Letonia
ve con preocupación los avances de Rusia en Ucrania
http://online.wsj.com/news/articles/SB10001424052702303647204579543820682871840?tesla=y&tesla=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB10001424052702303647204579543820682871840.html
By:
JOHN D.
STOLL,
CHARLES DUXBURY y
JURIS KA
May 5, 2014 4:47 p.m. ET
Un
contingente de 150 soldados estadounidenses durante su arribo a Riga, Letonia. European
Pressphoto Agency
ADAZI,
Letonia--El embajador
estadounidense intentaba insuflar confianza en un país cada vez más nervioso.
En su
discurso a las tropas letonas en la gran base militar
de Adazi la semana pasada, Mark Pekala
dijo que Estados Unidos está "plecu pie pleca" u "hombro con
hombro" con su socio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Un esfuerzo
valiente. Pero en una entrevista tras el discurso, el nuevo ministro de Defensa de Letonia, Raimonds Vejonis, dio una opinión más sobria de la
mentalidad en el país. "La sociedad tiene miedo",
dijo Vejonis, que era profesor de biología cuando Letonia pertenecía a la Unión
Soviética. "Sabemos lo que significa estar bajo mandato de Rusia".
Unos 23 años
después de lograr su independencia de la Unión Soviética, este país de dos millones de habitantes está
preocupado por la amplitud de los avances de Rusia hacia sus vecinos.
El temor
refleja un miedo más amplio imperante en los países bálticos, que engloban a Lituania y Estonia, aunque Letonia
es el más ruso de los tres.
Una cuarta parte de la población es
de etnia rusa y casi el 40% de sus ciudadanos tienen el ruso como idioma
materno.
Eso da una resonancia particular en Letonia a
la anexión a Rusia de la península ucraniana de Crimea, e insufla nerviosismo
por la violencia separatista en otras zonas de Ucrania.
El domingo,
en la cosmopolita ciudad portuaria ucraniana de Odessa, en la costa del Mar Negro,
la aparición de un grupo de resistencia civil proucraniano apuntó a un
agravamiento del conflicto civil con los activistas prorrusos.
Una de las
principales preocupaciones del Gobierno letón --que afrontará
elecciones parlamentarias en octubre-- es el avance de lo que algunos
funcionarios llaman "provocadores", que son personas residentes en el
país que se cree que están extendiendo el sentimiento antigubernamental en
beneficio del Kremlin.
Por ahora,
los líderes gubernamentales señalan que el país está "estable" y los
últimos sondeos indican que el partido gobernante,
Unidad, cuenta con un importante apoyo de los votantes, muchos de los
cuales aseguran que no desean comprometer su estatus en la Unión Europea.
Hasta la
fecha, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha
señalado que no planea usar la fuerza contra los países bálticos.
Pero una
invasión no es, ni mucho menos, el único temor de un país como Letonia. Dado
que el país, muy dependiente de las
exportaciones, tiene lazos comerciales muy importantes con su vecino más
grande, las actuales sanciones económicas impuestas por los países occidentales
a Rusia por sus actos en Ucrania podrían lastrar mucho a la economía de Letonia, que se está recuperando desde la crisis
financiera mundial.
El país,
cuyo Producto Interno Bruto es de US$32.000 millones,
recibe el 100% de su gas natural de Rusia. Y
gran parte de sus transportes, su sector servicios, comercio de mercancías e
industria turística dependen de las empresas y los consumidores rusos.
Según la
Oficina Central de Estadísticas de Letonia, el país
exportó el 11% de sus bienes a Rusia el
pasado año, más que ninguna otra nación, a excepción de sus dos vecinos
bálticos.
"Sería
difícil encontrar un país con mayor exposición relativa" a Rusia, dijo el
ministro de Economía letón, Vjaceslavs Dombrovskis.
A todo esto
se suma la división de los residentes en el país por sus diferentes culturas,
ya que se considera que unas 300.000 personas
residentes en Letonia, el equivalente al 15% de la
población, no son ciudadanos y, aunque llevan décadas en el país, no
pueden votar, actuar como abogados o jueces o trabajar como personal de
emergencias. Los actos de Putin, que ha criticado el tratamiento que da Letonia
a las minorías, no han sido categóricamente rechazados por esta población
dividida.
Las
relaciones entre los ciudadanos de etnia letona y los de etnia rusa se ven
empañadas por las divisiones por el idioma, la ciudadanía y los desacuerdos
sobre la historia del país.
Mientras, los intentos de facilitar la naturalización
al 15% de la población que no tiene la ciudadanía se han estancado o han sido
criticados por no ir lo suficientemente lejos.
Muchas de
estas personas optaron por la independencia en 1991 en la votación realizada
bajo mandato soviético y llevan en el país casi toda su vida.
Algunos
dicen que han decidido no hacerse ciudadanos por su lealtad a la cultura rusa,
pero otros señalan que Letonia les discrimina al imponerles pruebas
innecesarias de ciudadanía que menosprecian su herencia o al imponer obstáculos
de otra índole.
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