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domingo, 17 de marzo de 2019

El tiroteo en Nueva Zelanda fue muy conveniente para los desarrolladores inmobiliarios; sus ciudades como Aucklan tenían las casas más caras del mundo, así sus propiedades se revalorizan si tus vecinos son de clase social AAAA pero si tus vecinos son de clase FFFFF se desvalorizan. Los neozelandeses están siendo expulsados por compradores extranjeros ricos (y el tirador no disparó contra ellos, sino contra los pobres) deducido devun artículo del diario El País del año pasado.

El tiroteo en Nueva Zelanda fue muy conveniente para los desarrolladores inmobiliarios; sus ciudades como Aucklan tenían las casas más caras del mundo, así sus propiedades se revalorizan si tus vecinos son de clase social AAAA pero si tus vecinos son de  clase FFFFF se desvalorizan. Los neozelandeses están siendo  expulsados por compradores extranjeros ricos (y el tirador no disparó contra ellos, sino contra los pobres)

Nueva Zelanda pone trabas a los extranjeros para comprar vivienda

https://elpais.com/economia/2018/08/15/actualidad/1534335238_189231.html

El Parlamento aprueba una norma que prometió el Gobierno laborista con el objetivo de contener la escalada de los precios

Casa en venta en Christchurch, Nueva Zelanda.
Casa en venta en Christchurch, Nueva Zelanda.  AP
El parlamento de Nueva Zelanda aprobó este miércoles una ley que restringe a los extranjeros la compra de viviendas en el país. Con esta medida, promesa del gobierno laborista que preside la primera ministra Jacinda Ardern, se pretende contener el aumento desmesurado de los precios inmobiliarios en el archipiélago, un 60% en la última década, que el gobierno achaca en parte a los especuladores extranjeros. Los ciudadanos de Australia y Singapur, con los que Nueva Zelanda tiene tratados de libre comercio, están excluidos de la norma.
No se trata de una prohibición total. La ley prohíbe a los extranjeros comprar viviendas ya existentes, pero sí permite comprar sobre plano, de forma que se incentive la construcción de nuevas viviendas para aumentar la oferta. En todo caso, para realizar esa compra, los extranjeros deberán contar con el permiso de la Oficina de Inversiones Extranjeras, que lo concederá cuando el afectado demuestre que la inversión traerá beneficios para el país.
Durante el debate sobre la nueva ley, el ministro neozelandés de Comercio y Desarrollo Económico, David Parker, afirmó que una quinta parte de las viviendas de Auckland, la capital, y una décima parte de las del área de la ciudad de Queenstown, dos de las zonas más caras, habían sido adquiridas recientemente por inversores extranjeros, lo cual, “sin duda” tiene un efecto en el precio. “Este Gobierno cree que los neozelandeses no deben ser expulsados por compradores extranjeros ricos. Tanto si son hermosas propiedades junto a un lago o frente al mar como si se trata de modestas casas en suburbios, esta ley asegura que nuestro mercado inmobiliario está en Nueva Zelanda, no en los mercados internacionales”, dijo el ministro.
Sin embargo, las empresas inmobiliarias y algunos partidos de oposición no creen que la ley tenga el efecto deseado. Según cifras oficiales, solo el 2,8% de las casas vendidas en el primer trimestre en el país fueron a parar a manos de extranjeros, cinco décimas menos que en el trimestre anterior. También han caído las cifras en las dos zonas mencionadas –del 7,3 al 6,5% en Auckland y del 9,7 al 5,2% en Queenstown. “Prohibir al 3% del mercado que compre casas en Nueva Zelanda no va a tener un impacto significativo en los precios”, afirma Bindi Norwell, jefa del Real State Institute (Instituto de la Propiedad), en declaraciones recogidas por el diario neozelandés NZHerald.
El sector inmobiliario señala, además, que la inversión extranjera contribuye al desarrollo de nuevos proyectos residenciales, lo que eleva la oferta disponible, también para los residentes, y que la prohibición echará por tierra la imagen de economía abierta de Nueva Zelanda, lastrando inversiones en otros sectores.
Canadá, Australia y otros países han tomado medidas en el mismo sentido en los últimos años, intentando contener los precios de la vivienda. La norma neozelandesa entrará en vigor en dos meses.

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