El
califato de Iraq y la Gran Siria está ganado la guerra contra el imperialismo según
el analista geopolítico coronel Pedro Baños. Según el analista las victorias de
la coalición Rusa, EEUU y la OTAN son casi falsas. Mao Tse Tung decía que si estás
con tu pueblo (en este caso el pueblo sunita) ganaras la guerra. Están luchando
por lo que consideran su territorio y sus derechos y su guerra santa es una
opción viable para recuperarse de la humillación a la que algunos piensan se ha
sometido durante largo tiempo al mundo musulmán en general y al árabe en
particular.
Por
qué el Estado Islámico no ha sido derrotado
http://blogs.elconfidencial.com/mundo/tribuna-internacional/2016-05-06/por-que-estado-islamico-no-ha-sido-derrotado_1194603/
En fechas
recientes, altos cargos civiles y militares estadounidense, incluyendo el
propio presidente Obama, han ido informando de que las actuaciones llevadas a
cabo contra el
PEDRO
BAÑOS
06.05.2016 – 05:00 H.
En fechas
recientes, altos cargos civiles y militares estadounidense, incluyendo el
propio presidente Obama, han ido informando de
que las actuaciones llevadas a cabo contra el autodenominado Estado Islámico
(EI) –también conocido como Daesh, por su acrónimo en árabe-, le han debilitado notablemente.
Se han
llegado a dar cifras concretas, como que se han disminuido
sus capacidades entre un 20 y un 30%, que se han destruido o dañado más de 23.000 objetivos en el territorio
controlado por el Daesh en Irak y Siria, o que se ha conseguido eliminar a más de 27.000 de sus milicianos en los mismos
escenarios.
Y eso sin
contar con los datos –desconocidos- de la intervención de Rusia en Siria.
Datos que no
deberían sorprender teniendo en cuenta que contra
el EI está actuando activamente nada menos que
las primeras potencias militares del mundo –a excepción de China-, pues a
las ya mencionadas de EEUU y Rusia hay que
añadir el Reino Unido y Francia; verdaderas monstruosas maquinarias bélicas,
dotadas incluso de armamento nuclear.
Entre todos
estos gigantes de la guerra, junto con países menos involucrados en las operaciones,
se calcula que han podido realizar más de 50.000
salidas aéreas contra objetivos del EI en menos de dos años. Sin olvidar
la presión ejercida desde tierra por las fuerzas de Al
Assad, los kurdos, el ejército iraquí y las milicias chiitas.
Lo que sí sorprende
es cómo ha podido resistir el EI el embate de semejante colosal conjunto de
fuerza militar. Que apenas un grupo de
milicianos –sería muy generoso denominarles como ejército-, sin medios aéreos, sin artillería de largo
alcance, sin sistemas de misiles, sin medios antiaéreos de alta cota, sin una
logística organizada, creado en pocos meses y sin ningún aliado potente en el
terreno, siga actuando con relativa impunidad en el amplio territorio sirio-iraquí que controla –en el que vive más de ocho millones de personas-, continúe realizando
operaciones de cierta envergadura y, sobre todo, siga imponiendo el miedo no
sólo en su escenario natural, sino incluso en Occidente, no deja de llamar la
atención, y mucho.
Cierto es
que Daesh está debilitado y a la defensiva, con
serias dificultades para pagar a sus tropas, proporcionar servicios a la
población y aguantar el desgaste de las operaciones –en total, consume unos 50 millones de dólares
mensuales-, sobre todo cuando ya no consigue los sonoros éxitos de conquistas
como Mosul o Palmira y cada vez tiene más
dificultades para vender petróleo. Pero no es menos
verdad que está muy lejos de desaparecer.
Sin ningún
género de duda, las informaciones que llegan son
acusadamente inexactas, cuando no manifiestamente tergiversadas.
Tener
información precisa sobre la situación concreta del EI es muy complicado, pues
no hay periodistas que reporten desde su territorio y su vigilancia es extrema
para impedir infiltraciones.
La poca que
llega procede de personas que han escapado de su influencia, tanto civiles como
algunos de sus combatientes, pero suele ser tan parcial que no permite hacerse
una idea de conjunto, y mucho menos del entramado de poder que dirige a la
organización.
A eso se suma el proceso de demonización del adversario propio de todos los
conflictos, magnificado a través de medios de comunicación y de informe
oficiales, que también desvirtúan la imagen real de Daesh (personal, capacidades, apoyos, moral,…).
