Algas marinas: Todo lo que necesitas saber
Las algas marinas se han convertido en un recurso esencial para la sostenibilidad y la ecología. Su capacidad para actuar como fertilizante y acondicionador del suelo, ayudando a reducir la pérdida de capa superior del suelo, es solo una de las múltiples formas en las que benefician al medio ambiente. Extractos de ciertas algas, como el agar y el carragenano, son comunes en lociones, jabones y alimentos procesados. Pero hay mucho más detrás de este recurso marino que lo hace indispensable en la lucha por un planeta más sostenible.
Historia de las algas marinas
Antes de 2020, se creía que las algas marinas tenían unos 800 millones de años de antigüedad. Sin embargo, un descubrimiento fósil en el norte de China reveló que una especie de alga verde data de hace más de mil millones de años. Algunos científicos consideran que esta alga podría ser el ancestro no solo de las algas modernas, sino también de las plantas terrestres, como árboles, arbustos y pastos.
La primera clase de algas que apareció fue la alga verde, a la que le siguieron la alga roja y la alga parda a lo largo de la evolución. Hoy en día, existen miles de especies pertenecientes a cada una de estas categorías. Durante miles de años, las algas se han utilizado para enriquecer los suelos infértiles y costeros en la agricultura, con el primer registro escrito que data de la época romana. También fueron empleadas como medicina y alimento, siendo un alimento básico en países asiáticos como Japón, China y Corea, tal como lo son hoy.
En algunas culturas indígenas, especialmente en el noroeste del Pacífico, los mitos costeros de Salish hablaban de la interdependencia y parentesco espiritual entre las personas y el mar, lo que refleja la importancia cultural y económica de las algas en estas comunidades costeras.
Industrialización de las algas marinas
Durante el siglo XVI en Europa, el kelp, una alga parda que crece en aguas saladas poco profundas, comenzó a ser recolectada y quemada para extraer compuestos de sodio, yodo y potasio, utilizados en la fabricación de jabones, vidrio, fertilizantes, telas y eventualmente explosivos. Esta industria, que surgió por la disminución del suministro de madera, impactó negativamente la agricultura tradicional en comunidades costeras.
Alemania, después de descubrir vastas cantidades de sal de potasa, se convirtió en uno de los principales productores mundiales hasta la Primera Guerra Mundial, cuando dejó de exportar, forzando a Estados Unidos a desarrollar su propia industria de potasa basada en la quema de algas. Esta industria se centró en la costa del Pacífico, particularmente en California, y se utilizó, entre otras cosas, para fabricar pólvora durante la guerra.
Algas marinas y medio ambiente
Las algas marinas desempeñan un papel crucial en el ecosistema marino, siendo responsables de aproximadamente el 70% del oxígeno mundial y constituyendo la base de la cadena alimentaria oceánica. Además, proporcionan hábitats críticos para peces, aves y mamíferos marinos.
Las algas tienen la capacidad de reducir la contaminación al absorber toxinas, lo que las hace útiles para tratar aguas residuales y reducir la contaminación por nutrientes en vías fluviales procedentes de la agricultura y las aguas residuales. Además, las investigaciones muestran que las algas pueden revertir la acidificación oceánica, causada principalmente por la quema de combustibles fósiles.
Uno de los aspectos más destacados en la actualidad es su capacidad para secuestrar carbono, conocido como carbono azul, capturado por los ecosistemas oceánicos y costeros. Se estima que las algas pueden secuestrar 200 millones de toneladas a nivel mundial, una cantidad significativa para mitigar el cambio climático. Se están desarrollando mercados de carbono azul en todo el mundo, donde las algas, especialmente el kelp, podrían ser elegibles para créditos de carbono, permitiendo a los agricultores de algas monetizar sus esfuerzos.
Cultivo de algas marinas
El cultivo de algas marinas, aunque ha existido durante siglos, ha adquirido una nueva importancia en la restauración de ecosistemas. Se puede cultivar tanto en granjas costeras como en instalaciones terrestres.
Granjas en el mar: En las granjas costeras, las algas se cultivan mediante un proceso conocido como agricultura vertical, donde las algas crecen en líneas largas suspendidas a unos 1,2 a 2,4 metros bajo la superficie del agua. Según Scientific American, una hectárea de océano puede producir 56 toneladas de algas y 113,000 mariscos en cinco meses, lo que sugiere que una red de pequeñas granjas submarinas podría potencialmente alimentar al planeta.
- Granjas en tierra: En las granjas acuícolas terrestres, las algas se cultivan en tanques o estanques donde se pueden controlar las condiciones ambientales. Esto permite cultivar especies que no pueden crecer en líneas suspendidas en el agua.
Regulaciones y efectos del cultivo de algas
El cultivo de algas debe cumplir con regulaciones estrictas para evitar daños ambientales. En 2021, se emitió una guía estatal en los EE.UU. sobre los requisitos de arrendamiento y permisos para la acuicultura de algas, con el fin de proteger el medio ambiente.
El cultivo de algas marinas ofrece beneficios económicos a las comunidades costeras, mejora la biodiversidad marina y contribuye a la captura de carbono. Sin embargo, también puede tener impactos negativos, como la pérdida de hábitats en el fondo marino, la reducción de la luz disponible para los hábitats subyacentes y la disminución de nutrientes en las aguas circundantes.
Uso de las algas en diversas industrias
Las algas marinas son versátiles y se utilizan en muchas industrias, desde la alimentación hasta la medicina y la producción de biocombustibles. Su uso en la reducción del metano en el ganado es particularmente relevante para la lucha contra el cambio climático. Además, se están desarrollando alternativas biodegradables al plástico a partir de algas, lo que podría ayudar a mitigar la crisis mundial del plástico.
Desafíos y restauración liderada por comunidades indígenas
A pesar de su abundancia aparente, las algas han sido catalogadas como especies en peligro en algunos lugares debido al desarrollo costero, la contaminación y el cambio climático. Comunidades indígenas en América del Norte están liderando esfuerzos de restauración, reviviendo prácticas tradicionales y protegiendo ecosistemas que han cuidado durante milenios.
Las algas marinas son un recurso esencial para enfrentar los desafíos ambientales más urgentes de nuestro tiempo. Su capacidad para mejorar la salud del planeta, contribuir a la seguridad alimentaria y ofrecer soluciones sostenibles a problemas globales las convierte en una pieza clave en la lucha por un futuro más sostenible. Sin embargo, es necesario continuar investigando y desarrollando políticas efectivas para maximizar sus beneficios y minimizar los posibles impactos negativos.
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