'Ajedrez energético': el siguiente estadio de la guerra comercial entre EEUU y China
Pekín tiene un as en la manga en la guerra comercial con Estados Unidos, y es la compra de gas licuado estadounidense, a la que en cualquier momento puede introducir aranceles.
No obstante, agregar el gas estadounidense a la 'lista negra' de productos con altos aranceles, curiosamente, podría empeorar las relaciones de Washington no solo con China, sino también con Rusia, escribe la revista rusa Expert.
Para evitar la guerra comercial actual, Pekín había sugerido a Washington comprar bienes y materias primas estadounidenses por un valor de 70.000 millones, incluido el gas natural licuado (GNL), que es muy importante para la Casa Blanca. Sin embargo, la Administración Trump rechazó la propuesta china e introdujo el primer tramo de aranceles.
Tras la negativa, Pekín amenazó con incluir el petróleo estadounidense en su lista de medidas de respuesta, pero finalmente el Gobierno cambió de opinión. Las características especiales del petróleo estadounidense, junto con los descuentos ofrecidos por las compañías de EEUU, hacen que su 'oro negro' sea una mercancía demasiado atractiva. Además, la aplicación de aranceles en este sentido perjudicaría antes a Pekín que a Washington.
La lucha de China por conseguir que sus ciudades dispongan de aire limpio está llevando al país a un abandono gradual del carbón, que es reemplazado por el gas. El gas supone actualmente el 6% del consumo energético del gigante asiático, aunque esta cifra deberá doblarse en los próximos tiempos. Actualmente Pekín es el segundo mayor importador de gas del mundo, pero en 2019 debería escalar a la primera posición, apunta el medio.
Los estadounidenses, mientras tanto, consumen únicamente poco más de la mitad del gas que se produce dentro del propio país, razón por lo cual necesitan exportar el gas restante. Naturalmente, el tamaño de la economía china y su tasa de crecimiento hacen que sea uno de los principales mercados del GNL. En este contexto, los aranceles cambiarían radicalmente la situación, opina el analista de Expert Serguéi Manukov.
Rusia y EEUU compiten por este mercado de quinientos millones de consumidores, donde tiene una posición dominante el gigante gasístico ruso Gazprom. El gas juega un papel importante en el deterioro de las relaciones entre EEUU y Rusia, de ahí el celo con el que Donald Trump y los miembros de su Administración intentan forzar a Alemania para que abandone los planes de construcción del Nord Stream 2, un gasoducto que proporcionará a Berlín unos suministros de combustible baratos y seguros.
No obstante, pese a todos los esfuerzos de la Casa Blanca, es muy poco probable que Berlín cambie su postura sobre un proyecto que le resulta especialmente beneficioso.
"Washington mira con envidia a la rica Europa, que podría en gran medida ayudarle a cubrir las pérdidas relacionadas con la guerra comercial con China y la pérdida del mercado chino", concluye Manukov.
https://mundo.sputniknews.com/economia/201808181081304305-eeuu-china-guerra-gas/
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