Un estudio desentraña los secretos sísmicos del sur de California.
En la década de 2008 a 2017 casi 1,8 millones de pequeños temblores sacudieron el sur de este estado.
La investigación revela que casi 1,8 millones de pequeños temblores, no advertidos hasta el momento, sacudieron el sur del Estado entre 2008 a 2017
San Francisco
Un estudio conjunto de la universidad CalTech en el sur de California y el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, Estados Unidos, revela que esta zona es en realidad muchísimo más activa sísmicamente de lo que se pensaba.
La investigación, llamada Buscando terremotos ocultos en el sur de California, ha descubierto que en la década de 2008 a 2017 casi 1,8 millones de pequeños temblores sacudieron el sur de este estado, pero fueron tan imperceptibles, que no se registraron como tales. El estudio se ha publicado este jueves en la revista Science.
Esta nueva información se ha añadido al catálogo de terremotos y temblores de California, ayudando así a entender mejor cómo funcionan los seísmos en la famosa falla de San Andrés y cómo anticipar mejor un terremoto de gran magnitud.
“Estamos hablando de un temblor casi cada 107 segundos, pero son tan pequeños que los aparatos no los percibieron; los confundieron con otro tipo de ruido, como obras o incluso aviones”, asegura por teléfono a EL PAÍS Zachary Ross, sismólogo de CalTech y coautor del estudio. “Con estos nuevos datos sumamos ya casi cuatro millones de seísmos en los casi diez años que abarca el catálogo.”
"Son tan pequeños que los aparatos no los percibieron; los confundieron con otro tipo de ruido, como obras o incluso aviones”
Los sismólogos utilizaron algoritmos ya existentes para catalogar los temblores, pero mejorando y adaptando partes del código informático y, sobre todo, usando ordenadores muy potentes. “La arquitectura computacional ha sido lo que ha marcado la diferencia,” explica el experto del Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México Daniel Trugman, coautor del estudio. “Usamos algoritmos conocidos como template matching para analizarlos, pero ha sido el procesamiento exhaustivo lo que nos ha dado a conocer todos esos microterremotos.”
Para procesar los 70 terabytes de información, los investigadores utilizaron doscientas CPUs y un superordenador en CalTech, que procesó la información cientos de miles de veces. “Tardamos semanas en procesar todos los datos del catálogo existente, buscando ondas de amplitud muchísimo menores de las que se suelen buscar, incluso tan pequeñas como 0,3,” dice Trugman.
Gracias a esta búsqueda exhaustiva, los investigadores han podido ampliar el mapa de los seísmos no solo en la falla de San Andrés si no otras alrededor, para entender la geometría de estos fenómenos naturales. “Gracias a que ahora tenemos el doble de información de estos pequeños eventos sísmicos, podemos observar mucho mejor dónde están los epicentros de las fallas y qué forma tienen, lo que a su vez nos ayuda a entender su comportamiento mucho mejor,” asegura Ross.
También aseguran los sismólogos que ahora es un poco más fácil observar cómo se inician los terremotos, lo que en la jerga científica se llama nucleación. “Es una de las preguntas sin respuesta de la sismología,” señala Ross: “Cómo y por qué se inician exactamente los terremotos. Si entendemos el porqué y el cómo, podremos anticiparlos mucho mejor.”
Gracias a este nuevo catálogo, los científicos esperan poder responder a muchas de las preguntas que aún existen en el estudio de estos fenómenos geofísicos. Ponen además a disposición de sus colegas internacionales todo el material, incluidos los algoritmos modificados, para que también repasen de nuevo sus catálogos, buscando esos microseísmos y se puedan establecer patrones de comportamiento a nivel mundial. “Hacemos público este catálogo y nuestras observaciones para que otros científicos lo analicen y amplíen el conocimiento sobre los terremotos. Si nuestros colegas internacionales necesitan ayuda, estamos dispuestos a ofrecerla; sería interesante ver si hay diferencias de comportamiento de estos microtemblores en otras zonas,” dice Ross.
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