El mito de que “el pobre es pobre porque quiere” o que “todo mundo puede salir adelante por sus méritos”.
Lamento informar que ese mito se derrumbó hace ya algún tiempo. Joseph Stiglitz, el premio Nobel de Economía 2001, dio luces sobre el tema con su famosa frase: “El 90% de los que nacen pobres, mueren pobres, por más inteligentes y trabajadores que sean, y el 90 % de los que nacen ricos mueren ricos, por más idiotas y haraganes que sean”.
Así cogió fuerza el estudio de la “movilidad social intergeneracional” la cual evalúa cuánto afectan tus condiciones socioeconómicas al nacer en las posibilidades que tienes de mejorar tu calidad de vida. En simple, si el nacer pobre, te condena a ser pobre. Esto es importante no solo por equidad, si no porque permite a los países desarrollar a sus mejores talentos sin importar su origen.
Según el indicador de movilidad social 2020 del World Economic Forum, el Perú se encuentra en puesto 66 de 82 países evaluados y penúltimo de Sudamérica. Estamos en la cola del ranking en aspectos como “Acceso a Tecnología”, “Protección Social”, “Calidad y Equidad en la educación” y “Condiciones Laborales”. Es decir, en Perú es muy difícil que alguien que nace pobre, pueda tener una calidad de vida mejor que las de sus padres. Cuna mata meritocracia.
Finalmente, la imagen muestra un estudio de 2016 de Stanford sobre movilidad netamente económica, evaluando la relación entre los ingresos de padres e hijos. Un valor cercano a cero indica que los hijos pueden ser ricos sin importar de donde vengan, en cambio un valor cercano a uno indicaría que los hijos irremediablemente ganarán igual que los padres. Los países nórdicos lideran el ranking y no es casualidad que, con fines comparativos, escojan a Perú como uno de los peores países en movilidad económica. En Perú, el nivel de ingresos de los padres explica fuertemente el nivel de ingresos de sus hijos.
Así que ahora que hay una fuerte ola de meritocracia y molesta tanto que esos “vagos socialistas” todo lo quieran gratis del estado, tal vez no quieran eso. Tal vez solo quieran más oportunidades y que sus hijos tengan más posibilidades de salir adelante. Tal vez ya notaron lo que los datos gritan: que a pesar del esfuerzo, las generaciones pasan mientras la pobreza queda.
Del muro de Orlando Román García
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