Pero hay
algunas claves que parecen indudables, aunque suelen pasar desapercibidas,
sobre por qué y cómo ha logrado hasta ahora sobrevivir el EI sin ser derrotado:
1. Moral
Las tropas
del EI disponen de una moral de combate
muy superior con respecto tanto a las de las fuerzas locales como a las
extranjeras.
Esta
voluntad férrea se la proporciona no solo su fanatismo ideológico, sino también
el hecho incontestable de que están luchando por lo que
consideran su territorio y sus derechos.
Se convierte
así en un convencimiento absoluto en su cometido que les lleva a no tener
ningún miedo a morir.
Dicha fuerza
interior de sus integrantes también proporciona al grupo gran capacidad de resilencia -resistencia y
recuperación-, como ha demostrado repetidamente a pesar de las derrotas o las
muchas bajas sufridas, volviendo a la acción incluso con mayor determinación y
tenacidad.
Así mismo,
les proporciona gran fortaleza moral el pensar
que son los herederos de los que
consiguieron expulsar a los estadounidenses de Irak, y de los que en su día
arrojaron a los soviéticos de Afganistán, convencidos de que si ya
vencieron a los imperios más poderosos de la historia, nada les impedirá
conseguirlo de nuevo.
Por el
contrario, enfrente tiene a países dubitativos,
que han optado desde el principio por no llevar a cabo acciones decisivas
–quizá con la parcial excepción de Rusia-, lo que ha sido entendido por Daesh
como un síntoma de debilidad consecuencia de un temor a tener bajas propias, a
provocar daños colaterales que puedan ser empleados mediáticamente y
desestabilice a sus gobiernos, o a sufrir atentados en su territorio,
impulsando al EI a defender su causa aún con mayor
firmeza.
En tierra se
enfrentan a un ejército iraquí –integrado
principalmente por chiitas- y a unas milicias chiitas que no están especialmente motivadas en recuperar
territorios que tradicionalmente han sido habitados por sunníes; distinto
sería si tuvieran que defender sus zonas propias.
Lo
mismo podría decirse de las fuerzas kurdas, tanto de Irak y de Siria, que únicamente persiguen sus
propios intereses muy limitados, aprovechando el apoyo internacional que ahora
se les brinda, pero sin gran afán por
acabar con el EI fuera de sus escenarios habituales.
La
situación en Siria es similar, pues aunque en este caso pueda dudarse de que el EI sea visto como un
elemento propio por todos los que le apoyan, las
fuerzas de Al Assad tampoco le perciben como la principal amenaza que
ponga en peligro la supervivencia del régimen, al menos de momento.
Ante esta
situación, la historia militar muestra que quien está dispuesto a los mayores sacrificios, a que mueran por la causa hasta el
último de sus miembros, termina por ganar el conflicto.
La guerra
siempre ha sido una pugna entre voluntades, y de momento el más entregado a la
lucha es el EI.
2. Inteligencia
Los
integrantes del EI se están revelando como grandes maestros en el amplio campo
de la inteligencia, desde la estratégica a la táctica,
siendo clave para su éxito.
Antes de
realizar una operación, envían pequeños grupos de agentes a reconocer el
territorio enemigo -posiciones defensivas, medios, fuerzas, rutinas,…-, cuyas
informaciones posteriormente confirman con fuerzas ligeras de reconocimiento.
También
emplean con profusión células durmientes e infiltrados en las filas enemigas,
normalmente personas totalmente afines a la causa, pero también espías pagados.
Al mismo
tiempo, dominan la contrainteligencia, para detectar tempranamente agentes
enemigos infiltrados, contando para ello
con el apoyo de la población, sea por convencimiento o por temor.
3. Táctica
En no pocas
ocasiones, se ha ofrecido la imagen de
éxitos militares operaciones que en realidad no eran más que repliegues
voluntarios del EI, pues una de sus tácticas recurrentes es, siendo
conscientes de sus limitaciones, ceder aquel terreno
que no es clave cuando se sienten presionados, para así no desgastarse
inútilmente.
Nota del autor del blog de Mao era esta:
Cuando el enemigo
ataca retrocedemos.
Cuando el enemigo acampa lo hostigamos.
Cundo el enemigo se fatiga lo atacamos.
Cuando el enemigo se retira lo perseguimos.
Un
ejemplo, tanto de su
capacidad como de su perspicacia táctica, fue la
batalla para retomar Ramadi llevada a cabo por las fuerzas iraquíes.
Éstas eran diez veces superiores en número a las del EI
y además contaban con el apoyo aéreo de la coalición liderada por EEUU, y aun
así no podían expulsar de la ciudad a las milicias de Daesh.
