Shell
reporta una caída de sus ganancias del 83% y las compañías petroleras han postergado
o cancelado proyectos por US$ 270,000,000,000
Los
proyectos fantásticos de las grandes petroleras, víctimas del precio del crudo
http://lat.wsj.com/articles/SB10518463331434143963304582046733433823746?tesla=y
El Prelude,
el gigantesco carguero flotante de GNL de Shell,
es uno de los pocos proyectos que sobrevivieron los recientes recortes en la
industria. PHOTO: SAMSUNG HEAVY INDUSTRIES/AGENCE FRANCE-PRESSE
Por Sarah Kent y Robb M. Stewart
miércoles,
4 de mayo de 2016 19:12
EDT
Las mayores
firmas energéticas del mundo están dejando de lado las grandes ideas que hace
apenas un par de años promocionaban como el futuro de la industria.
Desde Australia a Estados Unidos, las víctimas de esta
situación incluyen proyectos de
perforación a grandes profundidades, embarcaciones enormes que sirven como
fábricas flotantes de gas natural licuado (GNL) y tecnologías capaces de
reducir las emisiones provenientes de la quema de combustibles fósiles. Royal Dutch Shell PLC,
Chevron
Corp. y
la
australiana Woodside Petroleum PLC figuran entre las compañías importantes que cancelaron o
aplazaron ambiciosas iniciativas.
Shell envió un claro mensaje el miércoles,
tras anunciar una caída interanual de 83% en sus
ganancias del primer trimestre. El conglomerado anglo-holandés divulgó una nueva reducción de 10% en sus gastos de capital
este año para dejarlos en US$30.000 millones.
“Para ser brutalmente
franco, cualquier inversión en instalaciones que deban construirse desde cero,
ya sea gas natural licuado flotante, aguas profundas u otras alternativas, está
siendo rigurosamente evaluada en cuanto a sus niveles de costos y retornos
debido al momento que atraviesa el sector”, afirmó Simon Henry, director
financiero de Shell, durante una conferencia telefónica.
Desde que
los precios del crudo empezaron a derrumbarse hace casi dos años, las petroleras han postergado o cancelado proyectos por cerca
de US$270.000 millones, según la consultora noruega Rystad Energy. La
mayor parte de esos recortes ha recaído sobre iniciativas
de alta tecnología que en su momento fueron consideradas cruciales para
contar con un suministro global sustentable de energía.
El cambio
supone un vuelco radical respecto de la situación que imperaba hace una década,
cuando el incremento de la demanda de petróleo y una disminución de los
recursos dispararon los precios del crudo y las energéticas emprendieron
proyectos de vanguardia sin importar su costo.
ENLARGE
Según los
cálculos de la firma de información y analítica IHS Inc., las compañías de hidrocarburos redujeron en 15% sus gastos en
investigación y desarrollo en 2015, cuando la cotización del petróleo
promedió US$50 el barril, respecto de 2014, cuando el promedio de precios rondó
US$100 el barril.
“Observamos un
repliegue de los clientes en los proyectos verdaderamente complejos”, dice Kishore Sundararajan, director
de tecnología de GE Oil & Gas, división de servicios energéticos de General
Electric Co.
Los
esfuerzos para reproducir el auge de la energía de
esquisto de EE.UU. en otros países también se han resentido. Los
volúmenes generados por la fracturación hidráulica son los principales
responsables de la caída del crudo, pero la exportación de esta técnica se ha
topado con obstáculos políticos,
geológicos y técnicos, agravados por el derrumbe de los precios.
Ahora, el
foco está puesto en tecnologías capaces de reducir costos y mejorar la
eficiencia en momentos en que las mayores energéticas siguen recortando costos
y despidiendo miles de trabajadores.
ConocoPhillips reveló la semana pasada nuevos recortes de gastos por US$700 millones para este año,
la mitad de los cuales resultarán de la decisión de no hacer exploraciones en
aguas profundas en el Golfo de México.
A su vez, Exxon Mobil Corp. anunció en marzo una reducción de 25% en sus gastos de capital en 2016 y prometió ser
“muy selectiva” en sus inversiones. La británica BP PLC dejó entrever el mes
pasado la posibilidad de hacer nuevos recortes de gastos si el mercado no se
recupera el próximo año.
