los cinco
mayores productores mundiales de crudo.
Sin embargo,
lejos de cumplir sus ambiciosas metas de producción, la compañía de control
estatal se hizo acreedora de un dudoso título: la petrolera más endeudada del mundo,
con un pasivo que al 30 de septiembre rondaba los
US$127.500 millones.
Ahora, tiene
que empezar a pagar la cuenta. De aquel total, casi US$24.000
millones vencen en 2016 y 2017. Inversionistas y analistas están
inquietos por lo que se viene: el pago,
la reestructuración o el incumplimiento.
“He recibido llamadas
de inversionistas de todas las zonas horarias”, dice Sarah Leshner Carvalho,
analista de Barclays. “Casi no hay geografía que no esté
involucrada con los bonos de Petrobras”.
La
estrategia de la compañía de acumular deuda en dólares ha resultado adversa, ya
que tanto el real como el precio del petróleo se han desplomado en el último
año.
Petrobras
informó la semana pasada que su deuda total en moneda
local al final del tercer trimestre se había disparado 44% respecto de
finales de 2014 para situarse en 506.580 millones de
reales. Eso equivale a alrededor de 18% del
Producto Interno Bruto de Brasil en el primer semestre.
“Estamos muy
preocupados por el endeudamiento de la empresa”, confiesa Aldo Muniz, director de
investigación de la corredora brasileña UM Investimentos. “Realmente asusta todo lo que se
ha disparado el dólar”.
Para aplacar
el nerviosismo de los inversionistas, Petrobras
delineó a principios de año un plan para vender activos por US$15.100 en 2015 y 2016, con el objetivo de utilizar
las ganancias para pagar la deuda.
“Si llegamos
a (esa) cifra (...) nuestra necesidad de financiación para el próximo año es
cero, en teoría”, dijo la semana pasada ante un grupo de periodistas Ivan
Monteiro, director financiero de la compañía.
Las críticas, sin embargo, se
acumulan y las ventas de activos no marchan bien.
La compañía
desechó el mes pasado un plan para escindir parte de BR
Distribuidora, su filial de distribución de combustible. Petrobras
atribuyó la decisión a las condiciones adversas del mercado; ante los bajos
precios del petróleo, otras compañías también se están deshaciendo de activos.
Sin embargo, la creciente agitación en el directorio de la empresa puede haber
contribuido al cambio de planes.
Mientras
tanto, Petrobras sigue endeudándose. Esta misma
semana, firmó contratos de préstamos por un total de US$1.800
millones con organismos de exportación del Reino Unido,
Japón, Italia y Austria. Este
año, selló convenios con entidades chinas por US$10.000 millones.
Hace apenas
unos años, el endeudamiento de Petrobras no parecía tan negativo. Las bajísimas
tasas de interés en Estados Unidos y Europa tras la crisis financiera de 2008
animaron a la compañía a pedir prestado en el exterior para financiar el
desarrollo de un gran yacimiento submarino en una formación conocida como
presal (situada debajo de una capa geológica de sal).
Algunas
políticas del gobierno estimularon el endeudamiento. Entre 2011 y 2014,
Petrobras se vio obligada a subsidiar los precios del combustible como parte de
un esfuerzo gubernamental para combatir la inflación. Eso le costó a Petrobras miles de millones de dólares en ganancias y
la obligó a seguir endeudándose para financiar sus costosas actividades en
aguas profundas.
No obstante,
una apreciación de 62% del dólar frente al real en el año que terminó el 30 de
septiembre ha puesto patas arriba esa estrategia al inflar el valor de los
préstamos en moneda local.
Al final del
tercer trimestre, apenas 16% de la deuda
total de la empresa estaba en reales. El resto estaba denominado en monedas
extranjeras, principalmente en dólares.
Los
inversionistas han castigado las acciones de la compañía y su deuda.
Hace poco
más de un año, los bonos de Petrobras con vencimiento en 2020 se cotizaban a la
par. En septiembre de 2014, tocaron un mínimo de 68,1 centavos por cada dólar
nominal, en medio de una fuerte oleada de ventas tras la rebaja de la
calificación crediticia de la compañía a la categoría
de chatarra por Standard & Poor’s Ratings Services. Moody’s tomó la
misma decisión en febrero.
Los bonos de
Petrobras a 2020 se han recuperado a 81,95 centavos por dólar al miércoles por
la tarde. Pero las calificaciones de deuda chatarra han maniatado a la compañía,
que ha sido prácticamente excluida de la financiación barata en los mercados
convencionales.
Las acciones
preferentes de Petrobras cerraron el miércoles con un alza de 0,8%, a 7,82
reales. Los inversionistas habían comprado esas acciones a 26,30 reales la
unidad en 2010, cuando la compañía realizó una emisión por US$70.000 millones.
Para
empeorar las cosas, los precios del crudo se ubican a menos de la mitad de los
US$100 el barril a los que Petrobras y otras grandes petroleras se habían
acostumbrado en los últimos años. La austeridad de la compañía ha enfurecido a
los sindicatos de trabajadores del petróleo, que al declarar una huelga este
mes han llevado a reducir la producción de Petrobras en unos 100.000 barriles al día, comprimiendo aún más el flujo
de caja.
A pesar de
estos desafíos, muchos analistas piensan que es poco probable que Petrobras
incurra en un default. El gobierno probablemente intervendrá antes de que eso
sucediera. Mientras tanto, China y otros han mostrado su voluntad de seguir
prestando, en una apuesta a que con el tiempo los precios del petróleo
repunten, dice Leshner Carvalho, de Barclays.
“Mi opinión
es que, en última instancia, la empresa es demasiado grande para quebrar”,
afirma. “Habrá suficiente apalancamiento disponible en Brasil y en los mercados
internacionales de capital para que la empresa salga del paso”.
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