Finalmente, fue el propio EI quien decidió no empeñarse en la lucha y
retirarse, pues no deseaban que aquella fuera su tumba, cuando ese parte
de Irak la consideran propia –es parte del denominado “Triángulo suní”- y creen que en cualquier momento la podrán
recuperar.
Combinan acciones convencionales con asimétricas, incluyendo
acciones suicidas, que no sólo son empleadas para cometer atentados
independientes.
Sus acciones de guerrilla con muy
exitosas, retirándose, dispensándose, reagrupándose y golpeando objetivos con
éxito.
Ataca principalmente las líneas de suministros
y los puntos más débiles, evitando los centros de gravedad del enemigo.
Nota del autor del blog: Mao sostenía que a pesar que las guerrillas
eran inferiores en número a las del enemigo , cuando ataca el ejército Rojo,
debe ser muy superior en número al enemigo
En
ocasiones, abandonan rápidamente el territorio, sobre todo en zonas desérticas
donde no hay obstáculos naturales en los que apoyarse, sin
prácticamente bajas, para luego lanzar potentes contraataques que causan gran quebranto al enemigo.
Ha
desarrollado sus propias fuerzas especiales, consistentes en pequeñas unidades
de una veintena de miembros, que suelen actuar tras un ataque suicida, causando
gran desconcierto y alto número de bajas.
Todo ello
requiere liderazgo competente, cohesión, moral y
disciplina, de lo que ha dado sobradas muestras.
4.
Acciones aéreas
El elevado
volumen de acciones aéreas llevadas a cabo
contra el EI ha vuelto a dejar de manifiesto que éstas solo son verdaderamente eficaces cuando van acompañadas
por operaciones efectivas en tierra.
Por otro
lado, la precisión de las incursiones aéreas depende de una inteligencia que
posibilite atacar objetivos claros muy definidos, algo que no facilita ni el
terreno ni la población.
Además, el
EI ha aprendido tanto a engañar a los medios aéreos –por ejemplo, quemando
neumáticos, no llevando uniforme y empleando vehículos civiles como medio de
transporte-, como a evitar los efectos de los bombardeos, para lo que han cavado trincheras, un complejo sistema de túneles
en círculos concéntricos y oleoductos subterráneos.
Nota del autor del blog: En la
antigua guerra de Vietnan el ejercito del viet cong s e movilizaba a través de túneles
5.
Combatientes
Los datos
sobre el personal que compone sus fuerzas son muy diferentes dependiendo de las
fuentes, yendo desde los 25.000 a los 200.000.
Para empezar, habría que distinguir entre los combatientes
permanentes, los temporales –los que combaten de forma esporádica o para
operaciones concretas, por ejemplo, defensa de zonas
más próximas a sus tierras habituales, donde tienen a sus familias e
intereses- y los que podrían llegar a movilizar
(las personas en edad militar que podrían ser incorporadas a filas).
Quizá la
cifra más acertada sea de unos 80.000 milicianos,
repartidos entre sirios (algo más de la
mitad) e iraquíes.
A ellos
habría que añadir los extranjeros, que son relativamente pocos –puede que nos más de unos 17.000 al
mismo tiempo, aunque en algún momento, a lo largo de los últimos cuatro años,
haya pasado el doble por Siria e Irak- y la mayoría de
la región y aledaños (Túnez, Arabia Saudí, Cáucaso ruso, Jordania, Turquía y
Marruecos), pues ha fracasado su
llamamiento a la yihad global.
De estos combatientes extranjeros,
dos terceras partes estarían actualmente luchando en el frente sirio.
Parte de su
éxito es contar con una gran cantera de gente joven local entre los sunníes de Irak y Siria, de los cuales más del 70% están
desempleados y buena parte de ellos deseosos de encontrar un sentido a
sus vidas.
Por otro
lado, este tipo de grupos ha demostrado gran capacidad para asumir la muerte de
sus cabecillas, los cuales son fácil e inmediatamente sustituidos.
6.
Medios
Los medios
de que dispone el EI son muy variados. Por un lado, ha capturado grandes
cantidades de material de todo tipo a los ejércitos sirios e iraquíes, así como
a los rebeldes sirios. Además, ha comprado armas de contrabando en Siria, Irak
y otros países del entorno.
7.
Organización
El EI ha dividido su territorio sirio-iraquí en 12 provincias.
Cada provincia tiene su propia fuerza armada,
que a su vez se divide en diferentes unidades, incluyendo fuerzas especiales,
francotiradores, defensa antiaérea y logística.
En
principio, cada fuerza provincial combate solo en su
propia provincia, la cual conoce perfectamente. Para combatir allí donde
sea preciso en todo el territorio, el EI cuenta con una fuerza “califal” de élite, llamada el “Ejército del Califato”, con
unos 5.000 milicianos de entre los más experimentados.
Nota del autor del blog: eso de conoce
el territorio perfectamente es de Mao también; él (Mao ) sostenía que hay que hacer que el enemigo
penetre profundamente en nuestro territorio para así tener la ventaja del local
y derrotarlo con más facilidad.
8.
Terreno
El
territorio en el que Daesh opera con relativa facilidad –la mitad de la
superficie de España- es básicamente una zona desértica, por lo que los ataques masivos no se pueden llevar a cabo por sorpresa,
lo que le proporciona tiempo para reaccionar, modificar sus disposiciones tácticas, retirarse o preparase para
actuar.
Además, en
este escenario se precisan largas cadenas logísticas, que pueden ser fácilmente
atacadas.
En este
terreno, para acabar de modo decisivo con el EI sería preciso contar con grandes formaciones mecanizadas y acorazadas, con fuerte
apoyo de artillería y aéreo, (como sucediera en la segunda guerra del
Golfo), pero, hoy por hoy, ningún país
quiere realizar una operación de ese tipo, sin saber con exactitud cuál sería
la situación final previsible, y ni el ejército
iraquí está preparado para ello ni parece que el sirio tenga la voluntad real
de realizarlo.
9. Apoyo población local
Sin la menor
duda, si el EI es lo que ha sido debido, entre otras cosas, al importante apoyo
que ha encontrado entre la población sunní de Siria e
Irak. Para muchas de esas personas, la vida es más llevadera bajo el
control de Daesh que en su momento lo fue subyugados por los regímenes de Al
Assad en Siria o de Maliki en Irak.
En este
sentido, se estima que en Siria puede haber casi 3
millones de personas en el territorio controlado por el EI, y en Irak algo más de 5 millones, con lo que
teniendo en cuenta que son poblaciones muy jóvenes, no es fácil que vayan a
tener muchos problemas para seguir reclutando combatientes.
10.
Geopolítica
Por un lado,
da la impresión de que Al Assad no ha actuado con todo su potencial contra el
EI por dos motivos: ha preferido centrarse en los
rebeldes opositores; y no le interesa que desaparezca totalmente la
amenaza del EI, para aparecer él como más moderado y la mejor solución para el
país.
Lo
previsible es que mientras el EI no se haga demasiado fuerte para constituir
una gran amenaza, no actuará contra él, al menos mientras no haya plenamente
consolidado su poder en todo el país.
Por otro
lado, el resto de los países han obrado con gran
prudencia y han optado por no implicarse con tropas terrestres.
Prefieren
actuar desde el aire, en apoyo a acciones llevadas a cabo por fuerzas locales
-kurdos, rebeldes, milicias chiitas y ejército iraquí).
Así mismo,
la gran inestabilidad política que se vive en Irak, cada vez más acentuada, a
lo que se añade el creciente enfrentamiento entre
milicias chiitas y kurdos –básicamente
por el control de los pozos de petróleo de la zona de Kirkuk-, beneficia de
modo notable al EI.
A ellos hay
que añadir múltiples intereses regionales que parecen haber convertido a Daesh
en un muñeco con el que todos juegan en su propio provecho.
En
conclusión, acabar con el EI no es posible simplemente con acciones tácticas,
por eficaces que éstas fueran –que hasta ahora tampoco ha sido el caso-. Lo
primero es comprender las profundas raíces que han dado origen a su nacimiento,
su expansión y su consolidación, que van desde la situación
de los sunitas en Irak –tras la invasión de 2003- y Siria, así como los
enquistados enfrentamientos regionales. Lo siguiente entender que mientras no
evolucionen las actuales condiciones de todo orden que se dan cita en Oriente
medio, el concepto del EI seguirá existiendo, sea con
este nombre o con otro.
A este escenario
ya complejo de por sí, se añade el hecho de que el EI
está demostrando, quizá por primera vez en la historia moderna, que una fuerza
árabe puede resistir e incluso vencer a fuerzas muy superiores, causando
admiración entre las poblaciones de muchos países del entorno e incluso
alejadas, que ven una opción viable para recuperarse de
la humillación a la que algunos piensan se ha sometido durante largo tiempo al
mundo musulmán en general y al árabe en particular.
Mientras, no
se debe olvidar que en este tipo de enfrentamientos asimétricos, para los
débiles, no perder es ganar. Y de momento, quien va ganando son los que manejan
los hilos del Estado Islámico.
El Coronel
Pedro Baños es analista geopolítico
El EI hakea al pentagono
No hay comentarios:
Publicar un comentario