Los precios
del crudo han ascendido a sus niveles más altos del año. Los contratos Brent,
la referencia global, llegaron a US$48,50 el barril a
fines de abril.
De todos
modos, las empresas mantienen la cautela sobre retomar iniciativas complejas y
caras. “No estaríamos dispuestos a realizar un aumento significativo (aunque)
los precios del petróleo regresaran a US$60 el barril”, señaló Brian
Gilvary, director financiero de BP, a un grupo de analistas en abril.
“Evaluamos detenidamente lo que podemos hacer en los márgenes de nuestro actual
portafolio”.
Unas de las grandes víctimas del desplome de los precios han sido las plantas flotantes de GNL, buques inmensos que
esencialmente son fábricas marinas construidas para explotar yacimientos de gas
en lugares remotos. Durante mucho tiempo, el gas natural fue transportado
exclusivamente por gasoducto; las plantas de GNL lo transforman en líquido, que
puede ser transportado por barco.
Woodside
Petroleum archivó el mes
pasado sus planes para tener una operación de GNL flotante en su yacimiento de
Browse, frente al litoral occidental de Australia.
Según las
estimaciones de los analistas, habría costado US$40.000
millones. La empresa indicó que sigue siendo partidaria de las plantas
flotantes de GNL, pero que las actuales condiciones del mercado no son
conducentes a este tipo de iniciativas.
El trabajo
en las plantas gasíferas flotantes se ha estado desarrollando desde inicios de
los años 90, pero todavía no hay ninguna en operación. La caída de los precios
y un inminente exceso de suministro de gas natural están haciendo archivar
paulatinamente los planes para nuevos proyectos.
“No es el
momento de los proyectos de capital grandes y pesados, por lo que invertir
grandes sumas ahora no es probablemente la decisión más inteligente”, afirmó en
abril Peter Coleman, presidente ejecutivo de Woodside.
Los costosos
esfuerzos para reducir el daño al medio ambiente mediante la captura y almacenamiento de carbono también son
susceptibles al desplome de los precios. Los proyectos, conocido como CCS por sus siglas en inglés, atrapan el dióxido de
carbono liberado por procesos industriales y lo guardan bajo tierra. Esta clase
de iniciativas son consideradas fundamentales por muchos analistas para impedir
un cambio climático catastrófico y muchas empresas son defensoras de la
tecnología.
Shell
y Chevron encabezan
ambiciosos proyectos en Canadá y frente a la costa de Australia,
respectivamente. No obstante, otros proyectos han demorado en despegar. CCS es
un proceso caro que a menudo depende de subsidios estatales. Shell canceló el
año pasado una planta propuesta en el Reino Unido luego
de que el gobierno retiró 1.000 millones de libras esterlinas en
financiamiento. El bajo precio del petróleo ejerce una presión adicional sobre
cualquier proyecto nuevo.
“Esta clase
de iniciativas todavía están en pañales y son caras”, dijo el mes pasado John
Watson, presidente ejecutivo de Chevron.
En las aguas
profundas del Golfo de México, las petroleras examinan nuevas oportunidades con
recelo.
Chevron
realizó una rebaja
contable de US$500 millones en 2015 tras
cancelar el proyecto de Bucksin-Moccasin en la
región. BP no ha tomado una decisión final sobre si seguirá adelante o no con
la segunda etapa de una iniciativa que explota reservas de petróleo y gas a 400
metros de profundidad.
No todos los
grandes proyectos están siendo postergados, pero los que se están llevando a
cabo han sufrido reducciones de costos. BP, por ejemplo, prevé continuar su proyecto Mad Dog en el Golfo de México, pero cree que puede
lograr mayores ahorros. La empresa ha recortado 50% del costo de los primeros
planes, que incluían un diseño a medida y rondaban los US$20.000 millones.
Shell optó
por seguir con la iniciativa Appomattox con la
meta de extraer 175.000 barriles diarios de petróleo equivalente a 670 metros de profundidad en el Golfo de México
después de reducir los costos en 20%. Fue uno de un puñado de proyectos
aprobados el año pasado.
Prelude,
el gigantesco carguero
flotante de GNL de la empresa, sigue en construcción y se espera que entre en
operación en 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario